Jorge Aliaga Cacho en la Plaza Bolognesi |
Por Jorge Chávez Fuente: El Comercio. El sonido de los cláxones, los ambulantes, el humo de los carros y las pistas y veredas resbaladizas por la llovizna componen una caótica escena: la Plaza Bolognesi, la plaza en honor a Francisco Bolognesi y nuestros héroes, es un campo de batalla un día cualquiera. Menos el siete de junio. Esa fecha es el escenario de la ceremonia por el Día de la Bandera. Por la mañana, el presidente de la República, ministros y altos mandos del ejército peruano conmemoran el sacrificio de nuestros soldados en la Batalla de Arica, ocurrida en 1880. Las calles y avenidas aledañas se cierran y no hay transeúntes temerarios, ni conductores de buses que ejecuten maniobras arriesgadas. Al menos por unas horas. Por unas horas, durante el siete de junio, la Plaza Bolognesi se distancia del caos que vive día a día. (Foto: El Comercio) Ubicada en el límite de Cercado de Lima y Breña, la Plaza Bolognesi se inauguró en 1905 durante la presidencia de José Pardo y Barreda. Al centro se erige la escultura en honor al héroe nacional, creada por el artista peruano Artemio Ocaña. Este monumento, durante el gobierno de Manuel Odría, reemplazó en 1954 a uno que había esculpido el español Agustín Querol.
Así luce la escultura de Francisco Bolognesi, obra del artista peruano Artemio Ocaña. (Foto: Alessandro Currarino/ El Comercio) “La antigua escultura, aparentemente, mostraba a un héroe derrotado. Y en los años cincuenta se coloca un Bolognesi sin heridas, glorioso, levantando el pabellón”, cuenta Vladimir Velásquez, director del proyecto cultural Lima Antigua. “Desde mi punto de vista, se rompió con toda la lectura visual de las alegorías. La idea completa del monumento era la de un héroe hacia la inmortalidad, teniendo a sus pies las representaciones de la victoria y la fama”, añade.
Imagen del día de la inauguración de la Plaza Bolognesi en 1905. (Foto: Cortesía Lima Antigua)
Desde su construcción, son seis los edificios que rodean la plaza. Vista a través de las postales, parece una calle romántica de París. Vista a pie, con los charcos que produce la garúa y el descuido que se normaliza, se ve como una plaza que acaba de recibir una guerra. Aunque ha pasado más de un siglo, aún se mantienen las estructuras originales. Las fachadas, desangeladas, proyectan una serie de elementos arquitectónicos: pilastras, cúpulas y molduras. Solo han cambiado los ambientes interiores.
Los edificios de la plaza aún mantienen su estructura original, pero las fachadas están descuidadas. (Foto: Alessandro Currarino. Con el paso de los años, los inmuebles dejaron de ser viviendas y hoy los ocupan una serie de negocios. Si damos una vuelta, podemos percibir el aroma de los guisos y frituras que se cocinan en los restaurantes. También hay farmacias, tragamonedas, cabinas de internet, una panadería, una librería, una pollería, una tienda de dvd piratas, el Club Departamental Cajamarca, la Unión Nacional de Ciegos del Perú, la Confederación Campesina del Perú y las sedes de los partidos Socialista y Nuevo Perú. Gastronomía, política y criollada conviven en un mismo lugar. Parafraseando a Abraham Valdelomar, el Perú es la Plaza Bolognesi.
TIEMPOS MODERNOS “El monumento simboliza la gratitud de la nación peruana a los actores de ese drama legendario; es la ofrenda de la república a sus hijos heroicos; nuestro recuerdo a los nobles ciudadanos que sucumbieron por defender a la patria”, se lee en la crónica publicada en El Comercio, un día después de la inauguración de la plaza, hace 114 años. En aquella época confluían el Camino de la Magdalena, la avenida Circunvalación, la avenida del Hipódromo, y el Paseo 9 de Diciembre. Por estos días, esas mismas arterias las conocemos como las avenidas Brasil, Alfonso Ugarte, Guzmán Blanco y Paseo Colón. Algunas de las viejas casonas que allí se asientan son las bases de los partidos Acción Popular (Paseo Colón 218), Fuerza Popular (Paseo Colón 422), Apra (Alfonso Ugarte 1012) y PPC (Alfonso Ugarte 1484).
Dos días antes del Día de la Bandera, se realizaron trabajos de limpieza al monumento de Francisco Bolognesi. (Foto: Alessandro Currarino) A falta de un transporte público ordenado, más de una decena de líneas de buses y coasters nos llevan a la Plaza Bolognesi. Es fácil llegar, pero muy complicado acercarse al monumento del héroe de Arica. Hacerlo significa poner en riesgo nuestras vidas, pues hay que sortear los automóviles. Lamentablemente, no existen pasos de cebra para que los peatones puedan cruzar desde la acera hacia el centro del óvalo. Tampoco hay bancas para sentarse, descansar y contemplar la arquitectura del lugar. Las áreas verdes están bien cuidadas, pero las palmeras resultan insuficientes para hacer sombra, sobre todo en verano. El Perú es la Plaza Bolognesi, pero esta no es amigable con los peruanos.
La llovizna de Lima ha invadido el interior de varios edificios que se ubican alrededor de la plaza. (Foto: Alessandro Currarino.
“La Plaza Bolognesi es solo un lugar de paso. Debido a su infraestructura, no permite estar mucho tiempo. No tengo idea a qué obedecen esos criterios, pero debería ser un espacio donde los ciudadanos puedan convivir de una manera ordenada y que además tenga una placa informativa para conocer un poco de su historia”, comenta Velásquez, el hombre detrás de Lima Antigua.
En una entrevista con este Diario, Luis Martín Bogdanovich, jefe de Prolima, sostuvo que el plan maestro de cara al 2035 entiende el Centro Histórico de Lima como una unidad. “Contiene temas de patrimonio, renovación urbana y gestión de riesgo de desastres”, dijo el funcionario del órgano gestor que pertenece a la Municipalidad de Lima. La Plaza Bolognesi está incluida en el proyecto. Antes que una ceremonia, ponerla nuevamente en valor es la mejor manera de honrar la memoria de nuestros héroes.