Rafaél Plaza Hernández y Jorge Aliaga Cacho |
en Isla Negra, Chile
El carpintero de Pablo Neruda
Por Jorge Aliaga Cacho
El mes pasado, convocados por Alfred Asís, Cónsul de Isla Negra, asistimos a las celebraciones del natalicio del gran poeta parralino, Pablo Neruda. Fue un significativo evento organizado por la Fundación Pablo Neruda, presidida por Kemy Oyarzún, administrada por Carolina Rivas, y donde participaron Poetas del Mundo y la comunidad isleña en general. Los días que duró el evento fueron de marcada efervescencia literaria, enfocada en la vida y obra del insigne Nobel chileno.
Entre lecturas y presentaciones artísticas, sucedieron importantes eventos que considero, deben registrarse para la historia de la apacible Isla Negra: el primer día, por ejemplo, fue la inauguración del programa de Poetas del Mundo. Esta tuvo lugar en el Centro Cultural Camilo Mori. Allí, se rindió homenaje a Juan Carlos Barrera Faundes, gran referente cultural de El Quisco. Este evento tuvo una gran concurrencia de público. Entre ellos, se notó la presencia de los familiares del homenajeado: a su hija Margarita y nieta, Cecilia. El segundo día, en un templo de forma circular, se realizó un acto religioso donde se vio comulgar a todos los poetas que llegaron a Isla Negra. El templo, erigido hace 40 años, lleva por nombre: Convento-Eremitorio Franciscano, El Totoral. El templo se encuentra bajo la administración del hermano Raúl y sus asistentes: Christian, Lino y Saúl. En este recinto religioso, desayunaron los poetas. Después del refrigerio, leerían los poemas dedicados a la paz, escritos por los niños del mundo. Luego, vendría el acto central de las celebraciones nerudianas; estos se efectuaron en la misma casa de Neruda, hoy convertida en un magnífico museo y centro cultural. El museo cuenta con más de 1.500 objetos inventariados, entre ellos destacan: máscaras, mascarones de proa, botellas, veleros en botellas, cerámica peruana y mexicana, fotografías de Whitman y de Rimbaud, cajas de insectos y de mariposas, mapamundis, instrumentos de navegación, un baño decorado con tarjetas postales de contenido erótico, y otros. Neruda, como se sabe, detestaba navegar, pero se consideraba marinero de tierra. En una ocasión pronunciaría lo siguiente: “Yo soy un amateur del mar, y desde hace años colecciono conocimientos que no me sirven de mucho porque navego sobre la tierra”. En el día central, fue muy grato reconocer, entre la audiencia, al carpintero y jardinero de Neruda, quien le asistió en la construcción de la casa. Un personaje, ahora nonagenario. Rafita fue muy querido por el poeta. Don Rafita, como le llamaba Neruda, se reunió con los poetas convocados por Alfred Asís, hasta en dos oportunidades. Nos contó anécdotas sobre la casa y el vate chileno. Cuando 'buscaba' en su memoria, Don Rafita reflejaba, en sus ojos, todo lo vivido en el tiempo del Nobel. Me pareció que Rafa era invadido por muchos recuerdos. Él acostumbraba sostener largas conversaciones con Neruda. Estuvo ausente durante sus minutos finales, pero lo vio, enfermo, durante sus últimos días de vida. Un día, Rafita, al observar, en la casa, el retrato de Whitman, le pregunta a Neruda si ese señor era su padre. Neruda le contestó: “Sí, es mi papá”... ello demuestra el humor del que era dueño, Neruda. Del mismo modo, el poeta había etiquetado su salero y pimentero con los nombres de: marihuana y morfina. Cuando se reunía con sus amigos, no muchos, solía disfrutar con los disfraces: por ejemplo, de un birrete universitario de Oxford, vestía una chaqueta roja, se posesionaba detrás del bar y se pintaba un bigote. Luego: pedía a sus invitados ' no hablar de política, presumir de inteligente, ni pecar de tonto grave'.
De las tres casas que tiene Neruda: La Sebastiana, La Chascona, e Isla Negra. Esta última fue su favorita. Allí, llegó para buscar refugio y escribir su ''Canto General''. Ese fue, también, el lugar donde se encerró, esquivando a los periodistas, en espera de la noticia del otorgamiento del premio Nobel.
Rafaél Plaza Hernández, es el verdadero nombre de Rafita. Los poetas invitados, a las celebraciones del CXIX anviversario del natalicio de Neruda, tendremos el honor de conservar, en nuestra memoria, las imágenes de esta peregrinación. Como lo manifesté en mi saludo al evento: creo que la visita a Isla Negra se repetirá, año a año, hasta el fin del tiempo. Este es, y será siempre, un peregrinaje universal para conmemorar, el natalicio del poeta del pueblo y del amor.