Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
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11 de febrero de 2023

Amado Nervo

(José Amado Ruiz de Nervo; Tepic, Nayarit, 1870 - Montevideo, 1919) Poeta mexicano. Hizo sus primeros estudios en el Colegio de Jacona, pasando después al Seminario de Zamora, en el Estado de Michoacán, donde permaneció desde 1886 hasta 1891.

Amado Nervo

Los problemas económicos que atenazaron a su familia, un hogar de clase media venido a menos, le forzaron a dejar inconclusos sus estudios eclesiásticos, sin que pueda descartarse por completo la idea de que su decisión fuera también influida por sus propias inclinaciones. En cualquier caso, siguió alentando en su interior una espiritualidad mística, nacida sin duda en estos primeros años y que empapó su producción lírica en una primera etapa; en ella meditó fundamentalmente sobre la existencia humana, sus problemas, sus conflictos y sus misterios, y sobre el eterno dilema de la vida y la muerte.

Abandonados los estudios, Amado Nervo empezó a ejercer el periodismo, profesión que desarrolló primero en Mazatlán, en el Estado de Sinaloa, y más tarde en la propia Ciudad de México, adonde se trasladó temporalmente en 1894. Sus colaboraciones aparecieron en la Revista Azul. Junto a su amigo Jesús E. Valenzuela, fundó la Revista Moderna. Estas dos publicaciones fueron el resultado de las ansias e impulsos modernistas que aparecieron, en aquella época, en todos los rincones de la Latinoamérica literaria y artística.

En 1900, el diario El Imparcial lo envió como corresponsal a la Exposición Universal de París, donde residiría durante dos años. Entabló allí conocimiento y amistad con el gran poeta nicaragüense Rubén Darío, quien más tarde diría de Nervo: "se relacionó también con el grupo de literatos y artistas parnasianos y modernistas, completando de ese modo su formación literaria."

Todos los estudiosos parecen estar de acuerdo en afirmar que adoptó los principios y la filosofía del Parnaso, grupo de creadores franceses que intentaba reaccionar contra la poesía utilitaria y declamatoria tan en boga por aquel entonces, rechazando también un romanticismo lírico en el que los sentimientos, las encendidas pasiones y las convicciones íntimas de los autores, interfiriendo en su producción literaria, impedían, a su entender, el florecimiento de la belleza artística pura.

Con su hija Margarita Dailliez

En París conoció a la que iba a ser la mujer de su vida, Ana Cecilia Luisa Dailliez, con la que compartió su vida más de diez años, entre 1901 y 1912, y cuyo prematuro fallecimiento fue el doloroso manantial del que emanan los versos de La amada inmóvil, que no vio la luz pública hasta después de la muerte del poeta, prueba de que éste consideraba su obra como parte imprescindible de su más dolorosa intimidad. Su Ofertorio supone, sin ningún género de duda, uno de los momentos líricos de mayor emoción, una de las joyas líricas más importantes de toda su producción poética.

Cuando regresó a México, tras aquellos años decisivos para su vida y su formación literaria y artística, ejerció como profesor en la Escuela Nacional Preparatoria, hasta que fue nombrado inspector de enseñanza de la literatura. En 1906, por fin, ingresó en el servicio diplomático mexicano y se le confiaron distintas tareas en Argentina y Uruguay, para ser finalmente designado secretario segundo de la Legación de México en España.

En 1918 recibió el nombramiento de ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay, el que iba a ser su último cargo, pues, un año después, en 1919, Amado Nervo moría en Montevideo, la capital uruguaya, donde había conocido a Zorrilla de San Martín, notable orador y ensayista con el que trabó estrecha amistad y que, a decir de los estudiosos, influyó decisivamente en el acercamiento a la Iglesia Católica que realizó el poeta en sus últimos momentos, un acercamiento que tiene todos los visos de una verdadera reconciliación.

