Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
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8 de junio de 2010

Se inició debate teórico actualizado del pensamiento de José Carlos Mariátegui




  Foto:Milton Pinheiro, Sofía Manzano, Renán Raffo, Héctor Béjar, Jorge Aliaga yRaúl Nuñez.

Seminario dos visiones del socialismo latinoamericano se realizó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Texto de la Página Web del PCP
Con la asistencia de Milton Pinheiro y Sofía Manzano, profesores de las universidades de Bahía y Campinas, (del Brasil), se realizó en la Universidad de San Marcos (de Lima, Perú) el Seminario Caio Prado Júnior y José Carlos Mariátegui, dos visiones del socialismo latinoamericano los días 3 y 4 de junio.

Inauguró y clausuró el evento el Presidente del Instituto Cultural José Carlos Mariátegui, Renán Raffo. El objetivo del Seminario fue vincular los pensamientos de estas dos grandes figuras del socialismo latinoamericano y hacer una relectura de su obra desde la realidad de hoy.

Milton Pinheiro se refirió al trabajo de Mariátegui visto desde Brasil, Héctor Béjar recordó el debate ideológico del marxismo contemporáneo de Mariátegui, Sofía Manzano hizo una exposición de la obra de Caio Prado, Roberto de la Cruz expuso las grandes líneas del pensamiento del Amauta, Sara Beatriz Guardia analizó la obra de Mariátegui desde la perspectiva de género, Rafael Ojeda comparó el pensamiento de Mariátegui con el debate filosófico de hoy. José Ignacio López Soria se refirió a los actuales desafíos de diversidad, multiculturalidad e interculturalidad.

Comentaron algunas ponencias Osmar González, Jorge Aliaga, Alfonso López Chau, Samuel Cavero y Pilar Roca. Asistió al evento Sandro Mariátegui hijo del Amauta, e intervino en el acto inaugural el Coro de la Federación de Trabajadores de Construcción Civil.

El seminario ha iniciado un debate teórico actualizado que pone el pensamiento de Mariátegui en el centro de los esfuerzos por la unificación de la izquierda peruana. La versión brasileña del evento será realizada el 15 y 17 de junio en las Universidades de Bahía y Campinas.

7 de junio de 2010

El mundo ideológico y político de José Carlos Mariátegui


SEMINARIO INTERNACIONAL
“JOSE CARLOS MARIATEGUI Y CAIO PRADO JÚNIOR: DOS VISIONES DEL SOCIALISMO LATINOAMERICANO”

Por: Héctor Béjar

Todas las personas, tanto las comunes como las singulares a las que llamamos personalidades tienen varios rostros y varios roles y su obra da lugar a interpretaciones múltiples y a veces equívocas cuando pasa el tiempo. La imagen de José Carlos Mariátegui que cultivamos es también multifacética. Podemos evocar al Mariátegui periodista que se gana la vida con sus artículos, el activista político organizador del Partido Socialista después Comunista, el padre de una familia de hijos numerosos, el amante y devoto esposo, el empresario de Minerva editor de Amauta, el revolucionario, el teórico del Perú, el novelista y crítico literario. Una personalidad integral como la suya no es solo política: es cultural y puede ser vista desde ángulos diversos. Es el observador quien elige, de acuerdo con sus opiniones y su época, alguna o algunas de esas facetas o investiga sobre otras todavía desconocidas.

Aun si fuera solo en el aspecto político, su permanencia espiritual ha sido vista de diversas maneras según la época, los personajes y los intereses en juego. Es conocido que apenas a cuatro meses de su muerte en abril de 1930, regresó al Perú Eudocio Ravínes importante colaborador de Amauta a quien Mariátegui llamaba en su correspondencia personal “nuestro querido Eudocio”, como enviado del Secretariado Latinoamericano de la Internacional Comunista; y en 1933 ese mismo “querido Euocio” propició “la desmariateguización del partido”[1] es decir el abandono de las originales tesis de Mariátegui sobre el campesinado, la comunidad indígena y el rol del Partido como célula organizadora de las masas a la manera gramsciana. En 1941 el mismo año en que Alemania invadía la Unión Soviética VM Miroshevski lo clasificaba como un autor populista y romántico. En 1942, expulsado Ravines del Partido Comunista, Jorge del Prado afirmaba en respuesta a Miroshevski que, en realidad, Mariátegui había sido un revolucionario “marxista leninista estalinista” es decir, un ortodoxo del marxismo a la manera soviética de la época[2]. En 1945, durante la fracasada primavera democrática del gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, ya era introducido en la opinión pública como el fundador del socialismo peruano a través de la publicación de la segunda edición de los Siete Ensayos por su familia, el clásico libro de Ricardo Martínez de la Torre Apuntes para una historia marxista del Perú y las biografías de María Wiese y Armando Bazán. Una tesonera labor de la familia Mariátegui se ocupó de republicar de manera continua los Siete Ensayos y difundir su obra en ediciones populares. En 1980, al terminar la revolución militar de 1968 --1975, era redescubierto en los trabajos de José Aricó y Carlos Franco como un marxista “original y creativo”, integrante del movimiento aprista internacional entre 1919 y 1929 (antes de su ruptura con Haya), soreliano y gramsciano [3].

En realidad, la vigencia de Mariátegui tiene su fundamento en cómo los actores de cada época lo reinventan. En su prólogo a la edición realizada por la Universidad Católica en homenaje al centenario del nacimiento de José Carlos Mariátegui, Gonzalo Portocarrero dice que cada época relee a los clásicos desde sus inquietudes y esperanzas. Y, según Portocarrero, la obra de Mariátegui conserva una actualidad que la convierte en clásica… es un clásico…En los años 70 tuvimos al Mariátegui clasista…en los años 80, al Mariátegui de la agonía…al intelectual…que quiso articular el socialismo con la tradición nacional…Es seguro que en los próximos años surgirá…una interpretación de su obra donde se acentúen otros rasgos, otras facetas de su rica y múltiple creación [4].

Estamos en esos próximos años que anunciaba Portocarrero y vale que nos preguntemos qué Mariátegui es el que necesitamos en esta hora de globalización, anomia generalizada, crisis capitalista mundial, crisis de la civilización, insurgencia de nuevos actores sociales, extinción del proletariado industrial, emergencia de potencias jóvenes en el escenario mundial, nuevos caminos abiertos en América Latina. No nos preguntamos si Mariátegui está vigente o no sino por qué está vigente Mariátegui.

Mi opinión es que la respuesta la encontraremos solo en Mariátegui sino en su tiempo, en los autores que pusieron atención en los problemas del socialismo que nacían por aquella época y se agigantarían después. Y para ello nos moveremos entre ortodoxia y herejía. Para eso necesitamos abandonar toda posición reverencial. En esta ponencia trataremos de ubicar a Mariátegui dentro de la izquierda de su tiempo, recordando qué se decía y qué se hacía mientras él estaba en Italia, publicaba Amauta y redactaba los Siete Ensayos. Haremos una semblanza de Friedrich Nietzsche, Eduard Bernstein, György Lukács, Ernst Bloch, Georges Sorel y Rosa Luxemburgo para sugerir que algunas ideas fuerza de estos autores fueron probablemente útiles a Mariátegui, inspiraron sus escritos y conviene recordarlas hoy porque fueron premonitorias de lo que después aconteció con los experimentos socialistas.


Friedrich Nietzsche


Dice Mariátegui en su Advertencia inicial a los Siete Ensayos sus famosas palabras:

Mi trabajo se desenvuelve según el querer de Nietzsche, que no amaba al autor contraído a la producción intencional, deliberada, de un libro, sino a aquél cuyos pensamientos formaban un libro espontánea e inadvertidamente. Muchos proyectos de libro visitan mi vigilia; pero sé por anticipado que sólo realizaré los que un imperioso mandato vital me ordene. Mi pensamiento y mi vida constituyen una sola cosa, un único proceso. Y si algún mérito espero y reclamo que me sea reconocido es el de -también conforme un principio de Nietzsche- meter toda mi sangre en mis ideas.

Los principios de Nietzsche. ¿Quién era Nietzsche?

Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844 1900).

Nietzsche denunció el nihilismo, la ausencia de valores y de vigor vital en la sociedad moderna. Estaba en crisis la visión religiosa del mundo, se estaba afirmando una individualidad egoísta carente de trascendencia, se abría paso la mediocridad, la igualdad, la medianía. Proclamó que el dios cristiano, procedente de la tradición judía, ha muerto. Era necesario construir nuevos valores que reemplacen a los de la sumisión cristiana, característicos de los esclavos. Será un hombre nuevo, que él llama superhombre, el que ocupe el lugar de Dios. Es sabido que el pensamiento de Nietzsche tuvo enorme influencia en la izquierda europea, en pensadores latinoamericanos como José Ingenieros y después fue malentendido y usado por los nazis.


Eduard Bernstein


Eduard Bernstein, socialdemócrata alemán. Su nombre era impronunciable en los medios de la izquierda radical de la época. Repudiado por revisionista, compañero de quien Lenin llamó “el renegado Kautsky”. Perseguido, emigró a Suiza, donde editó la revista Sozial Demokrat. Expulsado de allí en 1898, tuvo que refugiarse en Londres hasta 1900. Diputado en el Reichstag en 1902-1906, 1912-1918, 1920-1928, el típico parlamentario socialista de la República de Weimar [5].


