Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
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29 de noviembre de 2019

En Escocia se juega el destino del brexit y el del Reino Unido.

Los escoceses serán determinantes en el resultado de las próximas elecciones generales británicas, en donde se podría decidir la permanencia en la Unión Europea y, quizás, la sobrevivencia del reino. 

 
Nicola Sturgeon, la ministra principal de Escocia, visita una organización benéfica en Glasgow.Credit...Kieran Dodds para The New York Times


Por Stephen Castle 
29 de noviembre de 2019 

GLASGOW, Escocia — Mientras se abría camino entre la multitud, la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, se detuvo abruptamente frente a un admirador que lleva cargando a un fotogénico bebé de cinco meses. Sin dudarlo, Sturgeon cargó al bebé suavemente en sus brazos y le plantó un beso en la frente. Las cámaras, al unísono, hicieron clic.
Percibida por muchos como la líder de partido más eficiente del Reino Unido, Sturgeon ni siquiera contenderá en la elecciones generales del 12 de diciembre, pues forma parte del parlamento escocés en Edimburgo, no del parlamento del Reino Unido ubicado en Westminster.
Sin embargo, como líder del pujante Partido Nacional Escocés, proindependentista y antibrexit, Sturgeon es la imagen de su campaña por los 59 puestos parlamentarios de Escocia en Westminster. El éxito de esa campaña podría determinar si el Reino Unido abandonará la Unión Europea en enero. Y, si lo hace, podría determinar la supervivencia del Reino Unido a la ruptura.
En una visita reciente y bien orquestada a una organización benéfica en una zona marginada de Glasgow, Sturgeon estuvo en todas partes: ayudaba en una clase de cálculo, se ejercitaba en un gimnasio y, en la cocina, servía sopa de lentejas espesa.
“Sin duda, estas son las elecciones generales más importantes de Escocia en mi vida, porque se juega el futuro de nuestro país”, afirmó, una vez que la comida estaba servida. “Estamos en una encrucijada y el resultado de esta elección determinará el camino que tomaremos y las personas que decidirán nuestro futuro”.De acuerdo con las encuestas de opinión, el Partido Nacional Escocés, que ya posee 35 de las curules de Escocia en el parlamento del Reino Unido, está destinado a ganar incluso más escaños. Si le arrebata suficientes votos al Partido Conservador, que tiene 13 puestos allí, podría quitarle al primer ministro Boris Johnson la mayoría que necesita para lograr el brexit.
Si eso llegara a pasar, Sturgeon podría convertirse en una pieza crucial, y su precio para apoyar a un gobierno minoritario laborista podría ser obtener la autorización de ese gobierno para que Escocia realice otro referendo de independencia. Escocia rechazó la independencia en 2014, pero —desde entonces— el brexit ha modificado el escenario político.
Hasta hace poco, los laboristas eran una fuerza dominante en Escocia. Pero Sturgeon, quien se convirtió en la líder del Partido Nacional Escocés en 2014, logró una victoria dramática en las elecciones generales de 2015, cuando su partido estuvo a solo tres escaños de ganar todos los puestos parlamentarios de Escocia. Algunos de esos escaños se perdieron en las elecciones anticipadas de 2017. Los conservadores tenían el dominio político en Stirling, pero eso cambió en 2017, cuando el Partido Nacional Escocés resultó victorioso.Credit.
Aunque ha recibido críticas por la calidad de la salud y la educación escocesas, el éxito de Sturgeon es un símbolo de cómo Escocia se está apartando políticamente de Inglaterra. La promesa de Johnson de “hacer realidad el brexit” ha conectado con muchos votantes ingleses, pero por lo general es un fracaso al norte de la frontera. La imagen confeccionadamente desordenada de Johnson, un inglés de clase alta, no ha funcionado con los escoceses, quienes votaron mayoritariamente contra el brexit en el referendo de 2016. Y aunque el brexit es un campo de batalla político fundamental en Escocia, para muchos no es tan vital como el tema de la independencia escocesa. Los escoceses parecen estar perdiendo la confianza en su unión con Inglaterra, que se remonta a varios siglos. Una encuesta reciente reveló que menos de la mitad de los entrevistados afirmaron creer que el Reino Unido sobreviviría en su forma actual durante los próximos cinco años, y menos de un tercio expresaron estar seguros de que sobreviviría la siguiente década. “Los lazos que nos unen se han debilitado”, afirmó Henry McLeish, antiguo ministro principal de Escocia y miembro del Partido Laborista. “Si no formáramos parte del Reino Unido en la actualidad, ¿querríamos unirnos? No lo creo”. Para hacer avanzar su causa, el partido de Sturgeon debe hacerse de escaños como los de Stirling, un electorado grande con pueblos, comunidades de clase obrera y aldeas prósperas, donde el destino de Escocia se decidió en tiempos pasados: en la Batalla del Puente de Stirling en 1297, cuando William Wallace derrotó a los ingleses, y en la batalla de Bannockburn en 1314, cuando Eduardo II de Inglaterra fue derrotado. Mientras tocaba puertas en Bannockburn, Alyn Smith, el candidato del Partido Nacional Escocés, dijo que su prioridad era “detener el brexit y enfocarnos en las cosas que les importan a las personas aquí”, añadiendo que los escoceses habían perdido la confianza en lo que pensaron que era una alianza entre iguales. “El voto del brexit ha convencido a muchas personas de que el Reino Unido no funciona de la manera que creían”, dijo Smith, mientras intentaba convencer a los votantes de que le abrieran sus puertas en esa tarde lluviosa, fría y oscura. Uno de los que abrió la puerta —Christopher Wilson, un taxista— le dio la bienvenida a Smith a su hogar. “Nunca voté por el brexit. Voté para que nos quedáramos en la UE, y siento que mi voz no está siendo escuchada”, sentenció Wilson, quien también está muy a favor de la independencia escocesa. ¿Qué sucede, sin embargo, si eres parte del gran grupo de personas que desprecian el brexit pero también se oponen a la independencia escocesa, como los conservadores?
En el bello y ondulado campo de golf en Bridge of Allan —un pueblo adinerado al norte de Stirling—, Fiona Darroch, quien está jubilada, afirma que definitivamente no apoyará al Partido Nacional Escocés, aun cuando no es partidaria del brexit.
“En Escocia, la mayoría no quiere salirse del Reino Unido”, afirmó, mientras caminaba por el green del campo de golf. “Inglaterra es nuestra vecina y nuestra familia. Yo no quiero una frontera”, añadió Darroch, quien aseguró que normalmente votaría por los conservadores pero que esta vez planeaba cambiarse a los Liberal Demócratas, que están a favor de ser parte de Europa.
Stephen Kerr, político conservador de Stirling, quiere unir a los opositores a la independencia escocesa.

