Los hermanos Nobel, guiados por el padre, entusiastas pirotécnicos; primero fundaron, en San Petersburgo, una fábrica de torpedos, luego un astillero, una fundición de hierro y después una fábrica de armamentos. Por ello, antes de morir, seguramente 'arrepentido', Nobel, otorga un testamento para crear La Fundación Nobel, (Nobelstiftelsen), la cual designa un premio pecuniario a 'los mejores' en cada disciplina, que incluye un premio literario.
Volviendo a Don Miguel de Cervantes, un escritor que vivió en los siglos XVI y XVII, podemos decir que él no tuvo, naturalmente, conocimiento de la existencia del premio de la Academia Sueca, que se otorga desde el año 1901. La obra de Cervantes, en realidad, no fue aquilatada en España, en sus inicios, y se hizo popular, más bien, gracias a la edición del "Quijote" traducida a la lengua inglesa. Podemos, entonces, ver claramente que han habido obras que no han necesitado de premios para convertirse en clásicos de la literatura universal.
Lo expresado en el párrafo anterior es eco de una afirmación hecha por Peter Straus, editor de Picador, cuando nos dice: 'Libros maravillosos han sido seleccionados a través de los años, refiriéndose a los participantes en el "Booker Prize", pero miles de maravillosos libros no lo han sido. (Booker Prize Foundation, 2003,p.41, London).
Lo cierto es que gran cantidad de autores prefieren no ser preseleccionados. Por ejemplo, John Fowles, "The French Lieutenant's Woman", (1969). Otro conocido caso fue el de John Le Carré que en 1970, hizo lo propio cuando, no dio autorización para que su libro, "Tinker Tailor Soldier Spy", participe en el concurso del "Booker Prize". Esta novela, que trata sobre la Guerra fría y el espionaje, fue llevada con éxito al cine. Y el caso más recordado es el de Jean-Paul Sartre, (1905-1980), cuando rechaza el Nobel Prize protestando contra la jerarquía de los valores y por la libertad individual.
La británica Anne E. Strachan manifiesta que en el Reino Unido existen más de sesenta premios de literatura. He ido a las fuentes para constatar que se pueden encontrar a miles de nombres galardonados. En el prólogo de su libro, "Prizewinning Literature", ix, LA, 1989, London; Strachan afirma que muchos de los libros preseleccionados, en opinion de los jueces, no fueron merecedores de un galardón. Es justo mencionar que la política también cumple su rol cuando se define la selección de un candidato al premio literario. El caso de Solzhenitsyn, por ejemplo, que tuviera una nota a su favor en "Pravda", en la cual se le comparaba con Tolstoi pero el mismo "Pravda", luego lo acusaría de traidor y al mes siguiente sería arrestado, extirpado de su nacionalidad y luego exiliado. Al mismo tiempo la antipatía histórica de Suecia con relación a Rusia fue la razón por la cual ni Tolstoi ni Anton Chekhov ganaron el premio.
A lo largo de la historia del premio, que se inició en 1901 con Sully Prudhomme, han sido galardonados autores como Rudyard Kipling, Rabindranath Tagore, Jacinto Benavente, W. B. Yeats, G.B. Shaw, Luigi Pirandello, Pearl S. Buck, Herman Hesse, T.S. Eliot, Faulkner, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, entre otros.
El Nobel de Literatura es considerado el premio más importante de las letras. Este lo concede anualmente la Academia de Estocolmo en una grandiosa ceremonia. El ganador del Nobel, además de recibir un premio pecuniario se hace acreedor a un diploma y su respectiva medalla de oro. Después del francés Sully Prudhomme en el año 1901, el premio fue conferido al alemán Theodor Mommsen, luego al escritor chino Guan Moye, conocido con el seudónimo de Mo Yan, que en el idioma chino quiere decir: "no hables". Mo Yan reconoce tener la influencia de escritores occidentales tales como: García Márquez, Tolstoi y Faulkner.
El 2010 el premio fue adjudicado al escritor, peruano, Mario Vargas Llosa.
Además del "Premio Nobel" existe una variedad de premios de mediana y menor significancia. entre los cuales podemos mencionar al "Premio Cervantes", "Alfaguara", "Rómulo Gallegos", "Planeta", "Biblioteca Breve", "Casa de Las Américas", entre otros. En este punto quiero introducir la premisa siguiente: "el hacerse adjudicatario a uno de estos laureles no concede evidencia acerca de la calidad de la obra o del skill del autor". Este raciocinio es corroborado por una encuesta llevada a cabo, el año 2009, por el periódico británico "The Guardian", uno de los diarios de mayor prestigio en el Reino Unido.