La obra de Amado Nervo

Poeta y prosista, el valor de su prosa desmerece, sin embargo, si se la compara con sus producciones en verso. Nervo es, efectivamente, un auténtico poeta modernista, verdadero hijo literario de Rubén Darío, plenamente mexicano; las intuiciones religiosas de su juventud le inspiraron las páginas de sus Perlas Negras y sus Místicas (1898), en las que puede encontrarse su célebre A Kempis, cuyo encendido lirismo no podría ya superar el poeta.

En una imagen tomada hacia 1918

Más tarde, su mexicanidad se atempera por su estancia y sus contactos en París; la influencia francesa y, sobre todo, la española y la latinoamericana, concretada en el indiscutible maestrazgo de Rubén Darío y Leopoldo Lugones, confieren al espíritu, el sentimiento y la obra de Amado Nervo una dirección menos mística, unas preocupaciones menos religiosas, aunque impregnadas de un panteísmo que le da mayor universalidad, un pálpito más liberal y humano.

Es la etapa en la que escribe sus Poemas (1901), seguidos en 1902 por El Éxodo y las flores del camino, Hermana agua y Lira heroica. El ciclo se cerrará en 1905 con la aparición de Los jardines interiores. Todas sus producciones muestran un exquisito refinamiento, una indiscutible preocupación por la perfección de la forma y el absoluto protagonismo de la estrofa dentro de la escritura.

En 1909 publica En voz baja, obra que supone el inicio de su andadura hacia la paz espiritual que, a raíz de la muerte de su amada, dará paso a la profunda transformación que vivirá el poeta y que, en consecuencia, impregnará toda su obra; no puede olvidarse que los conmovidos versos de La amada inmóvil fueron escritos en 1912, aunque sólo aparecieran póstumamente, en 1920. A la misma época pertenece también Serenidad (1914).

Luego, el lírico evoluciona cada vez más hacia una renunciación que pretende llevar hasta el terreno literario; hay en él una curiosa influencia de las doctrinas orientales, y su primitivo sentido más o menos místico se convierte ahora en una especie de aspiración al Nirvana. "La muerte es la libertad absoluta", nos dice en la prosa de Plenitud; este espíritu lo sostiene en el verso de Elevación, El arquero divino (de publicación póstuma) y El estanque de los lotos (1917).

Sus actividades como prosista se iniciaron con El Bachiller (1896), novela corta de carácter autobiográfico. Son evidentes en la narración las influencias y las aspiraciones naturalistas, sobre todo en lo que respecta a la presentación de los aspectos más desagradables y sórdidos de la realidad. Autor prolífico, hizo también numerosas incursiones en otros muchos géneros, como el cuento breve, el ensayo y la crónica; destaca entre ellos su estudio sobre Sor Juana Inés de la Cruz, publicado con el título de Juana de Asbaje (1910).

Una recopilación de sus obras en prosa ya conocidas y de otras inéditas hasta entonces apareció póstumamente en la edición que, en 1938, publicó Alfonso Méndez Plancarte, acompañándola por el estudio Mañana del poeta. Entre sus obras narrativas merecen citarse Pascual Aguilera, El domador de almas, los cuentos de Almas que pasan (1906) y algunas de las novelas cortas y narraciones escritas en los años postreros de su vida. Sus Obras completas, ordenadas por el escritor y humanista Alfonso Reyes, que se encargó de la edición, aparecieron en Madrid, de 1920 a 1928, en veintinueve volúmenes.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Amado Nervo». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/n/nervo.htm [fecha de acceso: 12 de febrero de 2023].

En paz
Amado Nervo

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

10 de febrero de 2023

PERSISTENCIA

Darío Oliva es un vate argentino, nacido en Villa Mercedes, en la provincia de San Luis. Darío es dueño de una exquisita pluma y posee un gran torrente de energía para organizar eventos literarios en su ciudad que realzan su condición de líder en el quehacer literario.
Tuve el grato honor de conocer a Dario en Chile, en el marco de un encuentro internacional de escritores. Allí pude valorar su gran talento literario como también, sus valores humanistas. He seleccionado, para los amantes de la literatura, su poema: 'Persistencia', que estoy seguro será del agrado general.

