Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
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6 de septiembre de 2013

La vuelta al mundo de Pedro Paulet

 

Por Álvaro Mejía S.
PEDRO PAULET, PIONERO AEROESPACIAL
Desde que en 1958 se creara la NASA, dirigida por el alemán Wernher von Braun, su compatriota, el científico Alfred Fritz, reivindicó en 1960 el origen germano de la astronáutica. “Sólo en Alemania hubo un asombroso desarrollo en el campo de la cohetería espacial” (a partir del libro Los cohetes hacia el espacio interplanetario (1923), donde Hermann Oberth probaba en teoría que los motores de combustible líquido harían posible los viajes espaciales). “El mérito inobjetable de haber iniciado esto se atribuye a Max Valier”. Lo que no decía era que Valier consideraba como pionero de la era espacial al científico peruano Pedro Paulet.
En julio de 1927, Valier y Hermann Oberth lideraron la creación de la Sociedad Astronáutica Alemana (Verein für Raumschiffahrt o VfR). Buscaban aplicar los postulados de Oberth y construir un motor de combustible líquido. En octubre de ese año, los sorprendió una carta de Paulet en el diario peruano El Comercio, donde afirmaba que treinta años atrás había hecho funcionar un motor de ese tipo, descubierto un combustible y diseñado una nave espacial.
“El dispositivo de Paulet parece haber sido el ejemplo más temprano del así llamado motor cohete bipropelente, en el cual el oxidante y el combustible de hidrocarburo están en tanques separados y se mezclan solamente en la cámara de combustión. Su uso del peróxido de nitrógeno como oxidante también presagió ciertos propulsores modernos tales como ácido nítrico, y la disposición de su banco de prueba era absolutamente similar a los tipos usados en años posteriores”, escribió en 1947 el norteamericano James Wyld en Journal of the American Rocket Society.
La nave, el Avión Torpedo, contaba con un ala delta pivotante con varios motores-cohete en la base. Con la punta hacia arriba, despegaría verticalmente. Al girar el ala, se desplazaría en forma horizontal. De nuevo en posición vertical, el descenso sería cómodo.
Paulet (1874-1945) era en 1927 Cónsul peruano en Rotterdam. Había recibido educación francesa en su natal Arequipa, ciudad andina del Perú. A los 20 años, viajó a estudiar ingeniería y arquitectura a París, con el fin de volver a trabajar en la modernización del país. Allí realizó sus inventos.
Su estadía en Europa lo convenció de que Alemania era el país de la técnica. Sin embargo, de regreso en el Perú, las misiones militares francesas que regían ahí por décadas le impidieron implantar la técnica alemana, así como el desarrollo de su nave espacial. No obstante, su carta de 1927 impactó en círculos científicos internacionales y hay indicios de que cooperó con la VfR.
El 15 de mayo de 1928 el boletín de la VfR lo citaba. El 23 de mayo, Valier y Fritz von Opel animaban el evento cohetero Opel Rak II en Berlín y el 24 de mayo, Paulet asistía a la celebración del Centenario de la Sociedad Geográfica de esa ciudad. En setiembre, Valier reconocía en su libro Raketenfahrt como precursor el motor inventado por Paulet, mientras éste publicaba un plan para alentar la llegada de científicos alemanes al Perú.
Valier construyó el primer motor de combustible líquido alemán, probándolo en un automóvil en 1930, poco antes de morir en una explosión en su laboratorio. En 1931, Johannes Winkler, Presidente de la VfR, hizo volar el primer cohete alemán con un motor idéntico al del peruano.
Éste habría trabado por entonces relación con Von Braun, seguidor de Valier incorporado a la VfR en 1929. Los habría separado el que Paulet rechazara hacer misiles con su motor mientras que Von Braun aceptó el encargo en 1932, año en que Paulet dejó Europa.
En 2004, en los archivos del Ejército Rojo, se hallaron los planos del cohete que Oberth fabricaba entre 1928 y 1929 para lanzar en el estreno del filme La Mujer en la Luna (Fritz Lang). Según el diario Siebenbürguische Zeitung, llegaron ahí gracias a Alexander Scherschevsky, colaborador de Oberth y espía soviético. Así, la influencia alemana en el desarrollo aeroespacial ruso sería temprana. Pero, en 1931, la revista Science et vie informaba que Oberth y Opel intentaron construir el cohete de Paulet –en 1928, Scherschevsky lo había reconocido como pionero en su libro El Cohete para Transporte y Vuelo-. ¿Corresponden esos planos al invento del peruano?
Paulet murió en Argentina, donde servía como diplomático, en 1945, poco antes de que Von Braun fuese prisionero a EEUU. Éste lo citó en su libro Historia Mundial de la Astronáutica (1966). Cuando el Apolo XI alunizó, un cráter fue bautizado como Max Valier. Pedro Paulet hizo mucho más.
Álvaro Mejía S.
Miembro del Instituto de Estudios Históricos Aeroespaciales del Perú. Visite en Facebook: Pedro Paulet, el sabio soñador.

 

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