Este tipo de deserciones podrían ser letales para el candidato conservador, Stephen Kerr. Sin embargo, el enfoque en la independencia les ha dado a los tories un salvavidas incluso después de un revés, cuando su antigua y popular líder en Escocia, Ruth Davidson, decidió renunciar.
La estrategia de Kerr es buscar opositores a la independencia, aunque desprecien a Johnson y su testaruda batalla por el brexit. Kerr dice estar obteniendo apoyo de personas de la clase obrera que “jamás serán votantes conservadores. Jamás. Pero están votando por los conservadores para otorgarme su apoyo y proteger la unión de los países”. Por toda Escocia, el enfoque en estos dos temas constitucionales ha asfixiado aún más al opositor Partido Laborista. En 2005, los laboristas ganaron 41 escaños escoceses. Una década más tarde, solo obtuvieron uno en las elecciones de 2015, aunque llegaron a siete en 2017. Los laboristas están bajo presión nuevamente, sobre todo por su política relativamente neutral hacia el brexit. Además, su voluntad reticente a considerar una segunda votación sobre la independencia escocesa hace que los laboristas parezcan confundidos y difusos ante los dos asuntos más importantes de la elección.
El laborista Henry McLeish, ex ministro principal de Escocia, dice que su partido subestimó al Partido Nacional Escocés y, por lo mismo, perdió terreno.Credit...Kieran Dodds para The New York Times

