Por David Squires
Translation: Jorge Aliaga Cacho
LA ARMADA ESCOCESA DE ALLY NO LOGRÓ GANAR LA COPA DEL MUNDO DE 1978
A pesar de la abrumadora ventaja de jugar como local que tenía Argentina, Escocia era la selección que definitivamente iba a ganar la Copa del Mundo de 1978. Su efusivo entrenador, Ally MacLeod, había llevado a la nación a un estado de optimismo poco habitual en él. Su estilo de gestión se basaba en discursos motivadores y frases ingeniosas y seguras de sí mismas ("Mi nombre es Ally MacLeod y soy un ganador"), en lugar de instrucciones tácticas. Nos ofrece una ventana a cómo será la vida cuando Tim Sherwood se convierta en entrenador internacional.
La actitud positiva de Escocia estaba justificada hasta cierto punto. El equipo contaba con jugadores de talla mundial como Kenny Dalglish y un joven Graeme Souness, y MacLeod confiaba en superar a sus dos primeros oponentes de la fase de grupos, Perú (los "viejos") e Irán (los "pequeños"). Cuando se enfrentaran a Holanda en su tercer partido, el grupo estaría asegurado.
Partieron, entre gran fanfarria, con el equipo apenas distraído por todo el trabajo de publicidad que habían hecho para alfombras, cámaras, coches, cerveza y cigarrillos. Este era su año. ¿Qué podría salir mal?
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