Por Tom Balmforth
(RUSIA HOY), 10 de Enero de 2013
Aumenta la brecha entre pobres y ricos
El cliché está bien establecido: Rusia es un país con unos pocos oligarcas mega ricos que saquean la riqueza de las materias primas del país, mientras millones de personas pobres sobreviven a base de las tacañas ayudas del Estado y unos salarios miserables prácticamente ajenos al aumento del nivel de vida. La realidad tampoco es exactamente así, pero las estadísticas sí que muestran cómo y cuánto aumentan las desigualdades sociales.
Cada año las estadísticas confirman que crece la brecha entre ricos y pobres, a pesar del crecimiento y de la consolidación de la clase media. De acuerdo con la investigación internacional Wealth-X citada por Rossíyskaya Gazeta, Rusia ocupa el segundo lugar en el mundo por número de milmillonarios en dólares: una estimación de 97, frente a los 80 de 2011. Y estos 97, en su mayoría hombres, poseen 380.000 millones de dólares.
Los 18 millones de rusos que viven por debajo del umbral de la pobreza también poseen 380.000 millones, pero en su caso son de rublos (12.400 millones de dólares).
El salario mínimo actual impuesto por el Gobierno es de 4611 rublos al mes (150 dólares, 93 libras), a pesar de que el coste mínimo real de la vida se sitúa alrededor de los 6200 rublos al mes (200 dólares, 125 libras).
La FBK, una empresa rusa de auditoría, ha situado recientemente a Rusia a la cola de una tabla de 52 países que compara los salarios mínimos frente al poder adquisitivo, concluyendo que los salarios mínimos están ligeramente desfasados respecto al coste de la vida.
El salario mínimo interprofesional es de 150 dólares. Según estimaciones el coste mínimo real es de unos 200 dólares.
Actualmente hay 97 milmillonarios en Rusia, según ha publicado Rossíyskaya Gazeta.
De acuerdo con el Coeficiente de Inversiones publicado del Servicio Estatal de Estadística de Rusia, un indicador que mide el segmento más rico frente al más pobre de la población, los ricos han continuado incrementando su riqueza mientras que los pobres siguen en la misma posición.
En 1995 el coeficiente era de 13,5 y ha ido aumentando de forma constante (a pesar de la merma alrededor de la crisis económica) hasta el 16,1 en 2011.
“El indicador ha ido aumentando constantemente. Básicamente se trata de una evidencia de la creciente brecha entre ricos y pobres: la capa más rica y la más pobre de la sociedad”, dice Anna Bogdyukevich, analista de macroeconomía y rentas fijas de ATON Capital Group.
“Esta ha sido la tendencia a lo largo de los años 90 y la década de los 2000 y ha continuado así en los últimos años”.
De cavar más profundo, sin embargo, el panorama se matiza ligeramente. El PIB ha saltado de los 260.000 millones de dólares en el 2000 a 1,86 billones a día de hoy y cada vez menos rusos viven por debajo del umbral de la extrema pobreza: una señal de que los estándares de vida en aumento se han filtrado.
De acuerdo con Natalia Bondarenko, socióloga de Levada Centre, de mediados hasta finales de los 90, del 15 al 20% de los rusos consideraba que sus ingresos eran suficientes solo para comprar comida, en lugar del 5 a 6% que afirma lo mismo actualmente.
El maquillaje de los más pobres también ha cambiado. En los 90 los más pobres eran los empleados de las organizaciones financiadas por el Estado y, especialmente, los pensionistas, pero ahora se trata de adultos en edad de trabajar con familias que no han tenido éxito en el mercado laboral o que no han podido conseguir un trabajo de forma definitiva, según Bondarenko.
La razón es que el Gobierno ha confiado menos en las medidas legales para aliviar la pobreza y más en las ayudas estatales: en ninguna parte es tan evidente como en el sector de las pensiones; las estadísticas estatales muestran que hubo un aumento constante de las pensiones hacia un promedio de 8.200 rublos (alrededor de 270 dólares) al mes el último año.
Bondarenko dice que el gasto del Gobierno ha puesto a los empleados estatales y a los pensionistas por encima de la línea de la pobreza. Pero se critica al Gobierno por haberse limitado a tirar dinero sobre el problema sin abordar la raíz de la pobreza de forma adecuada.
Bondarenko recomienda aumentar el salario mínimo. “El Gobierno solo inyecta dinero; esta no es la política que se practica en los países occidentales. No dan a la gente una caña de pescar para que ellos mismos puedan conseguir el pescado; ellos simplemente dan el pescado a la gente.
Como resultado, esta gente sigue siendo dependiente y queda abierta a ser engañada”.
De acuerdo con el Servicio Estatal de Estadística de Rusia, el Rosstat, un total de 18 millones (el 13% de la población) vive por debajo del umbral de pobreza oficial del Gobierno. Sin embargo, los analistas dicen que la cifra real de la pobreza es mucho mayor.
“El umbral de pobreza en Rusia es considerado como muy bajo”, dice Bogdyukevich.
“Si lo comparamos con los indicadores en Europa, obtenemos un índice sustancialmente más bajo para el umbral de pobreza. Como resultado, surge una menor cantidad de personas que viven por debajo del umbral.
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Tener o no tener, esa es la cuestión
Gracias a unas cuantas particularidades rusas, esto también puntúa positivamente frente a otros países en términos del coeficiente global Gini, el respetado indicador que mide la distribución de los ingresos teniendo en cuenta una serie de indicadores de riqueza, incluida la propiedad.
Cuanto más cerca del cero está la puntuación de un país, más igualitaria se considera la distribución de sus ingresos. En 2010 Rusia sacó 42 puntos (frente al 39,9 de 2001), lo que la convierte en más igualitaria que los Estados Unidos o sus socios del BRICS.
Sin embargo, hay varias razones para que el comportamiento de este indicador se muestre relativamente bueno en Rusia, como el colapso de la Unión Soviética, que provocó una rápida privatización de la vivienda a escala masiva cuando el Gobierno simplemente entregó la propiedad de los apartamentos a sus ciudadanos.
Las estadísticas también están potencialmente distorsionadas, ya que los ricos son conocidos por sacar su riqueza fuera del país y algunos individuos son tristemente célebres por mantener sus ahorros fuera de los bancos y, por lo tanto, fuera del radar.
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