Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
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27 de julio de 2019

Gabriela y el valor de la amistad

Edmanuel Ferreira Mondaca
Por Edmanuel Ferreira Mondaca
Presidente de la Asociación de Escritores de Chile
Filial Gabriela Mistral, Coquimbo.

Escribir de Gabriela Mistral es un gran desafío, pues ella representa, los más grande que existe hasta hoy en el mundo de las letras latinoamericanas y por qué no decir, del mundo. Sin embargo, ello se facilita al existir tanta literatura sobre esta elquina que sorprendió al mundo con su sensibilidad lírica y con su prosa profunda en temas que eran casi tabú para su época.
Soy un convencido que los genios son aquellos seres capaces de sobreponerse a las adversidades sin siquiera darse cuenta lo que el destino les depara, pero con el convencimiento que hacen lo correcto. Son aquellos que no claudican ante el avasallador sistema político, social, económico y cultural de su época. Ejemplos como ella existen muchos: Gandhi, Tagore, Edison, Galileo.
Lucila Godoy Alcayga, tuvo en su vida muchos inconvenientes, pero supo sobreponerse a esa adversidad y lo hizo con dignidad.
Conocedora dela idisosincrasia de su pueblo, le escribió con fina pluma al dolor del campesinado, a la noble tarea educadora de los profesores, a la pobreza de los niños de Chile, a la incultura existente a causa del poder económico de unos pocos, a la falta de bibliotecas públicas, a la poca o casi nula participación de la mujer en las decisiones del país y tantas causas que hasta el día de hoy están, muchas de ellas, vigentes. Fue una mujer que se adelantó a la época en que vivió.
Uno de los grandes rasgos de Gabriela Mistral, fue la valorización que tenía de la verdadera amistad y el de la gratitud. Nunca dejó de demostrarle a sus amigas y amigos el amor que sentía por ellos. También supo dar gracias una y otra vez a aquellos que fueron los buenos para su vida y la de su familia.
Gabriela sabía que era huraña, seria, de vestir sobrio, un poco hosca con las gentes, de palabras duras en ciertas ocasiones, no muy amistosas y casi de un carácter solitario. Sin embargo, hay páginas y páginas donde demuestra su inmensa bondad con quienes la necesitan. Ella sabe ser amiga de sus amigas.
Entre sus grandes amigas podemos contar la las siguientes mujeres, que marcaron hermosas etapas de su vida: Matilde Ladrón de Guevara, Isolina Barraza Urbina, Isolina Madariaga, Carmen Echenique, Doris Dana, Palma Guillén, Lauro Rodig, Victoria Ocampo, Fidela Valdés Pereira y su propia hermana Emelina.
Sus amigas de infancia, de juventud y adultez fueron muchas, pero he querido destacas aquellas que fueron un gran apoyo para su carrera literaria y diplomática.
En la vida de estas mujeres encontraremos que sentían por Gabriela un amor muy especial y casi la veneraban, pues era tanto el cariño que le demostraban, que llegaban a sacrificar parte de sus propios proyectos con tal de hacer feliz a su querida poeta.
Gabriela supo reconocer el cariño que recibió de ellas.
Este escrito trata solo del valor de la amistad, que Gabriela sabe cultivar en su máxima expresión.
Nunca dejó de hacerles saber a quienes eran sus amigas que ella las quería y estimaba por lo que eran y no por su clase social, su nivel cultural, su situación económica o su cercanía con el poder político.
Entre sus Recados, escritos el año 1927, dejó estampado lo que significaba para ella la amistad y decía: "En las tierras extrañas, a la tarde delante del paisaje extraño, o a la hora de almorzar y comer las comidas extrañas que comen las razas extrañas. estas veces y otras, despierta o dormida, estoy acordándome de los amigos.
¡Guay! que la América es el país de amigos, y parece que no solo la nuestra sino hasta la otra, cosa que me ha hecho pensar algunas veces son cierto azor en si será la tierra, ella una, la que resuella como una virtud suya, esta virtud de la amistad, ya que la suele tener el yanqui como nosotros mismos".
Fue ella una de esas personas que supo valorar la entrega desinteresada de los suyos y especialmente de aquellos que le entregaron su amor incondicional.
Por ejemplo, Matilde Ladrón de Guevara le escribe para anunciarle que se ha ganado el Premio Nacional de Literatura (1951) y el encabezamiento de su misiva dice: "Mi Gabriela Rebelde". Esta gran escritora conocía del carácter fuerte e indomable de la Mistral. Sabía como ella defendía sus puntos de vista incluso ante el dictador. Nada la detenía para hablar lo que ella pensaba. Matilde escribe "Gabriela Mistral Rebelde Magnífica", donde expone todo el cariño que le tiene a su amiga y la valora por su valentía para enfrentar a sus adversarios.
Matilde dice"Admiré a Gabriela por su inteligencia y espíritu revolucionario; amé a Gabriela por su sabiduría; busqué más tarde a Gabriela por su alegría y por esa cosa festiva que recreaba la soledad; la defendí por su valentía y me maravilló por su temperamento indómito, franco, progresista y sensible".
Pensé desde su pensamiento: A Gabriela le encantaba que Matilde le dijera hermana, pues su amistad con ella llegó a tener un profuundo sentido familiar.
Fue tanta la cercanía con Matilede que cuando ganó el Premio Nacional de Literatura, le regaló a los niños de Montegrande la mitad de dicho premio y le encomendó a ella que se encargará de la compra y entrega de juguetes a sus queridos niños de su casi pueblo natal. Matilde aceptó encantada y junto a Radomiro Tomic, Senador de la República, también amigo de Mistral, cumplió con la tarea encomendada.
