Por Godofredo Garay, escritor argentino.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN HOY.SE JUNTA EL CIELO CON LA TIERRA Y LOS HUMANOS CON DIOS
Con la peste que nos azota,
una luz roja se encendió en el mundo,
y a fuerza de dolor descubrimos,
que tenemos nobles sentimientos y también inmundos.
Que nuestro enemigo se llama YO
y que maneja nuestra mente,
que a veces nos da alegría y otra nos revuelca.
Pero también tenemos un lado bello, el corazón, que cuando lo tocas,
nos hace sentir un cosquilleo.
En esta ambivalencia vamos destruyendo todo: el mundo, familia, amistad... no queda casi nada,
a veces por lo que hacemos y otras porque dejamos hacer,
son nuestros temores y ambiciones que no nos dejan ver.
¡Dios mío esto es en serio! Y tengo miedo,
mi corazón arremete, pero está cansado
y mi mente se esconde y no escucha mis llamados.
No sé a quién acudir ni a dónde ir,
me siento en un desierto oscuro y en densa soledad.
Gruesas lágrimas escapan de mis ojos,
que brotan en mi corazón en amargura,
y traspasan lo humano con holgura,
escapando de mi alma con ternura.
Los poderosos del mundo finjen culparse y,
con velada soberbia buscan asombrar al mundo
de su poder y su grandeza,
sabiendo que nada es bien habido.
Y que si Dios quiere lo voltea de un soplido.
...Cuando escucho al oído una voz que me dice:
"No sufras más hijo mío, he venido a ayudarte,"
"no te sientas perdedor porque hoy ganaste," "has nacido de nuevo y mi amor lograste,"
"escuché tus ruegos y sentí tu arrepentimiento sincero."
"Ahora ayúdame a rescatar a otros hombres del encierro,"
"este mundo se tornó imposible, es necesario uno mejor,"
"y para esto es necesario sacar el aguijón."
Por eso es que siento y creo que esto es sólo un sacudón,
que Dios nos llama a reflexión,
nos quitará toda venda del ojo del corazón,
para que podamos decidir en conciencia,
el camino de la muerte o de la salvación.
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