Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
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jorgealiagacacho@hotmail.co.uk
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http://www.jorgealiagacacho.com/

17 de diciembre de 2010

GANA PERU

La alta dirigencia del Partido Nacionalista (PNP) suscribió un acuerdo político, ayer, con los partidos de izquierda Partido Comunista del Perú, Partido Socialista, Partido Socialista Revolucionario, Movimiento Político Voz Socialista así como con un sector importante de Lima para Todos, cuya denominación será Gana Perú e impulsará la candidatura de Ollanta Humala a la presidencia de la República, con la “O” de símbolo.
“No se trata del surgimiento de una alianza partidaria, puesto que la inscripción de confluencias ante el Jurado Nacional de Elecciones cerró el pasado sábado 11, sino de un acuerdo político que participará en los comicios generales con la ‘O’ como símbolo”, señaló a un diario local, Javier Diez Canseco, líder del Partido Socialista.
El también ex congresista, Diez Cansecos indicó que a este pacto político se sumarán una veintena de movimientos regionales en diferentes zonas del país, como Cusco, Arequipa, Puno, Lambayeque y Tumbes, los cuales “ya caminan en la perspectiva de Gana Perú”.
“Al programa que tenía el Partido Nacionalista, las fuerzas de izquierda hemos añadido nuestros puntos de vista. El PNP planteó una nueva Constitución, y nuestra propuesta es que esta se elabore pero desde una Asamblea Constituyente. También hemos propuesto políticas agrarias fuertes, de seguridad alimentaria, de trabajo, de derechos sindicales, y de aumento salariales”, agregó Diez Canseco.
La oficialización de este agrupamiento será el martes 21, en una conferencia de prensa así como la sustentación de las propuestas para el país “que se ya hemos diseñado como bloque”, comentó el nacionalista.
Aunque no será el primer día en se les verá juntos pues, mañana, viernes a las 19:00 horas, presentarán la plancha presidencial que acompañará a Humala en las presidenciales.
De ese modo, representantes del Partido Nacionalista están en plenos trámites para inscribir este nombre en el Jurado Nacional de Elecciones, a fin de entrar a la lid electoral de abril con tal rótulo.
El acuerdo entre los nuevos aliados es que la lista de candidatos al Congreso de Gana Perú esté conformada, por el momento y en mayor número, por miembros del nacionalismo, y en menores porcentajes por cuadros del socialismo y comunismo así como de Lima para Todos.
En ese sentido, la nómina de aspirantes al Parlamento que presente este acuerdo podría incluir al secretario general de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), Mario Huamán, quien lidera el Partido Comunista del Perú. También a Aída Naranjo y al mismo Diez Canseco (Partido Socialista), quien descartó que vaya a integrar la fórmula presidencial de Humala Tasso.

16 de diciembre de 2010

Encrucijada en FUERZA SOCIAL

Por César Lévano

La carta que Susana Villarán envió el martes desde Madrid a su partido,Fuerza Social, abre un frente interno que repercutirá en todo el panorama político nacional y que revela, de paso, los resortes ocultos de una alianza electoral ahora amenazada de extinción.

La señora Villarán ha expresado que la alianza de Fuerza Social y el Movimiento Nueva Izquierda (MNI) contradice un acuerdo adoptado el 14 de noviembre por la dirección nacional ampliada, en la cual se descartó alianzas con partidos nacionales.

Los principales dirigentes de FS no desconocen ese punto de partida, pero consideran que la alianza y la designación de Manuel Rodríguez Cuadros como su candidato presidencial tienen apoyo mayoritario y van a ser refrendadas este sábado, en asamblea de delegados ya programada. La señora Villarán plantea, en cambio, que esa asamblea deseche la alianza.

Se corren apuestas.

Entretanto, en ambas vertientes surgen discrepancias, referentes tanto al origen de la alianza como al cálculo de sus probabilidades. En el interior de MNI hay sectores que consideran que su partido debe reconocer que falló, primero respecto a otros sectores de la izquierda, a los que inicialmente ofreció el escudo de su inscripción como partido. Líderes del MNI reconocen ese antecedente, pero afirman que tuvieron que recurrir a FS porque el Partido Nacionalista los ninguneaba y ponía como cuestión previa que se aceptara a Ollanta Humala como candidato único del acuerdo.

El pacto con FS se trabajó a escondidas y dejaba en el partidor no únicamente al Partido Nacionalista, sino también a otros sectores izquierdistas, regionales y laborales. Fue un acuerdo motivado por un cálculo electoral. No hubo allí reparos al lanzamiento de un candidato presidencial.

Más democrático, más orgánico hubiera sido, como lo reclamamos semanas atrás, que todo se procesara en un debate franco y una exposición pública de avances y retrocesos.

Varias interrogaciones requieren respuesta en este caso. LA PRIMERA es, por supuesto, si la alianza FS-MNI se mantiene. De esto se desprende otro enigma: ¿qué actitud adoptará Susana Villarán si la alianza se ratifica?

En cuanto al MNI, Rolando Breña, uno de sus dirigentes principales, ha manifestado que cree que la alianza se va a mantener, aunque precisa que si eso no ocurre, su partido ya no tendría la posibilidad de coligarse con otros, pues el plazo legal para eso ya venció. Esto plantearía una disyuntiva dramática: o el MNI decide ir solo a las elecciones, o retorna al proyecto unitario de izquierda y nacionalista.

Este proceso confirma que en el Perú no existen partidos de principios, con capacidad para decidir unitariamente, con dirigencias acatadas, con teoría y doctrina probadas y remozadas.

