Felipe Pinglo Alva |
Felipe Pinglo con su hijo Felipe Alejandro Pinglo Rivera en el Hospital Dos de Mayo, 1936. |
Por Jorge Aliaga Cacho.
El 18 de junio próximo se cumplirá un aniversario más del nacimiento del bardo de los humildes. Me refiero a Felipe Pinglo Alva, nacido en los Barrios Altos de Lima en 1899 y fallecido en 1936, en la misma ciudad. Al cumplirse 121 años, desde que viera la luz terrenal, recordamos que el bardo es autor de cientos de canciones, entre las que destaca ''Luis Enrique, el plebeyo'', verdadero título de la canción que conocemos como ''El plebeyo''. Sus canciones expresaron valores y vivencias cotidianas, valores y denuncia social que era provocada por la situación económica de los barrios populares de Lima. Por ello el pueblo lo reconoció como "el bardo inmortal", "el maestro", "el cantor de los humildes" o "Felipe de los pobres". Su temática social fue temida por las élites en el poder y en el año1939, a tres años de su fallecimiento, el presidente Óscar R. Benavides prohibió que sus canciones fueran difundidas en las radios limeñas. Los temas vetados fueron: "Luis Enrique, el plebeyo", "Oración del Labriego", "Mendicidad", "El Canillita", "El huerto de mi amada", "Sueños de opio" y "Pobre obrerita". Los peruanos, y particularmente los limeños debiéramos difundir la gran labor de concientización que, a través de la música, hiciera Pinglo desde la primera mitad del siglo XX.
Nuestro bardo fue aficionado al fútbol e hincha del Alianza Lima. Jugaba en un club de segunda división, de los Barrios Altos de Lima, llamado Atletico Lusitania, fundado el 18 de octubre de 1922 en el jirón Coronel Zubiaga 661. Dejó el fútbol cuando contrajo la tuberculosis. Se cuenta que nuestro personaje era tímido con las mujeres y que sus amigos se preguntaban cómo la habría cortejado a su esposa, Hermelinda.
Cuando se sintió enfermo, Pinglo dejó un tiempo los Barrios Altos para no contagiar a su esposa y también para frecuentar La Victoria y el Callao, lugares donde dejó escuchar su inspiración. La tuberculosis, algunos dicen que sífilis, lo venía acompañando periódicamente desde el año 1928. A comienzos del año 1936 la enfermedad experimenta un recrudecimiento y Pinglo fue internado en el Hospital Dos de Mayo, en la Sala Odriozola, o de Santo Toribio, cama 27. Al enterarse que su mal no tenía cura, nuestro vate, solicitó su alta el 27 de abril de ese año. Luego se dirigiría a su domicilio ubicado en la calle Penitencia, actual Jirón Paruro 232, en los Barrios Altos.
Durante los primero años del siglo XX empiezan a llegar a Lima nuevos géneros musicales como el foxtrot, one-step y el tango, que desplazaban a nuestra incipiente música criolla que, a su vez había sido originalmente influenciada por la zarzuela y la jota aragonesa. En esas circunstancias aparece el genio de Felipe Pinglo Alva para darle impulso y revalorar nuestra música criolla que, por cierto, nació limeñísima.
Jose Maria Arguedas dijo que "Felipe Pinglo les enseñó a los limeños a querer su música". El amauta andahuaylino no faltaba a la verdad. Ahora nos toca a los limeños y a los peruanos de otras regiones, que viven en Lima, revalorar, respetar y difundir la música limeña, criolla por antonomasia.
El año 1953 el cine mexicano llevó a la pantalla grande una película inspirada en la canción, ''Luis Enrique, el plebeyo'', de Pinglo: la canción fue el marco musical y la trama de amor entre una dama aristocrática y un trabajador minero. Los roles fueron protagonizados por Raúl Martínez en el rol de Luis Enrique, 'el Plebeyo'. Rosita Arenas en el rol de Virginia, la aristócrata. En la película también se difundieron los valses ''Nube Gris'' de Eduardo Márquez Talledo y ''Estrellita del Sur'' de Felipe Coronel Rueda.
En los Barrios Altos todavía se organizan veladas y serenatas en homenaje a Pinglo. Alguien ha dicho que allí se quiere y se respira a Pinglo. Ese mensaje debe correr por todo el Perú y Nuestra América.
El bardo inmortal, Felipe Pinglo Alva falleció el 13 de mayo de 1936, a los pocos días de haber sido dado de alta del Hospital Dos de Mayo. Sus restos se encuentran en el Cementerio Presbitero Maestro.
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