Brigada Henry Revee merece el Nobel.

Por Jorge Aliaga Cacho
Sociólogo graduado con honores por la Universidad de Glasgow.

Brigada Henry Revee llega a Lombardía, Italia.

La media capitalista ya no puede ocultar lo que Cuba puede enseñarle al mundo en materia de salud y, particularmente, sobre el control de enfermedades en tiempos de pandemia. El terreno más claro para demostrar la eficacia de la medicina cubana, a nivel mundial, fue a comienzos de este siglo en países tales como: Guatemala, Pakistán, Indonesia y Haití, los mismos que fueron castigados por desastres naturales que revelaron la crítica situación en la que se encontraban los sistemas de salud pública de esos países, sin fondos económicos ni personal médico suficiente para neutralizar las crisis de estas naciones.

En medio de los desastres naturales que provocaron inundaciones y escombros, apareció la luz de la solidaridad humana representada por un equipo de médicos cubanos especializados en control de desastres y epidemias. Los profesionales de la tierra de Martí llegaban a esos países para apoyar a la incipiente provisión de servicio de salud que brindaban los organismos locales.

Ya el diario británico ''The Guardian'' reconocía, en ese entonces, que lo demostrado por los médicos cubanos era: 'una historia de solidaridad médica sin precedentes por parte de un país en desarrollo que pocos medios de comunicación recogieron, hasta ahora'.

La Brigada Henry Reeve fue establecida el año 2005 por más de 1,500 profesionales de la salud cubanos capacitados en medicina de desastres y contención de enfermedades infecciosas. El equipo médico surgió bien equipado con medicamentos y equipos esenciales y estaba preparado para ir al auxilio de algunas regiones de EE.UU., devastadas por el huracán Katrina. El ofrecimiento humanitaria de Cuba, tal como lo ha hecho en la reciente pandemia del Covid 19, fue rechazada por el gobierno de los EE.UU., en aquel entonces presidido por Bush. El imperialismo está preparado para irradiar odio a Cuba, incluso ocasionando la muerte de sus propios ciudadanos como se ha demostrado recientemente, con el Coronavirus, en ciudades como: Nueva York, Nueva Jersey, Michigan, California y Louisiana, donde los médicos cubanos pudieron haber ayudado a salvar vidas si Donald Trump hubiera aceptado la ayuda médica cubana. Caso contrario fue, por ejemplo, el gobierno italiano que sí aceptó la solidaridad de la Brigada Henry Reeve que subsecuentemente ayudó a controlar la pandemia en dicho país y, como resultado, recibió el agradecimiento de la población italiana con aplausos y muestras de cariño en las calles de Lombardía. O como lo expuso Stefania Bonaldi, alcaldesa del municipio de Crema, la más afectada por el virus: ''Fuimos náufragos y nos socorrieron sin preguntarnos el nombre ni la procedencia. Tras meses de luto, angustia y dudas ahora vemos la luz". Esa es la verdad, ese es el espíritu de la actuación humanitaria de estos profesionales de la salud guiados por la memoria de Fidel y el actual ejemplo y dirección de Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel. 

El imperialismo a través de sus agentes en la media neo-liberal oculta la verdad. Y para esto mienten y cuando les conviene callan. Agentes que, como lo he manifestado muchas veces, se encuentran muy cerca de nosotros, asolapados, ocultando maliciosamente sus planes para defenestrar cualquier triunfo del ejemplo socialista cubano.

Y mientras que las Naciones Unidas pide a los países del mundo mayor contribución económica para combatir la crisis pandémica, el gobierno de los Estados Unidos se niega, como siempre, a socorrer al mundo. A diferencia de Cuba, como nos ha acostumbrado, siempre lista con su mano solidaria, poniendo a sus médicos en los suelos más necesitados del mundo. 

El gobierno de los Estados Unidos queda cada vez más en el ridículo con respecto a su conducta frente a Cuba. El gobierno de Díaz-Canel le ha enseñado al imperio la forma como debe protegerse la salud de las poblaciones. Lamentablemente, el imperio no aprende. La estrategia de la medicina cubana es preventiva y se basa en la comunidad. Cuba, un país pequeño de tan sólo 11 millones de habitantes, ha logrado para su pueblo un servicio de salud que no tiene nada que envidiar a las naciones más desarrolladas del mundo. Por el contrario EE.UU., un país 'gigante' con más de 320 millones de habitantes, se hunde en el lodo cuando se trata de la salud y los derechos humanos. El pueblo estadounidense ha sido testigo de ello durante los sucesos que provocaron el asesinato de George Floyd. Todo parece indicar que el imperialismo tiene poco tiempo de vida. Ahora todo depende de como ganamos conciencias a favor de un sistema humanitario, democrático y socialista.

La Brigada de Médicos Cubanos Henry Reeve ha ganado el apoyo de los pueblos del mundo para que a esta le sea concedida el Premio Nobel.

Sus méritos para recibirlo no solamente son las acciones realizadas durante la pandemia del Corona virus, Covid-19. Ya mencionamos un número de países en los que depositaron anteriormente su ayuda humanitaria. A ellos debemos agregarles: Sierra Leona, Guinea, Liberia. Más de 60 países conocen de su humanismo, incluidos el Perú, China y agreguemos a Angola, Arabia Saudita, Argelia, Argentina, Bahréin, Burkina Faso, Bolivia, Brasil, Cabo Verde, Catar, Chad, Congo, Dominica, Eritrea, Esuatini (Suazilandia), Etiopía, Gambia, Ghana, Granada, Guatemala, Guinea Conakry, Guinea Ecuatorial, Guyana, Jamaica, Kenia, Kuwait, Mauritania, Mongolia, Mozambique, Nicaragua, Níger, República Dominicana, Sudáfrica, Tanzania, Timor Leste, Trinidad y Tobago, Turquía, Uruguay, Venezuela, Vietnam, Zimbabue, etc.

La maldad imperialista sigue su curso diseminando mentiras pero, como dice el adagio chino 'no se puede tapar el sol con una mano'.

Recientemente, en el ''Washington Post'', el 7 de abril del presente año, el plumífero imperialista Abraham Jiménez Enoa, trata de desprestigiar a Cuba aduciendo que: ''la medicina cubana se ha convertido en un gran negocio''. Este sirviente del imperio, oculta con la mentira el verdadero negocio criminal realizado por cientos de miles de clínicas privadas capitalistas, alrededor del mundo, como se ha demostrado en los Estados Unidos, al comprobarse la triste y dramática realidad de los enfermos que, al acercarse al las clínicas privadas capitalistas, recibían como bienvenida la pregunta: ¿La plata o la muerte?

Esta realidad hace que los pueblos del mundo aprecien la desemejante política de Cuba y por ello apoyan se conceda el Premio Nobel a los brigadistas cubanos.

Pero al mismo tiempo es imperativo redoblar los esfuerzos e insisitir para que, de inmediato cese y, se levante el bloqueo criminal imperialista impuesto a la hermana república de Cuba, dignísima república de Nuestra América.