Por Cèsar Lèvano
El Comercio es considerado por muchos como un diario serio. Sin embargo, en los ùltimos dìas ha perdido los estribos. Ayer, su titular de primera pàgina, en tipografìa de abultado tamaño, escandalizaba asì: "Economìa sufre un remezòn por alza de Humala en sondeos".
Si en efecto existiera esa relaciòn, querìa decir que los empresarios son los màs convencidos de que Ollanta va a ganar las elecciones. Y, ademàs, no se han enterado del programa real de GANA PERÙ, que se acerca màs almodelo de Lula en Brasil que a cualquier tentaciòn totalitaria.
Lo que pasa es que El Comercio y otros medios quieren meter miedo a los empresarios, muchos de los cuales, en particular los industriales, son màs bien moderados y podrìan coincidir con las propuestas programàticas de Humala actual, el moderado.
Los empresarios no deberìa cometer el mismo error al que los llevò en el periòdo 1945-48 la derecha manchesteriana de Pedro Beltràn y secuaces: satanizar al presidente Josè Luìs Bustamante y Rivero y al Apra que para entonces habìa abandonado su antiimperialismo temprano y propugnaba cambios levemente reformistas.
Si, en vez de seguir a Beltràn, los empresarios hubiesen apoyado a Bustamante y a la bancada parlamentaria aprista en aquel periòdo, otra hubiese sido la historia del Perù. El Estado hubiera recuperado derechos de control (no de estatizaciòn) de la economìa en beneficio de los empresarios peruanos, no contra estos.
Pero la derecha peruana era comandada por los agroexportadoras tanto peruanos como extranjeros. Ellos eràn muy pocos. Sin embargo, la Sociedad Nacional Agraria era el poder en la sombra, el poder sombrìo de la derecha recalcitrante que hubiera llamado "comunista" a Franklin Delano Roosvelt (en efecto, asì lo llamaba la derecha yanqui, segùn lo refiere Leo Huberman en su libro Nosotros, el pueblo.
El Haya de 1945 no era el de 1931. Se parecìa màs a Lula que a Chàvez. Pero la derecha no le dejo aplicar un programa moderado. Esa terquedad reaccionaria estimulò la radicalizaciòn de un sector del Apra, que se condensò en la intentona inserruccional de octubre de 1948, cuando los tripulantes apristas, con ayuda de algunos jefes, se apoderaron de las naves de la Marina.
La respuesta de la derecha fue el golpe del general Manuel Arturo Odrìa. Sobrevino entonces una nueva etapa de dictadura. El Apra volviò a la clandestinidad. La prisiòn y el destierro, o el asesinato como en el caso de Luìs Negreiros Vega, dirigente sindical y polìtico, fueron el resultado. El destierro se llenò, como en los años 30 del siglo pasado, de apristas y comunistas.
Antes, la derecha daba golpes militares; ahora quiere dar golpes electorales mediante el terrorismo mediàtico. No ha aprendido una lecciòn de la reciente elecciòn municipal: el pànico cunde.
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