PANCHO CABRAL
Jorge Aliaga Cacho y Pancho Cabral |
Por Jorge Aliaga Cacho
A comienzos de octubre tuve el placer de conocer a Pancho Cabral en el marco del VIII Encuentro Internacional de Escritores realizado en Iguazú, Argentina. El primer día el juglar tomó su guitarra y deleitó a la audiencia con sus coplas salidas, de adentro, de las profundidades de la pachamama. Pocos minutos bastaron para descubrirme honrado por el hecho de estar escuchando a una voz original de nuestra América. Es que las voces originales ocupan las almas sin avisar. Entran despacito pero lo llenan todo, y se quedan adentro, para salir algún día despertando pueblos. Pancho Cabral, su voz grave, clamaba las angustias de su pago que hacían eco en el bordoneo de su guitarra. Arremetía otra vez con su voz clara que ya no decía penas sino chayas de carnaval: el optimismo de un día nuevo que vendría para quedarse con sus alegrías completas. Y sus guardianes, las voces de los juglares con Pancho Cabral, harían recordar la historia para no permitir el regreso de la infamia y de la muerte.
Llegó el día de la presentación de su libro y fue cuando descubrimos al juglar en sus facetas de maestro y escritor. Cabral leía un extracto de su Kakano y las divinidades diaguitas. Nuevamente sentimos que sus grafemas salían de alto-adentro, de donde nacen los cóndores, testigos de las vicisitudes de pueblos que otrora dominaban la comunicación con sus dioses. Así nos lo demuestran los relatos que Kakano hace a su nieto, Zacarías. Le entrega y explica divinidades de los Diaguitas. Lo alimenta de ríos, quebradas, montañas y vientos, pero sobre todo, de calor humano, locro, mate, trabajo, carnaval y siestas. Y en los sueños, nos deja el sonido de la Zapan-Zucum, con sus senos de pulpa blanda azucarada y de oro derretido, amamantando a los niños medio despiertos, medio dormidos.
Asómate a la vergüenza ,
cara de poca ventana,
Y dame un jarro de sed,
que me estoy muriendo de agua.(Copla): Anónima
Jorge Aliaga Cacho, Isla de Skye, Escocia, 30 de octubre de 2009