15 de diciembre de 2010

Nicomedes Santa Cruz - Vallejo y Mariátegui



Nicomedes Santa Cruz Gamarra (4 de junio 1925 - 5 de febrero 1992), conocido como Nicomedes Santa Cruz, fue un músico peruano que, desde la década de 1950, ayudó a aumentar la conciencia pública de la cultura afro -peruana.
Santa Cruz nació en el distrito de La Victoria, Lima, Perú. Sus padres fueron Nicomedes Santa Cruz Aparicio y Victoria Gamarra Ramírez, y fue el noveno de diez hermanos. Después de sus estudios, se decidió que iba a trabajar como herrero, y lo hizo hasta 1956, cuando salió de su taller y viajó por todo el Perú y América Latina, a componer y recitar sus poemas. En 1945 conoció a Don Porfirio Vásquez (padre del cantante Pepe Vázquez ), que se convirtió en una influencia decisiva en el desarrollo de Santa Cruz como un decimero, un compositor a través del formulario décima. Porfirio Vásquez llegó a Lima en 1920 y fue uno de los pioneros del movimiento para recuperar la identidad cultural perdida de los afro-peruanos.
Santa Cruz asumió la tarea de revivir el folclore afro-peruano a través de una compañía teatral que organizó con su hermana Victoria Santa Cruz (1959-1961), a través de programas de radio, y a través de sus colaboraciones en los diarios "Expreso" y "El Comercio", así como otras publicaciones. En 1959, con su grupo Conjunto Cumanana, grabó el álbum Kumanana, seguido en 1960 por el Ingá y Décimas y poemas Afrope-ruanos. En 1964 grabó un álbum de cuatro set, Cumanana. En 1967 asistió al Encuentro de la Canción Protesta en Cuba, y grabó su poema Benny Kid Paret, que se publicó en el álbum Canción Protesta  [ 1 ].
Hizo su debut en el teatro en 1957 en el Teatro Municipal de Chile, con la compañía de Pancho Fierro, en un espectáculo llamado Ritmos negros del Perú. También incursionó en el periodismo, la radio y la televisión. Durante sus viajes, siguió participando en eventos para promover el folclore afro-peruano, en particular su discurso en el primer Festival de Arte Negro, realizado en Cañete, en agosto de 1971. En 1974 viajó por primera vez a África, donde en Dakar y Senegal, participó en el simposio "Negritud et Amérique Latine", con su conferencia "Aportes de las Civilizaciones AFRICANAS al folklore del Perú". Ese mismo año viajó a Cuba y México, donde participó en una serie de programas de televisión, así como los viajes posteriores a Japón(1976), Colombia(1978),Cuba, Canción Protesta Encuentro(1967),Cuba (1979), Panamá (1980).
En 1980 se trasladó a Madrid,donde vivió hasta su muerte. Fue a Madrid a trabajar como periodista en Radio Exterior de España. En 1987 empezó a colaborar en la preparación de una serie de álbumes de discos LP llamado España en do Folclore, una colección de libros de canciones de España y América. En 1989 impartió un seminario sobre la cultura africana en Santo Domingo (República Dominicana)y al año siguiente participó en la expedición Aventura 92, recorriendo los puertos de México y América Central.
Murió de cáncer de pulmón el 5 de febrero de 1992, después de la cirugía en el Hospital Clínico de Madrid.
  
(fuente wilkipedia, traducción Jorge Aliaga Cacho)

César Hildebrandt vs Aldo Mariategui

Último - Elecciones del 2011 : Fuerzas de Izquierda y el movimiento social suscriben acuerdo con el PARTIDO NACIONALISTA.

El PCP, las fuerzas de izquierda y el movimiento social suscriben acuerdo político con el Partido Nacionalista para participar juntos en el proceso electoral 2011


EL PCP, LAS FUERZAS DE IZQUIERDA Y EL MOVIMIENTO SOCIAL SUSCRIBEN ACUERDO POLÍTICO CON EL PARTIDO NACIONALISTA PARA PARTICIPAR JUNTOS EN EL PROCESO ELECTORAL 2011

Nos dirigimos a nuestra militancia, a la clase trabajadora y a todo el pueblo peruano para comunicarles lo siguiente:

Consecuentes con nuestra tradicional conducta unitaria, hemos hecho todos los esfuerzos a nuestro alcance para lograr la unidad de las fuerzas de izquierda, nacionalistas y progresistas en un gran frente político y social capaz de conquistar el gobierno en las elecciones del 2011 y hacer posibles los grandes cambios de orden económico, político, social y moral que demanda la inmensa mayoría de peruanos y peruanas. Hemos actuado con transparencia, con el más absoluto desprendimiento y responsabilidad, pensando sobre todo en los intereses del país, antes que en los intereses de nuestro partido.

2.- Concluidas las conversaciones y plazos, estamos en condiciones de informarles que nuestro Partido y el conjunto de Partidos Políticos (PCP, PS, PSR, Liberación Popular y Voz Socialista), organizaciones sindicales, populares y ciudadanos que conformamos el bloque de Izquierda, liderado por el c Héctor Béjar, hemos concretado un ACUERDO POLÍTICO con el Partido Nacionalista Peruano (PNP) para participar juntos en el proceso electoral del 2011, conformando, junto con otras fuerzas regionales, una gran alianza nacional basada en un programa de gobierno y un pacto ético concertado colectivamente, un Comité Político compartido y una sola plancha presidencial encabezada por el comandante Ollanta Humala.

3.- Hubiéramos querido, que los compañeros del MNI-PR y Fuerza Social, marcharan con nosotros, pero no ha sido posible, lo lamentamos por que juntos hubiéramos derrotado al continuismo y la corrupción en la primera vuelta, respetamos sus decisiones y dejamos a la historia que juzgue quien tenía la razón. No caeremos en la guerra sucia ni perderemos el tiempo en recriminaciones mutuas. El enemigo está en el otro campo, en el del continuismo y la corrupción.

