El cèlebre politòlogo italiano Giovanni Sartori nos explica como los medios audiovisuales, especialmente la televisiòn, afectan el funcionamiento de las democracias contemporàneas. En esencia defiende la posibilidad de una mutaciòn antropològica del Homo sapiens al Homo videns, siendo este ùltimo: 'una criatura que mira pero no piensa, que ve pero no comprende'. Yo agregaría que es una conversión inductiva que conduce a la insensibilidad y hace que la gente caiga dominada por la hipnosis, que producen los mensajes codificados del sistema neoliberal, que regulan el comportamiento de las personas. El sistema, con el control de los medios, ha encontrado la fórmula 'mágica' para dominar la mente de los votantes en cada contienda electoral. Asì, producto de la cacosmia establecida, la gente se encuentra imposibilitada de ver màs allà de sus narices. Los dirigentes de los partidos de izquierda lo saben. Saben que sin unidad no se puede enfrentar con èxito la lucha contra este monstruo mediàtico. La izquierda sabe o debiera saber la importania de la unidad. Allì està claro el mensaje de Mariàtegui con respecto al Fente Ùnico que las izquierdas peruanas no quieren comprender. Recordemos lo que nos decìa Mariàtegui: 'Dentro del frente único cada cual debe conservar su propia filiación y su propio ideario. Cada cual debe trabajar por su propio credo. Pero todos deben sentirse unidos por la solidaridad de clase, vinculados por la lucha contra el adversario común, ligados por la misma voluntad revolucionaria, y la misma pasión renovadora. Formar un frente único es tener una actitud solidaria ante un problema concreto, ante una necesidad urgente. No es renunciar a la doctrina que cada uno sirve ni a la posición que cada uno ocupa en la vanguardia, la variedad de tendencias y la diversidad de matices ideológicos es inevitable en esa inmensa legión humana que se llama el proletariado. La existencia de tendencias y grupos defínidos y precisos no es un mal; es por el contrario la señal de un periodo avanzado del proceso revolucionario. Lo que importa es que esos grupos y esas tendencias sepan entenderse ante la realidad concreta del día. Que no se esterilicen bizantinamente en exconfesiones y excomuniones reciprocas. Que no alejen a las masas de la revolución con el espectáculo de las querellas dogmáticas de sus predicadores. Que no empleen sus armas ni dilapiden su tiempo en herirse unos a otros, sino en combatir el orden social sus instituciones, sus injusticias y sus crímenes'. Màs claro ni el agua pero las dirigencias de izquierda, como siempre, no se han preocupado de buscar este entendimiento y menos acordar un programa, aplicado a la realidad concreta, como planteaba el Amauta.
Estamos a escasos dìas de las pròximas elecciones generales en el Perù, un paìs cuya clase gobernante ha castigado vilmente a su pueblo, con una vergonzante actuaciòn en tiempo de pandemia, hecho ùnico que bastarìa para que la izquierda se presente como alternativa polìtica y de gobierno, pero no, no serà asì a razòn de su actitud divisionista y sectàrea que tanto daño le ha hecho a los peruanos.
Las encuestas indican que los candidatos de derecha, a pesar de la conducta reprochable de sus gobiernos neo-liberales, estarìan a punto de lograr contener a las fuerzas de cambio que plantean una nueva Constituciòn para un nuevo Perù. Por culpa de la divisiòn de las izquierdas podrìa repetirse el error del 'mal menor' que llevarìa a un candidato centrista, como Lescano, a la presidencia del paìs y la composiciòn de un Congreso sin mandato claro, sin legitimidad, una olla de grillos, congresistas que nuevamente negociarìan a favor de sus interèses y no a favor de los interèses del pueblo peruano.
En estas ùltimas semanas la izquierda debe concentrarse en reconocer al enemigo fundamental representado por Lòpez Aliaga y Keiko Fujimori. Del mismo modo evitar intercambiarse puyasos, entre organizaciones polìticas que pertenecen al campo popular, tal como lo recomendara Mariàtegui. El pueblo debe de elegir a candidatos probos y dueños de una clara trayectoria de lucha a favor de los interèses populares. Las izquierdas deben preocuparse en señalar el peligro que representa votar por los candidatos de la derecha que, de salir elegidos, iniciarìan una nueva noche negra para el paìs. Ahora nos queda la esperanza de que las izquierdas hayan aprendido la lecciòn de sus repetidas derrotas electorales y vuelvan sus ojos a los preceptos de Mariàtegui y que, para las elecciones del 2026, y las futuras, nunca olviden las enseñanzas del Amauta.
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