Por Álvaro Mejía S.
PEDRO PAULET, PIONERO AEROESPACIAL
Desde que en 1958 se creara la NASA, dirigida por el alemán
Wernher von Braun, su compatriota, el científico Alfred Fritz, reivindicó en
1960 el origen germano de la astronáutica. “Sólo en Alemania hubo un asombroso
desarrollo en el campo de la cohetería espacial” (a partir del libro Los
cohetes hacia el espacio interplanetario (1923), donde Hermann Oberth probaba
en teoría que los motores de combustible líquido harían posible los viajes
espaciales). “El mérito inobjetable de haber iniciado esto se atribuye a Max
Valier”. Lo que no decía era que Valier consideraba como pionero de la era
espacial al científico peruano Pedro Paulet.
En julio de 1927, Valier y Hermann Oberth lideraron la
creación de la Sociedad Astronáutica Alemana (Verein für Raumschiffahrt o VfR).
Buscaban aplicar los postulados de Oberth y construir un motor de combustible
líquido. En octubre de ese año, los sorprendió una carta de Paulet en el diario
peruano El Comercio, donde afirmaba que treinta años atrás había hecho
funcionar un motor de ese tipo, descubierto un combustible y diseñado una nave
espacial.
“El dispositivo de Paulet parece haber sido el ejemplo más
temprano del así llamado motor cohete bipropelente, en el cual el oxidante y el
combustible de hidrocarburo están en tanques separados y se mezclan solamente
en la cámara de combustión. Su uso del peróxido de nitrógeno como oxidante
también presagió ciertos propulsores modernos tales como ácido nítrico, y la
disposición de su banco de prueba era absolutamente similar a los tipos usados
en años posteriores”, escribió en 1947 el norteamericano James Wyld en Journal
of the American Rocket Society.
La nave, el Avión Torpedo, contaba con un ala delta
pivotante con varios motores-cohete en la base. Con la punta hacia arriba,
despegaría verticalmente. Al girar el ala, se desplazaría en forma horizontal.
De nuevo en posición vertical, el descenso sería cómodo.
Paulet (1874-1945) era en 1927 Cónsul peruano en Rotterdam.
Había recibido educación francesa en su natal Arequipa, ciudad andina del Perú.
A los 20 años, viajó a estudiar ingeniería y arquitectura a París, con el fin
de volver a trabajar en la modernización del país. Allí realizó sus inventos.
Su estadía en Europa lo convenció de que Alemania era el
país de la técnica. Sin embargo, de regreso en el Perú, las misiones militares
francesas que regían ahí por décadas le impidieron implantar la técnica
alemana, así como el desarrollo de su nave espacial. No obstante, su carta de
1927 impactó en círculos científicos internacionales y hay indicios de que
cooperó con la VfR.
El 15 de mayo de 1928 el boletín de la VfR lo citaba. El 23
de mayo, Valier y Fritz von Opel animaban el evento cohetero Opel Rak II en
Berlín y el 24 de mayo, Paulet asistía a la celebración del Centenario de la
Sociedad Geográfica de esa ciudad. En setiembre, Valier reconocía en su libro
Raketenfahrt como precursor el motor inventado por Paulet, mientras éste
publicaba un plan para alentar la llegada de científicos alemanes al Perú.
Valier construyó el primer motor de combustible líquido
alemán, probándolo en un automóvil en 1930, poco antes de morir en una
explosión en su laboratorio. En 1931, Johannes Winkler, Presidente de la VfR,
hizo volar el primer cohete alemán con un motor idéntico al del peruano.
Éste habría trabado por entonces relación con Von Braun,
seguidor de Valier incorporado a la VfR en 1929. Los habría separado el que
Paulet rechazara hacer misiles con su motor mientras que Von Braun aceptó el
encargo en 1932, año en que Paulet dejó Europa.
En 2004, en los archivos del Ejército Rojo, se hallaron los
planos del cohete que Oberth fabricaba entre 1928 y 1929 para lanzar en el
estreno del filme La Mujer en la Luna (Fritz Lang). Según el diario
Siebenbürguische Zeitung, llegaron ahí gracias a Alexander Scherschevsky,
colaborador de Oberth y espía soviético. Así, la influencia alemana en el
desarrollo aeroespacial ruso sería temprana. Pero, en 1931, la revista Science
et vie informaba que Oberth y Opel intentaron construir el cohete de Paulet –en
1928, Scherschevsky lo había reconocido como pionero en su libro El Cohete para
Transporte y Vuelo-. ¿Corresponden esos planos al invento del peruano?
Paulet murió en Argentina, donde servía como diplomático, en
1945, poco antes de que Von Braun fuese prisionero a EEUU. Éste lo citó en su
libro Historia Mundial de la Astronáutica (1966). Cuando el Apolo XI alunizó,
un cráter fue bautizado como Max Valier. Pedro Paulet hizo mucho más.
Álvaro Mejía S.
Miembro del Instituto de Estudios Históricos Aeroespaciales
del Perú. Visite en Facebook: Pedro Paulet, el sabio soñador.
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