Alfred Asís |
Por Bella Clara Ventura
Alfred Asís, con su nueva entrega el libro “Asis -Reflexionando…(se puede tomar, con la licencia que me autoriza la fantasía, la palabra Asis, aunque tenga en francés doble S el verbo ASSIS, como el hecho de estar sentado, esa actitud meditativa que merece el detenerse y poder plasmar ideas, sensaciones, pensamientos, obra etc…) nos brinda la posibilidad de descubrir la originalidad de un autor, promotor cultural, hombre de reflexiones del alma y para el alma con una trayectoria infinita. No sólo en sus alcances sino en su modo de definir estados del alma.
“Hoy me doy cuenta de cómo ha pasado el tiempo”.
Aparecen bajo su inspiración sin límites. Arrojan una sabiduría milenaria. Su manera de presentar este nuevo texto lo hace único en sus aventuradas propuestas. Su fotografía de fondo le da escenario a cada escrito. Sobreimprime la imagen de un hombre que piensa y se expresa con palabras que no se las lleva el viento. Se hace presente para darle el realce que precisa su mente. Siempre a la vanguardia de la palabra y de transmitir conceptos que lo habitan de modo recóndito y creativo. Sabe tocar corazones con sus versos y sus evocaciones. “Cuando conversamos la calma somos verdaderos seres pensantes”. Se registran sus cavilaciones con el amor a la paz, que en todo momento nos invita a mundos, que si bien, conocemos al decir de Alfred Asís toman formas y dimensiones diversas.
“Y mi silencio me hizo dormir abrazado a mi propia vida”
Una existencia basada en la entrega no sólo de su obra sino en la de los demás compañeros que hemos seguido a Alfred como los niños lo hicieron con el flautista de Hamelín. Esa música encantada que nos lleva por los caminos de la poesía y nos devuelve el aroma de cada verso.
“Tengo sueños cada día más, y los reparto por doquier para sembrar felicidad”.
Otro de los temas recurrentes de Alfred, cosechar a su paso esa conquista de la sonrisa en el alma que acaricia al semejante. Sus palabras dejan huella al hallar el sentido de la vida, del amor, de la amistad con todo tipo de sentimientos que no se escapan de su pluma. Se detiene en lo referente al ser humano para dibujar en cada letra la sangre que corre por las venas de la existencia, donde clama la tolerancia y el respeto por el prójimo, a pesar de las divergencias. “La política humana no debe apuntar hacia una sola dirección”. Nos propone esa apertura de mente y de sentimientos que nos alejen de la violencia como un marco de referencia. Aboga por la esperanza:
“de aguas puras y no ensangrentadas de cielos azules y no negros de humo y guerra de más vida a la vida y menos muerte a la vida”.
En su lenguaje metafórico se filtra la necesidad de buscar el cuerpo exquisito de la poesía, que logra además inventando una nueva forma de decir las cosas, a lo Octavio Paz, cuando crea su propia fórmula VersAsís.
“Cuando será tiempo que vayamos terminando con todo el sufrimiento de aquellos de paz en todo momento de agraz y tormento”.
No deja de sorprendernos con su fenomenal iniciativa de unir a los creadores del mundo, sin obviar el potencial imaginativo de los infantes. Forman parte de su mundo y de la labor que de manera inigualable emprendió para resaltar la creatividad anidada en sus espíritus. En este prólogo no sólo anhelo resaltar la importancia de este libro como tal, sino también darle el realce al personaje que representa nuestro querido y admirado Alfred Asís por sus permanentes entregas en cuanto a su propia obra sino a su generosidad como gestor cultural. Un Quijote moderno desde su isla que sueña con el bienestar de la humanidad y de sus admiradores, que somos sus amigos y sus más fieles seguidores. Los invito a leer este libro con el detenimiento que merece cada uno de sus textos para abrirnos a la posibilidad de un mundo más humano, donde quepamos todos desde nuestras diferencias al orquestar nuestras voces en el corazón de la Humanidad y en esa Isla Negra, cuya resonancia se hace nuestra con los principios que Alfred nos expone. Nos dan la brújula de hallazgos exquisitos como son sus escritos.
“Sólo los grandes de espíritu ven el fulgor de la luna, el brillo del sol, las estrellas, las galaxias, más allá de las palabras y la belleza humana. Tu eres uno de esos seres iluminados”.
Alfred Asís nos entrega en este último verso lo que opinamos de él.
Bella Clara Ventura: poeta y novelista, colombo mexicana israelí.
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