4.- Convocamos a nuestra militancia a impulsar resueltamente esta propuesta unitaria inspirada en los ideales de nuestro gran Amauta J.C. Mariátegui y en el ejemplo imperecedero de nuestros camaradas: Gustavo Valcárcel, Pedro Huilca, Isidoro Gamarra, Jorge del Prado, Guillermo Herrera y tantos otros mártires y luchadores sociales forjadores de nuestro querido partido y de la gloriosa CGTP.
Les llamamos a construir la gran alianza nacional a lo largo y ancho del país, en los pueblos, en las fabricas, en las minas, en los frentes regionales, en las comunidades campesinas y nativas, en las universidades, etc.; convocando a todos los peruanos y peruanas honestos a luchar juntos con nosotros por un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo.
Lima, 13 de diciembre 2010
La Comisión Política del Partido Comunista Peruano

13 de diciembre de 2010

Felíz Navidad


Jorge Aliaga Cacho en Edimburgo, Escocia.
Y para las próximas elecciones: alcancemos una férrea unidad programática para elegir un gobierno verdaderamente democrático, limpio, transparente y de justicia social plena para todos los peruanos.

'Cierra filas compañero
como un puño compañero
como en el Paro de Julio que fue un triunfo popular
cierra filas compañero, campesino y obrero
cierra filas compañero
en la lucha popular'.

12 de diciembre de 2010

EL ALEPH

Por Jorge Luis Borges

 

Jorge Luis Borges
O God, I could be bounded in a nutshell and count myself a King of infinite space.
Hamlet, II, 2.

But they will teach us that Eternity is the Standing still of the Present Time, a Nuncstans (as the Schools call it); which neither they, nor any else understand, no more than they would a Hicstans for a infinite greatnesse of Place.
Leviathan, IV, 46


