Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
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25 de septiembre de 2024

El final de un sueño

Jorge Aliaga Cacho y el volumen de ''El final de un sueño'',
Biblioteca Sopena, Barcelona, 1916
Por Jorge Aliaga Cacho

A quienes hemos leído algo sobre historia del movimiento social en nuestra América, nos debe llamar la atención el nombre: Vargas Vila. En efecto, nuestro propio José Carlos Mariátegui, posiblemente, tuvo algunos desencuentros intelectuales con este escritor, diplomático y político liberal colombiano; nacido en Bogotá, el 23 de julio de 1860; y, fallecido en Barcelona, el 23 de mayo de 1933.

José María de la Concepción Apolinar Vargas Vila Bonilla tuvo una formación autodidacta,​ participó en luchas políticas como periodista, agitador público y orador. Sus ideas fueron liberales, radicales y fue criticó del clero, de las ideas conservadoras y del imperialismo estadounidense. Próximo al existencialismo, su ideas se alinearon como libertarias y cercanas al anarquismo. Tengo la suerte de haber conseguido para mi bliblioteca dos novelas de este polémico autor, dueño de una prosa efectista que despierta profundas emociones.
La novela trata de la vida de Froilán Pradilla, un médico y agitador político que es perseguido por su ideología liberal y huye a Francia para continuar mejor su vida. La obra, (parte de una trilogía), representa el apogeo del protagonista. La obra, tiene un alto contenido psicológico, aunque con un tono retórico pomposo, 'la cultura intelectual finisecular de un París cosmopolita, ciudad donde Froilán Pradilla experimenta un confuso proceso de enamoramiento'. Así, un diario íntimo del protagonista, nos dará a saber acerca de su ,resistencia a la pasión amorosa que, en él, despierta Susana Berteuil, 'una escultora altiva e intelectual, por quien pondrá fin a su misoginia, aunque temporalmente, porque por una peripecia en sus vidas, él se zafa del sueño de amar a una mujer, mas no de la paternidad.'.

En la narrativa de la trilogía, «El final de un sueño» representa el apogeo del protagonista y se caracteriza por tener un alto contenido psicológico y, además, por resaltar, con un tono retórico pomposo, la cultura intelectual finisecular de un París cosmopolita, ciudad donde Froilán Pradilla experimenta un confuso proceso de enamoramiento.

'Extracto de la novela ''El final de un sueño'', del autor colombiano, Vargas Vila...'

'...el espectáculo que se ofrecía a sus ojos, era un espectáculo desalentador, capaz no sólo de justificar, sino de hacer palidecer las predicciones del más hosco pesimismo; la Europa envejecida parecía resignada a morir sobre las leyes antiguas, abrazada a ellas, mezclando el polvo de sus cadáver, al polvo de esas mismas leyes, que la habían esclavizado y la habían vencido; en las ciudades reinaba la Injusticia en todas sus formas y, los esclavos del Trabajo eran tan miserables, como aquellos que en la antigua Roma, llenaban con sus clamores los silencios del Forum, y, enmudecían bajo el hacha de la Muerte, en las arenas del Circo; afuera, en los campos, los siervos de la gleba, eran tan despiadadamente explotados y, tan sistemáticamente envilecidos como los de la gleba romana antes y después de los Gracos y, de la ley Salustia; el mundo no había andado un paso en el camino de la Justicia; el Derecho era el escabel de los fuertes, y, el hacha con que se decapitaba a los vencidos: el Trabajo, continuaba en ser una Esclavitud y la Riqueza una Insolencia; las relaciones entre el Trabajo y el Capital, eran crueles y primitivas, con todos los caracteres de la ferocidad de las civilizaciones florecients, prontas a entrar en su declinación; La ley, era como siempre, la amenaza del débil, y, la catapulta del fuerte; el Juez continuaba en ser el heraldo del Verdugo; la Justicia, estaba sobre todos los labios, y, no estaba en ninguno de los corazones; la Sociedad, continuaba en enviar los hombres, a morir sobre los campos de batalla, o los arrastraba a morir sobre las tablas de un cadalso; la esclavidud existía con el nombre de ejércitos permanentes, y, esas legiones de parias, eran enviadas a conquistar territorios lejanos, para los mercaderes que los pagaban.

