Jorge Aliaga Cacho y Sandro Mariátegui Chiappe |
Publicado: Domingo 29 de setiembre del 2013
Por César Lévano, en "La Primera"
La partida de Sandro
Ayer murió Sandro Mariátegui Chiappe, hijo del Amauta. Hace pocos meses falleció Sigfrido, y antes habían partido José Carlos hijo y Javier Mariátegui.
César Lévano
Razón Social cesar.levano@laprimeraperu.pe
Fui amigo muy cercano de los dos últimos, no así de Sandro, ni menos de Sigfrido. Creo que el país debe agradecer a José Carlos, Javier y Sandro el haberse ocupado intensamente en la publicación de las obras de su padre.
José Carlos Mariátegui Chiappe fundó una gran empresa gráfica, en la que se editaron millones de libros de su padre, en ediciones populares de bajo precio. En este campo fue algo así como un precursor de Manuel Scorza. Amigo fraterno de Alejandro Valle, fue el editor constante de la obra del poeta. Muchos autores, que no habrían encontrado otro editor, fueron impresos en la imprenta de José Carlos. Varios de mis libros llevan el sello de editorial Labor, creada por él.
Con Javier cultivé una amistad respetuosa. Era, como se sabe, un siquiatra notable y un hondo estudioso de la obra y la vida de su progenitor.
Nunca fui asiduo de Sandro; pero reconozco que también él fue un gran editor y difusor de la obra de su padre. Hay un episodio anecdótico en mi relación con él. En cierta etapa política, su militancia en el partido Acción Popular de Fernando Belaunde lo condujo a asumir un ministerio. Esto le acarreó juicio y prisión. Yo investigué el caso y me atreví a escribir a favor de que se le reconociera debido proceso. Nada más. En el PC, en el cual yo militaba, me sometieron por ese hecho a comisión de control, lo cual condujo a mi expulsión.
Se me acusó de lo peor: de haber recibido favores, supongo que monetarios. En verdad, nunca recibí de Sandro ni saludos.
Sospecho que Sandro no se enteró de esto. En todo caso, entre nosotros continuó la lejanía de siempre.
Sigfrido es un caso distinto. No sé por qué razón se unió al Apra. Admiraba a Víctor Raúl Haya de la Torre a pesar de los ataques injuriosos de éste contra su padre. Alguien me ha dicho que en un programa de televisión, Aldo Mariátegui sostuvo que yo había inventado el aprismo de su padre, Sigfrido.
En realidad, esa militancia la conozco desde hace mucho tiempo. Lo confirma por lo demás, Luis Alva Castro en su libro El Señor Asilo, en cuya página 168 se lee:
“Linares le había sido presentado a Víctor Raúl por Sigfrido Mariátegui Chiappe, hijo del gran pensador socialista. El “chico” Mariátegui, como le llamaba Haya de la Torre, era fervoroso aprista, apoyaba a Jorge Idiáquez en la impresión de La Tribuna clandestina”.
Un dirigente aprista me dijo hace poco que Sigfrido, que no parecía aprista, era el enlace entre Haya, asilado cinco años en la embajada de Colombia, y el partido.
José Carlos Mariátegui Chiappe fundó una gran empresa gráfica, en la que se editaron millones de libros de su padre, en ediciones populares de bajo precio. En este campo fue algo así como un precursor de Manuel Scorza. Amigo fraterno de Alejandro Valle, fue el editor constante de la obra del poeta. Muchos autores, que no habrían encontrado otro editor, fueron impresos en la imprenta de José Carlos. Varios de mis libros llevan el sello de editorial Labor, creada por él.
Con Javier cultivé una amistad respetuosa. Era, como se sabe, un siquiatra notable y un hondo estudioso de la obra y la vida de su progenitor.
Nunca fui asiduo de Sandro; pero reconozco que también él fue un gran editor y difusor de la obra de su padre. Hay un episodio anecdótico en mi relación con él. En cierta etapa política, su militancia en el partido Acción Popular de Fernando Belaunde lo condujo a asumir un ministerio. Esto le acarreó juicio y prisión. Yo investigué el caso y me atreví a escribir a favor de que se le reconociera debido proceso. Nada más. En el PC, en el cual yo militaba, me sometieron por ese hecho a comisión de control, lo cual condujo a mi expulsión.
Se me acusó de lo peor: de haber recibido favores, supongo que monetarios. En verdad, nunca recibí de Sandro ni saludos.
Sospecho que Sandro no se enteró de esto. En todo caso, entre nosotros continuó la lejanía de siempre.
Sigfrido es un caso distinto. No sé por qué razón se unió al Apra. Admiraba a Víctor Raúl Haya de la Torre a pesar de los ataques injuriosos de éste contra su padre. Alguien me ha dicho que en un programa de televisión, Aldo Mariátegui sostuvo que yo había inventado el aprismo de su padre, Sigfrido.
En realidad, esa militancia la conozco desde hace mucho tiempo. Lo confirma por lo demás, Luis Alva Castro en su libro El Señor Asilo, en cuya página 168 se lee:
“Linares le había sido presentado a Víctor Raúl por Sigfrido Mariátegui Chiappe, hijo del gran pensador socialista. El “chico” Mariátegui, como le llamaba Haya de la Torre, era fervoroso aprista, apoyaba a Jorge Idiáquez en la impresión de La Tribuna clandestina”.
Un dirigente aprista me dijo hace poco que Sigfrido, que no parecía aprista, era el enlace entre Haya, asilado cinco años en la embajada de Colombia, y el partido.