Por Julio R. Villanueva Sotomayor
El 29 de julio de 2019 escribí una nota y cuyo título era: “Martín Vizcarra, ¿cruzó el Rubicón?”. Lo puse entre signos de interrogación porque “uno es el dicho y otro es el hecho”. Han pasado 383 días (1 año y 18 días) y la pregunta y sus respuestas están más latentes que el sol y sus ocasos. Brillan algunas veces, se oscurecen, otras. El río Rubicón está ahí, entre la molicie y el cambio. Vizcarra quiere cruzarlo para hacer historia, pero se detiene en pausas y dudas prolongadas, está buscando el tiempo; pero el tiempo corre y parece esquivo, le va venciendo porque los días y las horas son aprovechados maquiavélicamente por los “Mamani – pompeyanos” y los “Múlder – crasianos”. Estos, “dueños del tiempo”, pueden todavía usar tinterilladas o postergar las reformas políticas y el anhelado adelanto de elecciones a las “calendas griegas”. El enfrentamiento es de poder a poder. No es con los ejércitos ni las armas de Cayo Julio César, Gneo Pompeyo Magno y Marco Licinio Craso, 49 años a.C., época en que la oligarquía romana había fracasado en su primer ensayo de gobierno, el triunvirato. Ahora, y en el Perú, los modernos adláteres usan otras armas, otras herramientas heredadas también del mundo greco-romano: las leyes, sus reglamentos, el derecho y otras normas y, lo curioso, es que cada bando cree que le asiste la razón. Entre tanto, el Perú está estancado, abandonado, con su tradicional paludismo, su abulia histórica. ¡Ya es tiempo que Martín Vizcarra cruce el Rubicón! El pueblo ya no quiere engaños, es hora de actuar para establecer una verdadera república que pueda ser paradigma en esta parte de la tierra. Use, ¡señor presidente!, las armas de la gobernabilidad democrática. Mucho tiempo se está perdiendo con los modernos “pompeyanos” y “crasianos”. Ellos no quieren perder sus privilegios, tampoco dejar el poder. Entregue ese poder al pueblo que sueña con quebrar las trabas de la corrupción, que sueña con quebrar el espinazo de la
delincuencia, que sueña con eliminar las organizaciones criminales y las mafias, que sueña con romper las argollas políticas, que sueña con tener un gobierno que sintonice con sus ideales, que sueña con un gobierno que atienda sus necesidades, que sueña con derrotar los intereses de grupo, los lobby y los negociados, que sueña en convertir al Perú en un país donde la vida sea digna, donde valga la pena vivir. Haga caso a la historia y ella, “la maestra de la vida”, os reconocerá y consagrará en sus páginas más hermosas.
Martín Vizcarra |
delincuencia, que sueña con eliminar las organizaciones criminales y las mafias, que sueña con romper las argollas políticas, que sueña con tener un gobierno que sintonice con sus ideales, que sueña con un gobierno que atienda sus necesidades, que sueña con derrotar los intereses de grupo, los lobby y los negociados, que sueña en convertir al Perú en un país donde la vida sea digna, donde valga la pena vivir. Haga caso a la historia y ella, “la maestra de la vida”, os reconocerá y consagrará en sus páginas más hermosas.
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