DISCURSO DE ROBERTO DE LA CRUZ EN EL LXXXV ANIVERSARIO DEL PARTIDO COMUNISTA PERUANO
Por la esperanza, la justicia y la solidaridad
Queridos camaradas y amigos.
Representantes de las delegaciones diplomáticas en nuestro país, dirigentes de los partidos de izquierda del Frente Amplio, líderes del movimiento sindical y popular; les expresamos un fervoroso saludo revolucionario en nuestros 85 años de indoblegable lucha en defensa de los derechos de los trabajadores y de nuestra soberanía nacional.
Los comunistas, nos sentimos orgullosos de nuestra historia llevada a cabo por los combatientes, que jamás se amilanaron ante el enemigo de clase, el capitalismo y la oligarquía extranjerizada que sistemáticamente trataron vanamente de desaparecernos. Organizamos a los obreros en los socavones de las minas, junto a los trabajadores en la Oroya y Cerro de Pasco con Jorge del Prado, Gamaniel Blanco y otros trabajadores. Contribuimos a la formación de un gran movimiento de campesinos y la formación de la Federación Departamental de Campesinos y la Federación de Trabajadores del Cusco con Emiliano Huamantica y Saturnino Huilca. Lideramos con el grupo Rojo Vanguardia de Tomás Escajadillo la primera revolución universitaria de 1930. Combatimos a las dictaduras de Sánchez-Cerro, Odría, Morales-Bermúdez y al fujimorismo; todos ellos nos persiguieron, nos encarcelaron, nos exiliaron, pero nunca doblegaron nuestra fe inquebrantable, de nuestros ideales, el SOCIALISMO.
A pesar de ello, nos mantenemos vigente desde 1928, en el que un grupo de peruanos fundaron un partido que soñó y sueña con un país donde todos y todas podamos tener los derechos y oportunidades a una vida feliz, una vida plena. Y entonces debemos preguntarnos ¿qué significa que cumplamos 85 años de vida política?
Esa esperanza sigue vigente. La esperanza en que todas y todos los que vivimos en el Perú podamos construir y tener un país justo y solidario. Con un trabajo digno y un salario adecuado que nos proporcione las condiciones para crecer y desarrollarnos con nuestras familias. Donde luego de un día de trabajo podamos volver a casa y ver a nuestros hijos crecer felices y sanos en comunidades, regiones y un país donde no exista ni se acepte la miseria. Donde nadie sea excluido o marginado por su raza, por su credo, condición social, política o su opción sexual.
Por eso luchamos. Por tener un Estado y un gobierno de los ciudadanos y para los ciudadanos, del pueblo y para el pueblo. Donde los que toman las decisiones, los funcionarios, respondan al interés público y no a los intereses subalternos, egoístas de los grupos empresariales o grupos de poder. Donde lo que guíe las acciones del gobierno nacional, de los gobiernos regionales y locales sea una auténtica vocación de servicio y una eficiente gestión pública. Donde las primeras cosas que se pregunten los políticos sean, qué es lo que los ciudadanos necesitan, y cuál es la forma más eficiente de lograrlo. Que sus acciones apunten a construir y garantizar las condiciones para un ejercicio pleno de los derechos políticos y sociales. Derecho a un trabajo justo, al pleno acceso a servicios educativos y de salud de calidad, a una vivienda digna, al respeto y promoción de una visión intercultural de un país de todas las sangres del que nos habló José María Arguedas.
Por eso hemos luchado 85 años y lo seguimos haciendo, para que en el Perú tengamos plena democracia. Una democracia va mucho más allá de ir a depositar un voto. La democracia para ser tal requiere información que sirva de base para tomar las mejores decisiones. ¿Alguien podría decir que eso es así en nuestro país? La derecha, los grupos empresariales y los políticos corruptos nos inundan a través de sus medios de comunicación con el crecimiento económico, que era el paraíso, que lo resolvería todo; llevamos 20 años y por el contrario encontramos que se vende todo el Perú, los bosques, las tierras, el agua, el gas para las empresas transnacionales, en desmedro de nuestra soberanía nacional. Los peruanos ya no somos dueños de los recursos naturales. Puro extractivismo, como en el año 1532 con la invasión del imperio español. Así como ayer, ahora se desprecia a las comunidades andino-amazónicas, se destruye el medio ambiente reduciendo las exigencias en los estudios de impacto ambiental y el otorgamiento del certificado de inexistencia de restos arqueológicos, dejando desprotegido nuestro patrimonio a la voracidad de los poderosos. Pero lo más grave, aún se pisotea la Ley de Consulta Previa, bajo el pretexto de que van a “destrabar” los proyectos mineros de consulta previa. El ministro de economía Luis Miguel Castilla sostiene que ante la crisis internacional hay que facilitar y “destrabar” las barreras burocráticas para que no afecte el crecimiento económico.
Para ellos los derechos a la vida y a la cultura de las comunidades andino – amazónicas tienen que supeditarse al crecimiento económico. Nuestros derechos tienen que subordinarse al capital, con ello la democracia se somete a los poderes fácticos que nadie los elije, controla, ni fiscaliza.
Por eso, cuando nos arrebatan violentamente nuestros derechos en nombre del Estado, los hombres y mujeres del Perú, nos revelamos en las calles, demandando democracia popular y exigiendo un Estado que regule los excesos y promueva el desarrollo; un Estado que garantice los derechos y las libertades.
Nos revelamos porque el Perú se pudre, porque los que gobiernan deben ser ejemplo para la nación; sin embargo la mayoría de ellos han asaltado al Estado y han estafado a los electores y cuando el pueblo en las calles exige investigación, sanción, cárcel y muerte civil para García y Toledo; ellos recurren a la prescripción del delito, se victimizan, arman un circo de persecución política y hacen todo lo posible para impedir que se le investigue, y tienen el descaro de exigir el retiro del procurador anticorrupción Julio Arbizu y a la megacomisión investigadora del Congreso, con el objetivo de conseguir impunidad.
Los que gobernaron el Perú tienen miedo someterse a la investigación, pero sobre todo, tienen pánico a la protesta del pueblo. Pueden usar el monopolio de la prensa adicta para lavar su alicaída imagen, pueden usar los mejores abogados para que los defiendan de sus fechorías, pueden comprar algunos jueces, pueden comprar algunos fiscales; pero lo que no van a comprar, es la conciencia del pueblo que ya los sentenció en las calles, en las plazas y en las trincheras de las organizaciones sindicales y populares de nuestra patria. Los comunistas lucharemos incansablemente para que se sancione severamente a los gobernantes corruptos y respaldamos a la Procuraduría Anticorrupción y a la megacomisión investigadora del Congreso de la República.
La derecha sostiene que para elegir a los miembros del Tribunal Constitucional, del Banco Central de Reserva y al Defensor del Pueblo, los partidos integrantes del Congreso de la República llegaron a un acuerdo político para garantizar la gobernabilidad del país. ¿Se puede asumir un acuerdo político con Artemio en nombre de la gobernabilidad? ¿Se puede nombrar a un pederasta como Gabino Miranda director de la Clínica San Juan de Dios? ¿Se puede nombrar a Rómulo León como Ministro de Justicia en nombre de la democracia? Naturalmente que no, porque los que promovieron este pacto infame, lo hicieron para defender sus mezquinos intereses, para que ninguno de ellos, sean investigados cuando dejen el poder que ostentan. Por todo ello, cuando las leyes y los tribunales no reaccionan frente a la corrupción y la impunidad, lucharemos en las calles para sancionarlos moralmente y demandar a quienes tienen responsabilidad de tomar decisiones en el Estado en nuestro nombre, lo hagan de cara al pueblo, a los intereses de las mayorías y en la búsqueda del bien común.
Nos preguntamos entonces, ¿Cuáles el objetivo de la derecha y qué nos ofrece el capitalismo decadente?
Su objetivo es sencillo: Hacernos creer que sólo es posible el neoliberalismo, que ellos han impuesto en las últimas décadas. El mercado lo resuelve todo, nada de Estado, nada de control ni fiscalización, más privatización, flexibilización laboral, salarios de hambre, destrucción del medio ambiente.
Hace cinco años quebró el banco de inversión Lehman Brother, uno de los símbolos del capitalismo financiero global. Pero en todos estos años de crisis, en EEUU y Europa todas las economías siguen estancadas o en recesión, han profundizado la concentración del capital financiero y la riqueza. O sea, los bancos culpables de la debacle global, ahora, se han fortalecido. Los ricos, se han hecho más ricos
Por ello, la australiana Gina Rinehart, poseedora de 18 mil millones de dólares refleja lo que piensan los dueños de nuestro planeta, respecto al futuro modelo económico que se está imponiendo globalmente. Ella sostiene que: “Para salir adelante en la época de la crisis, la competitividad económica de Australia, tendrá que emular a la de África. Allí los trabajadores reciben menos de dos dólares al día, mientras que las autoridades australianas han sido demasiado generosas con sus obreros y empleados. Estos criticones y celosos de la riqueza de otros, deben de gastar menos tiempo en sus borracheras y reuniones sociales y en vez de esto, trabajar más horas”.
Frente a la deuda europea que supera 62 millones de millones de dólares y la norteamericana 114,5 millones de millones, han creado su cinturón de seguridad en forma de “capital ficticio”. Bill Clinton en un momento de meditación con Mónica Lewinsky en 1999 logró promover la abolición de la “Ley Glass – Steagall”, que no permitía la fusión de los bancos comerciales con los bancos de inversión (Bolsa de Valores).Esta Ley fue promulgada por el presidente Franklin D. Roosevelt en 1933 después de estudiar el informe del fiscal de Nueva York, Ferdinand Pecora, quien investigó el rol delos bancos en la gran depresión de 1929, y calificó a los banqueros como Banksters, es decir, banqueros-gánsteres. En aquel entonces el Presidente Roosevelt, lanzó su famoso eslogan “Prefiero rescatar a los que producen alimentos, pero no a los que producen miserias” y así dio inicio a una serie de programas de recuperación económica que entraron en la historia como nuevo comienzo.
Pero en 1999, los banqueros regresaron nuevamente a la inversión especulativa, recuperando su estatuto de “banksters”, tomando su control los gobierno neoliberales. Por eso Obama, Merkel, Rajoy; desde el inicio de la crisis rescatan a “los que producen miseria”, en vez de los productores de pan. Todo ello ha conducido a que los ricos en plena crisis se hagan cada vez más ricos.
La pregunta que nos debe interpelar al Partido Comunista Peruano, junto con todas las fuerzas democráticas, es ¿Qué estamos haciendo para cambiar esta realidad?
Un cambio en el país que no termine en una gran frustración, que no defraude una vez más al pueblo, necesita una voluntad colectiva de todos los sectores de izquierda y progresistas con una visión compartida. Porque, sí camaradas, un cambio en el país solo será posible si construimos esa voluntad colectiva desde amplios sectores con un programa común. ¿Esto es solo una aspiración de los comunistas? Pues NO. Es una esperanza y una visión que se debe impulsar con una amplia unidad y un frente político; en el que no transaremos nuestros principios democráticos ni en la lucha contra la corrupción.
El activismo no es suficiente, la crítica tampoco. Se trata de proponer en nuestras localidades, sectores, regiones y al país, propuestas del futuro posible al que debemos aspirar todos. Y en torno a eso, desarrollar una amplia política de alianzas, que parta de propuestas compartidas:
Mariátegui nos enseñó convicción, fortaleza moral para la lucha, por eso afirmaba con gran convicción. “Que no deje en mi pensamiento ni en mi corazón ningún germen de amargura ni de desesperanza. Es indispensable para mí que mis palabras conserven el mismo acento optimista de antes. Quiero defenderme de toda influencia triste, de toda la necesidad de nuestra fe común”.
El Partido Comunista tiene una tradición histórica de unidad, porque comprendemos que para construir una sociedad nueva, un Gobierno Democrático, Popular, Patriótico; hacia el Socialismo es indispensable la unidad. Solo la unidad podría derrotar a la derecha más conservadora de América Latina. La unidad no sólo con la izquierda, sino tener una visión amplia junto a los sectores progresistas, libertarios, movimiento social, organizaciones juveniles, movimientos regionales, organizaciones vinculadas a las redes sociales; todo ello mediante un programa común que reconozca las diferencias, contemple y tenga como base primordial objetivos comunes a todos. Es decir la búsqueda de sociedades anticapitalista, donde predomine la igualdad de oportunidades, justicia social, democracia popular, con carácter estratégico.
En ese sentido no confundimos una propuesta electoral necesariamente coyuntural, con una proyección transformadora de la sociedad de más largo aliento.
El acceso a espacios municipales regionales, parlamentario o incluso gobierno nacional no debe ser un fin en sí mismo, sino un instrumento para concretar los cambios que nuestros pueblos exigen, en los tiempos, los métodos y los dirigentes que se estimen puedan aplicar dicho programa político.
Por ello, también es importante enfrentar cualquier tipo de claudicación ante el imperialismo por parte del presidente Ollanta Humala, de pretender utilizar el “Arco del Pacífico” con el objetivo de debilitar la UNASUR, MERCOSUR, CELAC y la CAN.
La unidad de la izquierda y el movimiento social es garantía para la consolidación de la integración de los pueblos de América Latina para sostener la independencia que hemos alcanzado después de heroicas luchas.
La dinámica del proceso de unidad de las fuerzas de izquierda y de las experiencias diversas de sus integrantes; sin embargo debemos tratar de identificar quien o quienes son nuestros enemigos fundamentales, el imperialismo con las transnacionales y la burguesía extranjerizada. Debemos tener un enfoque dialéctico de la realidad política, comprender cual o cuales son las correlaciones de fuerza con que contamos para convocar a las luchas a las masas certeramente.
