Jorge Aliaga Cacho
Escribí la presente nota en febrero del año pasado y me parece que, dada la aparición de diversos comentarios sobre el tema, vale la pena recordarla.
|
Por Jorge Aliaga Cacho
Si nos proponemos crecimiento, cohesión social y optimización de recursos, debemos poner especial énfasis en el correcto funcionamiento del mercado laboral. En el Perú se han venido sucediendo recortes en los derechos laborales: no existe libertad para sindicalizarse ni pensiones dignas. Existen despidos arbitrarios y todo tipo de abusos. Esta es la situación del país en momentos en que una ola migratoria de venezolanos llega al Perú. Llegan al Perú para encontrar un país que ve la expansión de los 'services': mala remuneración, ausencia de vacaciones, gratificaciones, mala atención de la salud, pobre seguridad social. Hechos tales que provienen de una política laboral que se basa en la máxima explotación del ser humano. El gobierno peruano, en esta coyuntura, está ejercitando medidas migratorias, dictadas por Donald Trump, que son parte de una campaña que tiene la finalidad de desprestigiar a la revolución bolivariana en la arena internacional. De esta manera, quieren fabricar una corriente de opinión favorable a los planes intervencionistas de los Estados Unidos, que ansían las riquezas naturales de Venezuela. Lo real es que, de acuerdo a las Naciones Unidas, Venezuela ha alcanzado mayor grado de desarrollo social que el Perú y la mayoría de países de América Latina. Otra verdad irrefutable es que los verdaderos culpables de los flujos migratorios en nuestros días son los Estados Unidos, y otros países capitalistas, que han expulsado de sus territorios a cientos de miles de trabajadores migrantes para aminorar el impacto de su propia crisis económica y, de esa manera, pasar factura de su crisis a países de menores recursos económicos como el nuestro.
En principio, en nuestros días, la recepción migratoria debe efectuarse por razones humanitarias y ser evaluada caso por caso. Es erróneo establecer una política migratoria de puertas abiertas, de par en par, sin reparar en el impacto que ella pueda tener en la fábrica social del país receptor. No pensar en la provisión requerida para este menester significa perjudicar, aún más, las difíciles condiciones en que se encuentran los trabajadores peruanos. Un fuerte flujo migratorio causa estragos en el mercado laboral pero también en la provisión de salud, educación, vivienda y el contexto cultural. El gobierno, si de expandir la fuerza laboral se trata, debería asegurar que las empresas y el Estado
creen puestos de trabajo dignos y bien remunerados para todos los trabajadores sin distinción alguna.
Una fuerza laboral en expansión, en caso de producirse un flujo insostenible de trabajadores migrantes extranjeros, tendría que merecer un profundo estudio intersectorial donde intervengan los portafolios del interior, trabajo, salud, turismo y cancillería, para diseñar una concienzuda política migratoria. El gobierno debe considerar que el mal funcionamiento del mercado laboral afecta negativamente al crecimiento económico y al empleo. En el rubro económico causa, o puede causar, la perdida de producción potencial y, en lo social, causa los daños que el desempleo produce en la distribución de la renta. La buena conjugación de estos factores es lo que produce la cohesión social que un país necesita.
Para explicar el efecto migratorio en nuestro país me he permitido analizar las estadísticas de los movimientos migratorios elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Las cifras y las tendencias que encuentro en dichas fuentes me permiten afirmar que lo que viene haciendo la prensa neo liberal en el Perú, con el caso de los migrantes venezolanos, es buscar carne para 'el entretenimiento' y cortina de humo mediática para alejarnos de los reales problemas que afectan a los trabajadores. Lo que los trabajadores peruanos necesitan es la generación de empleo digno por parte de las empresas y del Estado para todo el contingente de trabajadores que labora en el país, ya sean estos peruanos, chinos, venezolanos o bengalis. La unidad de los trabajadores en su lucha de clase debe primar en este tema.
Las estadísticas del INEI, por lo que puedo apreciar, no muestran fundamental amenaza a causa de influjos migratorios. Por ello creo que lo que viene haciendo la media es otro ejercicio psicótico para indirectamente amenazar a los trabajadores con un mensaje que diga entre líneas: "si no aceptas las condiciones paupérrimas que te ofrezco entonces tu trabajo lo tomará un venezolano". Esta imagen, sin embargo, no está generalizada en el mercado laboral formal, aunque sí existen signos de malestar en el mercado laboral informal. A los trabajadores informales les queda organizarse, formar sindicatos y luchar, junto a los trabajadores formales, por la conquista de empleos reales.El impacto negativo que sufre el mercado laboral no es pues a consecuencia de un influjo migratorio de trabajadores de un determinado país sino de la nefasta política laboral del presente gobierno.
En el mes de agosto del 2017 se registraron 437,405 movimientos migratorios de entradas de extranjeros y 448,018 movimientos migratorios de salida. Esto dio un saldo negativo en 10, 613 movimientos migratorios, una cifra que no anuncia peligro si consideramos que tenemos una población que supera los 30 millones de habitantes. Si nos referimos al año 2016, en el mes de agosto, el saldo migratorio negativo sumó 25,798 movimientos migratorios. Lo que quiere decir que entre el 2016 y 2017, se vio una baja del saldo migratorio negativo llegando a la cifra de 15,185 movimientos migratorios.
