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Josè Pablo Quevedo |
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Jorge Castillo Fan con alumnos peruanos |
Por Jose Pablo Quevedo
Jorge Castillo Fan, situado bajo una luna que llora y que ríe, pareciera un jugador de solitarios, jugando con las cartas de la muerte desde un escenario surrealista, pero en estas disquisiciones del intelecto literario, en aquella danza macabra que establece con la muerte, el aeda mezcla sus propios ases frente a las cartas de aquellas guadañas que marcan lo indescriptible y lo absurdo de un tiempo duro de sobrevivencia, de violencia, de resignación, de angustia y de escepticismo que toca vivir a gran parte de la Humanidad.
El aeda, que vive cerca de los Andes costeños, en donde su verbo podría haber sido impulsado por los vientos de Yari Walac, más cercanos a la vida, nos ofrece en su lírica más bien imágenes de raigambre judaica - europea, las cuales están impregnadas de una fuerte dosis de filosofía positivista o existencialista moderna, cuyo atributo más saltante es el agnosticismo, esa imposibilidad de creer que la suma de algo inteligible es el camino más acertado hacia el más allá de la Vida. El poeta ironiza, se burla de conceptos consumados y anacrónicos que la misma inteligencia moderna ya no promueve, ni se inclina a aceptar.
En esta travesía lírica, el poeta piurano hace un desentierro arquelógico que viene desde la Edad Media y lo recicla nuevamente, dándole el aliento de la <yerba aplomada> en su corazón iconoclasta, introduciéndose, por ello, en el absurdo para desafiar lo absurdo. Principios morales y religiosos inefables e infalibles caen como castillos de naipes en ese Encuentro con su propio espejo, desdoblado por lo que acontece a cada tiempo. Una jugada con el Destino, con el Amor en la antesala con la Muerte, echando sus cartas o pronunciando su propio grito interior, ora impresionista ora atropellado.
Jorge Castillo en el poema Nr. 18 escribe: „El corazón/ sus incesantes danzas/ sus lanzas acesantes/ su compás de carne, marcando a sombraluz el tiempo de la voz y de la hoz definitivas...“
La imágenes sobre la Muerte, o lo que está ligado a ella, asoma en pares consonantes o disonantes en su poesía, y a veces en forma repetitiva. Muerte-Vida, túnel, ciego, cenizas, obscuridad –sombra-fuego-luz- estrella son los elementos comunes que se repiten: „Era tu voz una danza invisible sobre el viento /o el alma de los ciegos... Chilla lo imbesado sus oscuros / como la muerte final.“
En este compás de imágenes Jorge Castillo Fan recorre -de otra forma- los caminos, que ya lo hicieron otros rapsodas, juglares o pintores desde la Edad Media en las cuales desarrollaron mucha fantasía en sus imágenes y versos sobre la Muerte, a las cuales acompañaron algunos estribillos populares o costumbristas... „Was ihr seid / sind wir gewessen,/ was wir sind, !werded ihr sein“ (Lo que vosotros sois, seremos nosotros, lo que nosotros somos, sereís también vosotros).
Esta tradición europea, que se desarrolló desde el siglo XIV, fue sin duda, un fenómeno europeo que nació en Francia y se siguió desarrollando en España, en Alemania, en Italia y en los Países Bajos. Lógicamente que al principio este Arte de ver a la Muerte como una simbología fue inspirado por muchos sacerdotes, quienes hicieron ver que el Hombre es un simple mortal y que la Vida está en peligro. Basta echar una mirada detrás de los portones de las diferentes iglesias alemanas de arquitectura barroca para darse cuenta cómo esa simbología „Muerte“ ha sido representada.
Metafóricos también han sido algunos artístas alemanes quienes desarrollaron de manera original, esa relación con la Muerte como una puerta o ventana hacia la otra vida... „La Muerte que era una tarea de los hombres, era una puerta para ir al más allá: cielo – infierno o purgatorio-„. Y acaso no lo es en Jorge Castillo Fan cuando en el Poema Nr. 4 escribe: „Puerta increada que vomita su desluz / regreso en polvo al filo del martirio/ Agujero donde suenan las clausuras/ brillo ciego de las carnes en destrozos/ Honduras y rosas negras en la
piel/ Nombre líquido que cae como un asalto sin brazos/ Nombre de mañana que resbala a los no sé...“ Cero que ahuya su color de nunca... (Infierno) Abro la ventana que da a mí / El mí queriendo pronunciar el cielo con el único fuego de tu nombre... (Cielo) Las antípodas cielo-infierno se unen a través del umbral de esa puerta.
