Sociólogo - Escritor

El material de este blog es de libre acceso y reproducción. No está financiado por Nestlé ni por Monsanto. Desinformarnos no depende de ellas ni de otras como ellas, pero si de ti. Apoya al periodismo independiente. Es tuyo.

"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
email address:
jorgealiagacacho@hotmail.co.uk
https://en.m.wikipedia.org/wiki/Jorge_Aliaga_Cacho
http://www.jorgealiagacacho.com/

22 de septiembre de 2024

Héctor Béjar: prefacio para ensayo de Jorge Aliaga Cacho

Héctor Béjar Rivera, excanciller del Perú

Weber y Marx

Por Héctor Béjar Rivera

Jorge Aliaga expone con precisión la relación de Max Weber con el fantasma de Carlos Marx. Una relación desigual, puesto que Marx no podía responder a las posiciones antisocialistas de Weber, sino desde el pasado.
Alemanes ambos, Carlos Marx y Max Weber pertenecieron a generaciones diferentes. A partir de los cuarenta del siglo XIX, Carlos Marx empezó su vida intelectual escapando de la sombra de Hegel, criticó a la sagrada familia de los intelectuales alemanes de su tiempo, señaló sus discrepancias con Ludwig Feuerbach y, habiendo establecido que no se trataba solo de explicar el mundo sino de transformarlo, se incorporó a la lucha social de Francia en las revoluciones de 1848 y 1871 sobre las que escribió sendos y precisos análisis. Al final, desde su pequeña y pobre casa en el Soho y su rincón en el Museo Británico, escribió su monumental obra El Capital.
Max Weber perteneció a la generación alemana que culmina el siglo XIX y entra en el siglo XX. Tenía 19 años cuando falleció Carlos Marx. Fallecido en 1920, sobrevivió en treinta años a Marx, que murió en 1883. La difusión de su obra tiene que ver mucho con el afán de las corrientes conservadoras de presentar un análisis alternativo a la obra de Marx en el occidente capitalista. Y aunque este no haya sido su propósito, así ha funcionado en la práctica con la obra de Weber y Parsons, durante todo el siglo XX: decirle al mundo que Marx estaba equivocado y la ciencia social verdadera estaba en los escritos de Weber y Parsons, no en los de Marx.
Dictaduras feroces de América Latina, como las de Videla y Pinochet, no se hicieron problemas: eliminaron y a veces quemaron, los libros de ambos, Marx y Weber. Las universidades de algunas democracias limitadas como la peruana de hoy, sacaron a Marx de sus programas de estudios sociales y se dedicaron solo a Parsons y los posmodernos. Marx fue almacenado en las cajas enmohecidas del pasado cuando se anunció, con el fin de la historia, ya no el superhombre de Nietzsche sino el nuevo hombre de Fukuyama.
Sin embargo, la obra de ambos pensadores perdura. El Capital de Marx es tan importante como Economía y Sociedad de Weber si se quiere entender la evolución del pensamiento económico, histórico y sociológico de ambos siglos, el XIX y el XX.
Weber conocía la obra de Marx, pero siempre mantuvo frente a él una actitud distante. Pocas veces lo citó, aunque usó ampliamente sus ideas. A diferencia de Marx, que se apartó de la política del sistema para realizar su obra filosófica, Weber se mantuvo en la academia y la política hasta el fin de sus días.
Weber nació en el lejano y atrasado este alemán, en Erfurt, cuando Marx tenía 46 años. Marx nació en el Oeste minero e industrial, en Tréveris. Mientras Weber nació en un hogar
de políticos ligados al sistema, Marx fue casi un marginal, en un hogar de judíos convertidos al luteranismo. Mientras Marx tuvo una vida agitada por exilios sucesivos y una pobreza persistente, Weber disfrutó la vida tranquila y rentada de un profesor burgués.
A diferencia de Marx que proclamó con Engels el internacionalismo, Weber acompañó la formación de Alemania y defendió a su país respecto de sus enemigos, incluso sirviendo en el ejército. No fue exactamente un nacionalista, pero sí un intelectual nacional, mientras Marx fue un intelectual internacional e internacionalista.
Mientras Marx postulaba la universalización de la lucha proletaria, Weber era un pangermanista.
A diferencia de Marx, que postulaba la lucha de clases, Weber quería la unión de la nación alemana.
Marx fue un alemán socialista, Weber un alemán liberal que se reconocía como nacional y burgués.
Weber rechazaba el socialismo en todas sus formas. Marx lo promovió, asesoró y apoyó.
Marx no creía ni en la ideología ni en los discursos sino en cómo se desenvolvía la realidad de las sociedades y las clases, Weber investigaba las causas éticas y espirituales de la realidad capitalista.
Mientras Weber legitimó el espíritu del capitalismo por el ahorro al que condujo la ética protestante, Marx hizo toda la historia sangrienta de la acumulación originaria del capital.
Si se puede reprochar a Marx su reduccionismo económico, habría que reprochar a Weber su reduccionismo idealista. Pero ambos han debido aclarar más de una vez a sus seguidores. Weber alegaba no haber olvidado los parámetros económicos, Marx y su amigo Engels aclaraban que no se podía interpretar mecánicamente la relación entre estructura y superestructura.
Filosóficamente, Marx provenía de Hegel, Weber venía de Kant.
Weber advirtió, recién nacida la Rusia soviética, que acabaría siendo una dictadura, “un dominio del burócrata sobre el no burócrata” en que la alienación persistiría. En pleno clima de guerra, no se hacía problemas en hablar contra el socialismo a los oficiales del ejército alemán, a petición de la Oficina de Defensa contra la Propaganda Enemiga, mientras otros escritores denunciaban los crímenes del militarismo belicista.
A pesar de estas diferencias, desde aproximaciones distintas, ambos, Marx y Weber, tomaron los mismos objetos de estudio: la sociedad burguesa, el capitalismo y el Estado. Sus obras capitales, Economía y Sociedad y los tomos segundo y tercero de El Capital,
además de los Manuscritos económico filosóficos y La ideología alemana, fueron publicados después de su muerte.
Todo esto explica el texto de Jorge Aliaga sobre Weber y el fantasma de Carlos Marx, que todavía recorre el mundo. Weber habría discutido con Marx sin mencionarlo siempre.
En realidad, las ideas circulan entre los pensadores, pero estos no siempre lo reconocen. La relación entre los pueblos de religión protestante y el capitalismo ya la encontramos en Marx. La idea del espíritu del capitalismo está en Sombart, el rival con quien Weber siempre discutió. El significado del protestantismo para el mundo moderno está en Troeltsch, el amigo de Weber.
Marx y Weber dedicaron largo tiempo a sus investigaciones históricas, fueron en gran medida historiadores. Pero Weber siempre protestó cuando se le quiso presentar como alguien que subestimaba la economía.
El texto de Jorge Aliaga analiza esta curiosa relación de un académico del sistema como Weber y el fantasma de un iconoclasta como Marx. Una relación realmente fascinante, que no ha terminado, porque los fantasmas de ambos siguen recorriendo las ciencias sociales y el mundo.


Pulsar el siguiente enlace para leer el ensayo de Jorge Aliaga Cacho:
https://jorgealiagacacho.blogspot.com/2022/08/max-weber-en-un-debate-con-el-fantasma.html

No hay comentarios: