Antonio Huilca Huallpa |
Por Jorge Aliaga Cacho
Antonio Huillca Huallpa, naciò en la provincia de Canchis, en el Cusco. Èl, hijo de campesino, fue pastor de llamas y ovejas en su niñez. Esa vida de campo hizo que Antonio abrace la pintura naive con la cual registra la naturaleza de su bella tierra, las costumbres y la historia de su pueblo. Huillca, naciò y creciò, precisamente, en la misma regiòn donde naciò y viviò Josè Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru II, regiòn que es considerada la cuna de la emancipaciòn de Nuestra Amèrica. Su obra es singular en el arte cusqueño, pues esta registra la cosmovisiòn andina y preserva sus valores tanto sociales como religiosos. A travès de sus obras, Antonio Huillca, nos hace recordar nuestra historia, valores, las luchas de nuestros pueblos y a sus deidades. Sus obras contribuyen a formar nuestra identidad y, a traves de ella, reconocer a nuestros primeros patriotas, pues con ellos empieza, en Nuestra Amèrica, el concepto de patria.
La pintura que nos toca comentar muestra el odio opresor de un sistema colonial que castigò con el escarnio, el terror y la maldad a la poblaciòn que vio nacer su anhelo de justicia y libertad.
Un testigo anònimo describiò asì la muerte de Tupac Amaru II: 'Se le sacó a media plaza: allí le cortó la lengua el verdugo, y despojado de los grillos y esposas, lo pusieron en el suelo: atáronle a las manos y pies cuatro lazos, y asido éstos a la cincha de cuatro caballos, tiraban cuatro mestizos a cuatro distintas partes: espectáculo que jamas se había visto en esta ciudad. No sé si porque los caballos ni fuesen muy fuertes, o el indio en realidad fuese de fierro, no puedieron absolutamente dividirlo, despues de un largo rato lo tuvieron tironeando, de modo que le tenían en el aire, en un estado que parecía una araña. Tanto que el Visitador, movido de compasión, porque no padeciese más aquel infeliz despachó de la Compañía una órden, mandando le cortase el verdugo la cabeza, como se ejecutó. Después se condujo el cuerpo debajo de la horca, donde le sacaron los brazos y los pies...'. Ademàs de la muerte del lìder de la rebeliòn, Josè Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru II y sus familiares, los españoles tambièn asesinaron a sus seguidores. Ello ocurriò el 18 de mayo de 1871. La pintura nùmero 60 de la colecciòn pictòrica de Antonio Huilca Huallpa muestra que sus seguidores fueron quemados, ahorcados y descuartizados. Fue uno de los 'ajusticiamientos' màs brutales ocurridos en la historia pero el pueblo en lugar de amedrantarse continuò con las rebeliones en varias partes del territorio de la colonia. Tomando primero, la posta en la lucha, su primo Diego Cristobal Tupac Amaru. Asì la rebeliòn se extenderìa al Alto Perù y a la regiòn de Jujuy, hoy territorio argentino.
La lucha de Tupac Amarù II tuvo algunas consecuencias que caben rescatar: al año siguiente, en 1782, se prohibìo la obra ''Los Comentarios Reales de los Incas'', del cronista Inca Garcilaso de la Vega, con la finalidad de borrar cualquier vestigio de identidad que no fuese peninsular. El año 1784, se anularon los corregimientos y repartimientos y, en su lugar, se crearon las intendencias. En 1787, se crea la Audiencia del Cusco. 17 años màs tarde se lograrìa la independencia de Haiti, abriendo, de esta forma, las puertas para las futuras rupturas de cadenas y afirmaciòn de nuevos paìses independientes del yugo colonial.
Antonio Huilca Huallpa fue el primer artista que realizò una muestra individual en el Palacio de Gobierno del Perù, esta se realizò el año 1987. Huilca Huallpa tambièn ha presentado sus obras en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Inglaterra, Francia, Suecia y Suiza, etc. Sus hijos Anthoni, Salvador y Ángeles, han heredado el amor por la pintura y, cada uno, en su estilo propio, sigue la tradición paterna. Por estas razones felicito a Alfred Asis por la presente ediciòn y publicaciòn de 'Los espíritus de Antonio Huilca Huallpa y Túpac Amaru', obra del pintor cusqueño que realizó esta magnífica obra que la conforman 73 cuadros al òleo sobre la vida de Tupac Amaru, Josè Gabriel Condorcanqui Noguera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario