Verónica Morante Rossel |
Por Jorge Aliaga Cacho
Verónica Morante Rossel es una joven poeta limeña de gran sensibilidad estética. Su participación en el reciente homenaje póstumo a Jorge Aliaga Merino, organizado por la Escuela Sindical de la CGTP, ha dejado establecida la gran calidad de su verso: 'Tus lágrimas convertidas en lluvia germinaron en amoroso coro a esta hija tuya hueso y músculo de tu milenaria existencia'. Los trabajadores, intelectuales y artistas participantes en el evento quedaron muy satisfechos al escuchar su bello registro literario. El número de poetas participantes no permitió más tiempo para que Morante Rossel siguiera cautivando a la audiencia. Por ello entregamos el poema que ella leyera en la noche de jueves culturales de la CGTP donde ha dejado grabado su nombre con tinta indeleble. Verónica Morante Rossel es una voz fresca de la poesía peruana que emerge con gran talento en las actividades literarias de la capital peruana. Estamos convencidos que su voz seguirá creciendo en la órbita literaria del país para el beneplácito de los amantes de la buena poesía. Morante Rossel es amante de la estética: la buena música, bellas pinturas y fotografías de ensueño. Ella es pedagoga y poeta y, por ello, nos asegura un gran trabajo literario con las nuevas generaciones de peruanos.
Morante Rossel ha sido antologada en los libros de poesía: "Las poetas en el club", "Huellas de vida","Todas las Voces" y viene preparando un nuevo libro para la satisfacción de los amantes de la buena literatura.
De regreso
Inclino la cerviz
y los latidos ante ti,
paridora asistida por el poderoso wayra.
Tus lágrimas convertidas en lluvia
germinaron en amoroso coro
a esta hija tuya
hueso y músculo
de tu milenaria existencia
olor y sangre de tu raíz
piel y nervio
extraída de tus entrañas.
Me bebí el cielo, el temporal y las nubes
para ofrecerme
beso en brisa fresca
y sonrisa en olor de hojas
a tu fatigado corazón.
Y te canto
y te cuento:
Unté a la
piel
olor susurrado
en notas de tibia exhalación de eucaliptos
dormí extasiada
con tu latido de tierra retenida en las
manos
grabé mis
ojos
en la piedra azul y el camino arduo.
Volaron araña, grillo y mariposas,
luciérnagas decantaron los secretos
en boca
de la carne
del corazón
de lilium y jazmín.
En noche húmeda de viento
fui la amante del árbol frutado
florido.
Ardiente y febril
me elevé a montañas nevadas.
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