Sociólogo - Escritor

El material de este blog es de libre acceso y reproducción. No está financiado por Nestlé ni por Monsanto. Desinformarnos no depende de ellas ni de otras como ellas, pero si de ti. Apoya al periodismo independiente. Es tuyo.

"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
email address:
jorgealiagacacho@hotmail.co.uk
https://en.m.wikipedia.org/wiki/Jorge_Aliaga_Cacho
http://www.jorgealiagacacho.com/

9 de diciembre de 2024

La Casa de Mariátegui

Alberto Tauro del Pino presidiendo la mesa

Por Jorge Aliaga Cacho

Una nota del diario ''La Prensa'' de Lima, publicada el 13 de junio de 1975, nos hace recordar de las actividades del Comité Popular Pro Casa J.C.M., creado para adquirir la casa donde vivió y trabajara el insigne intelectual marxista, ideólogo, periodista y político peruano, José Carlos Mariátegui La Chira, (14 de junio 1894, Moquegua - 16 de abril 1930, Lima.

El predio, ubicado en el Jr. Washington 1946, covertido ahora en La Casa Museo José Carlos Mariátegui, es una institución de suma importancia para preservar el legado del ilustre pensador peruano.  Allí, se desarrollan importantes actividades culturales y artísticas como lo hubiese deseado el autor de los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana.

El presidente del comité Pro-Casa del amauta fue el distinguido escritor, Dr. Augusto Tauro del Pino, quien también fuera presidente de la la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA), y de la Sociedad Bolivariana del Perú. Tuve el gran honor de trabajar bajo su dirección en el Museo Nacional de Historia. Allí, pude apreciar sus dotes de intelectual y eximio peruanista. Tauro del Pino, ha contribuido, con significantes aportes, al estudio de la historia y literatura peruanas pero, fundamentalmente a temas bibliográficos. Es justo recordar a aquellos personajes que, como Tauro del Pino, supieron desarrollar las tareas que hicieron posible la conversión de la casa de Mariátegui en museo. Allí, el Amauta pasó los últimos cinco años de su vida.  Ese, fue el lugar desde donde se irradiara lo mejor del pensamiento de su tiempo. Acerca de Tauro del Pino, ilustre hijo del Callao, también podríamos reseñar su compromiso con la educación de los trabajadores peruanos, tal como lo prueba su participación en diferentes actividades educativas en beneficio de ellos. Recuerdo, por ejemplo, sus conferencias dirigidas a los alumnos de la Escuela Nacional Sindical de la C.G.T.P. que, en aquella época, era dirigida por, mi progenitor, Jorge Aliaga Merino. 

Otro de los intelectuales que tambièn coordinara temas educativos era el Dr. Luís Guillermo Lumbreras; él facilitaría la participación de los sindicalistas en cursos de Introducción al Perú Prehispànico, realizados por el Departamento de Extensión Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Y así, podrìamos mencionar a otros, tales como: Alonso Alegria, destacado dramaturgo peruano; o de allende los mares, el mismísimo eximio poeta ruso, Yevgueni Yevtushenko.

Esta liaison, entre intelectuales y trabajadores,  es una practica que debiera conservarse. Ya desde Manuel González Prada, era clara la importancia del trabajo educacional e intelectual en el seno de todos los estratos sociales y, en particular, de los trabajadores. Así también lo concebía Mariátegui, como muy bien lo concibe ahora el museo que lleva su nombre. Pues, como también lo dijera Gramsci, desde la otra orilla, es deber es no solamente organizar y agitar, sino también educar. Quisiera terminar esta nota, transmitièndoles mi contento por haber hallado, entre los papeles dejados por mi padre, el recorte periodistico al que se refiere esta nota, donde se informa la participación de mi padre, representando a la C.G.T.P., en el noble comité conformado para la adquisición del inmueble, que hoy irradia la vida y obra del gran amauta peruano.

Jorge Aliaga Merino, director de la Escuela Nacional Sindical de la CGTP, agradeciendo al Dr. Alberto Tauro del Pino al término de su conferencia en las aulas de la escuela. 

8 de diciembre de 2024

Cuando 𝑬𝒓𝒏𝒆𝒔𝒕 𝑯𝒆𝒎𝒊𝒏𝒈𝒘𝒂𝒚 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒐́ 𝒂𝒍 𝑷𝒆𝒓𝒖́

Ernest Hemingway en Lima, Perú
 
Publicado por Luis Calderón Contreras

Ocurrió hace exactamente 68 años, el 𝐥𝐮𝐧𝐞𝐬 𝟏𝟔 𝐝𝐞 𝐚𝐛𝐫𝐢𝐥 𝐝𝐞 𝟏𝟗𝟓𝟔. El escritor estadounidense 𝑬𝒓𝒏𝒆𝒔𝒕 𝑯𝒆𝒎𝒊𝒏𝒈𝒘𝒂𝒚 (1899-1961) alborotó la ciudad de 𝑻𝒂𝒍𝒂𝒓𝒂, 𝒆𝒏 𝑷𝒊𝒖𝒓𝒂, a donde llegaría a las 6 y 45 de la mañana, junto con su esposa Mary Welsh, un capitán de pesca y dos amigos, uno de ellos el deportista cubano Elicin Argüelles.