Es conocido que Bernstein fue atacado por su porfía en asegurar que la revolución podía realizarse de manera gradual y pacífica. Lo que sucedía era que observaba su medio. En Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia (1899) dio cuenta de algunos síntomas que se convertirían en fenómenos sociales después, repercutiendo negativamente sobre las posibilidades revolucionarias. Los obreros ya vivían mejor, el capitalismo estaba más fuerte, no estaba en extinción como afirmaban los marxistas radicales, había legislación social que amenguaba el conflicto de clases y convertía en desfavorables las condiciones objetivas y subjetivas para la revolución socialista. La burguesía de su época ya no era aquel sector homogéneo que criticaron Marx y Engels en su tiempo. Estaba más fragmentada en gran burguesía, pequeña burguesía y nuevas clases medias, una gama de medios tonos en la contradicción de clases. Algunos sectores de la clase obrera empezaban a vivir como la clase media. Bernstein sostenía que se debía esperar porque el socialismo no puede ser construido en medio de las privaciones y la pobreza ni en el subdesarrollo de las fuerzas productivas sino como resultado del éxito económico y el desarrollo del capitalismo. Creía también con Rosa Luxemburgo que los partidos socialistas debían ser el partido del proletariado pero no la dictadura del proletariado con lo que ponía el tema de la democracia en el centro del debate. Su gran concepto es el de la democracia, la eliminación de privilegios de clase y la igualdad para los individuos.

Junto con Lasalle, Bernstein es precursor en el señalamiento del rol que puede jugar el Estado. Según él se podía avanzar mediante la nacionalización o municipalización selectiva de los medios de producción, tolerando algunas empresas privadas. El Estado debía intervenir cada vez más pero sostenía que respecto de muchas empresas privadas "una buena ley industrial puede ser mejor que 100 nacionalizaciones".


Rosa Luxemburgo [6]


Mujer, polaca, judía e inmigrante, todo lo que podía serle desfavorable en la Alemania de posguerra, eso era Rosa Luxemburgo. Además era apasionada y no ocultaba sus opiniones. En La Revolución rusa criticó a los bolcheviques y avisó a tiempo, sin ser escuchada, del peligro de que se desarrollase una dictadura si se seguía la línea bolchevique que confundía la dictadura del proletariado con la dictadura del partido. Reivindicó iempre el carácter profundamente democrático del socialismo. Es famosa su frase: «Freiheit ist immer die Freiheit des Andersdenkenden» (La libertad siempre ha sido y es la libertad para aquellos que piensen diferente).

El tema central de su pensamiento fue el juego dialéctico entre espontaneidad y organización, en el cual debe considerarse la espontaneidad como un acercamiento radical, y la organización como un acercamiento más burocrático o institucional a la lucha de clases. La espontaneidad y la organización no son sino diferentes momentos del mismo proceso, uno no puede existir sin el otro. Gracias a esta perspectiva es como la lucha de clases se desarrolla hacia un nivel superior. La espontaneidad está siempre mediatizada por la organización, así como la organización debe ser mediatizada por la espontaneidad. Es el juego entre lo revolucionario y lo conservador, entre el impulso infantil o juvenil y la madurez que da la experiencia.

Ella desarrolló la Dialéctica de la Espontaneidad y la Organización bajo la influencia de una ola de huelgas masivas en Europa, especialmente durante la revolución rusa de 1905. No estuvo de acuerdo con la insurrección espartaquista de 1919 y sin embargo pereció asesinada junto con Karl Liebknecht como consecuencia de ella.

El deber del partido decía Rosa Luxemburgo consiste en educar a las masas no desarrolladas para llevarlas a su independencia, hacerlas capaces de tomar el poder por sí mismas. Lo que el partido debe asumir es la educación en el elemento subjetivo de la Revolución, que consiste en inculcar la conciencia de su misión histórica en la clase trabajadora. La revolución misma solo puede llevarse a cabo por la clase trabajadora en cuanto tal. Un partido que hable por los trabajadores, que los represente --por ejemplo en el Parlamento-- y que pretenda actuar en su nombre, se enfangará y se convertirá él mismo en un instrumento de la contrarrevolución[3]




György Lukács (1885-1971)


Bernstein pertenece a una generación anterior a Mariátegui, la del fin del siglo XIX. Al asumir posiciones socialistas, José Carlos ya encontró el debate entre radicales y socialdemócratas. En su propia generación encontramos a György Lukács. Cuando Mariátegui muere en 1930 a los 35 años, György Lukács tenía 45 años (nace en Budapest en 1885) y haría una larga vida llena de vicisitudes hasta 1971. Vive su juventud en Alemania donde conoce a Georges Simmel, el sociólogo de la cultura y de la vida cotidiana que traslada la reflexión sociológica desde los grandes esquemas abstractos a los pequeños problemas concretos de la vida cotidiana, creando la microsociología; a Ernst Bloch, el filósofo de las utopías; Ferdinand Tönnies, estudioso de las características y diferencias entre comunidad y sociedad, quien sostenía que existe relación entre la complejidad de la sociedad y el individualismo, a sociedades más complejas corresponde más individualismo; los neokantianos Wilhelm Windelband y Max Weber con quien Lukács hace estrecha amistad.

En sus reflexiones anticapitalistas Lukács no entra por el lado de las estructuras económicas sino señala el carácter vulgar, mediocre y rutinario del mundo burgués cuyo nacimiento ya había señalado Bernstein. Es un precursor de la crítica a la civilización del consumo que después hicieron Herbert Marcuse en El hombre unidimensional y Pierre Bordieu en La distinción. Frente al determinismo económico que era alentado por el socialismo oficial de la socialdemocracia alemana, enfatiza el rol de la conciencia, no solo el de las condiciones sociales de vida. El mensaje antecede al del Che: se puede hacer revolución siempre que la conciencia de las clases oprimidas sea favorable a ello. Pero frente a los extremistas que quieren hacer revolución en cualquier situación señala que esa conciencia de los oprimidos es importante, ineludible. Destaca el “deber ser” kantiano, que resalta la ética y no acepta las transacciones oportunistas con la realidad de la política cotidiana. La suya es una revuelta anticapitalista basada en la ética que es antepuesta a la fría estrategia del realismo que acepta todo o que justifica el uso de cualquier medio para obtener un fin oportunista o revolucionario.

En 1919 Lukács participa en la insurrección de los consejos obreros que proclama la República Soviética de Hungría donde es nombrado ministro de Cultura y Educación Popular. Tras la derrota de la revolución es condenado a muerte por el dictador contralmirante Miklós Horthy; huye a Viena, donde vivirá desde 1919 hasta 1929. Entre 1919 y 1923, mientras Mariátegui permanecía en Italia, Lukács escribe Historia y conciencia de clase.

Según Historia y conciencia de clase, toda la concepción marxista de la historia está resumida y sintetizada en la teoría del fetichismo de la mercancía que Marx expone en El Capital. No hay que ver en el capitalismo solo un régimen de explotación de los obreros a partir de la plusvalía. Más que eso, el capitalismo es el orden económico que convierte a todo –seres humanos incluidos—en cosas. Ser revolucionario es, frente a esa cosificación generalizada, reivindicar el valor de lo humano. Y lo humano vale no solo por lo material y racional sino por lo espiritual y espontáneo.

En la época de Lukács mientras el entonces marxismo ortodoxo de Karl Kautsky entendía al marxismo como una teoría de las “leyes objetivas” de la sociedad, el revisionismo de Edward Bernstein se limitaba a defender al socialismo sólo como una ética.

Lukács sostiene que el pensamiento racionalista heredado de la Revolución Francesa (desde Kant y el positivismo, hasta Kelsen y Weber) divide mecánicamente la objetividad donde se encontrarían las leyes de la economía y el mercado, separándola de la subjetividad donde están la conciencia revolucionaria y la ética comunista y establece una frontera entre ambos campos. Al hacerlo divorcian, separan y escinden el objeto y el sujeto, objetividad y subjetividad.

Cuando Lukács redacta en 1922 La cosificación y la conciencia del proletariado, Mariátegui estaba por retornar al Perú. El Ejército Rojo de Trabajadores y Campesinos había sido derrotado en Pyotr Polonia y Mussolini marchaba sobre Roma. La Segunda Internacional se reconstituía en medio de la catástrofe financiera de la República de Weimar. La hiperinflación y la pobreza castigaban Alemania. Se aplicaba la Nueva Política Económica en Rusia.

Al año siguiente de la publicación de Historia y conciencia de clase, muere Lenin. Inmediatamente Lukács redacta Lenin, la coherencia de su pensamiento y lo publica en Viena. Mariátegui ya estaba en el Perú, sufre una recaída de su enfermedad y se le debe amputar la pierna derecha. Prepara la edición de La Escena Contemporánea. Ya era una época de retroceso, de reflujo mundial.

En estas circunstancias, la tesis central de Lukács defiende la actualidad de la revolución frente a quienes la pretenden postergarla para un inalcanzable, lejano y difuso día de mañana.

Para Karl Kautsky, máximo teórico de la socialdemocracia, el marxismo se componía de leyes objetivas. Y esas leyes mostraban que la revolución era imposible en tanto la economía capitalista no se desarrolle. Había que esperar.


Para Lukacs eso era positivismo porque tomaba en cuenta solo lo objetivo pero no el devenir de la historia y la conciencia de clase.

A fines de ese año 1922 se realiza el IV Congreso de la Internacional Comunista. La KOMINTERN llama al frente único pero precisa que entendía por «frente único», un bloque obrero evitando toda fusión o concesión doctrinaria. La Rusia Soviética ya había sido invadida por la ortodoxia de un marxismo pretendidamente científico. La presidencia de la Tercera Internacional estaba a cargo de Gregory Zinoviev. Él y Nicolás Bujarin condenaron Historia y conciencia de clase en 1924. Pravda publicó la condena el 25 de julio de 1924. Lenin había muerto y los debates dentro de la URSS comenzaron a resolverse administrativa y burocráticamente. Moscú empezaba a transformarse en el Vaticano de los comunistas que podía autorizar o condenar posiciones filosóficas y políticas.