Y en sus Recados nos sigue hablando de como ella siente en su propia carne este valor tan apreciado en un ser humano. "Cuando se mira, en la ausencia, con ojo puesto a la entraña, un país europeo se ven instituciones, se ven ciudades; cuando se mira la América ausente se ven paisajes y amigos y lo mejor, se ven los amigos en el paisaje".
Qué manera de resaltar esa conducta tan propia del americano, al decir que los amigos, cuando son recordados, se ven el paisaje que lo circunda. Seguramente ella veía en ese paisaje mexicano a su estimada y querida amiga mexicana Paula Guillen, quien llegó a ser una de las más cercanas en su vida en tierras extrañas.
Palma Guillen, en su trato amistoso con Gabriela le decía "hijita" y Gabriela cariñosamente la trataba de Palmilla.
En una de las carta de Palma Guillen a Gabriela le escribe: una sola secretaria tuviste tú: la Palmilla. Ella dice esto a pesar de que en algunos escritos manifiesta que ella no fue secretaria de Gabriela.
Mientras la Mistral apunta en una de sus cartas: "tú silencio me da pena e inquietud". Vivir tan lejos la una de la otra es un prueba muy dura, cuando una envejece (...) Tú me haces falta y yo creo además que es poco el tiempo que tengo para darte".
Una maravillosa demostración de cariño, afecto y amor puro entre dos mujeres que se prodigaron sin reserva, una entrega total a su extraordinaria amistad. Una vez más, Gabriela Mistral deja de manifiesto que no es la mujer huraña que ella misma se decía ser, pues vive con sus seres queridos un amor a toda plenitud; y no solo lo dice, sino que lo siente y sufre en toda su expresión.
Siempre en sus recados, Gabriela nos cuenta: "Pude no apuntar más que eso en mi raza, que hubiera sido bastante la manera de su amistad y el modo de su naturaleza. Ya me había dado la promoción de lo humano cabal. Vivií amistades y viví amistades: he visto y fojeado grupos de amigos. He estado yo dentro del convivio perfecto o algunas veces no he estado y he visto la fiesta, como los pobres ven la casa grande.
No es bueno estar solo, pero además de se malo es feo y obsceno estar solo, comiendo la sopa y gozando el techo. La dignidad del solitario la alaben los soberbios de cierto tipo espectacular, que paran en locos como el pobre Nietzsche o que rematan en unos actores que gesticulan echando contra el muro los gestos que no quieren echar sobre sus compañeros. A menos que estén sabiéndolo, (necesitan saberlo) con sus ángeles o que al revés hagan el jaleo con sus demonios bajos".
Nuestra poeta deja bien marcado en sus Recados que no es de las que acepta vivir sola, pues lo consideraba como algo obsceno y es por ello que regalaba amistad a raudales
Se registra que en los lugares en que vivió, tanto en América cobriza como en Europa, siempre estuvo rodeada de amistades. Cuando esas amistades estaban distantes les escribía extensas misivas en que les hacía llegar su afecto y su amistad incondicional.
Entre sus amistades chilenas, se destaca en forma sobresaliente la madre de Olaya Errázuriz de Tomic, a quien en forma carilosa le decía "Avecita de mar". Doña Carmela Echenique Correa, llegó a ocupar un lugar de privilegio en el corazón de Gabriela Mistral.
Sin duda la mayor manifestación de amistad de parte de Ggabriela Mistral, se la llevó la madre de Marta Elena Samatán, quien ganó el corazón de la poeta en una forma que jamás pensó.
Marta Elena misma nos cuenta en su obra "Gabriela Mistral, campesina del Valle de Elqui" lo que la Mistral siente por su madre: La pienso y la recuerdo como a un ser muy puro y totalmente bueno.
Quería que usted fuese mi pariente, una cosa más que yo siempre tuviera a mi lado. El recuerdo más lindo y el más tierno también, me quedó de usted. Y en página que me dirigió desde La Serena, en ese año de 1925, me habla de ella, mi noble amiga, a quien quiero con cariño definitivo, me parece viejo de pura solidez, y añade: la envidió a su madre, que es de una calidad superior de alma, que eleva los que la rodean.
Dios ha hecho a ustedes un regalo muy grande con semejante mujer por madre, y yo deseo que se las guarde por cien años...
La Mistral le decía a Doña Isolina Madarriaga, madre de María Elena Samatán, "mi vallecito".
Cuando el ser humano se encuentra con grandes amigos, su vida se hace más segura y llevadera.
Con el pasar del tiempo, de seguro, la amistad se ennoblecerá y hará que los afectos sean más fuertes, los intereses comunes se defenderán con mayor fuerza y la personalidad de cada cual se robustecerá, hasta convertirla en un bastión indestructible.
La verdadera amistad nos permite compartir alegrías y tristezas, éxitos y fracasos y sentirnos en lo más profundo de nuestros corazones, que con nuestros amigos siempre contaremos, ya que nos hacen sentir parte de sus vidas.
Para Gabriela no fue un secreto saber quienes eran sus verdaderos amigos y supo darles a ellos su confianza, amor, comprensión, apoyo y respeto.
Amistad, hermosa palabra que pocos pueden pronunciar en su verdadera magnitud y que Gabriela Mistral vivió intensamente.

Extracto del libro "Conversando con Gabriela".
Chile, San Fernando, abril, 2017.

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