De acuerdo con el exministro principal McLeish, los laboristas en Escocia perdieron impulso al subestimar al Partido Nacional Escocés. “Nos volvimos sumamente complacientes”, afirmó.
Haciendo un análisis final, la independencia parece destinada a ubicarse como prioridad en la agenda escocesa sin importar quién gane las elecciones. Si los laboristas le arrebatan la mayoría a Johnson y necesitan el apoyo del Partido Nacional Escocés, eso podría abrir la ruta rápida a un segundo referendo independentista. Por otro lado, una victoria arrolladora de los conservadores conduciría al brexit, al cual la mayoría de los escoceses se opone.
Según McLeish: “Si Johnson y los conservadores en Westminster se siguen comportando de la misma manera, no es que vayamos a despertarnos súbitamente con un 60 por ciento a favor de la independencia, pero sin duda vamos a empezar a acercarnos lentamente hacia ese resultado”.
Stephen Castle es corresponsal en Londres y escribe sobre Gran Bretaña, incluida la política y la relación del país con Europa. @_StephenCastle.
Fuente:https://www.nytimes.com/es/2019/11/29/espanol/mundo/escocia-brexit.html

26 de noviembre de 2019

Jorge Aliaga Cacho ha sido reconocido en Londres.

Jorge Aliaga Cacho en Edimbugo

El aporte de Jorge Aliaga Cacho a la cultura británica ha sido reconocido en la obra de arte, del artista londinense, Yinka Shonibare. La obra titulada ''The British Library'' es parte de una exhibición permanente montada en la prestigiosa GALERÍA TATE, de Londres. Entre los personajes que destacan en la obra se encuentran inmigrantes al Reino Unido o hijos de extranjeros como Winston Churchill quien fuera hijo de madre estadounidense y Carlos Marx que viviera en el Reino Unido y fuese asiduo visitante del Museo Británico de Londres. La obra que debutó en el Festival de Brighton, Reino Unido, el año 2014, fue la refutación perfecta a la administración de Donald Trump y su vilipendio hacia los inmigrantes.
El trabajo artístico de Yinka Shonibare ha sido exhibido también en la Bienal realizada en Viena el año 2017 y en otras ciudades del Reino Unido. Actualmente la obra, comprada con fondos del Art Fund y otros provistos por el Consejo Internacional de la Tate Gallery, se encuentra en el segundo nivel del Edificio Natalie Bell, en la exhibición ''Artista y Sociedad'', del Tate Modern, Londres. La exhibición cuenta con tecnología digital in situ donde se puede encontrar información sobre los autores y personalidades seleccionadas. La entrada es libre.
Gallery Hopping: A Powerful Pro-Immigrant

Ann Gallagher, Directora de la Colección de Arte Británico del Tate Gallery, dijo:
"La Biblioteca Británica es una nueva adquisición importante que permitirá al público involucrarse con las complejidades de la inmigración y la identidad nacional a través de la perspectiva reflexiva y perspicaz del artista Yinka Shonibare".
Para su última exposición, Yinka Shonibare ha transformado parte de la galería James Cohan de Chelsea en una biblioteca, cuyas estanterías albergan no menos de 6.000 libros encuadernados con el tejido de algodón holandés impreso en cera, característico del artista nigeriano-británico, en una multitud de patrones de muchos colores.
Es una experiencia visualmente convincente con un mensaje oportuno: cada libro tiene el nombre de un inmigrante en el Reino Unido impreso en el lomo, en celebración de sus contribuciones a la cultura británica. Algunos son muy conocidos, como el autor estadounidense T.S. Eliot y la arquitecta de origen iraquí Zaha Hadid. Es probable que otros no estén familiarizados. Hay un escritorio en el medio de la sala, equipado con iPads que los visitantes pueden usar para buscar nombres y aprender sobre la naturaleza de sus carreras.
Por Sara Cascone.