La unidad para que sea verdadera, tiene que estar vinculada a las acciones de masas, al que contribuimos en la Jornada del 4 de julio, a la lucha contra la “repartija” y el Paro Nacional Cívico Popular del 26 de setiembre, levantando la plataforma de los trabajadores y el pueblo contra el neoliberalismo.
Por ello, saludamos la valerosa acción de lucha cívica del pueblo peruano que se expresó en las calles contra la política económica neoliberal del gobierno de Ollanta Humala, liderado por la CGTP – CNUL encabezado por su Secretario General c. Mario Huamán, los dirigentes de las federaciones nacionales, frentes regionales, organizaciones campesinas, vecinales, estudiantiles, ciudadanos, ciudadanas y partidos políticos de izquierda.
En esta gesta de lucha del pueblo peruano, la derecha conservadora, ha iniciado una campaña sistemática que pretendieron denigrar las justas reivindicaciones de los trabajadores, distribuyendo miles de volantes en la ciudad de Lima, en el que se sostenía el levantamiento del Paro Nacional de la CGTP – CNUL. Para ello el canal 5 (Panamericana), sin ningún rubor utilizó al prontuariado delincuente Vicente Aponte para amedrentar y confrontar con el Secretario General de la CGTP Mario Huamán. El PCP expresa su respaldo y solidaridad al c. Mario Huamán, y exigimos al gobierno garantía para su vida. Las masas en combate derrotamos el cerco del silencio de la prensa corrupta, y la torpe campaña del canal 5 y a las mafias delincuenciales.
Junto a ello arreciaron una tenaz agresión contra César Lévano, periodista que defiende las causas nobles de los trabajadores y el pueblo a quien le expresamos nuestra solidaridad y respaldo. Esta acción es parte de un conjunto sistemático de la derecha corrupta, para desnaturalizar las demandas del pueblo peruano y denostar contra los dirigentes sociales y los hombres y mujeres que defienden la justicia social, y la soberanía nacional.
Y valga esta ocasión para recordar y rendir homenaje a nuestros militantes que fueron víctimas de la violencia terrorismo del Sendero Luminoso y el Estado. Al camarada Fermín Azparrent Taipe Alcalde de Huamanga asesinado por el grupo terrorista de Sendero Luminoso, al camarada Pedro Huilca Tecse asesinado por la dictadura fujimorista, a todas las mujeres y hombres que dieron sus vidas para construir un país mejor para todas y todos los peruanos. Ellos están en nuestra memoria y nuestro corazón, porque son el ejemplo del compromiso y la solidaridad. También rendimos homenaje a nuestros mártires caídos en la lucha en el presente período al c. Armando Viera, c. Rubén Soberón y el c. Guillermo Yacila; están presente con nosotros en cada movilización, en cada bandera de los sindicatos, en cada consigna de los trabajadores, estimulando nuestra subjetividad revolucionaria; y a los ilustres maestros del proletariado peruano c. Jorge Aliaga Merino, José Carcelén; por su abnegación a la causa del socialismo, nunca dejaron nuestras filas, lucharon incansablemente hasta que partieron a otra materia, y junto a ellos al pueblo fiel, que nutre y acompaña nuestra lucha.
Por todo esto, el Partido Comunista Peruano sigue vigente. Porque la esperanza y la visión de un Perú nuevo en un mundo nuevo sigue vigente. La gran tarea que el XIV Congreso Nacional encargó a la dirección nacional, es que debemos avanzar en renovar nuestra práctica política y fortalecer el partido en todo el país. En cada fábrica, en cada barrio, en cada universidad, en cada comunidad campesina, debemos prepararnos para ganar gobiernos locales y gobiernos regionales con una amplia unidad de fuerzas democráticas, pero sobre todo prepararnos para una gestión honesta y eficiente al servicio de los ciudadanos. Porque nuestra gestión pública, nuestra gestión en las organizaciones sociales debe ser el testimonio de los cambios que estamos logrando, guiados por una propuesta de un Perú para todos, con justicia y libertad.
Reafirmamos en este aniversario nuestras convicciones marxistas porque el análisis de la realidad y la elaboración de propuestas se deben basar en la rigurosidad de los datos y la seriedad de los análisis. Somos leninistas porque creemos firmemente que los cambios se hacen colectivamente, con un partido fuerte, democrático y unido. Porque creemos que es la política revolucionaria la que debe estar al mando. Y eso va mucho más allá del activismo -por más idealista que esta sea- y de la sola indignación o el comentario político de los observadores de balcón. El mundo cambia desde la realidad.
¡Viva el 85ºAniversario de Fundación del PCP!
¡Viva la unidad de la CGTP!
¡Viva la unidad del frente amplio de izquierda!
Lima, 07 de octubre 2013
Roberto De la Cruz Huamán
Secretario General del PCP