Westminster, Londres. |
Por Jorge Aliaga Cacho
La visita de Donald Trump al Reino Unido fue recibida con una masiva protesta en Londres.
Cada vez están quedando más claras sus maniobras injerencistas en la política de otros países, como lo ha hecho en Bretaña, también se hace clara su posición ambigua, engañosa, frente al Kremlin, sin descontar su actitud burlesca sobre el encuentro con el líder norcoreano. Opinólogos han manifestado el efecto desestabilizador de las maniobras conductuales de Trump y sus mensajes verbales que han recibido el repudio de la opinión pública internacional. El día de ayer el pueblo británico lo rechazó en Londres y puso sobre el cielo de Westminster, un barrio céntrico de Londres, un globo gigante con la figura del 'bebe Trump' como símbolo de escarnio público.
Las acciones desestabilizadoras por parte del político yanqui son deliberadas y las ha empleado a lo largo de su actividad presidencial. Algunos la llaman la retórica de la desestabilización que no es otra cosa que una táctica que han venido implementando los grupos supremacistas y nacionalistas blancos, neonazis, neofascistas y otros grupos ultraderechistas en toda Europa.
Con esta táctica confunden a sus oponentes políticos para forzarlos a pasar al terreno defensivo: distraen a la audiencia de los problemas reales que los afecta, con la elaboración de ataques personales, conductas erróneas y provocación.
Es importante para quienes se dedican al arte de la política, articular formas para contrarrestar este nuevo lenguaje del imperialismo.
Ahora esperemos y veamos que tipo de conducta y mensajes llevará el indeseable Trump al encuentro que sostendrá con su homólogo ruso, Vladimir Putin. todo esto dentro del marco de un ping pong de sanciones económicas entre China y los Estados Unidos. Por su parte la vocera laborista, Emily Thornberry, manifestó que la conducta de Trump ante la Primer Ministra británica, Theresa May, fue "extraordinariamente grosera".
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