De estrellas y estrellados

Por Jorge Aliaga Cacho

"De estrellas y estrellados" es el título de una bella obra de la autora jujeña, Beatriz Lizárraga, libro que contiene 26 cuentos y un prólogo de Patricia Calvelo. "De estrellas y estrellados" es un libro de cuentos cargado de valores humanistas, solidaridad que muestra en cada uno de sus detalles, ejercicios de superación espiritual en cada una de sus lecturas. Beatriz nos brinda historias que reflejan y entregan amor en los más variados registros literarios. Esta excelente autora jujeña nos relata historias de luz rescatadas de la vida misma. El paso del tren es inolvidable y cinematográfico, triste es el sonido de la sirena de la fábrica. Liberador el baile de los trompos. Reconfortante el paso de la pareja al sonreír. Preocupante pero con feliz final el cuento "Desocupación". Una denuncia política la historia de Concepción y la llegada del bebé Guille con un pan bajo el brazo. Preocupante la historia que menciona a un Cristo oidor en el cuento "Reconciliación", todo, todo forma parte de un universo narrativo que nos proporciona la vida misma. La obra editada por "Apóstrofe ediciones" es una joya literaria de 83 páginas que recomiendo con gran entusiasmo. Felicitaciones a Beatriz Lizárraga por haber dado a luz un gran rayo de vida. Lizárraga es además: docente, cantante, compositora. Estudio en el Instituto Nacional de Enseñanza Superior y en la Universidad Nacional de Jujuy.

Y ahora para muestra un botón, con su permiso, reproduzco para el blog una parte del cuento "Concepción"---

Cuando el bebé entró en la casa de doña Conce todo fue una fiesta. Fiesta de padres y abuelos, de familiares, de vecinos. Una verdadera fiesta del alma. 

El bebé no es un recién nacido y tampoco viene de la clínica. Tiene ya cerca de cuatro meses y es tan lindo. ¡Y lo han esperado tanto!

Los trámites de adopción demandan un tiempo que a los futuros padres les parece una eternidad.

Guille hace su entrada familiar en brazos de su mamá que llega feliz rodeada de otros brazos, los de Juan en una actitud de protección hacía los dos. Carita morena, sonrisa fácil, ojitos pequeños. Todos admiran y celebran "lo despierto que es" por la rapidez con que su mirada busca las voces, los movimientos, los arrullos de los visitantes.

Así, en medio de la ruidosa bienvenida, nadie se da cuenta de que doña Concepción, de ahora en más abuela paterna del niño, se aparta lentamente del grupo en dirección a su pieza.

A puerta cerrada, con la dificultad propia de los años, se arrodilla frente a sus santos que reposan sobre el altar improvisado contra la pared...