Pero existe otra estadística que debe tranquilizar a aquellos que piensen que están amenazados por un influjo migratorio externo grave. El caso es que el número de extranjeros con calidad migratoria de trabajador también ha experimentado una baja: pues, por ejemplo, a agosto del año 2017 entraron 5,013 extranjeros, produciéndose una reducción del 7,5% en relación a las cifras producidas en el mes de agosto del 2016. Si vemos la imagen total en relación a los extranjeros, de todas las nacionalidades, que ingresaron al Perú con calidad migratoria de trabajador, (a agosto de 2017), observamos que no han sido precisamente los venezolanos quienes encabezan la lista de ingresantes al Perú, sino colombianos, españoles y hasta chilenos. Veamos las cifras:
1- Colombia 17,7%
2- España 16,9%
3- Chile 12,8%
4- Ecuador 7,3%
5- Brasil 5,8%
6- Argentina 5,3%
7- Bolivia 4,4%
8- Venezuela 4,3%
9- EE.UU. 2.9%
10- China (RP) 2,7%
11- México 2,5%
12- Italia 2.2%
13- Francia 1,8%
14- Gran Bretaña 1,5%
15- Alemania 1,0%
16- Otros países 10,9%
Entonces lo que vemos en el Perú es que el 4,3% de venezolanos, de un total del 100% de migrantes extranjeros, viene a competir en el mercado laboral, pero estas figuras elaboradas por el INEI, cuya fuente proviene de la Superintendencia Nacional de Migraciones, también gráfica que vienen a competir colombianos, españoles y chilenos, en mayor proporción. Entonces, lo que viene agitando la media es un ejercicio psicótico para alejar a los trabajadores del enfoque real como son: la falta de empleos dignos y derechos laborales que son las banderas que enarbola el movimiento sindical peruano guiados por su central, la Confederación General de Trabajadores del Perú.
Sin embargo, no deja de preocuparnos la condición en que se encuentran los trabajadores informales, no sindicalizados y sin derechos gremiales, aquellos que trabajan en la economía informal que impone el sistema neo liberal. Es cierto que los migrantes venezolanos hicieron mal en dejar su patria que les ofrecía estabilidad y derechos en el mercado laboral y la seguridad social de su país. Ellos llegan al Perú engañados, queriendo realizar algo parecido al 'sueño americano' que, posiblemente, nunca realizarán. Los movimientos migratorios en el Perú se pueden observar a lo largo de toda su historia. Durante el gobierno de Castilla, en 1845, por ejemplo, vinieron los chinos para trabajar en la industria del guano. Después en forma forzada, capturaron para la esclavitud a indígenas de la Isla de Pascua. Ahora la historia, en ese sentido ha cambiado, pues, el poder mediático, con su campaña de disociación, le permite al sistema explotador, ya no ir de cacería en busca de esclavos a otras regiones del globo, sino que les permite, como en el caso de los venezolanos, ver a sus presas llegar por sus propios medios, impulsados por las mentiras del monstruo capitalista que verá engrandecer, con este nuevo contingente de labor, aún más, su fortuna y que perennizará en la explotación a todos los trabajadores sin distinción de nacionalidad alguna. Tarde o temprano, los venezolanos, se darán cuenta que han sido engañados y que están equivocados. Se darán cuenta que en Venezuela dejaron un país con justicia social, sin ataduras al imperio, un país forjando su propio destino. Verán que de Venezuela llegaron al Perú, saludables, con buena educación y, al juzgar por sus apariencia física, bien alimentados; gran número de ellos con títulos profesionales, condiciones que les brindó el sistema socialista que dejaron. No sabemos cuánto tiempo permanecerán los venezolanos en el Perú. Ellos reciben ayuda de ONGS que sirven al imperio y del gobierno títere peruano. No sabemos de qué modo serán guiados para atacar a la izquierda peruana como lo han hecho dentro y fuera de su país. No sabemos si se quedarán a radicar para siempre en el Perú. De suceder ello le toca a la izquierda y al sindicalismo clasista una labor gigante de educación y organización, pues esa fuerza de trabajo, esos nuevos contingentes de trabajadores, podrían llegar para fortalecer a la central aprista y gremios pro imperialistas. Pero de lo que sí debemos estar seguros es que con nuestras luchas, algún día, conquistaremos un mercado laboral homogéneo para todos los trabajadores de Nuestra América, para todos los trabajadores del mundo. Ese mercado laboral justo y necesario lo brindará en nuestra región la Patria Grande que todos anhelamos. Los trabajadores tenemos como norma la solidaridad de clase. La historia del mundo ha sido escrita por las migraciones desde siempre y así siempre será. Hoy más que nunca debemos identificar al enemigo de clase y recordar las palabras de Carlos Marx: "Proletarios (Trabajadores) del Mundo Uníos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario