Por Jorge Aliaga Cacho
XXXIII
Por Javier Bernal Aguero
Si voy a hablar con tus ojos, para que necesito tu voz
azul, pequeña, profunda y tenebrosa
No debes temer que no sea el hielo que se derrite con mis
palabras
y déjame calmar el rubor de tus mejillas.
No pienses mal estas palabras le son del vientre
nunca dañaran tu pecho de seda.
Déjame aproximar mis manos a tu piel
que tu sed se sacie de mi boca
que tus ojos se tatúen con los míos
Y ponlos dentro de estas cavidades
mientras yo recorro tu silueta.
Alba y blonda; azul y roja
piel y cabellos; ojos y sangre
mereces que te repita una y otra vez
porque creo que eres la analogía de mi mismo.
Ayer leí un gran libro de poemas: "Exégesis de un amante". A su autor, un hombre callado, lo conocí en Huancayo, donde compartimos la presentación de un libro, en la feria del libro de esa ciudad. Tranquilo y sonriente, Javier Bernal Aguedo, nacido en Arequipa, iba acompañado de su singular esposa, Aura Di Giovanni, mujer inteligente, simpática, y de armas tomar, que estaba dispuesta declararle la guerra a todo Huancayo. Entre las chispas de Aura y el auto-control de Javier, pasamos una tarde agradable escuchando música, conversando y bebiendo "calentitos" en esa andina ciudad peruana que nos brindaba su frío cerca a la plaza principal. Patricia Tauma, también poeta, nos había guiado hasta un lugar donde descubrimos las bondades de ese trago que animó el encuentro entre poetas que tambien incluia a Julio Benavides Parra, editor de Vicio Perfecto Vicio Perpetuo. Ayer, por obra y gracia de Julio, llegó a mis manos el libro de Javier. Lo leí de un tirón como me gusta leer lo que me gusta. Es un libro bien definido y tiene gran estilo y personalidad que lo singulariza como un ejemplar perteneciente a lo mejor de la poesía peruana. La obra de Javier es un signo de vitalidad creativa y profundo sentimiento en los grafemas peruanos.
El autor obtuvo una Maestría en Literatura Hispanoamericana en la Pontificia Universidad Católica del Perú y fue integrante del "Grupo Literario Naufrago", Vaya mi voto de aplauso para este joven valor de las letras peruanas.
XXXIII
Por Javier Bernal Aguero
Si voy a hablar con tus ojos, para que necesito tu voz
azul, pequeña, profunda y tenebrosa
No debes temer que no sea el hielo que se derrite con mis
palabras
y déjame calmar el rubor de tus mejillas.
No pienses mal estas palabras le son del vientre
nunca dañaran tu pecho de seda.
Déjame aproximar mis manos a tu piel
que tu sed se sacie de mi boca
que tus ojos se tatúen con los míos
Y ponlos dentro de estas cavidades
mientras yo recorro tu silueta.
Alba y blonda; azul y roja
piel y cabellos; ojos y sangre
mereces que te repita una y otra vez
porque creo que eres la analogía de mi mismo.
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