Cecill Scott. |
t r a v e s í a m o n u m e n t a l (2019)
Por Cecill Scott.
César Abraham Vellejo Mendoza fue un poeta y un humanista, su trabajo y su pensamiento fue adelantado a su época, un ser humano incomprendido en su país; por rechazos de amor, muerte de la familia, amigos y amores, encarcelado injustamente, despojado de sus sueños, etc. Optó por el auto-exilio y dejó, para la posteridad, para su análisis, para el deleite del mundo entero y para que el mundo alcanzara grados de humanización, su magnífica obra literaria.
Movido siempre por la representación mesiánica de un Dios vivo, de los sentimientos más puros y profundos que habitan en el mundo y sobre los hombres, por la búsqueda de la verdad de la vida y de la justicia social, como lo deja de manifiesto en su centenaria obra literaria Los Heraldos Negros, allí, nos muestra un mundo no tan diferente al que vivimos hoy, la voz del poeta canta, desde su pueblo natal, desde su hogar familiar primigenio y desde la orilla envejecida de su interior.
Nos muestra el mundo circundante, los hábitos, los deseos, el canto alegre del campesino y la tristeza profunda que nace al perder a un ser amado.
Forma y fondo se conjugan para hacernos gozar de una obra monumental y es desde el fondo, desde la manifestación de los sentimientos que lo motivaron a escribir Los Heraldos Negros, que hago mi propia representación según el sentir que despertó su obra poética y lírica al leerla.
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