La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita. Cambiará el universo pero yo no, pensé con melancólica vanidad; alguna vez, lo sé, mi vana devoción la había exasperado; muerta, yo podía consagrarme a su memoria, sin esperanza, pero también sin humillación. Consideré que el 30 de abril era su cumpleaños; visitar ese día la casa la calle Garay para saludar a su padre y a Carlos Argentino Daneri, su primo hermano, era un acto cortés, irreprochable, tal vez ineludible. De nuevo aguardaría en el crepúsculo de la abarrotada salita, de nuevo estudiaría las circunstancias de sus muchos retratos, Beatriz Viterbo, de perfil, en colores; Beatriz, con antifaz, en los carnavales de 1921; la primera comunión de Beatriz; Beatriz, el día de su boda con Roberto Alessandri; Beatriz, poco después del divorcio, en un almuerzo del Club Hípico; Beatriz, en Quilmes, con Delia San Marco Porcel y Carlos Argentino; Beatriz, con el pekinés que le regaló Villegas Haedo; Beatriz, de frente y de tres cuartos, sonriendo; la mano en el mentón... No estaría obligado, como otras veces, a justificar mi presencia con módicas ofrendas de libros: libros cuyas páginas, finalmente, aprendí a cortar, para no comprobar, meses después, que estaban intactos.
Beatriz Viterbo murió en 1929; desde entonces no dejé pasar un 30 de abril sin volver a su casa. Yo solía llegar a las siete y cuarto y quedarme unos veinticinco minutos; cada año aparecía un poco más tarde y me quedaba un rato más; en 1933, una lluvia torrencial me favoreció: tuvieron que invitarme a comer. No desperdicié, como es natural, ese buen precedente; en 1934, aparecí, ya dadas las ocho con un alfajor santafecino; con toda naturalidad me quedé a comer. Así, en aniversarios melancólicos y vanamente eróticos, recibí gradualmente confidencias de Carlos Argentino Daneri.
Beatriz era alta, frágil, muy ligeramente inclinada: había en su andar (si el oximoron es tolerable) una como graciosa torpeza, un principio de éxtasis; Carlos Argentino es rosado, considerable, canoso, de rasgos finos. Ejerce no sé qué cargo subalterno en una biblioteca ilegible de los arrabales del Sur; es autoritario, pero también es ineficaz; aprovechaba, hasta hace muy poco, las noches y las fiestas para no salir de su casa. A dos generaciones de distancia, la ese italiana y la copiosa gesticulación italiana sobreviven en él. Su actividad mental es continua, apasionada, versátil y del todo insignificante. Abunda en inservibles analogías y en ociosos escrúpulos. Tiene (como Beatriz)grandes y afiladas manos hermosas. Durante algunos meses padeció la obsesión de Paul Fort, menos por sus baladas que por la idea de una gloria intachable. "Es el Príncipe de los poetas en Francia", repetía con fatuidad. "En vano te revolverás contra él; no lo alcanzará, no, la más inficionada de tus saetas."
El 30 de abril de 1941 me permití agregar al alfajor una botella de coñac del país. Carlos Argentino lo probó, lo juzgó interesante y emprendió, al cabo de unas copas, una vindicación del hombre moderno
- Lo evoco - dijo con una admiración algo inexplicable - en su gabinete de estudio, como si dijéramos en la torre albarrana de una ciudad, provisto de teléfonos, de telégrafos, de fonógrafos, de aparatos de radiotelefonía, de cinematógrafos, de linternas mágicas, de glosarios, de horarios, de prontuarios, de boletines...
Observó que para un hombre así facultado el acto de viajar era inútil; nuestro siglo XX había transformado la fábula de Mahoma y de la montaña; las montañas, ahora convergían sobre el moderno Mahoma.
Tan ineptas me parecieron esas ideas, tan pomposa y tan vasta su exposición, que las relacioné inmediatamente con la literatura; le dije que por qué no las escribía. Previsiblemente respondió que ya lo había hecho: esos conceptos, y otros no menos novedosos, figuraban en el Canto Augural, Canto Prologal o simplemente Canto-Prólogo de un poema en el que trabajaba hacía muchos años, sin réclame, sin bullanga ensordecedora, siempre apoyado en esos dos báculos que se llaman el trabajo y la soledad. Primero abría las compuertas a la imaginación; luego hacía uso de la lima. El poema se titulaba La Tierra; tratábase de una descripción del planeta, en la que no faltaban, por cierto, la pintoresca digresión y el gallardo apóstrofe.
Le rogué que me leyera un pasaje, aunque fuera bre- ve. Abrió un cajón del escritorio, sacó un alto legajo de hojas de block estampadas con el membrete de la Biblioteca Juan Crisóstomo Lafinur y leyó con sonora satisfacción.
He visto, como el griego, las urbes de los hombres,
Los trabajos, los días de varia luz, el hambre;
No corrijo los hechos, no falseo los nombres,
Pero el voyage que narro, es... autour de ma chambre.
Estrofa a todas luces interesante - dictaminó -. El primer verso granjea el aplauso del catedrático, del académico, del helenista, cuando no de los eruditos a la violeta, sector considerable de la opinión; el segundo pasa de Homero a Hesíodo (todo un implícito homenaje, en el frontis del flamante edificio, al padre de la poesía didáctica), no sin remozar un procedimiento cuyo abolengo está en la Escritura, la enumeración, congerie o conglobación; el tercero - ¿barroquismo, decadentismo, culto depurado y fanático de la forma? - consta de dos hemistiquios gemelos; el cuarto francamente bilingüe, me asegura el apoyo incondicional de todo espíritu sensible a los desenfados envites de la facecia. Nada diré de la rima rara ni de la ilustración que me permite ¡sin pedantismo!acumular en cuatro versos tres alusiones eruditas que abarcan treinta siglos e apretada literatura: la primera a la Odisea, la segunda a los Trabajos y días, la tercera a la bagatela inmortal que nos depararan los ocios de la pluma del saboyano...Comprendo una vez más que el arte moderno exige el bálsamo de la risa, elscherzo. ¡Decididamente, tiene la palabra Goldoni!
Otras muchas estrofas me leyó que también obtuvieron su aprobación y su comentario profuso; nada memorable había en ella; ni siquiera la juzgué mucho peores que la anterior. En su escritura habían colaborado la aplicación, la resignación y el azar; las virtudes que Daneri les atribuía eran posteriores. Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable; naturalmente, ese ulterior trabajo modificaba la obra para él, pero no para otro. La dicción oral de Daneri era extravagante; su torpeza métrica le vedó, salvo contadas veces, transmitir esa extravagancia al poema (1 ).
Una sola vez en mi vida he tenido la ocasión de examinar los quince mil dodecasílabos del Polyolbion, esa epopeya topográfica en la que Michael Drayton registró la fauna, la flora, la hidrografía, la orografía, la historia militar y monástica de Inglaterra; estoy seguro de que ese producto considerable, pero limitado, es menos tedioso que la vasta empresa congénere de Carlos Argentino. Éste se proponía versificar toda la redondez del planeta; en 1941 ya había despachado unas hectáreas del estado de Queensland, más de un kilómetro del curso del Ob, un gasómetro al Norte de Veracruz, las principales casas de comercio de la parroquia de la Concepción, la quinta de Mariana Cambaceres de Alvear en la calla Once de Setiembre, en Belgrano, y un establecimiento de baños turcos no lejos del acreditado acuario de Brighton. Me leyó ciertos laboriosos pasajes de la zona australiana de su poema; esos largos e informes alejandrinos carecían de la relativa agitación del prefacio. Copio una estrofa (2):
Sepan. A manderecha del poste rutinario,
(Viniendo, claro está, desde el Nornoroeste)
Se aburre una osamenta - ¿Color? Blanquiceleste -
Que da al corral de ovejas catadura de osario.
- ¡Dos audacias - gritó con exultación - rescatadas, te oigo mascullar, por el éxito! Lo admito, lo admito. Una, el epíteto rutinario, que certeramente denuncia, en passant, el inevitable tedio inherente a las faenas pastoriles y agrícolas, tedio que ni las geórgicas ni nuestro ya laureado Don Segundo se atrevieron jamás a denunciar así, al rojo vivo. Otra, el enérgico prosaísmo se aburre una osamenta, que el melindroso querrá excomulgar con horror, pero que apreciará más que su vida el crítico de gusto viril. Todo el verso, por lo demás, es de muy subidos quilates. El segundo hemistiquio entabla animadísima charla con el lector, se adelanta a su viva curiosidad, le pone una pregunta en la boca y la satisface... al instante. ¿Y qué me dices de ese hallazgo blanquiceleste? El pintoresco neologismo sugiere el cielo, que es un factor importantísimo del paisaje australiano. Sin esa evocación resultarían demasiado sombrías las tintas del boceto y el lector se vería compelido a cerrar el volumen, herida en lo más íntimo el alma de incurable y negra melancolía.