En respuesta a Bujarin y Zinoviev, Lukács redactó Chvostismus und Dialektic. El manuscrito permaneció oculto durante largos años. Se descubrió en los antiguos archivos del Instituto Lenin de Moscú y fue publicado por primera vez en Budapest en 1996 En Francia se lo tradujo en el año 2001 con el título: Dialectique et spontanéité. Em défense de Histoire et conscience de classe (Dialéctica y espontaneidad. En defensa de «Historia y conciencia de clase»). París, Les Éditions de la Pasión, 2001. Prefacio de Nicolás Tertulian. Aún no ha sido traducido al castellano.

En el mismo 1925 Lukács escribe una crítica a Teoría del materialismo histórico. Ensayo popular de sociología marxista (1921) de Nicolas Bujarin quien, presidiendo en 1928 el VI Congreso de la Internacional Comunista, declarará al materialismo dialéctico (DIAMAT) “filosofía oficial” de la Internacional. La Tercera internacional se izquierdiza y declara mundialmente la etapa de lucha de clase contra clase. Se lucha por el poder en la dirección del Partido Comunista de la URSS. Lukács escribe Tecnología y relaciones sociales. Acusa a Bujarin de caer en “un materialismo burgués” y en un “burdo naturalismo”. Antonio Gramsci llegará a las mismas conclusiones que Lukács (sin haber leído su crítica) cuando opina contra Bujarin en sus Cuadernos de la cárcel.

En resumen, Lukács postula la reunificación de táctica y estrategia, es decir la necesaria continuidad dialéctica entre las reivindicaciones puntuales de las clases oprimidas y la lucha por la transformación global de la sociedad, ciencia y ética, objeto y sujeto, estructura y conciencia.


Antonio Gramsci (1891 – 1937)


El 21 de enero de 1921, en el Teatro San Marco de Livorno, nace el Partido Comunista de Italia (PCI), sección italiana de la Internacional. En el comité central entran dos ordinovistas (redactores del periódico de Gramsci L´Ordine Nuovo), Gramsci y Terracini. Mariátegui estaba en esos momentos en Italia.

Cuando el 12 de febrero de 1924 sale en Milán el primer número del nuevo diario comunista L’ Unitá y desde el primero de marzo la nueva serie quincenal L’Ordine Nuovo Mariátegui ya está de regreso en Lima.

Gramsci escribe una carta al comité central del partido bolchevique que ha iniciado una lucha entre las diversas corrientes: hoy ustedes están destruyendo vuestra propia obra y corren el riesgo de anular la función dirigente que el partido comunista de la URSS había conquistado [...] vuestros deberes rusos pueden y deben ser llevados a cabo sólo en el cuadro de los intereses del proletariado internacional. Pero Togliatti, delegado del PCI en Moscú, prefiere no entregar la carta.

El 8 de noviembre de 1926, en violación de la inmunidad parlamentaria, Gramsci es arrestado en su casa y encerrado en la cárcel de Regina Coeli. El ministerio público, en conclusión de su requisitoria, declara que por veinte años debemos impedir a este cerebro funcionar y de hecho Gramsci, el 4 de junio, es condenado a veinte años, cuatro meses y cinco días de reclusión; el 19 de julio es internado en la cárcel de Turi, en provincia de Bari.

El 8 de febrero de 1929 mientras Mariátegui rompe con Haya de la Torre, Gramsci obtiene finalmente lo necesario para escribir e inicia la escritura de sus Quaderni del carcere [7].

En esos escritos sostiene que el poder no se concentra en un Palacio de Invierno que haya que tomar, sino que se establece en un Estado-gobierno que difunde e impregna la sociedad. Es la búsqueda del autogobierno de los trabajadores, como una nueva forma del ejercicio del poder. Esta nueva forma constituye el embrión y el proyecto de la sociedad futura que se desarrolla en la sociedad presente. La organización partidaria no se plantea como instrumento de reclutamiento y selección o como tarea de especialistas que dirigen a las masas, sino como una organización a través de la cual los trabajadores ponen en pie su propia organización. Revalora el papel del Partido y de los sindicatos en este sentido y construye el concepto de "bloque nacional-popular", de alianzas dirigidas a establecer, necesariamente, las nuevas formas de hegemonía.

¿A qué apunta el príncipe moderno, el intelectual orgánico según Gramsci? A buscar la relación entre la organización y las masas como una relación entre educadores y educados que se invierte dinámica y constantemente. El partido es educador de las masas no seguidista de los reclamos inmediatos de las masas (reformismo) ni debe distanciarse de las masas por su radicalismo (maximalismo). Debe ser un partido del proletariado, no para el proletariado.

Para Gramsci el Estado no se reduce sólo a sus aspectos coercitivos (como en la concepción de Stalin) sino que comprende el conjunto de procesos que se desarrollan en la sociedad civil, las fuerzas espontáneas y creadoras que nacen en la práctica social del pueblo, de los trabajadores. En las sociedades occidentales, el cambio revolucionario sólo puede darse si se lucha por la hegemonía social y cultural. Esa hegemonía se desarrolla cuando las clases oprimidas despliegan su propia concepción del mundo y obtienen para ella el "consenso activo" de otras clases y capas sociales. En síntesis, la revolución se prepara y sobreviene como cambio estructural cuando los trabajadores organizados trascienden el gueto sindical y se transforman en clase nacional, asumiendo a la nación en su conjunto y bajo su hegemonía y dirección política.

El elemento popular siente, pero no siempre comprende o sabe; el elemento intelectual sabe, pero no siempre comprende y especialmente no siempre siente.

Ernst Bloch (1885 – 1977): el concepto de utopía

Ernst Bloch era diez años más joven que Mariátegui. Es el filósofo de las utopías concretas, de las esperanzas. Se centra en el proceso por el cual el ser humano se concibe a sí mismo. La conciencia del ser humano está dotada de un “excedente” que halla su expresión en las utopías sociales, económicas y religiosas, en el arte gráfico, en la música. Como marxista, Bloch ve en el socialismo y el comunismo los instrumentos para trasladar este “excedente" intangible a la realidad [8].

Para Bloch la utopía es algo abierto, porque hay muchas cosas no conclusas en el mundo, que aún no se han realizado y que se puede realizar. Crearlas es una función del ser humano. Esta función utópica es trascendente. En ese proceso de construcción el ser humano se encuentra en la esperanza y en el presentimiento objetivo de lo que todavía-no-ha-llegado-a-ser, en el sentido de lo que todavía-no-ha-llegado-a-ser-lo-que-debiera. La función utópica es la actividad inteligida del presentimiento de la esperanza. El contenido del acto de la esperanza es, en tanto que clarificado conscientemente, la función utópica positiva; El humanismo se acrecienta en la utopía y es a partir de Marx cuando, para Bloch, adquiere verdadero sentido: homo homini, una naturalización del hombre, una humanización de la naturaleza. El tránsito desde la utopía a la ciencia que habría tenido lugar con la obra de Marx no significa en absoluto que el marxismo deba perder su impulso utópico, la "voluntad de utopía" que le ha abierto la posibilidad de poner al descubierto las insuficiencias del presente.


Georges Eugène Sorel (1847 - 1922)


Como Proudhon, veía al socialismo como una cuestión principalmente moral. También estaba fuertemente influido por Henri Bergson, el filósofo de la espontaneidad y el movimiento. Sostenía que el ser humano solo vive plenamente en y a través de sus obras. Cuando busca otras cosas como el poder, es porque ha degenerado su verdadera humanidad. La democracia parlamentaria es hipócrita y fraudulenta, vive a costa de trabajadores explotados.

Sólo es posible rescatar a los seres humanos mediante una fuerza moral, mediante el desarrollo de hombres nuevos que no se dejen obsesionar por el temor ni la codicia. Esta idea del hombre nuevo en Sorel es también la que encontramos en Las fuerzas morales de José Ingenieros y en Educación y lucha de clases de Aníbal Ponce. Fue la idea que impregnó la revolución universitaria de Córdoba en 1919.

Sorel señala que no es la posesión de ideas engendradas por el raciocinio lo que crea vínculos verdaderamente humanos, sino la vida en común, el esfuerzo comunitario. La verdadera base de toda asociación es la familia, la tribu, las polis en las que la cooperación es instintiva y espontánea, y no depende de normas y contratos inventados. Las asociaciones que tienen por objeto el lucro o la utilidad, que se fundamentan en un acuerdo artificial, como es el caso evidente de las asociaciones políticas y económicas del sistema capitalista, ahogan el sentido de una humanidad común y destruyen la dignidad humana al generar un espíritu de oportunismo competitivo.

Sólo el conflicto purifica y fortalece, porque crea unidad y solidaridad duraderas, mientras que los partidos políticos son estructuras inestables, expuestas a coaliciones y alianzas oportunistas. Ese es el vicio de la democracia.

A través de mitos es como el socialismo puede convertirse en una especie de poesía social, algo opuesto a sus representantes corrompidos o cobardes.

En resumen sostenemos que Mariátegui vivió un ambiente intelectual revolucionario, opuesto al cientificismo, la apología y el dogma. Asombrosamente bien informado para su tiempo, abierto a todas las ideas. Recordamos que en su época y antes de su época se hicieron muchas formulaciones que fueron después olvidadas en nombre del mismo cientificismo marxista que pretendía, en palabras de Lukács, “cosificar” el marxismo. Muchas advertencias sobre las consecuencias de una aplicación dogmática del marxismo, hechas por autores anteriores y de la época de Mariátegui, que hemos ido destacando en este texto, fueron desoídas y olvidadas. Por eso hemos revisitado esas opiniones. Porque creemos que son valiosas y debemos tenerlas en cuenta para nuestras tareas del presente.