''Der Heidelberger Totentanz“ nos muestra aquella tradición en las alegorías alemanas sobre la muerte, la cual baila con cada quien- todos los miembros de la sociedad europea -, en donde ningún ser mortal se escapa de aquella mano huesuda o de aquella guadaña que ciega a la Vida de los hombres a cada segundo. Todos necesariamente tienen que bailar con la muerte, y la figura de la Muerte para los artistas - se me hace, en ese sentido y también para Jorge Castillo Fan, es algo femenina –. En este poeta, el yo y el tú discurren como diálogo / monólogo, como hueso de húmero astillado salido de una pena de estrella quedada en el agua, metáfora de un dado echado sobre una alfombra y que está tintineando el alma enamorada. El aeda en el Poema Nr. 11 escribe Tras la raíz del movimiento/ el ser/ el latir/ los ojos puros/ estrella de carne este buscar /(ya llegarán la azulisimas fusiones).
También siguiendo esta tradición, pero ya dentro de una línea del expresionismo alemán, se ven desde los albores del siglo XX lo desarrollado por otros artístas alemanes, como por ejemplo Otto Dix. La Muerte y la existencia Humana entre la Primera y Segunda Guerra Mundial, era algo donde la Vida, la existencia de los hombres estaban condicionadas por el poder y el militarismo. La relación de expresar esta obra en la pintura y la poesía es la condena a algo absurdo por los cuales muchos jóvenes tienen que morir en las trincheras y los campos de batalla, y allí dejar sus propios huesos por algo que es innecesario a la fraternidad Humana, y a los que los mercaderes y militares llaman „defensa de la Madre Patria“.
La Vida la poseemos, ella nos ha sido dada, pero no nos pertenece, porque nuestras vidas están determinadas por los que poseen el poder, los políticos corruptos, algunos militares patrioteros, la burocracia insensible, los valores religiosos anacrónicos que predican algunos curas. Un mundo de corrupción y de hipocrecía. levantado por valores artificiales, un mundo real y mental plasmado con „eternos“ laberintos, de velocidades, de túneles habitados por la Muerte, es lo que ve el poeta Jorge Castillo Fan en las anatemas en las que el hombre moderno se desenvuelve. A cada paso se respira la muerte, se siente ya su presencia. Tal vez ese proceso ya está en nosotros en un estado de descomposición sin que nos demos cuenta. Ante esa existencia y su relación con la del poder hay una sola trinchera, un escape, un tunel ciego del cual ya nadie se escapa, y ante esta imposibilidad sólo nos queda esa preparación. Para Jorge Castillo Fan, el amor sigue siendo una trinchera.
Tal vez la odisea vivida frente a los diferentes sucesos políticos, por los diferentes pueblos latinoamericanos en estos últimos tiempos se refleje en ese Yo / Espejo de Jorge Castillo Fan, donde la existencia del Hombre está continuamente amenazada, donde a estos se ha quitado ya espacios vitales para poder existir y determinarse libremente, en donde la Vida se extinge como una condena, en su vela y vigor, y vemos como la Muerte algo más cercana que la Vida y la Vida algo que se nos aleja, que se introduce dentro de un túnel ciego y sin salida.
Los versos de Jorge Castillo Fan parecieran promover a un ser macabro en su apariencia, pero detrás de aquella máscara de lo tétrico hay la leve sonrisa hecha pena, de burla a todo lo artificial que ha sido impuesto. Las metáforas iconoclastas desfilan en sus versos cargadas de ironía o como una rebelión, como una burla contra los valores usuales y absolutos que maneja cierta gente establecida en el poder o cercana a él y los creen imperecederos.
El lenguaje de Jorge Castillo Fan, se arma y se desarma a base de la expresión del caos y del orden existente en esas sociedades en el cual el Hombre está sometido a base de bombardeos de ese mismo desequilibrio. Todo un rompecabezas armable y desarmable con elementos gaseosos, artificiales, un mundo de vanidad, de la exaltación del propio ego, sin la solidaridad Humana, ese espejo del Yo propio y de los Túes usuales de una sociedad lacerante.