La encuesta formuló la siguiente pregunta a 892 blogueros. ¿En su opinión cuál es el peor libro publicado en los últimos diez años? La respuesta no pudo ser más clara pues ella encontró que los encuestados elegían, como a los peores libros, a los ganadores más valorados del prestigioso premio Booker, que es el premio más importante del Reino Unido.
Sergio Parra, Editor de "Papel en Blanco", sostiene que: 'los premios casi nunca significan algo'. Pues piensa que los premios solamente constituyen un sistema de promoción, pues, por medio de este sistema se 'empuja' al público lector a comprar un libro 'galardonado'. Casi siempre es un juego que consiste en hacerse creer merecedores de los premios pero lo cierto es que los premios no califican objetivamente la compleja trayectoria de un determinado autor.
No es difícil darse cuenta que escritores de gran valía, excelsa calidad, han sido distanciados de los reconocimientos de estos premios. También la realidad acusa que la gran mayoría de escritores no participa en estos concursos que, aunque tengan honestos jurados, no representan el espíritu literario. La mayoría de escritores no se deja 'seducir' por premios de esta naturaleza. Recordemos que a comienzos del siglo veinte era común realizar reuniones de lectura en casas y hasta en el campo. En Escocia, como en toda Europa, fueron populares los cafés literarios, lo era también en Berlín y otras ciudades de Europa. Mariátegui y los Colónidas lo practicaron en el Perú. Era pues una audiencia lectora que nos permitía un juicio sobre la calidad estética de las obras. Debemos pues conservar el ritmo de la vida y dar una apreciación critica a la actitud de algunos obnubilados escritores que perfilan sus obras para la fecha de cierre de algún concurso literario como si, finalizar una obra estética, fuera lo mismo que terminar una carrera de caballos.
Esto no quiere decir que desconozca los méritos que pueda tener uno u otro concursante. Tampoco quiere decir que desconozca la capacidad y honestidad de muchos miembros del jurado. Lo que propongo es algo distinto: 'que no perdamos la brújula y veamos la realidad de las cosas'. Deberíamos considerar otras formas de incentivo para el escritor y dotarlo de mejores condiciones de vida para su labor artística. En ese sentido tanto escritores, casas editoras, distribuidoras de libros, agencias del gobierno, etc, deberían hacer causa común para conseguir la promulgación de una Ley del Escritor que garantice la dignidad de los hombres de letras en nuestra patria.
Les hago recordar los nombres de algunos escritores que debieron merecer el Premio Nobel y que no lo obtuvieron: Jorge Luis Borges, Vladimir Nabokow, Graham Greene, Julio Cortázar, Lev Tolstoi, James Joyce, Arthur Miller, Marcel Proust, Mark Twain, Vladimir Maiakowski. La lista es larga. Sin embargo, lo cierto es que muchas veces a los ganadores de los premios nadie los recuerda, pero los hombres de letras, como los antes mencionados, viven siempre en la sangre de los pueblos, son la vena misma por donde corre la belleza estética que los pueblos leen, disfrutan y estudian generación tras generación. Para no extenderme quisiera llamar la atención de todos los creadores de arte para que vean el meollo del asunto. Lo cierto es que hay grandes monopolios de la industria del libro que sacan provecho de este estado de cosas. En esta situación sacan provecho de su poder y aplastan a los pequeños esfuerzos editoriales nacionales. Los escritores y editoriales, medianas y pequeñas, debieran unirse para crear una gran cadena de distribución que termine con la mafia, como también la hay en el cine, con el control de la distribución y monopolio de los espacios culturales.
Para concluir quisiera proponer que existe una cultura dominante que nos vende valores e ideas que nos neutralizan, convirtiéndonos en entes pasivos, sin propuesta. Los bloques de poder mantienen el control en todas las esferas de la sociedad. El problema que embarga mi reflexión es ver como los grandes monopolios de la industria del libro no permiten que los escritores ocupen espacios en sus millonarias cadenas de distribución y campañas publicitarias. Recienemente he visitado librerías en Moscú. Ellas al igual que las de Londres o Berlín, Lima o Buenos Aires, parece que solo tuvieran espacio para exhibir en sus bookshelves, volúmenes de Paolo Cohelo, Isabel Allende o J.K.Rowland. Me pregunto si no habrá la forma de presentar libros de muchos más autores de valor como los que tenemos en nuestro medio literario.
Bibliografía
1-Carter, David, "How to win the Nobel Prize in Literature", Hesperus Press Ltd., 2012, Londres
2-Strachan Anne E.,"Prizewinning Literature", LA, 1989, Londres
3-Taylor, Jonathan F., "The Man Booker Prize: 35 Años of the Best in Contemporary Fiction, 1969-
2003", Booker Prize Foundation, 2003, Londres.
4-"Pravda", artículo publicado en el periódico, versión en inglés, el 14 de Enero de 1974.