Conozca la casa donde José Carlos Mariátegui vivió y editó los 29 números de Amauta. Se inaugura en Museo Reina Sofía de Madrid exposición sobre esta revista de vanguardia.
Fuente: ANDINA/Eddy Ramos
Por José Vadillo Vila
En la casa que habitó José Carlos Mariátegui (1894-1930), donde cada noche recibía artistas, intelectuales y proletarios; y por las mañanas daba forma a sus artículos, no hay lugar para fantasmas. Aquí, en los números 1938-1946 del jirón Washington (entonces Washington Izquierda N° 554), el ejercicio intelectual y artístico es permanente. En febrero solo hubo dos días de asueto cultural, los días 14 y 15; el resto del calendario de febrero y marzo está copado.
Cada mes, la Casa Museo José Carlos Mariátegui (CMJCM) recibe entre 800 y 1,000 visitantes. El público llega de todo Lima. Alfredo Álvarez, director del museo, dice que, de los peruanos, los adultos mayores son quienes tienen más fresca la memoria del Amauta. Paradojas, hay quienes incluso se persignan al tocar el retrato del más célebre intelectual de izquierda peruano.
Foco cultural
A la biblioteca mariateguista, que alberga 5,000 volúmenes, llegan escolares y extranjeros de toda América y Europa, para realizar investigaciones de posgrado. “Mariátegui es una línea dentro del marxismo latinoamericano que la historia oficial tapó y su obra no se lee lo suficiente como se debiera”, opina Agustina González, una estudiante argentina de paso.
Hay una sala permanente –reinaugurada en febrero del 2018– y otra temporal, donde cada 45 días se renuevan las exposiciones de artes plásticas. En los ambientes se pueden encontrar algunos objetos de la oficina del intelectual, o la mascarilla mortuoria donde Artemio Ocaña recogió su último rostro. Además de fotografías que cuentan su historia.
“Somos un foco cultural del Centro de Lima donde exhibimos la vida y obra de Mariátegui y donde realizamos conferencias, talleres, seminarios, sobre él, sus contemporáneos e intelectuales actuales”, resume Álvarez. Aquí, desde 1991, se desarrolla los viernes literarios. Y la asociación Amigos de Mariátegui, conformada por intelectuales y artistas, apoyan las diversas actividades.
El diminuto equipo del MCJCM lanzarán, el próximo mes, la renovada página web del museo, y un tríptico con las remozadas instalaciones y la vida del Amauta. Además, en marzo se publicará el número 100 del boletín cultural bimensual que la casa publica desde 1994 gracias al aporte del nieto del ensayista, José Carlos Mariátegui Ezeta.
Revista histórica
Luego de volver de Europa en 1923, y convalecer en el barrio Leuro, en Miraflores (1924), JCM se mudó al Centro de Lima. Aquí, bajo estos mismos techos altos, entre 1925 y 1930, José Carlos trabajó intensamente. “Aquí recibía la correspondencia y revistas de todo el mundo, que el propio Amauta traducía, prestaba y anotaba para su propia producción literatura y política”, resume el profesor Gustavo Espinoza Montesinos, expresidente de la asociación Amigos de Mariátegui.
Aquí, José Carlos escribía, dirigía y diagramaba la revista Amauta junto con sus colaboradores más cercanos como el sindicalista Julio Portocarrero y el periodista Ricardo Martínez de la Torre. Se imprimía en Minerva, imprenta que José Carlos había formado junto a su hermano Julio César en 1925.
Lugar preferencial tiene el famoso “rincón rojo”, donde el Amauta se reunía con dirigentes y delegaciones de obreros y campesinos venidos de todo el país, y figuras de la intelectualidad y artistas. La casa era “un espacio de producción intelectual en la Lima de los tiempos de Leguía”. Por aquí desfilaron Luis Alberto Sánchez, Martín Adán, Estuardo Núñez, Ángela Ramos, Magda Portal, Jorge Basadre, José Sabogal, Julia Codesido, entre muchos otros.