La declaración de amor a la Muerte en el lenguaje de Castillo Fan, no es la del artista expresionista de los colores alegres y explosivos de un Van Gogh, sino el de un impresionista, cuyos tonos son los claros-obscuros, grises de alquitrán o marrones botellas, que me hacen recordar a los trazos del pintor español Francisco de Zurbarán o al de la pintora española alemana Nuria Quevedo; su lenguaje es breve – predominan los minipoemas - algo nerudiano, algo gongoriano-, pero su sonido del ritmo poético es como una cuerda tensa de violín, cuya vibración puede ser un elemento del alemán Max Bruch, algo conmovedor que incita a la tristeza o al desencanto.
El poeta establece entonces el diálogo con la muerte, la conoce, la trata de tú / yo, como emite el sonido una zampoña, como suma de sonidos que se repiten de un tono a otro tono, e incansable va a de otros tonos menores a mayores buscando la médula del interlocutor. La muerte está tácita, pero no oculta, ella no le responde pero lo escucha, conoce al poeta, los versos de amor declarados. También es una relación en la cual no se nota a un vencedor y a un vencido, como lo son la vinculación entre el victimario y la víctima. Es una relación en la cual el aeda conoce muchos puntos obscuros, los espacios donde ella se halla. El tiempo subjetivo que transcurre dentro de los versos, no es la invitación en términos de la misma muerte, sino la invitación del poeta hacia ella, en la cual toda esa estructura de versos me parece confidencial y hasta la de una Muerte que respirara, que está sorprendida de tener a un interlocutor que le haga entender de esa pena humana o tragedia.
La Muerte, en este monólogo, ya no gana esta vez la partida, tampoco declama versos moralizadores antes de abrir una puerta o ventana y después cerrarla para ir al más allá de lo posible. Nadie oye su voz, ella solamente tiene oídos para el poeta. Entonces, si en esta tautología de que si la muerte misma es el espejo de lo que acontece, estos versos también se constituyen a una invitación a decirle, que ella misma es un absurdo, que es una mentira que ella exista, sino lo que existe es el amor, y que ella no es una puerta al más allá, y que está puerta esta fabricada por lo absurdo. El monólogo, entonces traza un contrario, el espejo de si mismo, que se convierte en diálogo tácito. El Poema Nr.5 nos trasmite esa sensación: „Tránsito más tránsito/ Y en la sed un nombre y un cielo/ que no existen.“ Aquí su confesión, aquí la rebelión, el espejo interior de Jorge Castillo Fan y la forma de abordar ese mundo que no existe, como un mal sueño en el que se hallan los hombres.
La prenda que la Muerte ha venido a llevarse al más allá, como lo hizo el alma europea del siglo XIV, no existe en el lenguaje de Jorge Castillo Fan, lo que otros juglares cantaron, en otros tiempos: ... vuestro poder llega a su fin, /ustedes me pertenecen“, no existe en los versos del aeda piurano.
Lo que moraliza tiene uno o varios oyentes, y hay siempre una aceptación muchas veces sumisa, y otras no meditada. Lo que moraliza no conoce los versos de Jorge Castillo Fan, él sigue incrédulo, tiene un silencio astillando, él conoce a su invitada, las regiones que habita, la soledad, su casa, la Muerte es su amada, acaso „juega“ con ella. Un cuadro que sin duda me hace recordar a la pintura autoretrato del alemán Otto Dix reflejándose en la cara de la muerte. La muerta irradia vidriosa en las láminas del „Leiche im Drahtverhau“, „Selbstbildnis mit Totenkopf“, „Mahlzeit an der Sappe“. La forma de contradecir a ese absurdo de la Muerte artificial con el amor es la defensa por la vida, es el esbozo de sonrisa pura del artísta frente a la máscara de Muerte que llevan algunos hombres del poder. Y esto ya es una irreverencia, una rebelión del espíritu creador que se alza en una época en que los artificios de los absurdos no vitales han crecido en un mundo deshumanizado, en los que hasta algunos gobernantes andan promoviendo con la pistola debajo de la cabecera. Al poeta no pueden arrancar ese amor que es el único aliento de vida en ese nuevo campo de batalla que hay que ganar contra ese anacronismo globalizado. „Un disparo al revés... Lámpara al revés/ lo gris en el reloj/ Me camino/ Nieva el silencio...“ O el reconocimiento de que esa ficción entregada está en esos espejos: „El mar y el mar en mí (espejo sobre espejo)...“ „ (tal vez soy un espejo sobre esa herida que he llamado lengua)/ El va/ lazo de silencio/ como ciego mirándose a los ojos...“
El tono romántico de voz astillada, permite a Jorge Castillo Fan entrar en el drama actual, el rapsoda toma la iniciativa y el vigor para hablar a la Muerte, para demostrarle que el amor ante esa puerta del más allá es más vital, que lo absurdo y aún lo inefable son campos que están inscritos por la condena artificial de un mundo no fraterno: ¡Hiroshima!, de repente, como un relámpago se prende en la memoria del poeta y ese acontecimiento único en la historia de la Humanidad brota en su lucidez en donde en un segundo de fósforo fueron condenadas y calcinadas más de 100 mil personas a la Muerte. La danza fue sobre el hongo nuclear parida en un laboratorio made in USA, convirtiéndose por ese hecho también el presidente norteamericano Harry Truman, en el más grande genocida de la historia en impulsar a la Muerte a esa velocidad de su danza.