Y entonces podemos responder a la pregunta planteada al comienzo de esta ponencia: ¿qué Mariátegui necesitamos hoy día? ¿quién es nuestro Mariátegui? Me permito opinar que la respuesta es: el Mariátegui total, el que se movía con comodidad en las ideas de Sorel y Nietzsche, a la vez que el doctrinario de Defensa del marxismo, Porque Mariátegui demostró que la ortodoxia no es necesariamente opuesta a la cultura ni a las ideas nuevas que van nutriendo la existencia humana. Mariátegui fue un revolucionario marxista, no fue ni socialdemócrata a la usanza de Kautsky ni aprista a la usanza de Haya, ni extremista a la manera del infantilismo revolucionario alemán de 19, ni leninista a la manera de la Tercera Internacional de Bujarin. Ni por supuesto europeísta. Fue un árbol con raíces en la realidad peruana e indoamericana y con ramas y hojas expandidas hacia el mundo y desde el mundo. Esa es la sombra que todavía nos cobija. No olvidemos la lección.

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NOTAS

[1] “El mariateguismo es una confusión de ideas procedente de las más diversas fuentes. No hay casi tendencia que no esté representada en él. Antes de haber bebido de la fuente del marxismo, y particularmente del leninismo, Mariátegui había conocido del movimiento revolucionario a través de las más diversas tendencias no proletarias. Tuvo grandes errores no sólo teóricos sino también prácticos. Son en realidad muy pocos los puntos de contacto entre el leninismo y el mariateguismo y estos contactos son más bien incidentales…nuestra posición frente al mariateguismo es tiene que ser de combate implacable e irreconciliable, puesto que él entraba la bolchevización orgánica e ideológica de nuestras filas, impide que el proletariado se arme de los arsenales del leninismo y del marxismo; obstaculiza el crecimiento rápido del PC y la formación de sus cuadros; es una de las dificultades muy serias para ponernos a la cabeza de los grandes acontecimientos y cumplir así nuestro papel de vanguardia de los explotados en sus luchas y acciones. (Fragmento de un documento del Paritdo Comunista de la época de “clase contra clase” citado por Héctor Béjar en: APRA – PC 1930 – 1940, itinerario de un conflicto. En: “Socialismo y Participación” No.9, febrero 1980, pág.13).

[2] En un artículo escrito en 1941, V.M. Miroshevsi, consejero del Buró Latinoamericano del Komintern, señalaba el “populismo” y “romanticismo” de Mariátegui basándose en las esperanzas de éste en el paso de la comunidad indígena al socialismo, a la manera de los populistas rusos. V.M. Miroshevsi. El populismo en el Perú. Papel de Mariátegui en la historia del pensamiento social latinoamericano. Publicado originalmente en Moscú y reproducido en Dialéctica, revista del Partido Comunista Cubano No.1 La Habana Cuba mayo – junio 1942.

[3] Trataré de mostrar, dice Aricó, que Mariátegui se diferenciaba de Haya de la Torre, por una parte, y de la Comintern, por otra, en tres aspectos sustanciales, aspectos que han quedado oscurecidos, velados o menospreciados por la tendencia a enfatizar en forma desmedida otras diferencias reales de carácter fundamentalmente teórico…1) una concepción democrática, no jacobina, del proceso revolucionario, visto desde una perspectiva “de abajo” como irrupción en la vida nacional de un movimiento social autónomo, homogeneizado por un mito de regeneración de la nación peruana, capaz de constituirse en una voluntad colectiva y de devenir estado; 2) una forma no aristocrática de concebir la relación entre intelectuales y masas, no ya como términos de una abstracta alianza de clases, sino como elemento de decisiva importancia en la organización del movimiento de masas y en la formación de un bloque ideológico revolucionario (aquí Aricó usa la noción de bloque hegemónico extraída de Gramsci, otro autor revalorado en los ochenta); 3) una percepción distinta del “tiempo” propio del proceso político y social peruano, en que el elemento determinante resulta ser el nivel de organicidad alcanzado por el movimiento social. La dilucidación de estos puntos o núcleos temáticos de diferenciación puede arrojar la suficiente luz para aclararnos por qué, en la construcción de la organización política revolucionaria, Mariátegui insistió en defender su condición de Partido socialista (y no “comunista”); su modelo organizativo propio y su composición social amplia y definitoria de un partido “popular” antes que “de clase”. José Aricó. Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú. En: “Socialismo y Participación No.11, setiembre 1980, pág.143.

[4] Gonzalo Portocarrero et al. La aventura de Mariátegui, nuevas perspectivas. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 1995.

[5] Obras de Bernstein: Cromwell and Communism: Socialism and democracy in the Great English Revolution, 1895; Evolutionary Socialism: A criticism and affirmation, 1899; Wie ist Wissenschaftlicher Socialismus Möglich?, 1901.

[6] Rosa Luxemburgo nació en Zamosc Polonia dentro del imperio ruso en 1871 y murió en Alemania el 15 de enero de 1919. Como Mariátegui tenía una cojera permanente. Era judía, polaca e inmigrante. Militó activamente en el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), hasta que en 1914 se opuso a la participación de los socialdemócratas en la I Guerra Mundial. Constató que el sentimiento nacionalista de los partidos obreros era más fuerte que su conciencia de clase. Integró la Liga Espartaquista, origen del Partido Comunista de Alemania (KPD). Al terminar la guerra fundó el periódico La Bandera Roja junto con Karl Liebknecht. Se solidarizó con la revolución rusa pero la criticó. Tomó parte en la frustrada revolución de 1919 en Berlín aun cuando este levantamiento tuvo lugar en contra de sus consejos. La revuelta fue sofocada por el ejército y los Cuerpos Libres (paramilitares de derecha), cientos de personas, entre ellas Rosa Luxemburgo, fueron encarceladas, torturadas y asesinadas. fue golpeada a culatazos hasta morir, y su cuerpo fue arrojado a un río cercano. Liebknecht recibió un tiro en la nuca, y su cuerpo fue enterrado en una fosa común. Obras de Rosa Luxemburgo: (1978) Obras Escogidas. Madrid: Editorial Ayuso. (1977) Escritos Políticos. Barcelona: Editorial Grijalbo. Crítica al bolchevismo. Problemas de Organización de la Socialdemocracia rusa y Critica de La Revolución rusa.

[7] Los Cuadernos fueron enumerados, sin tener en cuenta su cronología, por su cuñada Tatiana Schucht que, junto con Piero Sraffa, logró sustraerlos de las inspecciones policíacas y entregarlas al banquero Raffaele Mattioli, secreto financiador de las redacciones de Gramsci, el cual las confió en Moscú a Palmiro Togliatti y a los otros dirigentes comunistas italianos.

Después del final de la guerra los Cuadernos, revisados por Felice Platone, fueron publicados por la casa editora Einaudi – unidas a sus Cartas de cárcel remitidas a los familiares – en seis volúmenes, ordenados por argumentos homogéneos, con los títulos: El materialismo Histórico y la filosofía de Benedetto Croce (1948); Los intelectuales y la organización de la cultura (1949); El Risorgimento (1949); Notas sobre Maquíavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno (1949); Literatura y vida nacional (1950); Pasado y Presente (1951)


[8] Obras de Ernst Bloch: 1909 Tesis Disquisiciones críticas sobre Rickert y el problema de la epistemología; 1918 Espíritu de la utopía, Munich; 1921 Thomas Münzer como teólogo de la revolución, Munich; 1930 Vestigios, Berlin; 1935 Herencia de esta época, Zürich; 1949 Sujeto-objeto, Christian Thomasius, El principio Esperanza, Avicena y la izquierda aristotélica, Leipzig; 1959 Vestigios y El principio de la esperanza.




BIBLIOGRAFÍA

BÉJAR Héctor. APRA – PC 1930 – 1940, itinerario de un conflicto. En: “Socialismo y Participación” No.9, febrero 1980, pág.13). Lima: CEDEP ediciones.

MIROSHEVSKI V.M.. El populismo en el Perú. Papel de Mariátegui en la historia del pensamiento social latinoamericano. La Habana Cuba: Dialéctica, revista del Partido Comunista Cubano No.1 mayo – junio 1942.

ARICÓ José. Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú. En: “Socialismo y Participación No.11, setiembre 1980, pág.143. Lima: CEDEP ediciones.

PORTOCARRERO Gonzalo et al. La aventura de Mariátegui, nuevas perspectivas. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 1995.

LUXEMBURGO Rosa: (1978) Obras Escogidas. Madrid: Editorial Ayuso. (1977)
Escritos Políticos. Barcelona: Editorial Grijalbo, 1970.

SOREL Georges. Reflexiones sobre la violencia. Madrid: Alianza Editorial, 1976

1912 Trabajo de Mariátegui en La Prensa pierolista que apoyaba la candidatura de Billinghurst. Primer decreto estableciendo las ocho horas en el Callao.

1914 Golpe de Benavides

1915 El Congreso elige a José Pardo. Mariátegui es ya cronista parlamentario de La Prensa. Publicación de La novela y la vida (Profesor Canella)

1916 Colónida, amistad con Valdelomar. El Turf. Se aparta de La Prensa que apoyaba a Pardo. Abril, aparece El Tiempo con César Falcón. Columna Voces como Juan Croniqueur. Denuncia la acción del imperialismo yanqui contra México.