Darío Oliva

PERSISTENCIA
Por Darío Oliva

Un malbec
unos versos de Rimbaud
sobre la guerra
el viento aguillotinado
de febrero
y la fiebre
de continuar vivo
en la superficie
y el revés del silencio.
Una mujer que ama
el campo visual que la incluye
y esta persistencia de árbol
de dar sombra y frutos
a mis pensamientos.
Tal vez se resuma
en el misterio
de responderle a la muerte
con prematuras carcajadas
de gozo
por otro día bajo el sol
y otra noche sin sobresaltos.
Lo demás
astilla la falta de reflejo
aislado en el sinsentido
de no saberse
y comprenderse vacío.

Pedro Calderón de la Barca

Dramaturgo español, (Madrid, 1600 - id., 1681). Educado en un colegio jesuita de Madrid, estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1620 abandonó los estudios religiosos y tres años más tarde se dio a conocer como dramaturgo con su primera comedia, Amor, honor y poder.

Calderón de la Barca

Como todo joven instruido de su época, viajó por Italia y Flandes y, desde 1625, proveyó a la corte de un extenso repertorio dramático entre el que figuran sus mejores obras. Tras granjearse un sólido prestigio en el Palacio Real, en 1635 escribió El mayor encanto, el amor, para la inauguración del teatro del palacio del Buen Retiro.

Nombrado caballero de la Orden de Santiago por el rey, se distinguió como soldado en el sitio de Fuenterrabía (1638) y en la guerra de Cataluña (1640). Ordenado sacerdote en 1651, poco tiempo después fue nombrado capellán de Reyes Nuevos de Toledo. Por entonces ya era el dramaturgo de más éxito de la corte. En 1663 el rey lo designó capellán de honor, por lo que se trasladó definitivamente a Madrid.

El teatro de Calderón de la Barca

Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción consta de ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores. Como todo coetáneo suyo, Calderón no podía por menos que partir de las pautas dramáticas establecidas por Lope de Vega. Pero su obra, ya plenamente barroca, tal vez alcance mayor grado de perfección técnica y formal que la de Lope. De estilo más sobrio, Calderón pone en juego menor número de personajes y los centra en torno al protagonista, de manera que la obra tiene un centro de gravedad claro, un eje en torno al cual giran todos los elementos secundarios, lo que refuerza la intensidad dramática.

El crítico Ángel Valbuena Prat señaló que en su estilo cabe distinguir dos registros. El primero consiste en reordenar y condensar lo que en Lope aparece de manera difusa y caótica y en estilizar las notas de su realismo costumbrista. Así, Calderón reelabora temas originales de Lope en varias de sus obras maestras; en ellas aparece una rica galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición social, los cuales tienen en común un tema del siglo: el honor, el patrimonio del alma enfrentado a la justicia de los hombres, caso de El alcalde de Zalamea, o las pasiones amorosas que ciegan el alma, cuestión que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra.

Pero no es ése, desde luego, el principal motivo de su obra. En su segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma poético-simbólica desconocida antes de él y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Calderón destaca sobre todo como creador de esos personajes barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El mágico prodigioso o La devoción de la cruz.

Su personaje más universal es el desgarrado Segismundo de La vida es sueño, considerada como la cumbre del teatro calderoniano. Esta obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de su época: el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño, y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede todavía hacer el bien.

Con Calderón adquirieron asimismo especial relevancia la escenografía (lo que él llamaba «maneras de apariencia») y la música. La carpintería teatral se convirtió en un elemento clave en la composición de sus obras, y el concepto de escena se vio revalorizado de una manera general, en la línea del teatro barroco. En cuanto a su lenguaje, se puede considerar que es la culminación teatral del culteranismo poético de Góngora. Su riqueza expresiva y sus complejas metáforas provienen de un cierto conceptismo intelectual, acorde con el temperamento meditabundo propio de sus personajes de ficción.
Fuente:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004.

La vida es sueño

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando, disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!¿Qué hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Jorge Aliaga Cacho en Madrid

9 de febrero de 2023

Opinión: Jimena Ledgard

Jimena Ledgard

Por Jimena Ledgard

Como muchas limeñas de clase media (o acomodada), crecí en un entorno en el que el nombre de Velasco desataba gritos histéricos y casi casi invocaciones a exorcizar la habitación donde su nombre fuese mencionado. Es un poco raro decirlo, pero conozco a varias de las personas que buscan hoy el pago de los bonos agrarios, así que se entiende que crecí en un mundo en el que no había nada que hablar sobre la reforma agraria, nada que complejizar y definitivamente nada que preguntar.
Durante por lo menos un par de décadas, esa fue toda mi relación con la reforma y con Velasco. Mi interés por entender ese momento de nuestra historia y por comprender mejor su significado, tanto a nivel nacional como en el contexto internacional de aquellos años, comenzó cuando vi por primera vez los afiches de Jesús Ruiz Durand y creció cuando comencé a leer más sobre los líderes de las tomas de tierras, sobre las condiciones de los trabajadores rurales, sobre cómo era la vida de aquellos que nunca escriben la historia, sino que la hacen de forma anónima con su sudor, sus manos, sus músculos destrozados, sus vidas perdidas como carne de cañón y mano de obra barata.
En fin. Nuestras opiniones sobre la reforma agraria pueden disentir y eso no está mal. El problema, claro, es que eso no es lo que sucede en Perú. ¿Cuánto discutimos aquí sobre las condiciones de vida de los trabajadores agrícolas pre reforma?, ¿cuánto sabemos sobre sus historias?, ¿cuánto hemos estudiado los procesos de reforma agraria en el resto del continente? Para la mayoría, la respuesta es evidente: nada. Así como hemos cubierto cualquier discusión o punto de vista disidente sobre el conflicto armado interno, sobre las políticas de reconciliación, sobre la reinserción de los condenados por terrorismo que pronto serán liberados con histeria, gritos, acusaciones y motes de "terruco", como país nos hemos rehusado completamente a mirar la reforma agraria desde una mirada menos hegemónica y más compasiva.
Hoy, que se celebra (o recuerda sin celebración, dependiendo de dónde se ubique cada uno) el aniversario del golpe de Estado de Velasco Alvarado, no puedo evitar pensar que nuestras élites tienen demasiado trabajo por hacer. La reforma puede haber sido un desastre en más de un aspecto y uno puede pensar lo que quiera de ella, de sus consecuencias y de cómo se implementó, pero decir que fue "lo peor que le pasó al Perú" es una vergüenza sin nombre. El Perú no es una abstracción: el Perú era, en aquel entonces, los millones de hombres y mujeres que vivían en condiciones infrahumanas hasta la reforma. Que eso sucediera en pleno sigo XX, esa es la tragedia del Perú. Lo mínimo que podemos hacer es comenzar a comprender nuestra historia desde esa óptica y por lo menos aceptar que si hubiésemos sido nosotros los que cargaban en hombros a otros para que no se les ensuciaran los zapatos con barro o los que dormíamos en el piso afuera del cuarto del patrón para estar disponibles a toda hora, no nos atreveríamos a decir una barbaridad como esa. Si no podemos hacer aunque sea eso, me queda muy claro que seguimos siendo un país en el que el color de tu piel, tu acento y tu lugar de nacimiento determina todavía la dignidad que otros te atribuyen y el valor que dan a tu vida. Y eso, también para la derecha, debería ser una vergüenza.

8 de febrero de 2023

Los que Luchan

Escritores peruanos en Bernal, Piura

Por Bertolt Brecht
(1898 - 1956)

Hay hombres que luchan un dia y son buenos;
Hay otros que luchan un año y son mejores;
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos;
Pero hay los que luchan toda la vida,
Esos son los imprescindibles.