En sus versos, este poeta nos señala las dos paralelas que lleva implícita la Muerte: La Muerte determinada por su naturalidad y la Muerte artificial ocasionada por el desafío que lleva a la desgracia por el mismo Hombre.
Lo inverosímil queda demostrado. La muerte es patética, aterradora, su rostro no ha variado, pero se hace creer a la Humanidad, que es una puerta al más allá, la única puerta al cielo de arriba o de abajo. Jorge Castillo Fan descubre su otra cara, nos hace reflexionar como el gatillo del disparador de una bomba atómica, ahora, puede calentar una bomba de hidrógeno y dejar solamente una tumba total.
Lo inverosímil de este rapsoda, y lo es para el público europeo, es que su poesía y en general de lo que tienen América Latina siguen otras rutas imaginarias, tienen otras fronteras, y que lo que acá en Europa nos parece ínverosímil, allá es a la inversa. Los caminos de la poesía latinoamericana recorren otros espacios de la realidad que a veces parecen fantasiosos.
Sobre esa danza macabra, de varias maneras y en variados estilos se ha poetizado en Europa como en América Latina, recordemos la „Fiesta de Muertos“, en México, donde esta tradición hacia los muertos tiene otro contenido. Los Incas y otras culturas anteriores a ellos también lo hicieron y se asignaron chullpas y templos como lugares sagrados. En los tiempos actuales esa figura cobra otra fisonomía. El poeta alemán Ulrich Grasnick, recogiendo la tradición mexicana como modelo de simbiosis entre uno y otro continente, al descubrir la tradición panteísta y natural del culto a los muertos de estas culturas, ha escrito en su libro „Ein mexikanisches Totenfest“: Nadie en este mundo / debe de temer al tiempo que en este mundo / tiene que pertenecer/ la muerte/ disuelve de pronto el tiempo/ en la nada...“ „Despertamos/ de la escuela de los sueños,/ pasamos a las lecciones de día,/ a los deberes/ que nos impone la muerte...tenemos que trabajar para ella/ en todo sitio/ pero en esos días de noviembre/ bailamos/ celebramos con ella la fiesta....“ „ El tiempo es la muerte /detrás de la máscara vacía del tiempo/ igual como es la muerte/ la máscara detrás del tiempo vacío de la máscara. Otro tono, otro acento en este poeta alemán.
El alma de Jorge Castillo, no es la Melgal, alma del Yaraví o la del novelista boliviano Néstor Taboada Terán, autor de la obra „ Manchay Puytu, el amor que quiso ocultar dios“ < Die Liebe, die Gott nicht wollte>, el segundo indigenista, cuyo relato dramático, nos deja ver la tragedia de un padre católico que mantiene relaciones de incesto con su hermana y que aún después de muerta -habiendo hurtado al cadáver, y este aún en estado de putrefacción, sigue manteniendo esas relaciones sexuales con el cadáver y la sigue llorando...