Los visitantes arribaron a un reluciente aeropuerto talareño, que se reinauguró justamente ese mismo día. Dos años antes, en 1954, el escritor sufrió dos accidentes aéreos en África (incluso lo dieron por muerto), pero como compensación anímica obtuvo el Premio Nobel de Literatura de ese año. Por eso llegó al Perú bañado en gloria literaria.
Cuando Ernest Hemingway llegó al Perú. Desconocido para los biógrafos del famoso autor americano, su corto paso por la costa norte peruana en 1956 es sin embargo muy interesante. Había oído hablar de un paraíso de pesca donde todavía vivía el marlín negro, la especie de pez que describió en su obra más famosa El viejo y el mar y cuya presencia es bastante rara en la mayoría de las aguas.
Hemingway pasó 32 días en el pequeño pueblo de Cabo Blanco para rodar algunas escenas de la película basada en su libro. Todos los días, un barco cargado con equipo de filmación salía del puerto, con la esperanza de poder capturar imágenes de este famoso pez. La estancia de Hemingway a 1000 km al norte de Lima no pasó desapercibida, habiendo ganado el Premio Pulitzer en 1953 y el Premio Nobel de Literatura en 1954, sólo unos pocos años antes; y éste sigue siendo uno de los grandes orgullos de los peruanos.

Charles Bronson y Jill Ireland

Charles Bronson y Jill Ireland

Publicado en el Facebook por ''Un click al pasado''.

En 1984, en la cima de su popularidad, decidió retirarse cuando los médicos le diagnosticaron a su segunda esposa, Jill Ireland, cáncer de mama. Permaneció seis años pendiente de ella, hasta que falleció en 1990. Charles Bronson moriría en 2003, del "mal de Alzheimer", sin recordar al gran amor de su vida, sin saber que había sido un actor afamado en todo el mundo. Ahora habría cumplido cien años.

Charles ya con la actriz Harriet Tendler, que le dio dos hijos. Su matrimonio duró desde 1949 hasta 1967. Se especializó en rodar películas del Oeste, con un físico que le favorecía para el cine de acción, unas veces ejerciendo de justiciero y otras de villano. La rudeza con la que actuaba era solo en apariencia pues en la vida real sus compañeros y amigos lo consideraban un tipo amable. Yo mismo pude advertirlo en un par de ocasiones que lo entrevisté. La conversación más larga que sostuve con él fue de una hora, en el desierto almeriense de Tabernas., en el interior de su caravana. Presente se encontraba su bellísima esposa, Jill Ireland. Para separarse lo menos posible a causa de su profesión, dado que Jill era una notable actriz, Charles convino con ella, al casarse en 1968, que harían todo lo posible por trabajar juntos.
Jill Ireland era británica. A los doce años formaba parte como bailarina del Chiswick Empire Theatre de Londres. Actuó en unos cuantos cabarés londinenses. Al ser muy alta fue consciente de que no podría ser una profesional relevante. Actuando en Montecarlo se dislocó un pie, "y ahí acabaron mis ilusiones y me decidí por ser actriz". Mediada la década de los 60 se instaló en los Estados Unidos donde intervino en populares series de televisión, como Mannix y Daniel Boone. El año 1962 contrajo matrimonio con el guapo rubio David McCallum, el "agente de CIPOL". Tuvieron tres retoños. Se divorciaron en 1967. Al año siguiente es cuando Jill matrimonió con Charles Bronson. Ella aportó sus tres hijos y él dos de su anterior enlace. Luego tendrían otros dos. Así es que la familia Bronson reunía a siete chiquillos. Charles era un padrazo para ellos pues a los de Ireland los consideró como propios.
Se querían mucho Jill y Charles. A pesar de su aspecto rudo, él había adquirido una sensibilidad especial que lo llevó a cultivar la pintura y la escultura. ¿Recuerdan que en Los crímenes del Museo de Cera, en sus comienzos en el cine, figuraba como ayudante del escultor asesino? Ella, por su parte, diseñaba sus vestidos y pintaba también. Me contaron que habían abierto una galería de arte en Beverly Hills, el barrio de Los Ángeles, en Hollywood, donde expusieron sus trabajos. Ireland me añadió que había escrito una obra teatral.

Charles rechazó muchos contratos para estar a su lado, apoyándola tras el duro tratamiento para que venciera el cáncer, sometida a una mastectomía, a las terribles sesiones de quimioterapia y radioterapia. Fueron seis años angustiosos para Charles Bronson esperando un milagro que, fatalmente, no se produjo. Y en 1990, entre sollozos, aquel duro de la pantalla hubo de enfrentarse al final de Jill.