Hacia la medianoche me despedí.
Dos domingos después, Daneri me llamó por teléfono, entiendo que por primera vez en la vida. Me propuso que nos reuniéramos a las cuatro, "para tomar juntos la leche, en el contiguo salón-bar que el progresismo de Zunino y de Zungri - los propietarios de mi casa, recordarás - inaugura en la esquina; confitería que te importará conocer". Acepté, con más resignación que entusiasmo. Nos fue difícil encontrar mesa; el "salón-bar", inexorablemente moderno, era apenas un poco menos atroz que mis previsiones; en las mesas vecinas el excitado público mencionaba las sumas invertidas sin regatear por Zunino y por Zungri. Carlos Argentino fingió asombrarse de no sé qué primores de la instalación de la luz (que, sin duda, ya conocía) y me dijo con cierta severidad:
- Mal de tu grado habrás de reconocer que este local se parangona con los más encopetados de Flores.
Me releyó, después, cuatro o cinco páginas del poema. Las había corregido según un depravado principio de ostentación verbal: donde antes escribió azulado, ahora abundaba en azulino, azulenco y hasta azulillo. La palabra lechoso no era bastante fea para él; en la impetuosa descripción de un lavadero de lanas, prefería lactario, lacticinosolactescente, lechal... Denostó con amargura a los críticos; luego, más benigno, los equiparó a esas personas, "que no disponen de metales preciosos ni tampoco de prensas de vapor, laminadores y ácidos sulfúricos para la acuñación de tesoros, pero que pueden indicar a los otros el sitio de un tesoro". Acto continuo censuró la prologomanía, "de la que ya hizo mofa, en la donosa prefación del Quijote, el Príncipe de los Ingenios". Admitió, sin embargo, que en la portada de la nueva obra convenía el prólogo vistoso, el espaldarazo firmado por el plumífero de garra, de fuste. Agregó que pensaba publicar los cantos iniciales de su poema. Comprendí, entonces, la singular invitación telefónica; el hombre iba a pedirme que prologara su pedantesco fárrago. Mi temor resultó infundado: Carlos Argentino observó, con admiración rencorosa, que no creía errar el epíteto al calificar de sólido el prestigio logrado en todos los círculos por Álvaro Melián Lafinur, hombre de letras, que, si yo me empeñaba, prologaría con embeleso el poema. Para evitar el más imperdonable de los fracasos, yo tenía que hacerme portavoz de dos méritos inconcusos: la perfección formal y el rigor científico, "porque ese dilatado jardín de tropos, de figuras, de galanuras, no tolera un solo detalle que no confirme la severa verdad". Agregó que Beatriz siempre se había distraído con Álvaro.
Asentí, profusamente asentí. Aclaré, para mayor verosimilitud, que no hablaría el lunes con Álvaro, sino el jueves: en la pequeña cena que suele coronar toda reunión del Club de Escritores. (No hay tales cenas, pero es irrefutable que las reuniones tienen lugar los jueves, hecho que Carlos Argentino Daneri podía comprobar en los diarios y que dotaba de cierta realidad a la frase.) Dije, entre adivinatorio y sagaz, que antes de abordar el tema del prólogo describiría el curioso plan de la obra. Nos despedimos; al doblar por Bernardo de Irigoyen, encaré con toda imparcialidad los porvenires que me quedaban: a) hablar con Álvaro y decirle que el primo hermano aquel de Beatriz(ese eufemismo explicativo me permitiría nombrarla) había elaborado un poema que parecía dilatar hasta lo infinito las posibilidades de la cacofonía y del caos; b) no hablar con Álvaro. Preví, lúcidamente, que mi desidia optaría por b.
A partir del viernes a primera hora, empezó a inquietarme el teléfono. Me indignaba que ese instrumento, que algún día produjo la irrecuperable voz de Beatriz, pudiera rebajarse a receptáculo de las inútiles y quizás coléricas quejas de ese engañado Carlos Argentino Daneri. Felizmente nada ocurrió - salvo el rencor inevitable que me inspiró aquel hombre que me había impuesto una delicada gestión y luego me olvidaba.
El teléfono perdió sus terrores, pero a fines de octubre, Carlos Argentino me habló. Estaba agitadísimo; no identifiqué su voz, al principio. Con tristeza y con ira balbuceó que esos ya ilimitados Zunino y Zungri, so pretexto de ampliar su desaforada confitería, iban a demoler su casa.
-¡La casa de mis padres, mi casa, la vieja casa inveterada de la calle Garay! - repitió, quizá olvidando su pesar en la melodía.
No me resultó muy difícil compartir su congoja. Ya cumplidos los cuarenta años, todo cambio es un símbolo detectable del pasaje del tiempo; además se trataba de una casa que, para mí, aludía infinitamente a Beatriz. Quise aclarar ese delicadísimo rasgo; mi interlocutor no me oyó. Dijo que si Zunino y Zungri persistían en ese propósito absurdo, el doctor Zunni, su abogado, los demandaría ipso facto por daños y perjuicios y los obligaría a abonar cien mil nacionales.
El nombre de Zunni me impresionó; su bufete, en Caseros y Tacuarí, es de una seriedad proverbial. Interrogué si éste se había encargado ya del asunto. Daneri dio que le hablaría esa misma tarde. Vaciló y con esa voz llana, impersonal, a que solemos recurrir para confiar algo muy íntimo, dijo que para terminar el poema le era indispensable la casa, pues en un ángulo del sótano había un Aleph. Aclaró que un Aleph es uno de los puntos del espacio que contienen todos los puntos.
- Está en el sótano del comedor - explicó, aligerada su dicción por la angustia -. Es mío, es mío; yo lo descubrí en la niñez, antes de la edad escolar. La escalera del sótano es empinada, mis tíos me tenían prohibido el descenso, pero alguien dijo que había un mundo en el sótano. Se refería, lo supe después, a un baúl, pero yo entendí que había un mundo. Bajé secretamente, rodé por la escalera vedada, caí. Al abrir los ojos, vi el Aleph.
-¡El Aleph! - repetí.
-Sí, el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos. A nadie revelé mi descubrimiento, pero volví. ¡El niño no podía comprender que le fuera deparado ese privilegio para que el hombre burilara el poema! No me despojarán Zunino y Zungri, no y mil veces no. Código en mano, el doctor Zunni probará que es inajenable mi Aleph.
Traté de razonar.
-Pero, ¿no es muy oscuro el sótano?
-La verdad no penetra un entendimiento rebelde. Si todos los lugares de la Tierra están en el Aleph, ahí estarán todas las luminarias, todas las lámparas, todos los veneros de luz.
-Iré a verlo inmediatamente.
Corté, antes de que pudiera emitir una prohibición. Basta el conocimiento de un hecho para percibir en el acto una serie de rasgos confirmatorios, antes insospechados; me asombró no haber comprendido hasta ese momento que Carlos Argentino era un loco. Todos esos Viterbos, por lo demás... Beatriz(yo mismo suelo repetirlo) era una mujer, una niña de una clarividencia casi implacable, pero había en ella negligencias, distracciones, desdenes, verdaderas crueldades, que tal vez reclamaban una explicación patológica. La locura de Carlos Argentino me colmó de maligna felicidad; íntimamente, siempre nos habíamos detestado.
En la calle Garay, la sirvienta me dijo que tuviera la bondad de esperar. El niño estaba, como siempre, en el sótano, revelando fotografías. Junto al jarrón sin una flor, en el piano inútil, sonreía (más intemporal que anacrónico) el gran retrato de Beatriz, en torpes colores. No podía vernos nadie; en una desesperación de ternura me aproximé al retrato y le dije:
- Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges.
Carlos entró poco después. Habló con sequedad; comprendí que no era capaz de otro pensamiento que de la perdición del Aleph.
- Una copita del seudo coñac - ordenó - y te zampuzarás en el sótano. Ya sabes, el decúbito dorsal es indis-pensable. También lo son la oscuridad, la inmovilidad, cierta acomodación ocular. Te acuestas en el piso de la baldosas y fijas los ojos en el decimonono escalón de la pertinente escalera. Me voy, bajo la trampa y te quedas solo. Algún roedor te mete miedo ¡fácil empresa! A los pocos minutos ves el Aleph. ¡El microcosmo de alquimistas y cabalistas, nuestro concreto amigo proverbial, el multum in parvo!

