
El deporte se domicilia en el alma cuando tú sientes que despega del piso y el espíritu como un balón se eleva con pasión desmedida al infinito; es flecha bisturí que quita la calma llevando música hasta la luna vuela, penetra en el viento, flotando se ensancha, como émbolo que quiere tocar las estrellas cual bólido fugaz que escribe en un verso la emoción de alinearse en una cancha y por instantes del universo ser dueño; cuando por pasión con una pelota duermes con anhelo concupiscente o lascivia y quieres forzar a la noche que alumbre precoz, la luz difuminada del día; los genes propician el vital ejercicio que se arraiga profundo como una cepa para que germine temprano en la vida y un fraguado sólido lejos del vicio, por la ilusión que cataliza contiendas en las células que oxígeno requieren del aire por la bizarría que acelera a las moléculas que en ebullición entrancon fragor épico que la piel estremece
y te causa una intensa fiebre interna
para que des todo o lo poco que tengas
y los laureles de la victoria se suelten,
entonces la aurícula vibra en latidos
por un corazón agitado que riega
a adrenalina que hierve en las venas
con resoplos que contienen bramidos,
resuello tenaz de un excitado aliento
mientras caen jirones de pellejo curtido
porque los nervios y arterias revientan
Cuando el rival es de real abolengo;
Entonces las dos mandíbulas se aprietan
y los orificios de la nariz se expanden
para acampar cuando la tormenta arrecia,
Se descoyunturán en sonidos las fauces
para que el silencio no se acalambre
y el coraje estrangula una letal mueca
que jadeante en resoplidos acompasa
la respiración atrancada en el pecho;
mientras copiosa transpiración se riega
humedeciendo fresca pupila y arena
que la luz brava espartana ilumina
a la osada e intrépida epopeya
cuando la audacia en la mente habita
para rauda arranchar retazos de gloria,
amalgamándose de porte y nobleza en una sinfonía amateur fraterna que al carácter y a la vida disciplina sin importar el éxito o la derrota sino como acero templar la entereza cuando el rigor existencial no da tregua y el triunfo adule tu humilde modestia o el fracaso te deje con el alma rota; pero nadie te quita el temperamento y lo que dejaste en la cancha te llevas, recoge los soplos de Dios en el suelo que son trofeos de vida y ofrendas, que el deporte es un regalo del cielo.
Extracto del poemario:
"Emoción sensorial ".
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