Publicación de ruptura
Y la columna vertebral de esa producción fue la revista Amauta. Revista mensual de doctrina, arte, literatura, polémica (1926-1930). Le bastarían 29 números para quedar en la historia de las ideas de vanguardia.
“Amauta es una revista de ruptura. Enfrenta el misticismo y la tendencia metafísica, que en ese momento impregnaban todo el pensamiento burgués, y que Mariátegui combatía desde el marxismo y el materialismo dialéctico”, explica el escritor y profesor universitario Jorge Valenzuela.
La revista, acota, no solo tiene un fin político para combatir a la república aristocrática sino también fines literarios y artísticos que para Mariátegui no se entienden sin el trasfondo político ni el contexto socioeconómicos. Así, Amauta se vuelve una vitrina para el arte indigenista, por ejemplo.
La publicación incorpora la vanguardia literaria como una propuesta contra la decadencia del sistema capitalista. Por ello será tribuna de poetas como Alberto Hidalgo, Juan Parra del Riego, Xavier Abril, César Moro, Martín Adán y otros.
Pero Mariátegui tiene una idea que queda trunca con su muerte: Para él, la vanguardia no solamente debería quedarse en la denuncia sino advertir los nuevos vientos de la revolución, subraya Valenzuela.
El investigador advierte que Mariátegui es polémico y contradictorio porque si bien da tribuna a escritores como Enrique López Albújar, que recuperan al indio en su dimensión humana, al mismo tiempo avizora un freno naturalista en el autor de Matalaché que le impide tener una afiliación auténticamente indigenista.
En ese sentido, Valenzuela considera que la exposición Redes de Vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930, que se inaugura hoy en el Museo Reina Sofía de Madrid es extraordinaria porque revalora el legado de la revista peruana, que en la investigación literaria, por ejemplo, es clave para ver cómo el surrealismo ingresa a América Latina.
Correa de transmisión
Gustavo Espinoza Montesinos define a la revista como la síntesis de la creación de Mariátegui como periodista, pensador, político y figura de la vida peruana. “Amauta fue una correa de transmisión del pensamiento de Mariátegui hacia el mundo, el mundo andino, mundo peruano, latinoamericano e internacional.”
La revista tendrá dos etapas muy marcadas. La primera, que va desde el primer número al 17. Donde tiene una orientación antiimperialista, escribe ahí Víctor Raúl Haya de la Torre y se clausura temporalmente por una protesta del embajador de EE. UU. ante el presidente Leguía por un artículo de Jorge Basadre. Publica un editorial que se denominada “Aniversario y balance”, donde Mariátegui señala que “En la segunda jornada, no necesita ya llamarse revista de la ‘nueva generación’, de la ‘vanguardia’, de las ‘izquierdas’. Para ser fiel a la revolución, le basta ser una revista socialista”.
Después, en su segunda etapa, Amauta cambiará a un formato más pequeño y reaparecerá. Esta etapa llegará hasta el número 29, cuando José Carlos es internado, en marzo de 1929, en la clínica Villarán, y fallecerá el 16 de abril de 1930. Los números 30, 31 y 32 son dirigidos por Ricardo Martínez de la Torre. “Es una etapa de menos valor y trascendencia porque ya no está iluminada por el pensamiento del Amauta. Sin Mariátegui, la revista no tiene futuro”, opina Espinoza. Se decide ponerle fin a la revista. Su estela intelectual pervive.
Sobre la exposición
Como parte de la feria más importante de Arte Contemporáneo ARCO 2019, donde el Perú es invitado este año, el Museo Reina Sofía de Madrid (España) presenta la exposición Redes de Vanguardia: la revista Amauta 1926-1930.
Redes... reúne más de 70 documentos originales reproducidos en Amauta, y es organizada por el Blantom Museum of Art y el Museo de Arte de Lima. Contó con el apoyo del archivo José Carlos Mariátegui (www.mariategui.org).
El 11 de abril se realizará una conferencia con José Carlos Mariátegui Ezeta y el experto Jaume Nualart.
La muestra estará abierta al público español desde hoy hasta el 27 de mayo en el Edificio Sabatini, Planta 3 del Museo Reina Sofía. (JVV)
Publicado: 20/2/2019
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