Ya en el comedor, agregó:
- Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio... Baja; muy en breve podrás entablar un diálogo con todas las imágenes de Beatriz.
Bajé con rapidez, harto de sus palabras insustanciales. El sótano, apenas más ancho que la escalera, tenía mucho de pozo. Con la mirada, busqué en vano el baúl de que Carlos Argentino me habló. Unos cajones con botellas y unas bolsas de lona entorpecían un ángulo. Carlos tomó una bolsa, la dobló y la acomodó en un sitio preciso.
- La almohada es humildosa - explicó - , pero si la levanto un solo centímetro, no verás ni una pizca y te quedas corrido y avergonzado. Repantiga en el suelo ese corpachón y cuenta diecinueve escalones.
Cumplí con su ridículo requisito; al fin se fue. Cerró cautelosamente la trampa, la oscuridad, pese a una hendija que después distinguí, pudo parecerme total. Súbitamente comprendí mi peligro: me había dejado soterrar por un loco, luego de tomar un veneno. Las bravatas de Carlos transparentaban el íntimo terror de que yo no viera el prodigio; Carlos, para defender su delirio, para no saber que estaba loco tenía que matarme. Sentí un confuso malestar, que traté de atribuir a la rigidez, y no a la operación de un narcótico. Cerré los ojos, los abrí. Entonces vi el Aleph.
Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato, empieza aquí, mi desesperación de escritor. Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca? Los místicos, en análogo trance prodigan los emblemas: para significar la divinidad, un persa habla de un pájaro que de algún modo es todos los pájaros; Alanus de Insulis, de una esfera cuyo centro está en todas partes y las circunferencia en ninguna; Ezequiel, de un ángel de cuatro caras que a un tiempo se dirige al Oriente y al Occidente, al Norte y al Sur. (No en vano rememoro esas inconcebibles analogías; alguna relación tienen con el Aleph.) Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Por lo demás, el problema central es irresoluble: La enumeración, si quiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré sucesivo, porque el lenguaje lo es. Algo, sin embargo, recogeré.
En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Frey Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer de pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemont Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplicaban sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osadura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi propia sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.
Sentí infinita veneración, infinita lástima.
-Tarumba habrás quedado de tanto curiosear donde no te llaman - dijo una voz aborrecida y jovial - . Aunque te devanes los sesos, no me pagarás en un siglo esta revelación. ¡Qué observatorio formidable, che Borges!
Los pies de Carlos Argentino ocupaban el escalón más alto. En la brusca penumbra, acerté a levantarme y a balbucear:
-Formidable. Sí, formidable.
La indiferencia de mi voz me extrañó. Ansioso, Carlos Argentino insistía:
-¿La viste todo bien, en colores?
En ese instante concebí mi venganza. Benévolo, manifiestamente apiadado, nervioso, evasivo, agradecí a Carlos Argentino Daneri la hospitalidad de su sótano y lo insté a aprovechar la demolición de la casa para alejarse de la perniciosa metrópoli que a nadie ¡créame, que a nadie! perdona. Me negué, con suave energía, a discutir el Aleph; lo abracé, al despedirme y le repetí que el campo y la seguridad son dos grandes médicos.
En la calle, en las escaleras de Constitución, en el subterráneo, me parecieron familiares todas las caras. Temí que no quedara una sola cosa capaz de sorprenderme, temí que no me abandonara jamás la impresión de volver. Felizmente, al cabo de unas noches de insomnio me trabajó otra vez el olvido.
Postdata del 1º de marzo de 1943. A los seis meses de la demolición del inmueble de la calle Garay, la Editorial Procusto no se dejó arredrar por la longitud del considerable poema y lanzó al mercado una selección de "trozos argentinos". Huelga repetir lo ocurrido; Carlos Argentino Daneri recibió el Segundo Premio Nacional de Literatura (3). El primero fue otorgado al doctor Aita; el tercero al doctor Mario Bonfanti; increíblemente mi obraLos naipes del tahúr no logró un solo voto. ¡Una vez más, triunfaron la incomprensión y la envidia! Hace ya mucho tiempo que no consigo ver a Daneri; los diarios dicen que pronto nos dará otro volumen. Su afortunada pluma (no entorpecida ya por el Aleph) se ha consagrado a versificar los epítomes del doctor Acevedo Díaz.
Dos observaciones quiero agregar: una sobre la naturaleza del Aleph; otra, sobre su nombre. Éste, como es sabido, es el de la primera letra del alfabeto de la lengua sagrada. Su aplicación al círculo de mi historia no parece casual. Para la Cábala esa letra significa el En Soph, la ilimitada y pura divinidad; también se dijo que tiene la forma de un hombre que señala el cielo y la tierra, para indicar que el mundo inferior es el espejo y es el mapa del superior; para la Mengenlehre, es el símbolo de los números transfinitos, en los que el todo no es mayor que alguna de las partes. Yo querría saber: ¿Eligió Carlos Argentino ese nombre, o lo leyó, aplicado a otro punto donde convergen todos los puntos, en alguno de los textos innumerables que el Aleph de su casa le reveló? Por increíble que parezca yo creo que hay (o que hubo) otro Aleph, yo creo que el Aleph de la calle Garay era un falso Aleph.
Doy mis razones. Hacia 1867 el capitán Burton ejerció en el Brasil el cargo de cónsul británico; en julio de 1942 Pedro Henríquez Ureña descubrió en una biblioteca de Santos un manuscrito suyo que versaba sobre el espejo que atribuye el Oriente a Iskandar Zu al-Karnayn, o Alejandro Bicorne de Macedonia. En su cristal se reflejaba el universo entero. Burton menciona otros artificios congéneres - la séptuple copa de Kai Josrú, el espejo que Tárik Benzeyad encontró en una torre (1001 Noches, 272), el espejo que Luciano de Samosata pudo examinar en la Luna (Historia Verdadera, I, 26), la lanza especular que el primer libro del Satyricon de Capella atribuye a Júpiter, el espejo universal de Merlín, "redondo y hueco y semejante a un mundo de vidrio" (The Faerie Queene, III, 2, 19) - , y añade estas curiosas palabras: "Pero los anteriores(además del defecto de no existir) son meros instrumentos de óptica. Los fieles que concurren a la mezquita de Amr, en el Cairo, saben muy bien que el universo está en el interior de una de las columnas de piedra que rodean el patio central... Nadie, claro está, puede verlo, pero quienes acercan el oído a la superficie declaran percibir, al poco tiempo, su atareado rumor... la mezquita data del siglo VII; las columnas proceden de otros templos de religiones anteislámicas, pues como ha escrito Abenjaldún: En las repúblicas fundadas por nómadas, es indispensable el concurso de forasteros para todo lo que sea albañilería".

¿Existe ese Aleph en lo íntimo de una piedra? ¿Lo he visto cuando vi todas las cosas y lo he olvidado? Nuestra mente es porosa para el olvido; yo mismo estoy falseando y perdiendo, bajo la trágica erosión de los años, los rasgos de Beatriz.

La unidad en el campo popular contra el neoliberalismo




Por Dr. Marcelino Paucar Alvarez (*)


El presidente acaba de convocar para el 10 de abril del 2011, las elecciones presidenciales y para congresistas de nuevo parlamento nacional. La derecha y la izquierda se alistan a presentarse desunidas y con propósitos establecidos con anterioridad y debidamente planificados.
En el campo de la derecha, PPK y su alianza para el gran cambio, junto a Toledo, Castañeda, Keiko, configuran lo más recalcitrante de las representaciones de los sectores que dominan la economía peruana con proceso primario exportador y de servicios aliados al Imperialismo.
Fuerza Social es una burbuja política, sin pasado ni presente ni futuro, con una ideología, antisocialista y antiperuana, con integrantes potenciales y sostenedores de políticas neoliberales, aliados a las transnacionales, pretenden alinearse al campo popular para recoger votos y tener presencia en el próximo Congreso, ese es su objetivo, no tienen modelo de sociedad ni modelo de cambio económico a favor de los más necesitados de nuestra patria.
En el Campo popular de los genuinos intereses de los trabajadores, generadores de la riqueza, están el Partido Comunista Peruano y el Partido Nacionalista y otros grupos cuya representación y potencialidad política e ideológica es minúscula sino oportunista.
El eje, PCP - PNP, va quedando por necesidad social y política como una alternativa para la clase trabajadora y para el pueblo peruano, por su solidez ideológica, programática y presentar propuestas de transformación de la sociedad; esta debe ser la base para aglutinar a otros sectores izquierdistas y populares, pero que tengan la firme decisión de anteponer los intereses colectivos a los intereses individuales o de grupo, o de apetitos ajenos a los objetivos estratégicos de los trabajadores.
En el campo popular debe cambiar la metodología de asumir la representatividad, el respeto a la generación de cuadros, el respeto a los candidatos elegidos democráticamente, el respeto a la decisión de las bases, el respeto a sus dirigentes emanados de sus organismos, sin arribismos ni saltos de garrocha trasgrediendo la voluntad de la mayoría de sus bases; como ocurrió con el Sr. Valer del PS y con la venia de otros izquierdistas que hoy ocupan regidurías en el próximo concejo metropolitano de Lima, el cambio de listas y de nombres, el relevo antidemocrático faltando días para seleccionar a los candidatos a regidores, el aval y aceptación de la candidata a la alcaldía de Lima por FS a toda esta situación, y el inicio de una crisis en Lima para todos(LPT).
La unidad de izquierda no es una quimera, sólo será posible en la lucha diaria y en la movilización social y de masas, se construirá durante un proceso unificador, probados en la práctica revolucionaria y democrática y con partidos con trayectoria de hombres probados en el combate como Isidro Gamarra, Pedro Huilca, Jorge del Prado, Emiliano Huamantica, Simón Herrera Farfán, Gamaniel Churata, Eduardo Castillo, Pascual Montaño, Mario Huamán, Carmela Sifuentes, Adela Montesinos entre otros. La unificación de las izquierdas no es posible con peroratas ni con discursos, ni cánticos, será un proceso de encuentros y desencuentros y maduración de ideas para elaborar y desarrollar en la teoría y la práctica la estrategia y táctica para la transformación económica y social de nuestro país. La unificación de las izquierdas pasa por establecer códigos de trabajo de gobernabilidad, pasa por reconocer errores históricos como el haber combatido la reforma educativa del gobierno progresista de Juan Velasco Alvarado, una de las reformas de mayor trascendencia histórica de América Latina. La izquierda se unirá luego de largo debate de análisis y síntesis teórico-práctico y de acciones de masas y electorales para gobernar el país y ponerlo al servicio de los más necesitados haciendo la gran transformación que el Perú requiere.
Mientras tanto, alistemos y trabajemos la GRAN ALIANZA PARA LA TRANSFORMACIÓN DEL PERU.
(*) Docente de la Universidad La Cantuta

