Por Federico García Hurtado y Pilar Roca.
El Kamaqen.- La comunicación con el mundo de los muertos, que es una constante de la práctica religios andina, tiene que ver con el principio filosófico de la trascendencia.
Para el hombre andino el Kamaqen o energía vital, anima los seres vivos y no concluye con la extinción del cuerpo físico; simplemente se reintegra al gran océano de la vida que impregna el universo en la totalidad de los mundos.
El Kamaqen es una forma de la energía universal que transmite vida. Así como apreciamos la existencia de otras formas en que se manifiesta el Kallpa, o energía universal, como la gravedad, la electricidad, el magnetismo, hay una forma diferenciada y muy sutil que es la energía que transmite la vida. Ocupa la vastedad del cosmos, no tiene principio ni fin y sólo se transforma en formas y modos, igualmente infinitos, en el gran concierto de los mundos. No desaparece jamás, y a la muerte del individuo como tal, se reintegra al vasto océano del Kamaqen que trasciende los tiempos y los universos.
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