El nihilismo, la duda es ambivalente y también lo es el espejo de Jorge Castillo Fan, también los ángulos que contienen ese espejo: El amor promoverá pares contrarios, ritmos disonantes como una lluvia de fuego o de múltiples ojos que ven de forma diferente y como el poeta lo declara en forma irreverente en el Poema Nr. 14: „El NO! asfixiante entre sus áspidas ubicuas/ La soledad es nudo ciego/ como un abrazo a nada bajo el agua/ Morado adiós del aire / y todo sombra... El alma colgada en dos palabras de cenizas... Nada es cierto aunque el fuego lo señale... (el amor contra lo obscuro). El amor es ceniza, pero ceniza necesaria“, son las sentencias del poeta.
En Jorge Castillo Fan el amor a la Muerte aparte de ser ambivalente tiene otra connotación, él no llora sino exclama, conoce el lenguaje de la muerte, el monólogo/ diálogo que establece con ella y que discurre en su texto, puede haber sido hecho en cualquier ambiente de una casa: En la cocina, en el comedor, sobre la cama, detrás de una cortina, ante el escritorio o de pie sobre una escalera, sobre una calle, en un supermercado. Allí donde la Muerte se halla agazapada, oculta e intenta con su guadaña cegar a una vida, a muchas vidas, allí donde los dioses del comercio y del poder le han dado esa tarea.. Pero los versos que son una declaratoria de Amor, son la única puerta abierta permanentemente.
Hay una contradicción dentro del amor declarado por el aeda y su negación por los mercaderes, que creo se hallan tácitos – ellos como convidados de piedra-, y están al margen de ese monólogo / diálogo en referencia, aquí el poeta abre los sístoles y los diástoles de su corazón para declararse por el amor que ha partido con el primer soplo de su vida, marcado ya en el ombligo de su cuerpo, explícito en el Poema Nr. 11. „El mar del verbo/ el alma en rojo hirviente/ El amor nadando a amar/ la sonrisa como un horizonte/ los cantos de sirenas/ ( Y un nombre disuelto en los abismos).
El nihilismo de Jorge Castillo Fan, primeramente oferta la descomposición de un contrario, promueve a la sublevación tácita o estridente de la palabra, y la misma palabra intenta adquir dentro de ese caos otra connotación, el ser otro imperativo de oposición, como también es la búsqueda de pares correlativos como en la poesía visual y acústica moderna sobre todo alemana, o en versos hechos a la manera francesa con pinceladas dadaístas.
En el Poema Nr. 18 vemos esta apreciación: „Los ojos lluvia / Los ojos Yo-vía /Los ojos llovían.“ Un artificio hecho de un juego dadaísta o recortado de la poesía visual alemana hecha collage. „Poesía hirviente / Hiriente poesía“, frase hecha en pares consonantes. „El destino / el des-tino/ El desatino / El des a ti No“, o las palabras en juego que buscan la negación y la síntesis.
También el espejo, símbolo de singularidad cotidiana de uso doméstico nos refleja una realidad cada día. Esa metáfora universal de uso común forma al arquetipo estético del título de la poesía de Jorge Castillo Fan, ante el Yo individual o quizás como una reflexión ante los acontecimientos cotidianos, como una plasmación simbólica de lo que se da en el mundo, o como una caligrafía expansiva que cubre en su hechura espacios sociales-geográficos, el Yo y el Tú, el Nosotros, o el de todos los que estamos ubicados ante el mismo dilema. Pero ese espejo, ya marca en sí una ambivalencia: Reflejar y también deformar a la realidad. El poeta escribe en el Poema Nr. 10 : „El espejismo ante el espejo /(intensidad y abismo) /el túnel del ser.“
Cada imagen, cada metáfora elegida por este aeda tiene una proyección, son espejos de una realidad (es), que se establecen bajo conceptos o motivaciones que el intelecto traza en otras coordenadas, que se sintetizan y se recepcionan de diferente manera posible. La vida cotidiana misma incluye a la muerte en esa relación con lo absurdo, y Jorge Castillo Fan abstrae, sintetiza y suda el lenguaje de la gente, no lo repite, sino que lo promueve a nivel intelectual, más íntimo al descubrir al ambiente donde ella mueve su guadaña, como es en el sueldo de muerte que paga a los trabajadores, en la huelga o manifestaciones que es aplastada con la violencia de las armas por los que controlan al poder, en los niños que mendigan por el pan permanentemente por las calles, en la medicina impagable, en los
alimentos adulterados, en las promesas que no se cumplen, en la violencia diaria de los militares, en el negocio de las drogas, en los ancianos desposeídos de seguridad social, allí de ese mundo, el aeda descubre y abstrae la relación de los Hombres con la Muerte, las posibilidades de esas muertes artificiales hecha por mano ajena, a la cual esos hombres que sin querer también han ido amando, y el poeta que ya la conoce, ya no baila con ella, la Muerte no tiene esa careta de Muerte dada por la simbología religiosa, sino la careta de la amante, la careta verdadera.