Roma se había fundido en un Cártago, y eran una sola Urbe, que tenía por fronteras, las fronteras del Mundo; había amos y esclavos, sólo que a éstos, para hacer más irrisoria su esclavitud, les ponían un gorro frigio, emblema de la Libertad, y, sus amos fingían inclinarse ante ellos en el gesto irreverente de la más bufa arlequinada; los embriagaban de elogios, como los antiguos embriababan de vino a los ilotas, para divertirse con ellos; los tribunales continuaban en ser prostíbulos de la Venalidad, y, las togas, mantos de Mesalinas sin encanto, las cuales no teniendo favores que vender, vendían los de la Ley; la Bolsa, continuaba en ser el Tetragramentón del Mundo, en donde no había más Tablas de la Ley, que las Tablas de Logaritmos; el Mundo se alquilaba o se vendía al mejor postor; se hundía lentamente en todas las cobardías, esperando la llegada de los bárbaros que dormían en su propio seno, y, el relincho de cuyos caballos, se escuchaba a intervalos haciendo estremecer el silencio del horizonte; ellos vendrían a la hora histórica, marcada por el Destino, para castigar esa falsa Civilización, fundada sobre la apostasía de todas las virtudes; ellos atravesarían con su lanza, el corazón de esa sociedad, madre de todas las claudicaciones y de todas las cobardías; y, acabarían con la comedia irritante de esa Libertad espúrea, formada de todas las esclavitudes, y, de esa Democracioa, hecha de privilegios y, de egoísmos; no habia verdadero sino la Esclavitud; no había sagrado sino el Crimen; y, de rodillas ante esa Omnipotencia, el mundo deshonrado temblaba, aprestándose a morir; y, él; lo veía...veía ese atardecer de ignominias, pronto a convertirse en un crepúsculo de sangre; y, veía la inutilidad de todas las doctrinas al caer en la mentira de todos los corazones; ¿qué había sido de la Palabra de los apóstoles y, de los profetas?...la simiente había caído sobre una tierra podrida de Miedo y de Indiferencia, y, no había germinado pudriéndose a su vez en el corazón del Mundo, ya gangrenado por la Muerte; por un florecer nocturno de todas las inequidades, el jardín de la Sabiduría Humana, había visto morir una a una sus más bellas rosas, sin esperanza de resurrección; ¿el Mundo, no era digno de la Libertad? ¿no era capaz de ella? no se sabía quienes eran los más viles, de los amos o de los esclavos; los unos imponían el yugo, y los otros lo sufrían con un gesto de igual bestialidad, vecino al idiotismo; una espesa sombra de dolor cubría ese mundo donde la voz de los profetas había muerto, en un Silencio hecho de servidumbres; en la prolongada miseria de la hora, en lal cual se empapaban de Infamia, las últimas raíces de la Vida, todo rayo de Gloria había muerto sobre los cielos inermes, que parecían dos labios cerrados sobre una tumba; la espada de los arcángeles se había roto, contra el muro de la Iniquidad, como contra el corazón de piedra de una Esfinge; la pléyade apostólica yacía en el polvo, al pie de ese muro, vencida por el Dolor y por la Muerte; los viejos apóstoles y los nuevos apóstoles, eran como la escoria inútil, sobre el volcán extinto, de cuyo corazón, no sale ya la llama para acariciar la Noche...'