1917 Incidente de Norka Rouskaya.

1918 Nuestra Época. Solo aparecieron dos números. José Vásquez Benavides agrede a Mariátegui. El deber del ejército y el deber del Estado. Muere González Prada. Haya y Mariátegui se conocen en El Tiempo.

1919 Golpe de Leguía Jornada de ocho horas. Clausura de El Tiempo. Publicación y clausura de La Razón con César Falcón.

1919 Marzo. Fundación de la III Internacional. 21 condiciones de Lenin.

1919 Golpe de Leguía. Jornada de ocho horas. Clausura de La Razón.

1920 II Congreso de la Internacional Comunista

1921 III Congreso de la IC. Replanteamiento estratégico: “ir a las masas”. Frente Único Proletario, ya no partido de cuadros.

1921 III Congreso de la IC. Congreso del Partido Socialista Italiano. División del PS y fundación del PC Italiano.

1923 Retorno al Perú. Asume la dirección de Claridad. (Henri Barbusse). Universidades Populares.

1924 Agravamiento de su enfermedad. Amputación de la pierna derecha.

1925 Funda la Editorial Minerva. Sale La Escena Contemporánea

1926 Sale Amauta.

1927 Prisión de Mariátegui y clausura de Amauta. Viaje de Julio Portocarrero a Moscú al V Congreso de la Internacional Sindical.

1927 Fundación de la Editorial Minerva con su hermano Julio

1928 Julio a setiembre VI Congreso de la Internacional Comunista. Línea de “clase contra clase”.

1928 22 de enero: lanzamiento del Partido Nacionalista Libertador por Haya de la Torre. Ruptura entre Mariátegui y Haya. Redacción por Haya de El anti-imperialismo y el APRA. Aparecen los Siete Ensayos de interpretación de la realidad peruana.

1928 Conferencia Sindical Latinoamericana de Montevideo. 7 octubre Fundación del Partido Socialista.

1929 Fundación de la CGTP. I Conferencia Comunista Latinoamericana, Congreso de partidos comunistas latinoamericanos en Buenos Aires (1 al 12 de junio). Julio Portocarrero lee el programa del Partido Socialista.

1929 Noviembre. La policía asalta su casa.

1930 Marzo. Mariátegui decide viajar a Buenos Aires. El Partido Socialista acuerda su adhesión a la Internacional.

1930 Febrero. Carta a Martín Glusberg. Proyecto de viaje a Buenos Aires

1930 Abril. Muere Mariátegui

1930 Mayo. El Partido Socialista cambia de nombre a Partido Comunista.
1930 22 de agosto. Levantamiento de Sánchez Cerro y caída de Leguía


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1919 Moscú 2 al 6 marzo I Congreso.. 36 delegados plenos y 15 consultivos. 8 rusos y el resto emigrados en Rusia. Representantes de Austria, Suecia, Noruega, Holanda, Suiza, Hungría y Estados Unidos.

1920 10 julio-7 agosto 1920 II Congreso. 200 delegados. El Ejército Rojo avanzaba sobre Varsovia. Se aprueban las 21 condiciones de admisión. Condiciones: mantener organizaciones clandestinas.

1921 22 junio-12 julio. III Congreso. El Ejército Rojo es derrotado en Polonia. Insurrección de Cronstandt. Derrota de la revolución en Alemania e Italia. NEP. El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo «Hay que terminar con los asaltos y pasar al sitio» Lenin. Tesis sobre el Frente Único Proletario con la segunda Internacional.

1922 Triunfo del fascismo en Italia. Reconstitución de la II Internacional.

1922 5 noviembre-5 diciembre, IV Congreso. La Comintern precisa lo que entendía por «frente único», bloque obrero evitando toda fusión o concesión doctrinaria.

1923 Enero, Congreso en Hamburgo (mayo 1923), emerge la Internacional Socialista.

1923 Escisión del movimiento obrero entre socialistas y comunistas. La acusación socialista contra los comunistas: la existencia de una dictadura terrorista en la URSS; persecución de los socialistas dentro de dicho país y labor de zapa contra ellos en el exterior; y la tesis leninista de la «inevitabilidad de la guerra». La táctica de los comunistas: reivindicar sistemáticamente más de lo que solicitan los socialistas, cualesquiera que sean las condiciones objetivas.

1924 Enero, muerte de Lenin.

1924 17 junio-8 julio V Congreso. Si en el III Congreso de la Comintern se había ablandado la táctica política con la consigna de «Id a las masas», en el V Congreso se llevaron más a la izquierda las conclusiones del IV, cuidándose más estrictamente la calidad del reclutamiento. Pugna por la sucesión de Lenin.

1927 Ruptura entre Trotski y la Comintern. Destierro de Trotski en Alma Ata. Masacre de comunistas en China.

1929 Trotski es expulsado de la Unión Soviética. Bujarin (en realidad Manuilsky) sucede a Zinoviev en la dirección de la Comintern.

1928 17 julio- 1 septiembre. VI Congreso de la KOMINTERN. Bujarin pierde su puesto. Stalin abre la tesis del «tercer período» (crisis general del capitalismo) y su política toma un rumbo «ultraizquierdista». Trotski, Zinoviev y Kamenev excluidos del partido. XV Congreso del PCUS declara terminada la «estabilización» del capitalismo, y por ende la «coexistencia pacífica». Se decreta que «la URSS es la única patria del proletariado mundial. La socialdemocracia es ascendida de socialchauvinismo a social-imperialismo. Los socialdemócratas son acusados de «social-fascistas». El Congreso da por inaugurada la fase de la «clase contra clase» estando a la vista una «radicalización de las masas».

1929 Crisis de Wall Street.

1931 Abril. XI Pleno Ampliado de la KOMINTERN. Se declara que los «socialdemócratas son el partido más activo preparando una agresión contra la URSS.

1933 Advenimiento de Hitler. Persecución de comunistas y socialdemócratas en Alemania.

1934 Julio Piatnizki ante el comité ejecutivo de la Comintern: Hemos dicho que los fascistas no conservarían el poder. La resolución del buró ha sido corroborada; la crisis en el campo fascista está comenzando. Fritz Hecker, miembro del CC. del PC alemán, «demostró» que la dictadura hitleriana era mucho- más débil que la de Mussolini.

1934 30 junio. El III Reich se retira de la Sociedad de Naciones, la URSS ingresa. Noche de los cuchillos largos: Hitler hace asesinar a sus opositores en Alemania. Rapprochement a las democracias occidentales (se omitía «burguesas»). El presidente del Comité Ejecutivo de la Comintern declara que “los grupos socialdemócratas que están luchando en Alemania no son social-fascistas y no constituyen un sostén social de la burguesía. Se encuentran en el camino hacia el comunismo y deben ser ganados al partido comunista».

1935 25 julio-21 agosto. VIl y último Congreso. Dimitrov – Manuilsky. Convocado para explicar un cambio de política que ya había sido decidida por Moscú. El Congreso anterior fue el último en que todavía se permitió una variedad de opiniones, pues Stalin todavía no estaba consagrado. Gran parte de la generación de los «viejos revolucionarios» son convocados a Moscú y liquidados. Se instaura la línea de Dimitrov, Frentes Populares. España, Francia y Chile (1937) lo hacen.

1939 Pacto germano soviético Molotov Ribbentrop.

1941 Invasión hitleriana a la Unión Soviética.

1943 15 de marzo. Es disuelta la Internacional Comunista.

6 de junio de 2010

Weber´s work: 'A debate with the ghost of Marx'

Max Weber and Carlos Marx

Jorge Aliaga Cacho
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By Jorge Aliaga Cacho.
The aim of this essay is to discuss the view which suggests that Max Weber's work is a 'debate with the ghost of Marx', an essay title which perhaps would be more appropriate to parapsychology than sociology. However, the mystique found in the intellectual work of both writers makes this an exciting challenge. To discuss the proposition, frequently set to students of sociology in Britain and America, that 'Weber's sociology is a debate with the ghost of Karl Marx I would like, firstly, to introduce some facts which should help us in the development of our discussion.
It is important to remember that during Weber's Marxism was not a dominant political current and consequently the existing social thought of left and right was not influenced by Marxist assumptions. Moreover, the polarities of social thought did not have the same shape as today when we ask a question on the phantasmagorical nature of the intellectual relationship between these two German thinkers. However, it is true that in 1890, seven years after Marx's death, there was a theoretical synthesis between Marxists and scholars despite mutual political recriminations.
The 'topic' of our question had its origin when in 1945, German sociologist, Albert Salomon, argued that Weber 'became a sociologist in a long and intense dialogue with the ghost of Karl Marx' and that the main purpose of Economy and Society was the re-examination of the 'Marxian Sociological thesis'. (1) Others, like Gerth and Mills, added the suggestion that Weber was involved in a productive debate with the arguments proposed by historical materialism. However, despite that suggestion, the emphasis of Weber's intellectual work drifted towards Marx. Later, the loose interpretations of Marx's historical materialism and the 'all-inclusive' approach to Marxism have helped to find affinities between these two influential writers.
In my view, the last paragraph can be used as a framework to find an answer to our question and to discover to what extent Weber's social theory is a distorted reflection of Karl Marx´s work, 'the ghost figure' or something else. This intention can not be obtained easily given the fact that Weber did not give a detailed account of the intellectual influences which affected his work and therefore, to answer our question, our effort should be concentrated on looking at the substance of Weber's writing, aiming to reconstruct his theoretical position concerning that of Marx.
According to Bendix and Roth (op.cit.), Weber considered himself an opponent of Marxism and expressed its disagreement with the 'economic viewpoint' in vogue at that time in many political and intellectual areas. Weber remarked that 'a perspective advancing in such a self-possessed manner is in danger of succumbing to certain illusions and to overestimate the explanatory power of its own notions'....(2)
Weber also criticized Marxism for blurring the difference between technological and economical phenomena. According to Weber different superstructures could rest on the same kind of technology. Weber instead of emphasizing technology directed his attention to modes of appropriation and expropriation. This is another 'quasi-Marxist' position, but in fact, denotes a difference from Marxism (3).
Weber said the following to the Sociological Association:
'To my knowledge, Marx has not defined technology - There are many things in Marx that dot only appears contradictory but actually are found contrary to the fact if we undertake a thorough and pedantic analysis, as indeed we must. Among other things, there is an oft-quoted passage: 'The hand-mill results in feudalism, the steam-mill in capitalism'. That is a technological, not an economic construction, and as an assertion, it is simply false, as we can clearly prove. For the age of hand-mill, which extended up to modern times, had cultural 'superstructures' of all conceivable kinds in all fields'.
In my reading of "The Protestant Ethic and the Spirit of Capitalism" I find clearly expressed Weber's disagreement with Marx historical materialism, calling it a naive doctrine. As we know, Marx believed in a materialist interpretation of history in which the mode of production of material things laid down the social, cultural and political phenomena, giving causal priority to the economy rather than to ideas when trying to explain historical processes. Webber on his part believed that capitalism dominates economic life, 'educates and selects the economic subjects which it needs through a process of economic survival of the fittest. But here one easily see the limits of the concept of selection as a means of historical explanation. So that a manner of life so well adapted to the peculiarities of capitalism could be selected at all, i.e. should come to dominate others, it had to originate somewhere, and not in isolated individuals alone, but as a way of life common to whole groups of men'. (4).
Según Weber, este origen es lo que debe explicarse y, como dijimos anteriormente, Weber no creía que tales ideas fueran causadas por las estructuras económicas. El espíritu del capitalismo en América, "en el sentido que le hemos asignado", estaba presente antes del advenimiento del orden capitalista mismo. José Carlos Mariátegui, en 1928, llegó a una conclusión implícita. Al explicar la conquista católica en Perú, proponía que: 'el colonizador de la América sajona fue el pionero puritano, no se puede decir lo mismo, explicaba, del colonizador de la América española. que fue el cruzado, el caballero. El conquistador era de una estirpe espiritual el colonizador no. La razón está al alcance de cualquiera: el puritano representaba un movimiento en ascenso, la Reforma protestante, el cruzado, el caballero, personificaba una época que concluía el medioveo católico. (5).
We could, therefore, say that the ideas brought by the Anglo Saxons to América, the protestant reform, 'the spirit of capitalism', shaped the social, cultural and political phenomena that would be developed there. The movement to a capitalist society, according to Weber´s ¨The Protestant Ethic and The Spirit of Capitalism": was primarily caused by the habits, attitudes and beliefs of Protestantism and particularly Calvinism and Puritanism. the Puritans' industrious habits caused an increase of wealth which the ascetism of their creed did not permit them to consume. Hence the resources which the religion did not permit them to spend in idle pleasures were invested in the new economic capitalist formation.
For Weber, Marx's economic concepts are not clearly defined. For Weber economic behaviour means that which is intended to acquire resources which are also desired by others by means which excluded force and fraud. In Weber's opinion purely economic factors can act as the parameters within which non-economic behaviour is possible and that the economy itself is limiting, though, though not determining, influence on society. Weber believes that Marx's economic materialism dissolves under such examination.
However, I need to point out that Weber's work should not be seen as a direct response to Marx's work. Weber indeed had a general acquaintance with Marx at an early stage in his career but other influences, as Roth has pointed out, were far more important. Weber's early interests were rooted in orthodox problems of historical economics and law and when he uses the term 'historical materialism', the reference is to the flood of scholarly works claiming Marxian ancestry which appeared in the 1890s. The one which represents, in Weber's view, the vulgarisation of Marx's ideas, a departure from the main opinion of Marx's position.
I think that, if the last paragraph is correct, it would be necessary to untwist Weber's opinion on the validity and usefulness of Marx's work from his assessment of 'vulgar' Marxism.
Consequently, I would like to try to expose the similarities and differences between these two thinkers. Firstly, we must state that Weber recognises Marx's fundamental contributions to historical and sociological analysis. (6).
However, in Weber's opinion, Marx developmental conceptions can never be regarded 'as anything other than sources of insight, or at most, as ideal-typical concepts, which may be applied to illuminate specific historical and sociological analysis'. (7). According to Weber, Marx's attribution of overall rational 'direction' to the course of history is, between the terms of the  Marxian framework, illegitimate and while admitting, with strong reservations, the use of developmental 'stages' as theoretical constructs which can be applied as a 'pragmatic means' to aid historical research, 'he rejects completely the formulation of 'deterministic' schemes based upon general theories of development' (8).
According to Georg Weippert, Weber thought that socialism was historically possible and his contribution to the theory of 'complete socialization' under the heading 'Rational Plan Economy' was meritorious. After the collapse, states Weippert, Webber pressed for 'planned socialization'. Nevertheless, Weber thought that socialism can not abolish man's control of men. According to him 'the tendency to bureaucratization gains ground with socialization'. (9). This is why in the political arena Weber tried to prevent socialism 'in the sense of complete socialization'. This point of view in the years 1916-1918 and immediate post-war were similar to the point of view of social democracy. Weippert acknowledges Weber's hate-filled phrases, postulated by Marcuse, which were directed not mainly against socialism and the socialists but against the dabblers in economic matters, those who could have created an excuse for the Franco-American invasion of Germany.
It has been said that if we had to express in one word the work of each of these thinkers, we would have to choose the word hope for Marx and pessimism for Weber. Marx clearly sees the struggle of the worker and the development of their class consciousness as precursors of a new fairer society in which workers would take control of the State. However, Weippert thinks that Weber admitted the adaptability of capitalism and that he fought for such modifications against the prevailing opinion of the bourgeoisie. He envisaged a long life for capitalism because of the high malleability of the free trade economy. During his time he stood firm when he pressed for the forming of free trade-unions and the collective work contract, and when 'he spoke so impressively to the employer's conscience, as to be open to the worker's claims and their right to freedom' (10). Weber seems to have been concerned to give capitalism popular appeal or 'social countenance', to use Weippert's term, and let the workers become economically and practice at home in the nation-state.
In response to Marcuse, Bendix has stated that: Weber´s writings have as their main theme, not abstract rationality as such, but its historical dependence and the possible irrationality of its consequences. The purpose of Weber's scientific approach is not 'to ignore everything human and historical' but to define conceptually the phenomena he deals with, to analyse more clearly their pre-conditions and conditions'. Bendix considers that these social presuppositions of scientific discussion and objectivity are Marx' views in the preface to 'Capital' when he compared his own analysis of England as a typical case 'with the physicist's methods of classifying types, although examples can also be found for Mars's use of the scientific character of his works as a polemic weapon.
Perhaps it would be helpful to note that Weber used the terms 'formal rationality o economic action' to design the extent of quantitative calculation of accounting which is technically possible and which is actually applied and 'substantive rationality' as the degree in which a given group of persons is, or could be, provided with goods through an economically oriented course of social action. This course of action, according to Weber, is a set of ultimate values no matter what they may be. In his interpretation, there is a variety of different possibilities. The term 'rational', in Weber'sinterpretation, is more precise of the meanings which are continually used in the discussion of socialization and evaluation in money and in kind. And the term 'formally' rationale is used according to the degree in which 'the provisions for needs, which is essential to every rational economy, is capable of being expressed in numerical, calculable terms, and is so expressed'. (11).
Reinhard Bendix states that in about 1890 Weber met Pastor Friedrich Naumann and collaborated with him in the Evangelical-Social Congress and helped him found the abortive National Association in 1896. Naumann and Gohre wanted to establish an anti- Marxist working-class party guided by the Christian idealism of educated men. Weber had his doubts about this combination and discussed it together with the Marxist indoctrination of the workers in Naumann's 'Die Hilfe' (Dec.6,1896):
'It would be a step forward to win over the upwardly mobile classes of the workers for a patriotic worker's party. This would mean the workers' intellectual emancipation. Freedom of thought is not tolerated by the Social Democratic party since it hammers Marx's fragmented system as a dogma into the head of the masses. As every city missionary in Berlín can report, among the Social Democratic freedom of conscience exists only in rhetoric, not in fact. However, in a class party, there would be no room for us, especially if you (Naumann) want to exert new pressure on conscience by demanding that the Christian faith be ´professed in political meetings... You should realize that a party that knows no other principle than 'Down with the haves' is the caricature of a party. All upwardly mobile strata of the population, including those of the working class, would, for this reason, become the natural opponent of the National-Social movement. You would retain only the bottom of society. A party which counts only on the have-nots will never size power. If you choose the criteria of the 'bleeding hearts' (miserabilistische Gesichtspunkte'), reminiscent of the Ethical Culture movement, you will become jumping jacks, people who, whenever their nerves are affected by the sight of economic misery, react by moving at one time to the right, at another to the left, sometimes against the agrarians, then against the stock exchange or big business. Such reactions do not amount to a political position'.
The last paragraph gave us a very rich picture of Weber's political stand. Weber considered himself an opponent of Marxism as well as of politically naive humanitarianism. Weber, as we said early, as opposed to the economic viewpoint in many political and intellectual areas. In 1895, Weber remarked 'a perspective advancing in such a self-possessed manner is in danger of succumbing to certain illusions and to overestimate the explanatory power of its own notions. However, the debatable question is whether, despite his political opposition to economic determinism and Marxism, Weber's early work was significantly influenced by the writings of Marx. Some have asserted a formative Marxist influence, e.g. Vernon K Dibble compared Weber's contribution to the agrarian surveys of the 'Verein fur Sozialpolitik' in the early eighteen-nineties and inferred from his study that 'Weber took Marx seriously, and learned from Marx'. Dibble observed that Weber had a much better grasp of economic group relations than the other five authors of his study who 'took an individualistic position or looked at the workers only from the employer's viewpoint'. (12)
Baumgarten thinks that Weber's dissertation of 1889 'On the History of the Medieval Trading Companies' has a viewpoint unmistakably oriented to Marx. Baumgarten's passage deals with the household as the original unit of production and consumption. Engels, in his 'Origin of Family, Private Property and the State' (1884), also view the household, and not the individual family, as the primaeval economic unit. (13)
However, according to Heusler, in ancient German law, the family was an organization of household members, not only of blood relatives. Weber as a law student was familiar with Heusler's work, therefore Weber's early views on the household cannot be seen having Marxist influence.
Weber's opinion about the ruthlessness of ancient capitalism was, in our view, not due to Marxist influence but because of his teacher Theodor Mommsen and Levin Goldschmidt, who held similar views about ancient capitalism.
Ernest Troeltsh also asserted an important influence or Marxism in Weber, the Marxian dialectic which was largely ignored by socialist theoreticians at the time. Otto Baumgarten refers to the influence of economic determinism which became fashionable in Weber´s generation and its politically most important variant -the Marxism of the labour movement in vogue before the First World War.
Troeltsh went further to assert a pervasive Marxist influence on Weber at the same time that he gave Marxism an all-inclusive, and hence highly indistinct, meaning. He argues that it is true that most academic scholars rejected the dialectic in either Hegelian or Marxian form. However, Troeltsh states that: 'one must not be deceived by a scholar's methodological declarations about his actual methodology'. (13).
In Troeltsh view the works of Plengue, Tonnies, Bucher, Sombart and Weber 'retained a dynamic view of the individual totalities....and an orientation toward the socioeconomic basis of all these historical movements and connections-features which separate this kind of research from the historical monographs that are completely alienated from any philosophical context and also from the kind of historiography that flirts with the merely causal laws of intellectual life'. For Troeltsh, Weber's enquires are fragments of an inclusive evolutionary and sociological view, which rethinks Hegelian and Marxian thought in a completely, if essentially sociological manner and provides historiography with new insights of the greatest significance. (14).
We can observe that Troeltsh's interpretations follow two directions, on the one hand, Weber's work appears influenced by Marx, on the other, it seems to transcend the Marxian dialectic. Bendix thinks that Troeltsh was trying to prove some bourgeois scholars better Marxians than the Social Democratic theoreticians, whose economic determinism and monism he scathingly criticized. (15). Was Troeltsh tempted to go beyond the evidence? Troeltsh's ambivalence, according to Bendix, is reflected in his obituary and perhaps in his refusal of MarianneWeber's request to speak at Weber's funeral.
However, what it is clear is that Weber recognises in Marx's writings some variations in the degree of sophistication with which his materialist interpretation of history is presented. In 'The Communist Manifesto', Weber believed, Marx expressed his views: 'with the crude elements of the genius of the early form'. (16). In 'Capital', Weber thought, Marx's interpretations were more thoroughly formulated. But even 'Capital', seems in Weber's opinion, to lack a precise definition of how the 'economic' is delimited from other spheres of society. Therefore, when Weber's attempt to distinguish between 'economics', 'economically relevant', and economically conditioned' phenomena can be seen as aiming to clarify this deficiency. In Weber's opinion, there are many forms of human action, which, while they are not themselves 'economic' in character, have relevance to economic activity. E.g. religious practice, I would add pacifist or, even, environmentalist actions. For Weber, the boundary lines of 'economic' phenomena are vague and not easily defined. The 'economic' aspect, according to Weber, is not only 'economically conditioned' or 'economically relevant'. In the introduction of 'Capital', written by Ernest Mandel, we find an interesting passage which, in my opinion, can resolve this argument quite differently: Each specific social form of economic organization has its own economic laws. 'Capital' limits itself to examining those which govern the capitalist mode of production. 'Capital' is therefore not a  'pure' economic theory at all. For Marx, 'pure' economic theory, that  is an economic theory which  abstracts from a specific social structure, is impossible...It would be similar to 'pure' anatomy, abstracted from the specific species which is to be examined'. (17). Mandel believes that Marx's theory of historical materialism includes comparative analyses and that these comparisons can result only from the analysis of specific modes of production, each with its own economic logic and its own laws of motion which can not be superseded by or subsumed under 'eternal' economic laws.
However, the most important respect in which Weber separates his views from those of Marx is the limits and the validity of their knowledge, and epistemology. We should remember that Weber was strongly influenced by a neo-Kantian view while Marx had a neo-Hegelian kind of viewpoint. From these epistemological standpoints came Weer's complete logical separation of factual and normative propositions,, the postulate of the irreducibility of competing values and for Marx the commitment to the 'scientific' ethic of 'ultimate ends', and thus the acceptance of a 'total' conception of history. Weber's conception of charisma, on the other hand, manifests his conviction that historical development can not be interpreted in terms of a rational scheme which expresses what is normatively valid.
According to Weber, Marxism attempt to represent the true course of events, to be the reflection of reality and of its development in the sense of a 'ratio essendi'. The French writer, Julien Freund, supporting Weber, has written that: 'those concepts indicate a misunderstanding of the probabilistic character of historical causality and that they are a contradiction with the very nature of science since there is no knowledge without presuppositions. Freund thinks that the purpose of Weber's methodology is to serve as a 'ratio cognoscenti 'As such, it is capable of discovering the flaws in doctrines which claim to reproduce reality and of determining the distance which separates their conceptual intention from the historical reality that they purport to reflect'. (18).
Ideologies in vogue during Weber's time considered capitalism from a narrow standpoint. Weber rejected that view. He considered capitalism an economic system which would long continue, in different forms, to direct the world economy. Capitalism in his view, can not be destroyed by a revolution pertain to the need for economic rationalization. Capitalism, for this reason, in Weber's view, will continue to influence the new social structures which men may establish. 'Value judgements and purely ethical disapproval are powerless in the face of the necessity of the facts'. (19).
To answer the essay question we also need to consider the ontological requirement, and from that perspective, we notice that, if it is true that Weber rejected the metaphysical and ontological basis of Marxist dialectic, it is also true that Weber accepted the relationship between economic activity and other human activities expressed in that philosophy. Weber's interpretation of Marx was based on the contemporary view of Marxism as a form of economic determinism. Marxists like Kautsky, were, in my view, Weber`s 'mirror of Marx', in which the political was assimilated to the economic. Contrary to that view Weber thought that 'the political was not a secondary and derivate phenomenon but an active, autonomous element exercising a critical role in the formation of modern society'. (20).
Capitalism, in Marx's view, was a system structured in class struggle and internal contradictions. For Weber, it was a rational mode of organization and very different from previous social formations. Weber's position in respect of political autonomy, as expressed in our last paragraph, and the spread of rationality between capitalism led him to disagree with the Marxist theory of the state as the instrument of class domination.
For Marx, property, or the lack of it, constitutes the basic category of all class situations. The factor which produces class is predominantly economic interest. Weber departs from the latter adding that skill also constitutes a form of property which produces class differentials: those offering services are differentiated 'just as much according to their kinds of services as according to how they make use of these services'. (21).
The latter is corroborated by Goldthorpe, quoted by J.E.T.Eldrige when he opined that Weber raises many questions about the relationship between occupational career and lifestyle. He thinks that questions of that nature are the ones which sociologists in this country have been looking at when considering the embourgeoisement thesis. Eldrige observes that the better-paid workers in Germany, as Weber noted, 'might be similar in incomes and even educational background to junior civil servants, clerks and members of the petty bourgeoisie. But did they manifest similar modes of family life, patterns of leisure, and religious affiliations? Further, between the working class as a whole could differences in lifestyle be observed and if so what criteria existed to account for them?' (22).
According to Weber, the stratification system developed in a capitalist society consisted of working classes, pretty bourgeoisie, 'intelligentsia'. such as engineers, bureaucratic officials and other white-collar workers and a class which occupies a privileged position through property and education. This complex stratification system does not give a simple relationship between Weber's class situation and class consciousness as conceived by Marx. Furthermore, Weber rejected the historical relation of class to social change, 'the concept of historically necessary objective laws of social development. (23). For Weber the empirical market situation structures consciousness and therefore he rejects Marx's notion of 'class for itself ', meaning, fully conscious of its historical interests.
Karl Löwith has stated that Marx and Weber are 'comparable' in terms of personality and achievement because they are of comparable stature. Lówith thinks that a comparison of one thing to another 'assumes that the objects compared are identical in certain respects' while differing in others'. (24). And he also considers that a comparison made by a third party presupposes that their respective aims of research should be distinguished about their idea of man; Löwith thinks that: 'this was not the deliberate and explicit goal in the research of Marx and Weber, but it was, nevertheless, their original motive'. (25).
The intention of the "Communist Manifesto" is practical-political while Weber's studies in the sociology of religion are inclined to the theoretical-historical view. However, according to Lówith, this does not preclude the possibility 'that the basic and original motivation for both Weber's historical 'research' and Marx's 'Manifesto' may, nevertheless, has been the one single and profound question concerning our contemporary mode of being human. (26). Marx in his 'Manifesto' provides an agitational critique of the 'bourgeois' while Weber on his part, in his first studies in the sociology of religion, produces a no less 'critical' analysis of the 'bourgeois' where the human being is differently evaluated. It is my view that both critiques are of importance in our historical situation.
Lówith considers that Marx and Weber combined the charisma of the prophet with the skills of 'journalism, advocacy and demagoguery', typical of the modern professional politician. He overcame 'science' in the narrow sense of specialization and politics in the narrow sense of partisanship. Marx on his part combined science and politics within the unity of 'scientific socialism', 'a theoretical practice and a practical theory'.
I find another point of divergence in the Weberian analyses of capitalism in terms of a universal and inevitable 'rationalization' which is an inherently neutral perspective but one 'which is evaluated ambiguously'. (27). Marx's interpretation, by contrast, is based on the ambiguously negative concept of a universal but transformable 'self-alienation. Rationalization and self-alienation are, according to Löwith, alternative characterizations of the fundamental meaning of capitalism.
If we accept Lówith suggestion that where Marx put the beginning of human history, there Weber saw the beginning of an ethic of irresponsible conviction. So we can say that the dissimilarities in their perspectives of interpretation of the modern bourgeois-capitalist world are very valuable. Each perspective, in my view, is better judged, by looking at the contributions which separately contribute to our understanding of humanity.
I would like to conclude by quoting Weber on 'Science as a vocation': 'The fate of our times is characterized by rationalization and intellectualization and, above all, by the 'disenchantment of the world'. (28).
I would like to disenchant our essay question by accepting, instead of mirrors, or ghostly images, the idea that: 'everything is pregnant with its contrary'. (29).
Therefore, I could argue that Weber's work is not a debate with the ghost of Marx but an ongoing debate with a dialectical totality.
'No one knows who will live in this cage in the future, or whether at the end of this tremendous development entirely new prophets will arise, or there will be a great rebirth of old ideas and ideals or...mechanised petrification.....(30).
Jorge Aliaga Cacho, MA, PGCE, Dip.Sp.
University of Glasgow


References
1 Quoted by Bendix and Roch in 'Scholarship and Partisanship', p.28, University of California
Press. Berkeley, 1971.
2 (op.cit), p. 234.
3 (op.cit), p. 234.
4 Weber 'The Protestant Ethic and the Spirit of Capitalism', p. 55, Allen and Unwin,
London, 1976.
5 J.C. Mariàtegui, '7 ensayos de interpretaciòn de la realidad peruana', p.170, Editora Amauta,
Lima, 1979.
6 Giddens, A, 'Capitalism & Modern Social Theory',p.193, Cambridge, 1992.
7 Ibid.
8 Ibid.
9 Stammer, Otto, 'Max Weber and Sociology Today, p. 152, Oxford 1971.
10 Ibid, p.153.
11 Weber Max, 'Theory of Social and Economic Organization`, p.170, Wiliam Hodge, Glasgow,
1947.
12 Bendix, R, Scholarship and Partisanship, p.235.
13 Ibid, p.230.
14 Ibid, p.230.
15 Ibid, p.231.
16 Weber, Max, 'Methodology of the Social Sciences', p.68.
17 Mandel, E, Introduction to Marx's 'Capital', p. 12.
18 Freund Julien, 'The sociology of Max Weber', p.137, Allen Lane The Penguin Press,
London 1968.
19 Ibid.
20 Swinged Wood, A, 'A Short History of Sociological Thought', p.182, Macmillan, London, 1991.
21 Ibid.
22 Eldridge J.E.T, 'Max Weber and Modern Sociology', p.110, Routledge, London, 1971.
23 Ibid.
24 Löwith, Karl, 'Max Weber and Karl Marx', p.23, George Allen & Unwin, London 1982.
25 Ibid.
26 Ibid.
27 Ibid.
28 Weber, Max, 'Science as a Vocation', p.155, inserted in 'From Max Weer', Routledge, London.
29 Marx, Karl, Quoted by Marshall Berman in his 'All That is Solid Melts Into Air, Verso, 1990,
London.
30 Weber, Max, 'The Protestant Ethic and the Spirit of Capitalism'.

Samuel Cavero en Seminario Dos Visiones del Socialismo Latinoamericano

Foto: Jorge Aliaga, Sofía Manzano, Milton Pinheiro, Héctor Bejar, Renán Raffo, Sandro Mariátegui y Samuel Cavero Galimidi. Por SAMUEL CAVERO GALIMIDI
Sofía Manzano con gran lucidez nos ha dado una interesente exposición de la obra de nuestro querido José Carlos Mariátegui vista desde Brasil, país vecino, entrañablemente interesante bajo todo punto de vista. Y en mi caso escribí y publiqué hace algunos años un libro titulado VALIOSOS APORTES CULTURALES ENTRE PERU Y FRANCIA, a través de lo que fue un estudio de Mariátegui y sus vinculaciones con Francia. Recordemos que cuando José Carlos Mariátegui tuvo que dejar el Perú, en 1919, se hizo corresponsal, entonces recorre varios países de Europa para retornar recién en 1923. Si bien tenía muy claro que su destino iba a ser Italia, su país de anclaje en Europa, fue precisamente Francia donde también estuvo. Tuvo allí un encuentro con dos figuras importantes de la literatura francesa Henry Barbuse y Roman Rolland, a los que Mariátegui al retornar al Perú habría de dedicarles páginas muy importantes. En sus Cartas de Italia, y otras obras suyas, Mariátegui deja constancia que no olvidó estos dos países. Y hace un registro interesante con artículos periodísticos que nos hablan por ejemplo de George Sand, de Madame de Stael y de la condesa de Nobles, así de la poesía de Blaise Cendrars y de la gran literatura de Andre Gide, Anatolle France, o Zola, por ejemplo. Pero su pasión con la literatura francesa se remonta a 1909, cuando el futuro Amauta conoce a Alfredo Gonzáles Prada, hijo de don Manuel. Lo que le permite incursionar en la biblioteca don Manuel Gonzáles Prada. Unos de sus biógrafos, Guillermo Ruillón, destaca que Mariátegui a partir de entonces se volvió ávido lector de autores europeos. Leyó a autores alemanes como Heine Schiller, Goethe, Nietszche, a italianos como D´Annunzio, Leopardo, Pascoli, Carducci, StechettI; a españoles como Miguel de Unamuno; a los ingleses Oscar Wilde y Bernard Shaw, pero también y sobretodo a escritores franceses de la talla de Nerval, Sainte Beuve, Victor Hugo, Renán, Flaubert, Mallarme, Apollinaire. Pero además durante su permanencia en Europa y a través de sus amistades, lecturas, debates, artículos, Mariátegui asimiló al mismo tiempo el marxismo y ciertos aspectos del pensamiento romántico contemporáneo, entre ellos a Nitszche, Bergson y sobretodo de Georges Sorel, un socialista romántico por excelencia, reconociendo inteligentemente sus regresiones y ambigüedades ideológicas de Sorel. Ahora bien, debemos reconocer que JCM es uno de los grandes ideólogos del socialismo. Del socialismo originario de América Latina. Dentro del esfuerzo de construcción del nuevo socialismo del siglo XXI hay que elogiar a estos pensadores, ideólogos que nos precedieron y que dejaron una importantísima obra escrita, tal es el caso de JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI y CAIO PRADO Jr. Ambos pensadores nos reflejan, como bien señaló Sofía Manzano y otros distinguidos interlocutores lo habrán de hacer en esta interesantísima jornada intelectual, ambos ideólogos son artífices de DOS VISIONES DEL SOCIALISMO LATINOAMERICANO. Recordemos además, haciendo una especie de sociología comparativa, el arribo a Italia de Mariátegui se produce justo en el auge del bienio rojo, lo que lo marca profundamente. Mariátegui fue testigo presencial del movimiento huelguístico del norte de Italia y del proceso de construcción del Partido Comunista Italiano. Era el año 1921, así que pudo conocer de cerca las aplicaciones prácticas de los marxistas italianos, también la propuesta de Gramsci. Recordemos finalmente, dentro de la solemnidad de esta aulas sanmarquinas, que Mariátegui entregó los pocos años de su vida a construir las bases teóricas de lo que hoy tenemos y dar los primeros pasos organizativos para fundar un partido comunista, teniendo en cuenta, claro está, sus experiencias y nuestra propia realidad nacional y continental que es otra y muy disímil a la europea. Ya en 1928 Mariátegui nos habla de socialismo indo americano, con lenguaje propio y marcando distancias de la propuesta de Haya de la Torre. Así pues la trascendencia de las ideas de Mariátegui han sobrevivido al paso del tiempo y siguen siendo un referente importante, como el de Vallejo en la literatura, para entender nuestra realidad peruana, para entender el andamiaje agrario andino en tiempo de los incas y el feudalista, colonial, y posteriormente hasta hoy, de tinte capitalista. Mariátegui, seguramente, nos aclarará Sofía Manzano, tan perspicaz e inteligente como es, que la palabra “revolución”, por ejemplo, tan manoseada, en esta América de pequeñas y grandes revoluciones, se presta al equívoco. Y que tenemos que restituirle su sentido estricto y cabal mariateguista. Para terminar y dar pase más bien a las preguntas y al debate con Sofía, debo decir que soy de quienes creen el pensamiento de Mariátegui por su poder y originalidad tiene importancia global, universal. Su marxismo herético tiene profundas afinidades con el de escritores marxistas occidentales tan importantes como Antonio Gramsci, Gyorgy Lukàcs y Walter Benjamín. Y que siempre que lo vinculemos con otros escenarios políticos, realidades, países como el Brasil, y personajes de la altura intelectual de Caio Prado, el legado ideológico dejado por Mariátegui se multiplica hermana y enriquece.