Son tantas esa muertes absurdas que se dan, que el mismo poeta descubre lo absurdo como un elemento de su poesía para acercarse al mundo de la Muerte. El espejo- yo – realidad, se nos entrega como una deformación de un mundo „globalizado“, en la que la Muerte se convierte en amante, tanto que a los hombres, en las sociedades enajenadas se le invita para conocer lo que ella ha sembrado, por ejemplo en Berlín hay agencias que promueven viajes para conocer las ruinas dejadas por la guerra de los Estados Unidos en Yugoslavia, también para visitar los deshechos dejados en Bosnia o ver las calles y casas demolidas en Kosovo, y en el futuro el turismo debe invadir Afganistán y el Irak para ver las nuevas ruinas. Es decir, al hombre se lo insensibiliza, el comercio ha descubierto que la Muerte también puede ser una amante de carne. Es decir, se puede llegar hasta el coito con la Muerte.
El yo íntimo de la reflexión consigo mismo se convierte en los Túes y en los Nosotros, en algo colectivo, como una secuencia de espejos que se prolongan en una perspectiva infinita. El drama es la Muerte y lo absurdo de ella, pero el aeda necesita de un interlocutor que lo sepa. Por eso, el poeta entrelaza en su espejo una proyección de otros espejos, que se une en sus miles de caras.
El espejo de Jorge Castillo Fan nos muestra las deformaciones y los laberintos de esa aldea-mundo globalizado, en la espantosa careta de una globalización del consumo y la violencia en que nos hemos ido sumiendo tanto en los abismos de la muerte que se levanta casi glorificada sobre el hongo nuclear en nuestros días.
Los versos de Jorge Castillo no son un canto al alba, o un augurio de solidaridad y de esperanza humana, como tal vez lo ofrecen otros poetas que no solamente se rebelan, sino intentan transformar a ese mundo a otro más humano, y ponen su energía y su sangre en esa práctica social. Tal vez los versos de invitación de Jorge Castillo a esa danza macabra, sean el preludio de una invitación a la reflexión y al diálogo con nosotros mismos, diálogo que nos acerque verdaderamente a no deshumanizar a la vida, que nos solidarice, y nos anticipe a cómo evitar cualquier desastre, una desgracia o una hecatombe humana.
José Pablo Quevedo*
Berlín, Noviembre del 2003
Datos sobre el autor
José Pablo Quevedo, Catacaos /Piura, Perú, doctor de filosofía. Entre los años de 1993 a 94 enseñó en la facultad de Kulturwissenschaften (Ciencias del Arte) en la Humboldt- Universität zu Berlín. En 1994 funda la hoja literaria berlinesa, „La Pirámide Invertida“ y en mayo de 1996 organiza e inicia la I. Cita de la Poesía, Latinoamérica- Berlín, evento poético-cultural que se realiza en Berlín, en mayo y junio de cada año. José Pablo, ha sido además, cofundador de la Sociedad „Trilce“ en Berlin y es cofundador del grupo literario MeloPoefant ( Sismo Poético Resistente) de gran trascendencia literaria-cultural para los latinoamericanos literatos residentes en Alemania.
Obra poética: „La noche, un día de espaldas al sol“, Lima, 1973; „Dieve“, Berlín, 1980; „Torsos y piedras“, Ediciones Aguilar, Homenaje al Centenario de César Vallejo, Trujillo-Perú, 1994; „Immer ein anderer“, Berlín, 1996;“Der Kontinent der Sonne“, libro que contiene 5 obras de radioteatro para niños, que fueron anteriormente producidas y editadas por el Berliner Rundfunk de Berlin desde 1986.