24 de septiembre de 2024

Francisco Gariboldi

Por René Aguilera Fierro

Jorge Aliaga Cacho conversa con José Gariboldi

Francisco José Gariboldi, conocido como Franco, nació en la localidad de La Escondida, Provincia del Chaco, República Argentina el 21 de Mayo de 1950, de pequeño se sintió atraído por la literatura y la música. Compartiendo el tiempo de su vida con María Anadón (Maruca), ella lo supo animar a publicar lo que tenía escrito y seguir creando otros textos.
Francisco José Gariboldi, ha publicado cuentos, novelas ensayos y una obra de teatro en diferentes países, obteniendo varios premios a nivel nacional e internacional. Los tìtulos publicados en novelas: "Anselmo y los generadores de anécdotas"; "Hacia la tierra sin mal"; "La leyenda del atorrante inmortal"; "La increíble historia del curso de hipnósis a la distancia"; "Los trastornados tipos que inventaron a Dios". En teatro: "El general Ferreboldi no dejó indio ni negro sin civilizar". Cuentos: "Acaso se llamara simplemente Maruca"; "Quiero contarte algo (sin importancia)"; "Inestable equilibrio" y unos treinta cuentos publicados en antologías de Bolivia, México, España, Israel, Paraguay, Chile y Argentina.
La línea creativa de José Francisco Gariboldi, está orientada a los relatos de tinte fantástico, donde, de una situación normal, un detalle imprime a la historia un giro, una mirada diferente, una vuelta de tuerca que trastorna la normalidad. Ha llevado adelante un emprendimiento local, llegando a efectuar siete ediciones de una antología en la que se expresan las personas vecinas de su pueblo, promoviendo la lecto-escritura chaqueña.
Su afición a la música le posibilitó armar, conjuntamente con Maruca, un proyecto que llevan a cabo desde hace años, representándolo en cuanto lugar dentro de Argentina son convocados, e inclusive en los países a los que son invitados (son viajeros muy activos y concurren a cuanto evento cultural se les convoca).
Junto A Maruca Anadon, realiza teatro para niños, adolescente y jóvenes, obras con el mensaje de lo positivo que resulta la lectura en nuestros días, relatando un cuento mágico donde realizan actos de magia, ilusionismo e interpretan instrumentos musicales. En su visitas a Tarija-Bolivia, fue designado "Visitante Distinguido" por tres municipios, nombrado socio y Miembro Correspondiente de la "Unión de Escritores y Artistas de Tarija"; asimismo, fue honrado como "Embajador Universal de la Cultura" con aval de la UNESCO.
José Francisco Franco Gariboldi, radica en la ciudad de la Escondida, Argentina.