ALIAGA

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A L I A G A


Linaje de nobles infanzones, originario de Aragón y natural de la villa de Aliaga (Teruel), situada en la ribera del río Guadalope, cuyo nombre tomaron por apellido y en la que tuvieron casa solar. De Aragón pasaron al reino de Valencia en tiempos de Don Jaime , después, Mosén Jaime Febrer asegura que, Alonso de Aliaga , desde Jaca, su patria, marchó a pelear contra los moros en la conquista de Valencia. Este mereció, por su valeroso comportamiento, que el rey Don Jaime el Conquistador le nombrara Capitán en el sitio del castillo Domeño, que fue rendido por D. Alonso en menos de seis días. Dejó descendientes en Valencia, los cuales llevaron también el apellido a Alicante, en donde dos siglos después fueron insaculados por Fernando el Católico en el saco menor de ciudadanos. Del reino de Valencia pasaron, los Aliaga, al reino de Murcia, y fueron pobladores en Lorca. De ahí que D. Francisco Castes los considere originarios de Valencia. Este autor añade:"Los Aliagas de Murcia vinieron de Lorca, y por los años de 1420 aparece en los libros de nuestro Archivo que Esteban de Aliaga, hijo de D. Domingo de Aliaga, ganó ejecutoría de hidalguía, probando en ella su notoriedad y cómo descendían de Sancho Colmenero de Aliaga, el cual fue gran Almotacén de a caballo y de a pie, famoso por sus hechos y muchas escaramuzas que tuvo con los moros; y demás de esto, se prueba haber sido adalid, oficio muy honrado que nunca se dio en aquel tiempo sino a caballeros hijodalgos muy prácticos y muy valientes soldados, porque tenían autoridad de sentenciar los casos y pleitos de guerra y repartir los despojos de las cabalgadas, y concedidos, como se ve en algunos lugares de las partidas. De los antiguos Aliagas de este reino han habido muchos y buenos soldados, y señaladamente en nuestro tiempo lo ha sido el famoso Capitán Antonio de Aliaga que en los estados de Flandes se halló en muchos reencuentros contra los enemigos revelados; y siendo Capitán hizo grandes servicios a su Majestad y todavía los continúa haciendo, y hace en el oficio de Sargento mayor en todo el adelantamiento de Murcia". De Aragón pasaron también los Aliaga a Vizcaya, donde tienen casa solar de mucha antigüedad, y a Castilla, de donde llevaron el linaje a América. Don Isidoro de Aliaga, fraile dominico, nació en Zaragoza en 1568 y fue Regente de Minerva de Roma, Provincial de Aragón y Arzobispo de Valencia. Su hermano, D. Luis de Aliaga, fue también Monje, Confesor de Felipe III y después Inquisidor general del reino. Desde 1600, año en que fue nombrado confesor del rey, su influencia creció notablemente. Merece especial mención, por el lustre que tuvo, la rama de Aliaga que pasó a la conquista del Perú y quedó allí establecida. Procedía de los Aliaga de Castilla, con casa en Segovia, y el que llevó el linaje a dicho país fue el Capitán Jerónimo de Aliaga, nacido en al cuidad de Segovia, que casó con doña Leonor de Figueroa, natural de Jerez de los Caballeros (Badajoz). Este Capitán marchó con su mujer a América, y fue uno de los conquistadores de Tierra Firme a las órdenes de Gonzalo de los Ríos, y también conquistador del Perú a las inmediatas ordenes de Pizarro.
Algunos peruanos notables de apellido Aliaga:
Jerónimo de Aliaga,  Conquistador, Fundador y vecino feudatario    de la ciudad de los Reyes.
Diego de Aliaga y Santa Cruz, Vice-Presidente del Perú, 1923-1924
Felipe Pardo y Aliaga (Escritor)
Florencio Aliaga, primer mártir obrero peruano
Nazario Chávez Aliaga (Político y Escritor)
Jorge Aliaga Merino, Maestro, Sindicalista, CGTP.