6 de febrero de 2023

Intentan esconder la sustancia de César Vallejo


Jorge Aliaga Cacho

Por Jorge Aliaga Cacho 
Algunos se preguntarán: ¿Con qué recursos el poeta universal, César Vallejo, viajó a París?. El libro "César Vallejo, the Complete Posthumous Poetry", (Clayton Eshleman y José R. Barcia),  registra que: un sobrino de Antenor Orrego, de nombre Julio Gálvez, amigo del poeta, le ofreció a Vallejo compartir un boleto de viaje que los llevase a la Ciudad Luz. De esa forma el boleto, que era de primera clase, fue cambiado por dos boletos de tercera clase. Así fue que, un 17 de junio se embarcaron los amigos rumbo a París, en el barco a  vapor, "Oroya". César Vallejo nunca regresaría al Perú. Cierto es que en 1923, cuando los amigos partieron del Callao, Julio Gálvez llevaba algo de dinero proveniente de una herencia, pero cierto también es que, al poco tiempo de llegar a París, la ciudad vio a los amigos peinar sus calles en busca de botellas vacías que serían vendidas para su subsistencia. Me parece que son importantes estas 'anécdotas' pues ayudan a desmitificar al gran poeta peruano. No sería hasta 1925 que Vallejo encontraría su primer trabajo estable, lo halló en una agencia de reciente apertura: "Les Grands Journaux Ibéro Americains", empezaría también a enviar artículos a "Mundial" y "Variedades", dos revistas de Lima. Por ese tiempo la Universidad de Madrid le ofrecería una beca. Vallejo, entonces, viaja a España para reiniciar sus estudios de Derecho y, al comprobar que no necesitaba vivir en el campus, regresa a París para integrarse a la atmósfera literaria y artística de esa ciudad. En 1926 Vallejo recibió una noticia: 'el Tribunal de Trujillo que ventilaba su caso había dado órdenes para su captura'. Esto confirmaba la intuición que él tenía al dejar el Perú, pues temía que lo volvieran a llevar a la cárcel. Ese mismo año empezaría su amistad con Georgette Philipart, la joven parisina con quien tendría una relación más seria tres años después. De 1926 a 1928, Vallejo, tuvo su primera compañera francesa, Henriette Maisse. En 1927, Vallejo abandona su trabajo como agente de prensa y también deja de percibir la beca que le otorgaba la Universidad de Madrid. Vallejo nunca se doctoró ni en Literatura ni en Derecho. El estudio que nos ofrecen Clayton Eshleman y José R. Barcia, del cual nos ocupamos en esta nota, es rico en datos biográficos del vate universal, los mismos que son presentados en forma cronológica y sistematizada con traducciones eruditas. Los peruanos estamos acostumbrados a leer textos que alejan a Vallejo de su humanidad, siendo él, el poeta, el más humano de los hombres. Un vate que sufrió y vivió las luchas de su pueblo, de su época. En 1929 Vallejo y Georgette deciden vivir juntos. La decisión la tomaron después del fallecimiento de la madre de Georgette. Por ese periodo Vallejo empezaría a enseñar a colectivos de trabajadores y dejaría de publicar poesía, pues pensaba que el rol del artista, en ese periodo, era trabajar para la revolución. ¡Qué lejos de Vallejo se encuentran algunos 'vallejianos' el día de hoy! Muchos se consideran puristas, otros anticomunistas. No quieren saber del Vallejo hombre, del Vallejo que organiza la primera célula marxista en París, afiliada a la Internacional Comunista, y bajo las instrucciones del propio Mariátegui. Estos 'individuos', autoproclamados poetas, no quieren saber de sus viajes a Rusia, de su gran interés por la Revolución Bolchevique. Esos, que fingen de vallejianos, a todas luces se les distingue como antivallejianos, pues, esconden la esencia misma del poeta. En 1929 Vallejo realiza su segundo viaje a Rusia. Al año siguiente, en 1930, Vallejo nuevamente viaja a España y conoce a los poetas españoles: Salinas, Alberti, Gerardo Diego y Unamuno. En junio de ese año regresa a París y empieza su obra de teatro: "Moscú contra Moscú". En diciembre del mismo año, cuando esperaba en una estación de tren a una delegación de comunistas peruanos que regresaba de Rusia, fue arrestado por la policía francesa y recibió la orden de abandonar ese país en el plazo de tres días. Entonces, el poeta regresa a Madrid y se afilia oficialmente al Partido Comunista de España. Luego realiza su tercer viaje a Rusia para participar en el Congreso Internacional de Escritores y, después del viaje a Rusia, regresa a España sin un centavo. Georgette había estado con Vallejo en Madrid y cuando regresa a París, para gestionar la visa del poeta, se encuentra con que su apartamento había sido saqueado por la policía. Lorca le ofrecería a Vallejo, leerle "Mampar" en el Teatro Cervantes, pero días antes al evento, el teatro cerraría sus puertas. Lorca le propondría presentar la obra a otros directores, aparte de la argentina Camila Quiroga quien había considerado que la obra no podía ponerse en escena. Vallejo no tuvo éxito con estas propuestas. Mientras tanto el permiso de permanencia en París le había sido concedido con la condición de que no se inmiscuyera en actividades políticas. La parte menos documentada de la vida de Vallejo, registra la fuente de nuestro análisis, es la de 1933 a 1936, posiblemente el periodo más difícil vivido por el poeta. En julio del 36 se encontraría Vallejo nuevamente en España, esta vez, para tomar parte en el Segundo Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. España se encontraba en guerra civil. Las reuniones del evento se realizaron en Valencia, Madrid, Barcelona y París, los días 4, 8 y 16 de enero. Asistieron escritores de 28 países, en número de doscientos. Vallejo fue elegido el representante peruano en dicho encuentro. En 1937, Vallejo y otros fundaron el Comité Iberoamericano para la defensa de la República Española y el boletín "Nuestra España". Se supone que durante enero y febrero, Vallejo, hizo miles de correcciones a sus manuscritos. A principios de marzo, los años de angustia vividos por la suerte de España y el agotamiento por el ritmo de vida del año anterior, le pasaron factura y cayó enfermo. Los rayos X y otros análisis no mostraron ningún motivo de alarma, pero la fiebre que había contraído persistía y, a fines de marzo, no podía levantarse de la cama. La Embajada del Perú lo trasladó a la Clínica Aragón donde, a pesar de la atención médica, su condición empeoraría. Nadie sabía lo que lo estaba matando o cómo curarlo. Lo que hay que recordar es que Vallejo escribió hasta sus últimos días identificándose con el sufrimiento de la humanidad y la causa socialista. Aquellas son la sustancia del verdadero Vallejo, humano, real, hombre y poeta a la vez. Verdades que los panegiristas del Vallejo mítico, a quien empujan hacia el cielo, no quieren ver. Pues lo que desean es apartarlo de su pueblo. Son agentes de alguna agencia oscura, que se adornan con la figura del Poeta Universal, se autoproclaman vallejianos y vallejistas, sin darse cuenta, como lo dijo una buena amiga, que solo llegan a alcanzar el título de 'vallejudos'. En la mañana del 15 de abril, Vallejo gritó en delirio, ¡me voy a España! ¡Quiero ir a España! y a las 9.20 a.m., (3.20 pm.), hora peruana. Fallece. Fue en viernes santo. El registro clínico indica que Vallejo murió de una "infección intestinal aguda". Su cuerpo fue enterrado el 19 de abril en Montrouge, el cementerio "comunista", al sur de París. En los años sesenta, su viuda, Madame Vallejo, trasladó sus restos a Montparnasse y le hizo una nueva lápida con la inscripción de un haiku francés.
J'ai tant neigé
pour que tu dormes.
Georgette.