Por Jorge Aliaga Cacho
Cortejo fúnebre de Florencio Aliaga, el primer mártir en la lucha por la ''Jornada de 8 Horas''. |
La historia del 1° de mayo es la historia de las luchas de los trabajadores. Hoy, 'celebramos' lo que queda de su capacidad sindical para organizar, educar, y presionar para arrancar al patrón sus más sentidas demandas.
Los trabajadores miran más allá de los intereses personales y eso es lo que constituye la esencia de este día. En el Perú, la historia de Florencio Aliaga, olvidado mártir obrero, nos muestra un poco de esto en el siglo pasado.
Florencio Aliaga, murió un 19 de mayo de 1904 y, fue enterrado con un pabellón nacional sobre su féretro, rodeado de una multitud de compañeros obreros. Aliaga, (de 36 años de edad) del sindicato de panaderos, era jornalero en el Callao, cuando fue asesinado por un disparo de las fuerzas represivas que le impactó la pierna derecha y acabó con su vida al día siguiente. El atropello se produjo en instancias en que él y sus compañeros obreros, se enfrentaban a la represión en el Callao. Los trabajadores del puerto pedían una jornada de 8 horas de trabajo. En 1904, los trabajadores chalacos se organizaron y decidieron iniciar una huelga. Sus reclamos eran bastante básicos, nada radical ni inalcanzable; pero la empresa, respondió que era imposible mejorar las condiciones de trabajo. Entonces, el día 6 de mayo, junto a los trabajadores de fábricas aledañas, el Gremio de Jornaleros del Callao decide paralizar el puerto del Callao exigiendo sus demandas. La policía ya los había amenazado: 'si asumían una actitud de desorden la autoridad respondería con firmeza y sin miramientos', les dijeron.
Sin embargo, con valentía y determinación, la huelga continuó durante días; en los cuales los obreros jornaleros del Callao, organizaron sociedades de apoyo mutuo, ollas comunes, y un fondo de huelga para apoyar a aquellos que no podían sostenerse sin cobrar el jornal. Esta medida de lucha, pasó de la resistencia a la acción el día de la muerte de Aliaga, el 19 de mayo.
La acción se inició cuando algunos obreros abandonaron la huelga convencidos por unos centavos de aumento que había ofrecido la patronal. Entonces, la policía, en gran número, encontró una excusa para hacer su aparición en el puerto.
El hambre y la necesidad, o la falta de conciencia de clase de estos obreros, le dieron la espalda a la organización, y a la huelga; sin darse cuenta del momento histórico que vivían. La acción de la policía, al igual que hoy, fue violenta contra los trabajadores. Aliaga y sus compañeros decidieron, entonces, continuar con la medida de fuerza. No está claro, como se inició el enfrentamiento. Pero lo cierto es que la policía atacaba con armas de fuego y sables, mientras que los obreros se defendían con piedras y palos, una imagen muy familiar hasta hoy en día.
Fue en ese trance, en la calle Manco Cápac del Callao, que cayó abatido con herida de bala, el hombre joven, Florencio Aliaga, un obrero del que no sabemos casi nada, no conocemos sus ideas ni su programa, o si tenía solo la necesidad y la solidaridad de clase obrera. Sin embargo, solo con su muerte la huelga del Callao de 1904 encontró solución. Se firmó un pacto entre los huelguistas y las autoridades, los últimos tuvieron que ceder luego de la huelga y la represión policial. Hoy, 121 años después, los pactos que resuelven los conflictos sociales siguen firmándose con la tinta-sangre del trabajador.
El 1° de mayo de 1905 las calles de Lima se vistieron de rojo, “por primera vez en esta tierra, el 1° de mayo desfilaron, ante las autoridades absortas, centenares de parias cobijados bajo el estandarte rojo”, decía un periódico sindicalista de la época. Hoy 1° de Mayo, levantemos las banderas rojas, compañeros, como la sangre del mártir obrero, Florencio Aliaga.
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