Del libro ''Cóndor en libertad''.
Por Malu Otero
Eran las tibias colchas de vicuña,
Las que te abrigaban en tu niñez.
Jugabas entretenido con Miguel,
El hermano que en ti permanece.
La protección de la madre, dulce,
Era como sus vizcochos de yema,
Que comías con tamaña avidez.
Tantos recuerdos, tantos, de tu niñez:
El cura, el músico, la marinera,
Que bailarías con tanta altivez...
Junto a la figura materna, compañera
De memorables delicias, bendición,
Personalidad sencilla y verdadera,
Brotes de luz para tu inspiración.
Amores, varios son los que has tenido:
Del poeta han estado muy enamoradas
Bellas doncellas, aunque es sabido,
Que su vida de pronto ha sido marcada
Por injusta cárcel, una emboscada,
¡Acusación infame ha sido inventada!
Tu frente altiva, tu triste mirada,
Mucho has sufrido en ese momento
Y en tu escritura ha sido plasmada
La angustia y el peso del sufrimiento.
Sin embargo pides por la humanidad:
Un hombre más justo es tu reinvento,
Sigues en la lucha por la libertad.
Sigues y deshechas la vida tranquila,
Pues ¡Te mueves siempre por tus ideales!
¡Ay! que la vida sigue, pero te aniquila:
Una salud débil cruzó tus umbrales.
Georgette, fiel compañera a tu lado,
Busca en vano salida por verte sano...
¡Vuela como un cóndor tu alma andina!
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