Extraído del Facebook de Víctor Escalante.
TODOS LOS AÑOS RECORDAMOS LA FECHA DE ANIVERSARIO DE NUESTRA INDEPENDENCIA, Y TODOS LOS AÑOS SE REPITEN LOS MISMOS DISCURSOS. Este año, por celebración del Bicentenario, nuevo presidente, e incógnita ruta, los discursos tienen nuevos agregados, que son, de esperanza, alegría, temor o de desesperanza. Pero el camino ya está trazado, y solo queda esperar, como siempre lo hemos hecho, anhelando, que nuestro país cambie.
Que mejor ejemplo, el poema de Sebastián Salazar Bondy (1924-1965), poeta, dramaturgo, novelista, crítico literario, ensayista, conocedor del arte y periodista, para testimoniar, ese sentimiento de peruano por nuestro país, con su poema:
TODO ESTO ES MI PAÍS
Mi país, ahora lo comprendo, es amargo y dulce;
mi país, es una intensa pasión, un triste piélago, un incansable manantial de razas y mitos que fermentan;
mi país, es un lecho de espinas, de caricias de fieras,
de muchedumbres quejumbrosas, y altas sombras heladas;
mi país es un corazón clavado a martillazos,
un bosque impenetrable donde la luz se precipita
desde las copas de los árboles y las montañas inertes;
mi país es una espuma, un aire, un torrente, un declive florido, un jardín metálico, longevo,
hirviente que vibra bajo soles eternos
que densos nubarrones atormentan;
mi país es una fiesta de ebrios, un fragor de batalla,
una guerra civil,
un silencioso páramo cuyos frutos son jugosos,
un banquete de hambres, un templo de ceremonias
crueles,
un plato vacío hacia la nada,
un parque con niños, con guitarras , con fuegos,
un crepúsculo infinito, una habitación abandonada,
un angustioso grito, un vado apacible en el cual se celebra la vida;
mi país, es un sepulcro en medio de la primavera,
una extraña silueta que abruma con su brillo de soledad,
un anciano que camina lentamente, un ácido que horada los ojos, un estrépito que apaga
todas las músicas terrenales, un alud de placeres,
un relámpago destructor, un arrepentimiento sin culpa, un sueño de oro,
un despertar de cieno, una vigilia torva,
un día de pesar y otro de risa que la memoria confunde,
un tejido de lujo, una desnudez impúdica, un áspero latido, un golpe de vida un soplo de muerte,
una impaciente eternidad;
mi país es un recuerdo y una premonición,
un pasado inexorable y un porvenir de olas,
resurrecciones, caídas y festines;
mi país es mi temor, tu ira, la voracidad de aquél,
la miseria de otro, la defección de muchos,
la saciedad de unos cuantos,
las cadenas y la libertad, el horror y la esperanza,
el infortunio y la victoria,
la sangre que fluye por las calles hasta chocar con el horizonte y de ahí retorna como una resaca sin fin;
mi país es la mujer que amo y el amigo que abrazo
tan solo por amigo,
el extraño que te sorprende con su odio
y el que te da la mano porque quiere;
mi país es la ventana a través de la cual miro la tarde,
la tarde que cae con sus ramos de melancolía
en mi pecho,
y el agua matinal con que limpio mis pupilas
de imágenes sucias,
el aire que respiro al salir de mi casa cada día,
y la gente que se precipita conmigo
a los quehaceres sin sentido, el trabajo, la fatiga,
la enfermedad, la locura, el pensamiento, la prisa.
la desconfianza, el ocio, el café, los libros,
las maldiciones;
mi país es la generosa mesa de mi casa
y los rostros familiares
donde contemplo la marea incansable de mi dicha,
el cigarrillo que consumo como una fe que se renueva y el perro cuya piel es cálida
como su amistad;
la aventura de existir y el orden en que elijo
mis sacrificios;
mi país es la cárcel, hospital, hotel y almacén,
hogar, arsenal;
mi país es hacienda, sembrío, cosecha;
mi país es escasez, sequía, inundación;
mi país es terremoto, lluvia, huracán;
mi país es vegetal, mineral, animal;
mi país es flexible, rígido, fluido;
mi país es líquido, sólido, inestable;
mi país es republicano, aristocrático, perpetuo;
mi país es cuna, tumba, lecho nupcial;
mi país es indio, blanco, mestizo;
mi país es dorado, opaco, luminoso;
mi país es negro, amarillo, cobrizo;
mi país amable, hosco, indiferente;
mi país es azúcar, tungsteno, algodón;
mi país es plata, nieve, arena;
mi país es rudo, y delicado, débil y vigoroso,
angelical y demoniaco;
mi país es torpe y perfecto;
mi país es enorme y pequeño;
mi país es claro y oscuro;
mi país es cierto e ilusorio;
mi país es agresivo y pacífico;
mi país es campana:
mi país es torre;
mi país es isla;
mi país es arca;
mi país es luto;
mi país es escándalo;
mi país es desesperación;
es crisis, escuela, redención, ímpetu, crimen,
y lumbre, choque, cataclismo
y llaga, renunciación, aurora,
gloria, fracaso, olvido;
mi país es tuyo,
es mío,
mi país es de todos,
mi país es de nadie, no nos pertenece, es nuestro,
nos lo quitan,
tómalo, átalo, estréchalo contra tu pecho,
clávatelo como un puñal, que te devore,
hazlo sufrir, castígalo y bésalo en la frente,
como a un hijo, como a un padre,
como alguien cansado que acaba de nacer,
porque mi país es,
simple, pura e infinitamente es,
y el amor canta y llora, ahora lo comprendo,
cuando ha alcanzado lo imposible.
(De Conducta sentimental).
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