„El Continente del Sol“, Cassette, editado en Huancayo-Perú, conteniendo 10 canciones del autor. „Variación de la Luz“, Ediciones MeloPoefant, Berlín 1999, editado por el Institut für Arbeitsmarktforschung und berufliche Weiterbildung e. V. El Continente del Sol, CD que contiene 19 canciones de su autoría, publicado por el Institut für Arbeitsmarkforschung und berufliche Weiterbildung e. V. Berlin, 2000.
La Casa Editoral “AEDOSMIL“ ha publicado dos libros de poesías: „ Variación de la Luz“ y „Poemas para un cuerpo encendido“, Lima , Perú, año 2001. En el año 2002, han sido editados dos nuevos libros de poesía de su autoría por la Casa Editora Alejo por encargo del Círculo Literario „MeloPoeFant“ de Berlín: „Orovela“ y „Los deshielos del tiempo“. También recientemente ha sido publicados por la Editorial Alejo, los libros „Las márgenes ocultas de la lluvia“ y „Las voces inaugurales del alba“.
José Pablo Quevedo ha publicado también en las Antologías „MeloPoefant“ ( Berlín1996 ) y Sismo Poético Resistente (Berlín 1997 ), „Trilce“ Editionen Berlin. De 1998 - 99 ha publicado en las antologías que han sido editadas por MELOPOEFANT-Edition, con motivo de la III., la IV y la V., de la Poesía Berlín- Lateinamerika. También sus poesías han sido publicadas en la antología „Jedesmal wie ein Geschenk“, Edition Laeser, Berlín, 2000. Sobre su obra y su biografía uno se puede informar en el libro „Interkulturelle Literatur in Deutschland“, recientemente editado por la Casa editorial J.B. Metzler, Stuttgart - Weimar 2000.
Desde 1996, José Pablo Quevedo es miembro de la Nueva Sociedad de Literatura en Alemania (Neue Gesellschaft für Literatur) y desde octubre del 2000, viene ejerciendo la Presidencia de la Casa del Poeta Peruano en Alemania.
La obra de este vate está traducida en cinco idiomas y sus poesías y trabajos de prosa y de ensayos literarios, se hallan difundidos en las más importantes revistas y periódicos de América Latina, como „La Guillotina“ y „Aleph“, „Zapatos Rojos“, „Carmín“ (Argentina); „Alpha“ (Chile), „Olandina“, „Cometas de Papel“, „Casa del poeta Peruano“, „Fastos“, „La Industria“, „El Nuevo Norte“, „Karminka“, „El Callao“, „Somos Mujeres“, „Expresión“, „La tortuga ecuestre“,etc. (Perú), Palavreiros (Brasil). También su obra está difundida en „Prenzlberger Ansichten“, „ila latina“, „Planet“ „Courage gegen Fremdenhass“, „Café Berlín“, el „Colibrí“, „Humboldt Universität, „El Chasqui“, „Ecos“, „Tranvía“, „La Pirámide Invertida“,etc. (Alemania); „Vericuetos“ (Francia), „Mundo Estudiantil“ (Praga) „en contacto“ (Inglaterra), Alhucema (España). También la revista „La Lanza“ de Suecia, le ha editado una larga entevista en dos partes hecha conjuntamente con el poeta Víctor Bueno Román, a raíz de la guerra de Kosowo.
Muchas de sus entrevistas ofrecidas a la radio y a la televisión circulan por los Estados Unidos y por toda América Latina, Alemania, España, Inglaterra y Francia. También muchas de sus obras de teatro han sido presentadas por diferentes escolares de Berlín en diferentes centros culturales, entre ellos „Cómo la papa vino al mundo“, Wie Penko, der Bär“, etc. Punto importante, es que este escritor cuenta con más de 400 presentaciones en el mundo infantil y escolar berlinés y de cuya obra tanbién se ha ocupado la televisión, la prensa y la radio alemana, así como importantes críticos de Literatura y de Arte, entre otros de Alemania, los Profesores, Hans Otto Dill y Hans Dieter Briesemeister, el Dr. Peter Knost, Dietlinde Schirmacher, Ulrich Grasnick, Thomas Hertwig y Tómas Stefanovics, y entre los peruanos, Víctor Bueno Román, Roque Ramírez Cueva, Jesús Cabel, Danilo Sánchéz Lihón, Santiago Risso, Raúl Gálvez Cuellar, Wellinton Castillo y Carlos Bancayán Llontop.