22 de septiembre de 2024

Héctor Béjar: prefacio para ensayo de Jorge Aliaga Cacho

Héctor Béjar Rivera, excanciller del Perú

Weber y Marx

Por Héctor Béjar Rivera

Jorge Aliaga expone con precisión la relación de Max Weber con el fantasma de Carlos Marx. Una relación desigual, puesto que Marx no podía responder a las posiciones antisocialistas de Weber, sino desde el pasado.
Alemanes ambos, Carlos Marx y Max Weber pertenecieron a generaciones diferentes. A partir de los cuarenta del siglo XIX, Carlos Marx empezó su vida intelectual escapando de la sombra de Hegel, criticó a la sagrada familia de los intelectuales alemanes de su tiempo, señaló sus discrepancias con Ludwig Feuerbach y, habiendo establecido que no se trataba solo de explicar el mundo sino de transformarlo, se incorporó a la lucha social de Francia en las revoluciones de 1848 y 1871 sobre las que escribió sendos y precisos análisis. Al final, desde su pequeña y pobre casa en el Soho y su rincón en el Museo Británico, escribió su monumental obra El Capital.
Max Weber perteneció a la generación alemana que culmina el siglo XIX y entra en el siglo XX. Tenía 19 años cuando falleció Carlos Marx. Fallecido en 1920, sobrevivió en treinta años a Marx, que murió en 1883. La difusión de su obra tiene que ver mucho con el afán de las corrientes conservadoras de presentar un análisis alternativo a la obra de Marx en el occidente capitalista. Y aunque este no haya sido su propósito, así ha funcionado en la práctica con la obra de Weber y Parsons, durante todo el siglo XX: decirle al mundo que Marx estaba equivocado y la ciencia social verdadera estaba en los escritos de Weber y Parsons, no en los de Marx.
Dictaduras feroces de América Latina, como las de Videla y Pinochet, no se hicieron problemas: eliminaron y a veces quemaron, los libros de ambos, Marx y Weber. Las universidades de algunas democracias limitadas como la peruana de hoy, sacaron a Marx de sus programas de estudios sociales y se dedicaron solo a Parsons y los posmodernos. Marx fue almacenado en las cajas enmohecidas del pasado cuando se anunció, con el fin de la historia, ya no el superhombre de Nietzsche sino el nuevo hombre de Fukuyama.
Sin embargo, la obra de ambos pensadores perdura. El Capital de Marx es tan importante como Economía y Sociedad de Weber si se quiere entender la evolución del pensamiento económico, histórico y sociológico de ambos siglos, el XIX y el XX.
Weber conocía la obra de Marx, pero siempre mantuvo frente a él una actitud distante. Pocas veces lo citó, aunque usó ampliamente sus ideas. A diferencia de Marx, que se apartó de la política del sistema para realizar su obra filosófica, Weber se mantuvo en la academia y la política hasta el fin de sus días.
Weber nació en el lejano y atrasado este alemán, en Erfurt, cuando Marx tenía 46 años. Marx nació en el Oeste minero e industrial, en Tréveris. Mientras Weber nació en un hogar
de políticos ligados al sistema, Marx fue casi un marginal, en un hogar de judíos convertidos al luteranismo. Mientras Marx tuvo una vida agitada por exilios sucesivos y una pobreza persistente, Weber disfrutó la vida tranquila y rentada de un profesor burgués.
A diferencia de Marx que proclamó con Engels el internacionalismo, Weber acompañó la formación de Alemania y defendió a su país respecto de sus enemigos, incluso sirviendo en el ejército. No fue exactamente un nacionalista, pero sí un intelectual nacional, mientras Marx fue un intelectual internacional e internacionalista.
Mientras Marx postulaba la universalización de la lucha proletaria, Weber era un pangermanista.
A diferencia de Marx, que postulaba la lucha de clases, Weber quería la unión de la nación alemana.
Marx fue un alemán socialista, Weber un alemán liberal que se reconocía como nacional y burgués.
Weber rechazaba el socialismo en todas sus formas. Marx lo promovió, asesoró y apoyó.
Marx no creía ni en la ideología ni en los discursos sino en cómo se desenvolvía la realidad de las sociedades y las clases, Weber investigaba las causas éticas y espirituales de la realidad capitalista.
Mientras Weber legitimó el espíritu del capitalismo por el ahorro al que condujo la ética protestante, Marx hizo toda la historia sangrienta de la acumulación originaria del capital.
Si se puede reprochar a Marx su reduccionismo económico, habría que reprochar a Weber su reduccionismo idealista. Pero ambos han debido aclarar más de una vez a sus seguidores. Weber alegaba no haber olvidado los parámetros económicos, Marx y su amigo Engels aclaraban que no se podía interpretar mecánicamente la relación entre estructura y superestructura.
Filosóficamente, Marx provenía de Hegel, Weber venía de Kant.
Weber advirtió, recién nacida la Rusia soviética, que acabaría siendo una dictadura, “un dominio del burócrata sobre el no burócrata” en que la alienación persistiría. En pleno clima de guerra, no se hacía problemas en hablar contra el socialismo a los oficiales del ejército alemán, a petición de la Oficina de Defensa contra la Propaganda Enemiga, mientras otros escritores denunciaban los crímenes del militarismo belicista.
A pesar de estas diferencias, desde aproximaciones distintas, ambos, Marx y Weber, tomaron los mismos objetos de estudio: la sociedad burguesa, el capitalismo y el Estado. Sus obras capitales, Economía y Sociedad y los tomos segundo y tercero de El Capital,
además de los Manuscritos económico filosóficos y La ideología alemana, fueron publicados después de su muerte.
Todo esto explica el texto de Jorge Aliaga sobre Weber y el fantasma de Carlos Marx, que todavía recorre el mundo. Weber habría discutido con Marx sin mencionarlo siempre.
En realidad, las ideas circulan entre los pensadores, pero estos no siempre lo reconocen. La relación entre los pueblos de religión protestante y el capitalismo ya la encontramos en Marx. La idea del espíritu del capitalismo está en Sombart, el rival con quien Weber siempre discutió. El significado del protestantismo para el mundo moderno está en Troeltsch, el amigo de Weber.
Marx y Weber dedicaron largo tiempo a sus investigaciones históricas, fueron en gran medida historiadores. Pero Weber siempre protestó cuando se le quiso presentar como alguien que subestimaba la economía.
El texto de Jorge Aliaga analiza esta curiosa relación de un académico del sistema como Weber y el fantasma de un iconoclasta como Marx. Una relación realmente fascinante, que no ha terminado, porque los fantasmas de ambos siguen recorriendo las ciencias sociales y el mundo.


Pulsar el siguiente enlace para leer el ensayo de Jorge Aliaga Cacho:
https://jorgealiagacacho.blogspot.com/2022/08/max-weber-en-un-debate-con-el-fantasma.html