Existencialismo: Sartre, Camus y Vian

Albert Camus

Tras la liberaciòn de Francia, se formó un grupo de intelectuales y escritores existencialistas que marcaron el inicio de un período caracterizado por el desencanto y las ilusiones frustradas. La doctrina existencialista establece la prioridad de la existencia sobre la esencia, de la vivencia subjetiva sobre el conocimiento subjetivo y e individual sobre el sistema conceptual. El filósofo Jean-Paul Sartre desempeñó un papel esencial en esta corriente y en buena parte de la vida política e intelectual de la segunda mitad del siglo XX. Así, en su obra ''El ser y la nada'' (1943) muestra un escenario en la que el hombre es un ser desamparado en un universo sin Dios. El hombre como individuo está solo, ero la soledad puede ser superada por la cooperación social. Sartre apostaba por la libertad humana, la solidaridad y la fraternidad. Creía que el hombre se hacía a sí mismo a pesar de las condiciones impuestas por las circunstancias. Se mostró muy crítico con la sociedad y el sistema establecido. Estas ideas fueron las que lo convirtieron en un pensador sumamente influyente en los ambientes más progresistas y revolucionarios. Fue uno de los estandartes de la revuelta de mayo del 68. Cuatro años antes se le había concedido el Nobel de Literatura, pero lo rechazó. Sartre mantuvo una estrecha relación con una de las escritoras más decisivas del siglo XX en las letras francesas, Simon de Beauvoir. La escritora, que al igual que Sartre era una inconformista, se dedicó en un principio a la enseñanza, pero a partir de la Segunda Guerra Mundial empezó a escribir. Su rebeldía la llevó a reaccionar es sus textos, a menudo de forma muy contundente, contra la sociedad burguesa que imponía sus valores como valores universales. Sus novelas son un reflejo de estas ideas. En ella plantea los dilemas sociales y políticos de los intelectuales progresistas de este periodo. La fama le llegó con el ensayo feminista ''El segundo sexo'' (1949), en el que denuncia la opresión de la mujer. Posteriormente, destacó por sus volúmenes autobiográficos, entre los que destaca ''Memorias de una joven formal'' (1958).

Otro nombre vinculado al existencialismo literario fue el controvertido Jean Genet. Hijo ilegítimo y abandonado, recorrió diversas instituciones y reformatorios durane toda su adolescencia, y varias prisiones en su juventud. El mundo en el que se movió, el de los criminales, las prostitutas y los homosexuales, fue el que plasmó en sus novelas y obras dramáticas sin ningún tipo de pudor, con toda su crueldad y violencia, para convertirlas así en un ataque a la sociedad burguesa. Figura adquirió relevancia con su novela autobiográfica ''Diario de un ladrón'' (1949).

El polifacético Boris Van fue el miembro más joven de este grupo de escritores. Nacido en 1920, fue escritor, cantante, actor y periodista, aunque siempre con el mismo objetivo: buscar la originalidad y la sorpresa. De entre su obra, influida por el surrealismo, hay que destacar ''Otoño en Pekín'' (1947), una novela en la que recrea un mundo fantástico y extraño que acaba de ser invadido por el hombre, que trae consigo todas sus pasiones, dramas y tragedias. También por un camino ciertamente surrealista trancurrió la vida literarioa de Roger Vailland, reconocido por su obra ''La ley'' (1957). Al iguall que estos dos autores, aunque después abandonara esta tendencia, Julien Gracq también abrazó ell surrealismo. Profesor de literatura, poco dado a la fama y los escándalos, llegó a la cúspide con ''El mar de las Sirtes'' (1951), novela en la que creo un mundo turbador y bello a la vez. Galardonado con el Nobel de Literatura de 1957, Albert Camus es la figura más relevantte del existencialismo francés. Murió prematuramente en un accidente de carretera tres años después de recibir el Nobel. Nacido en Argelia en 1913 (colonia francesa hasta 1962) en el seno de una familia muy pobre, él mismo se formó literariamente. De su obra dramática destacan piezas como Calígula (1945) o ''Los justos'' (1949), en la que desarrolla el tema de lo absurdo de la existencia. Camus negaba toda explicación racional de los hechos y su desarrollo hacia un final feliz, por lo que los sufrimientos eran una constante tanto en sus obras teatrales como en sus novelas, de las que cabe resaltar ''El extranjero'' (1942) y ''La peste'' (1947).

La primera de ellas está ambientada en una ciudad norteafricana. El protagonista de la novela es Meursault, un hombre indiferente a todo y que se siente extraño en el mundo en el que vive. Para él nada tiene sentido, ni Dios, ni la muerte, ni el amor. Un día mata sin ningún motivo a un árabe. A pesar de saberse autor material del asesinato, Meursault nunca dice nada de lo que siente y nunca actúua según los cánones sociales. Esta es su perdición. Cuando va a morir, renuncia a cualquier sentimiento de rebeldía o esperanza y acepta su destino.

En su segunda gran novela, Camus centra de nuevo la acción en una ciudad norteafricana, esta vez acechada por una devastadora epidemia. En este contexto crea un cosmos de personajes que muestran su dignidad humana ante el horror y la muerte. Una historia que intenta ahondar en la condición humana y la situación de la humanidad en el momento en que escribió la novela, justo después de la Segunda Guerra Mundial.

Fuente: Jordi Ferrer, Susana Cañuelo (''Historia de la Literatura Universal'').