María Inés Grimoldi y Jorge Aliaga Cacho participando en el Museo de la Memoria, en Santiago de Chile. |
Por Jorge Aliaga Cacho
"La butaca inquieta" es el título de un inquieto libro que te llevará por alumbrados caminos de la ópera, el teatro, la música y el arte en general. Su autora, a quien tuve el gusto de conocer en el reciente encuentro de escritores latinoamericanos y del Caribe realizado en Santigo de Chile, es María Inés Grimoldi. María Inés, es una escritora argentiana que teje su trabajo basándose en variadas experiencias adquiridas a través de los años. El libro de ensayos, al cual nos referimos, incluye un número de escritos producidos en el lapso de diez años y que hoy han madurado, en la forma de un libro exquisitamente escrito, para todo público lector. La corrección de la obra estuvo a cargo de la Lic. Cecilia Capella y el diseño de la misma, estuvo a cargo de la artista ilustradora, Florencia Capella, ambas hijas de la autora.
El tema de la ópera es muy poco común en la industria del libro, pero Grimoldi ha hecho posible, con este esfuerzo editorial, poner este libro al alcance del conocedor y menos conocedor del tema operístico y, sobre todo, viendo sus perfiles políticos. Muy bien registra su prologuista, Silvina A. Díaz, cuando afirma que, con esta obra, "María Inés Grimoldi, contribuye notablemente a zanjar esos prejuicios para demostrar que el arte es siempre un fenómeno de resistencia, una praxis social y política, y que la ópera, al igual que todos los hechos artísticos forma parte activa del entramado social". El libro consta de dos partes, en el primero predominan el tema del teatro y la política, en el segundo, destacan, los ensayos relacionados a la ópera, entre ellos; Giuseppe Verdi, piezas sacras, Shakespeare en la ópera argentina, y un ensayo que trata sobre la ópera de Alban Berg, Lulú, basada en las tragedias Erdgeist y Die Büchse der Pandora, "El espíritu de la Tierra y la caja de Pandora", de Frank Wedekind, representada por primera vez en 1937, en Zúrich.
Con una interesante y lúcida introducción de la Dra. Nora Sforza, el libro nos lleva a señalar la importancia que tiene Bertolt Brecht en la inauguración del teatro político y, fundamentalmente, en los quiebres que produjo en el comportamiento de la audiencia desde una concepción opuesta a la hegemónica, cumpliendo así su rol crítico y renunciando al elitismo en el teatro. Es decir, usando las propias palabras de Brecht: ''debe llegar a las masas". Brecht, afirma Sforza: "nunca pensó en el teatro como un arte intelectual y complejo, sino que siempre lo asoció al entretenimiento. Brecht escribiría que "el teatro debe entretener a la vez que enseñar. Así, lo sostiene en su libro: el "Pequeño organon para el teatro", escrito en 1948 y que empieza registrando lo siguiente:
"El 'teatro' consiste en representar ficciones vivas de acontecimientos humanos ocurridos o inventados, con el fin de divertir. Esto es, en todo caso, lo que damos por supuesto en este escrito, y tanto al hablar del teatro moderno como del antiguo".
María Inés Grimoldi empieza con un ensayo que se origina por los talleres realizados en el año 2000, por Rubén Szuchmacher, donde se establecieron las técnicas tanto para la actuación barroca como para la hiperrealista, la primera con gran definición mientras que la segunda, laxa. Explicando que la energía del actor debe ser en proporción a la energía del discurso. Dieciocho ensayos conforman este magnífico libro con cuidadosas anotaciones bibliográficas, que le otorgan rigor académico.
Un ensayo, de particular exquisitez es el titulado: “Sonoridades. La música y el teatro. Jean-Jacques Lemêtre” donde se revalora la importancia de la música y del músico teatral. Grimoldi acusa que, existe una desvalorización de la música en el teatro, comparada con la importancia que se le brinda a la escenografía y vestuario; pues se piensa que la música es solamente un agregado. En realidad, afirma Grimoldi, existen un gran número de sonidos, ellos son otro texto del director de teatro que le sirve para significar allí donde las palabras redundan, explica Grimoldi, entregándonos la historia de Jean Jacques Lemetre, quien se define como: el "único músico del teatro" y que tiene en su haber la creación de más de setecientos instrumentos "de todo tipo". Este músico, trabaja con la voz del actor, saca su afinación o la desafina. Ve su timbre y color y, con esos elementos, construye o modifica un instrumento de tal manera que cada actor es "generador" de una pequeña melodía.
Hay mucho que aprender desde "La butaca inquieta" de María Inés Grimoldi, talentosa escritora argentina que hoy ingresa a una estantería de honor, en mi biblioteca personal. ¡Felicitaciones!
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