Jorge Aliaga Cacho |
Está claro que Joe Biden, el presidente del país de las hamburguesas, no sabe qué hacer: Un día dice que no enviará misiles de largo alcance, superior a 300 km, al conflicto que la OTAN alimenta en Ucrania, y luego se contradice y envía a un tercer país, en este caso Polonia, misiles de largo alcance que pueden alcanzar la capital rusa. Esta es una peligrosa provocación que pone a todo el mundo en peligro de guerra nuclear. Polonia le ha comprado a EE.UU., 500 misiles Inmar que tienen un alcance de 5,500 kilómetros y el gobierno de Biden ha ordenado al payasito, presidente de Ucrania, apuntarlos, con sus ojivas nucleares, en dirección de Moscú.
Desde el comienzo de esta guerra, que los rusos llaman: operación militar, me he pronunciado a favor de una paz negociada entre los países eslavos protagonistas de este conflicto. Así no lo ha hecho la OTAN que, en lugar de proponer una negociación con la población rusa que vive en Ucrania, por el contrario, viene usando al presidente ucraniano para iniciar una posible III Guerra Mundial.
Esta guerra verá perjudicada aún más a toda la población del mundo. El comediante, presidente de Ucrania, ha permitido la destrucción de sus ciudades en lugar de negociar la paz en la región del conflicto. Es obvio que esta no es una guerra entre Ucrania y Rusia sino una guerra expansionista de los países de la OTAN en contra de Rusia.
Después de la bravocunada de la OTAN nadie puede esperar que los rusos se queden con los brazos cruzados.
La respuesta ha sido clara por parte del Kremlin y esto debe preocupar a todos los habitantes del mundo que son amantes de la paz. En vista de la provocación de la OTAN los rusos han exhibido el día de ayer, en la ciudad de Ivanova, a unos 200 kilómetros de Moscú, los misiles Yar, los cuales son misiles intercontinentales balísticos con ojivas nucleares que no pueden ser detectados por ningún sistema antibalístico. La distancia de Moscú a Washington es de 7,822 kilómetros pero los misiles rusos, Yar, tienen un alcance de 12 mil kilómetros, esto significa que ciudades enteras de los Estados Unidos podrían ser borradas del mapa. Esta situación es muy preocupante. Los rusos le han sugerido en varias oportunidades a los señores de la OTAN que no agranden el conflicto pero los políticos del país de las hamburguesas están interesados en crear mercados para la ventas de sus armas y también piensan en las ganancias que obtendrían, si ganasen la guerra, con el negocio de la reconstrucción del país, negocio, negocio, negocio. La guerra no la ganaría ni Estados Unidos ni nadie. La humanidad entera sería la perdedora a causa de este conflicto causado por la actitud expansionista de la OTAN.
A Estados Unidos, país de los herederos del 'bistec de Hamburgo', comida que no tiene nada que ver con Alemania, no le interesa ni la inflación, ni la hambruna que hará sufrir a la población del mundo. Por ello los amantes de la paz debemos pronunciarnos en contra de la guerra y no permitir que los EE.UU. y la OTAN vuelvan a ensangrentar a nuestro planeta. Guerra avisada no mata gente. Los misiles rusos Yar, con ojivas nucleares, ya están direccionados contra Washington.
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