Roberto Cordova García |
Por Roberto Cordova García.
Todo, la emoción al mirarte, la suavidad de tus dedos, el fresco olor de tu aliento;
todo, tu mirada pura, tu vibrar al acercarme, tu oido desbordante;
todo, ese comportamiento firme, de divina vida, de sonrisa sincera, de amor verdadero, de lealtad estimulante.
Y en todo pienso y en todo apareces, inquieta, con ganas de soñar, con lugares vívidos, con dos centímetros a una mirada de amor, de emoción, de desborde, de sentimiento fiel.
Y este amor verdadero no se comprende, no entiende cuidados, no recuerda nacimiento, no siente cuando saboreó la gloria de verte, que llena de paz, que percibe sorprendido lo intenso, que lo acalora, que lo desmaya, que lo desespera, pero que suplica intensamente no perderte, que se asegura vital, titan, cósmico, pero conquistado.
Y como todo eso eres tú, mi fuerza personal se desliza por cada milímetro de tu aprecio, por cada ápice de tu alma, por cada copo de emoción cuando recuerdo.
Y aún en mi calma por no tenerte, me permito amarte, porque siento, porque entiendo, porque el rubor de tu conquista es implacable.
No he olvidado, solo me adormecí por tenerte en mi, sintiendo esa fusión que envidia nada, que avanza en todo y que entiende solo dos palabras: TE AMO.
Todo, la emoción al mirarte, la suavidad de tus dedos, el fresco olor de tu aliento;
todo, tu mirada pura, tu vibrar al acercarme, tu oido desbordante;
todo, ese comportamiento firme, de divina vida, de sonrisa sincera, de amor verdadero, de lealtad estimulante.
Y en todo pienso y en todo apareces, inquieta, con ganas de soñar, con lugares vívidos, con dos centímetros a una mirada de amor, de emoción, de desborde, de sentimiento fiel.
Y este amor verdadero no se comprende, no entiende cuidados, no recuerda nacimiento, no siente cuando saboreó la gloria de verte, que llena de paz, que percibe sorprendido lo intenso, que lo acalora, que lo desmaya, que lo desespera, pero que suplica intensamente no perderte, que se asegura vital, titan, cósmico, pero conquistado.
Y como todo eso eres tú, mi fuerza personal se desliza por cada milímetro de tu aprecio, por cada ápice de tu alma, por cada copo de emoción cuando recuerdo.
Y aún en mi calma por no tenerte, me permito amarte, porque siento, porque entiendo, porque el rubor de tu conquista es implacable.
No he olvidado, solo me adormecí por tenerte en mi, sintiendo esa fusión que envidia nada, que avanza en todo y que entiende solo dos palabras: TE AMO.
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