"¿Quién eres? ¿Eres un Dios?
No, respondió el buda.
¿Acaso eres un mago?
Insistió de nuevo el hombre.
No, respondió de nuevo.
¿Eres un humano?
No, respondió nuevamente.
Entonces, ¿quién eres?
Soy un ser despierto."
Renacida
Por Beatriz Casaus
Dulces aguas se mecen,
aquellas lejanas de mí.
En vez de vivir, me vivo
y en vida siento que es cierto ser real.
A veces he escapado a la tentación de caer
como un pequeño árbol en la tormenta.
Pero solo los pequeños se hacen grandes
y solo los grandes alcanzan a tocar el cielo.
Se despejan las mareas a regañadientes,
no quieren dejar su existencia bizantina en mí.
Es la vida que ahora me encuentra
y me da la bienvenida.
He estado perdida por tanto tiempo
que no tenía memoria de quién era.
Hablan, esas sombras a mis espaldas
tratando de convencer a los ilusos sin fe.
Se creen merecedores de una realidad cambiante.
No hay nada que pueda frenar mi misión
ahora que sé que existo
y he superado a la nada.
Caen sombras y crecen luces alrededor.
Nada vuelve que no haya sido creado antes,
por lo tanto, siempre he existido,
pero antes no lo sabía.
Vivo la bendición de ser un ser creado
que ha despertado.
He sido llamada a vivir
y ahora vivo para vivir.
Tan sencillo que es lo más difícil.
Las luces han volado sobre los mares
y han sido testigos de una nueva tierra.
Allá vamos sin demora y no hay regreso.
La luz no se creó para iluminarse
a sí misma tanto o más,
sino que permite verse
a través de sus múltiples ojos.
Los que hemos despertado
sabemos el camino a casa.
Dulces aguas se mecen,
aquellas lejanas de mí.
En vez de vivir, me vivo
y en vida siento que es cierto ser real.
A veces he escapado a la tentación de caer
como un pequeño árbol en la tormenta.
Pero solo los pequeños se hacen grandes
y solo los grandes alcanzan a tocar el cielo.
Se despejan las mareas a regañadientes,
no quieren dejar su existencia bizantina en mí.
Es la vida que ahora me encuentra
y me da la bienvenida.
He estado perdida por tanto tiempo
que no tenía memoria de quién era.
Hablan, esas sombras a mis espaldas
tratando de convencer a los ilusos sin fe.
Se creen merecedores de una realidad cambiante.
No hay nada que pueda frenar mi misión
ahora que sé que existo
y he superado a la nada.
Caen sombras y crecen luces alrededor.
Nada vuelve que no haya sido creado antes,
por lo tanto, siempre he existido,
pero antes no lo sabía.
Vivo la bendición de ser un ser creado
que ha despertado.
He sido llamada a vivir
y ahora vivo para vivir.
Tan sencillo que es lo más difícil.
Las luces han volado sobre los mares
y han sido testigos de una nueva tierra.
Allá vamos sin demora y no hay regreso.
La luz no se creó para iluminarse
a sí misma tanto o más,
sino que permite verse
a través de sus múltiples ojos.
Los que hemos despertado
sabemos el camino a casa.
Beatriz Casaus 2020 ©
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