La instalación, titulada The British Library, hace su primera aparición en Estados Unidos en esta exposición, después de haber debutado en el Festival de Brighton del Reino Unido en 2014. La refutación perfecta a la administración de Donald Trump y su difamación de los inmigrantes, se presenta junto con otras tres obras de Shonibare. , además de una de sus estatuas sin cabeza, que representa a la histórica viuda Eliza Jumel. Todavía se dice que su fantasma ronda la mansión Morris-Jumel en Washington Heights, donde la artista tuvo una exposición en 2015.
La muestra comienza con Orange Blob, una disposición de pinturas sobre textiles colgadas contra una sección rectangular de pintura de pared naranja. En la galería principal, The Victorian Philanthropist's Parlour (1996-1997), una instalación en forma de escenario, coloca la sala de estar de una familia adinerada del siglo XIX detrás de una cuerda de terciopelo.
Como siempre, el uso del tejido batik impreso en cera, tan popular en África, pone de relieve el trasfondo del colonialismo, sugiriendo aquí que el hombre blanco rico sea colocado en el tipo de exhibición entográfica históricamente reservada para asiáticos, africanos y nativos americanos. pueblos en las Exposiciones Universales del siglo XIX. Se muestra junto a Dorian Gray (2001), una serie de 12 fotografías en las que Shonibare vuelve a contar el cuento clásico de Oscar Wilde protagonizado por un protagonista cuyo rostro nunca envejece, mientras que su retrato, mantenido en cuidadoso secreto, muestra la verdadera degradación de su alma.


For his latest exhibition, Yinka Shonibare has transformed part of Chelsea’s James Cohan gallery into a library, the stacks housing no less than 6,000 books bound in the Nigerian-British artist’s trademark Dutch wax printed cotton textile in a multitude of many-colored patterns.
It’s a visually compelling experience with a timely message: each book has the name of an immigrant to the UK printed on its spine, in celebration of their contributions to British culture. Some are well-known, like American-born author T.S. Eliot and Iraqi-born architect Zaha Hadid. Others are likely unfamiliar. There is a desk in the middle of the room, outfitted with iPads that visitors can use to look up the names and learn about the nature of their careers.

By Sarah Cascone.

The installation, titled The British Library, is making its first stateside appearance in this exhibition, debuting at the UK’s Brighton Festival in 2014. The perfect rebuttal to the Donald Trump administration and its vilification of immigrants, it’s presented alongside three other works by Shonibare, plus one of his headless statues, depicting historic widow Eliza Jumel. Her ghost is still said to haunt the Morris-Jumel Mansion in Washington Heights, where the artist had a show in 2015.
The show opens with Orange Blob, an arrangement of paintings on textile hung against a rectangular section of orange wall paint. In the main gallery, The Victorian Philanthropist’s Parlour (1996–97), a set-like installation, places the sitting room of a wealthy 19th-century family behind a velvet rope.
As always, the use of the wax-printed batik textile, so popular in Africa, brings the background of colonialism to the fore, here suggesting the wealthy white man be put on the sort of ethnographic display historically reserved for Asian, African, and Native American peoples in the World’s Fairs of the 19th century. It’s shown opposite of Dorian Gray (2001), a series of 12 photographs in which Shonibare retells the classic Oscar Wilde tale featuring a protagonist whose face never ages, while his portrait, kept a careful secret, shows the true degradation of his soul. Shonibare casts himself, a disabled black man, as Gray, assuming a position of power that would almost certainly not have been open to him when the book was written. Together, the works offer a powerful statement about the dangers of prejudice, reminding us that our global history is one of both migration and cultural diffusion.
Jorge Aliaga Cacho is on the list of contributors to British culture.

John Saville Father Greek Historian
John Singer Sargent Born Italy Artist - portrait painter
John Singleton Copley, USA Lawyer and politician
John Stallworthy New Zealander poet and literary critic
John Templeton, USA Financier and philanthropist
John Tusa Born Czech Republic Arts administrator and radio-television journalist
John Tyndall Politician
John Vanderbank's Father French Artist - and painter
John Vane Father Russian Scientist
John William Polidori Father Italian Writer and physician
John Yudkin's Parents Russian Scientist
Johnnie Hoskins New Zealand Speedway promotor
Johnny Marr's Parents Irish Musician and singer-songwriter
Johnson Beharry Born Grenada Soldier
Jon Boden Born a USA Musician and singer
Jon Nurse Born Bardados Footballer
Jonathan Arnott Politician and teacher
Jonathan Lemalu Born New Zealand Opera singer
Joo Yeon Sir Born South Korea Musician - violinist
Jordan Banjo Father Nigerian Dancer
Jorge Aliaga Cacho Born Peru Writer and sociologist
Jorge Castano Colombian Wrestler
Jorge Robledo Oliver Born Chile Footballer
José Mourinho Born Portugal Football manager
Josef Franc Born Czech Republic Speedway rider