Pepe Biondi |
Extracto del Facebook de Javier Garin.
Cuando Pepe Biondi tenía siete años, el Circo Anselmi se instaló junto a su casa en Remedios de Escalada.
El Payaso Chocolate, uno de los dueños, notó que el pibe era muy ágil y hacía volteretas. Fue a ver a los padres y les pidió autorización para enseñarle acrobacias. Pepe era el tercero de ocho hermanos y la plata no alcanzaba para alimentarlos a todos. Los padres se lo entregaron al Payaso sin pensarlo dos veces.
Pasaron cinco años recorriendo el país en circo, y en todo ese tiempo no volvió a ver a su familia.
La mujer del Payaso, Rosita, lo observó varias veces lloroso y acobardado. Decidió espiar los ensayos. Descubrió que su esposo, para aumentar la agilidad del niño, le metía la cabeza entre las piernas a la fuerza, y lo entrenaba a cinturonazos. También le pegaba con los puños. Le dio tantos pero tantos golpes que le arruinó los riñones. Pepe tuvo hemorragias urinarias por el resto de su vida.
Rosita, que sabía que el Payaso Chocolate podía pegarle también a ella, sacó el revólver de un cajón y le apuntó a la cabeza:
-Hijo de puta, como te vuelva a ver pegándole a Josecito te meto un tiro.
Contactó a los padres y se lo devolvió . Pepe tuvo que trabajar de lustrabotas, pero al menos ya no le pegaban.
Muchos años después, cuando ya era el cómico más famoso de la Argentina y su programa tenía 62 puntos de rating, Pepe encontró a Rosita en un espectáculo de variedades.
-¿Cómo se acuerda de mí?, preguntó ella.
-¿Y como no me voy a acordar si usted me salvó la vida?, dijo Pepe.
Por ella supo que el Payaso Chocolate estaba en la miseria total, muy enfermo y paralítico. Lo fue a ver, lo perdonó, le compró la silla de ruedas y le pasó dinero para comida y medicamentos hasta que murió.
Podemos arrepentirnos de ser crueles, pero nadie se arrepiente de saber perdonar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario