Jorge Aliaga Cacho
Escribe desde Escocia.
Por Jorge Aliaga Cacho
Apenas consumado el golpe de Estado en Bolivia, manifesté que el pueblo boliviano tiene una rica tradición de lucha y que la situación de Evo Morales significaba un paso atrás para luego dar dos adelante. A pocos días de haber vertido esa opinión, hoy vemos que todas las provincias de Bolivia se movilizan en respaldo del presidente Evo Morales y piden se expulse del país a los nefastos personajes que se han prestado al juego imperialista promovido por la administración de Trump. También había manifestado que la división que divide a Bolivia no solamente está signada en razón de clase social, sino que agrega a esta la división racial que en ese país está bien definida. Esta misma, en mi opinión, podría llevar a una guerra civil de graves consecuencias para todos los bolivianos y en especial para los blancos que son una minoría en el país del altiplano.
De acuerdo a la Federal Research Division el 58% de los bolivianos son indígenas: el 28% quechuas, el 19% aymaras y el 11% de otros grupos indígenas. El 30% son mestizos y 12% de origen europeo, aunque en la encuesta Latinobarómetro, el 2016, se registraron solamente el 4% blancos, 1% mulatos y el 1% negros. Esta data nos podría llevar a ver como se ha hecho la distribución de la riqueza, entre esos grupos, a lo largo de la historia y, que Evo Morales se dispuso a cambiar con un régimen socialista que sorprendió con sus logros como país a propios y extraños. Sus logros establecen pues, que el socialismo sí es posible si se defienden los recursos naturales y se los explota en favor de las grandes mayorías nacionales.
Otro elemento discriminatorio con la que se impone el golpe de Estado es con la aparición de la biblia en cuestiones de Estado, pues muy bien sabemos que Bolivia constitucionalmente es un país laico. Algo más grave fue la quema por parte de los golpistas de la bandera wiphala que es reconocida por la Constitución boliviana desde el año 2008. Este último hecho, la quema de la wiphala, representa el odio de la minoría blanca contra la población indígena, a este odio se suman algunos desubicados mestizos alienados por la propaganda imperialista que desconoce los valores culturales de nuestros pueblos. El footage de este vídeo producido por RT nos muestra gráficamente la composición de clase y racial de los que hoy toman las calles bolivianas para defender al primer presidente indígena de Nuestra América. Posiblemente en el otro grupo social se encuentren las de vestido fino, las que no usan polleras, las que se tiñen el pelo para parecer gringas como el caso de la Guaidroga que se auto-proclamó presidenta.
En verdad en Bolivia las papas queman. Los soldados en su mayoría indígenas, hijos de los que hoy defienden a Evo Morales, despertaran un día y cambiaran la dirección de sus cañones contra los verdaderos enemigos del pueblo, contra los que a lo largo de su historia, como diría Tupac Amaru, comen de su pobreza. Dios no permita la guerra y devuelva a Bolivia paz con justicia social.
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