Por Jorge Aliaga Cacho.
Existen acciones de protesta que hacen historia y algunas que desgastan las pocas energías de reserva que guardan los trabajadores. Me parece que es importante también fortalecer la energía popular, saber emplearla, dosificarla en grandes, bien pensadas y coordinadas acciones. En el siglo pasado las marchas, las huelgas, eran más envolventes, comprometían el accionar del pueblo y la opinión pública. Era el tiempo del periódico y la radio pero también era el tiempo del volante, de las pintas y de "Radio Bemba", que mantenían informado al pueblo agigantándose en sus limitaciones. Era tiempo de organizaciones sindicales sólidas, unidas, fraternas, solidarias: dirigentes políticos con ethos revolucionarios. Estos factores eran indispensables para el accionar de las organizaciones gremiales que se formaban en las fábricas de todas las industrias, el comercio y sus pares de servicios. Pero también estaban en la acción, y con gran importancia, los campesinos, los estudiantes, los pobladores barriales y hasta lo mejor de la intelectualidad y los artistas. Y en la década de los años setenta también abarcaría este accionar a los trabajadores estatales.
Un paro nacional que hizo historia, en el Perú por ejemplo, fue el paro del 19 de Julio de 1977; fue una acción de lucha que paralizó al país y tuvo como resultado la caída del presidente traidor Morales Bermudez que, con su golpe de estado, había empezado a revertir las reformas sociales alcanzadas durante el régimen patriota del general Juan Velasco Alvarado. Esas eran otras épocas. Con Morales Bermudez vino el proceso de reversión. Luego el Perú con Fujimori experimentaría el cierre de industrias, la venta de empresas del Estado, la privatización de otras. Y con ello vino el debilitamiento de la estructura sindical que se veía así misma reducirse en número, paulatinamente.
Esta realidad nos enseña que para mantener el nivel de presión en la lucha, la clase trabajadora, la clase explotada, tiene que re-actualizar sus métodos de lucha. No creo que la energía y resistencia de lucha en el seno de la clase trabajadora haya desaparecido sino, más bien, lo que ha desaparecido es la creatividad de sus líderes para saber plantearse esa lucha: erróneas tácticas y peor aún carentes de una estrategia. Parafraseando a Marx cuando dijo: “El molino de viento te da sociedad con el señor feudal; El molino a vapor, la sociedad con el capitalista industrial ”, nosotros podríamos decir que para cada uno de esos resultados, como también para la sociedad neo liberal, se tiene que aplicar particulares métodos de lucha. Allí esta el detalle, diría "Cantinflas".
La salida está en cómo se forja la unidad con todas las fuerzas oprimidas de la sociedad, cómo se organiza y articula el movimiento laboral con el movimiento barrial, sectorial, regional. Y sobre todo crear sus propias reglas de juego, no jugar con las reglas de juego de quien es dueño de la pelota y dueño de la cancha. Esto implica también enfrentar y confrontar los ataques de enajenación mental que produce el sistema dominante para neutralizar, despedazar y constantemente idiotizar a los individuos de la sociedad en la cual vivimos. Para llevar adelante acciones de liderazgo sindical se reclaman líderes probos. En una sociedad corrupta, como la peruana, todo está infecto; tanto las organizaciones gremiales del empresariado, como podrían también estarlo los gremios de los trabajadores. Por ello es indispensable tener en consideración, en las luchas del tercer milenio, una exhaustiva auditoria, auspiciada por los propios trabajadores, a todas las organizaciones sindicales que los representan. Buscar transparencia en la conducta, transparencia en la acción y desde luego en la documentación. Ya no es saludable, por ejemplo, ver a un dirigente sindical sentado en una silla de dirección gremial por más de medio siglo. Ello es falta de respeto a las nuevas generaciones y como lo diría el maestro Gonzáles Prada, deja un tufo pestilente. El amauta José Carlos Mariátegui ya nos dejó las pautas para avanzar: sus enseñanzas de frente único, su llamado a la unidad. Muchos enemigos de los trabajadores, particularmente de las tiendas amarillas del aprismo, no concuerdan con dicha unidad de clase, pues para ellos, de existir una unidad, esta sería teniendo como aliado a los empresarios que defienden los intereses del imperialismo.
El día de hoy hubo una marcha por la calles de Lima. Los trabajadores convocados por la CGTP denunciaron la política nefasta del gobierno pro patronal de Vizcarra, la marcha debió expresar mejor su solidaridad con los comuneros asesinados en Fuerabamba, eso hubiera sido lo justo. No fue una marcha multitudinaria pero tampoco fue una marcha menor. Lo que se vio hoy en Lima fue, sin embargo, la semilla de lo que podría ser una gran resistencia popular. La misma que no debe verse solamente desde el terreno sindical, sino que también desde el ángulo barrial, regional, estudiantil, etc., y sin olvidar que además de trabajadores también somos consumidores y tenemos que enfrentar al imperialismo allí donde se encuentre. Y una manera de combatirlo es también saber seleccionar, decidir, en el spot market. Una dada selección de insumos, para producir otros bienes, podría influir en mayor o menor forma al resultado de nuestra dependencia económica. Dicha selección llega hasta nuestras costumbres dietarías y hasta la misma moda que seleccionamos que nos identifica cada vez más con la cultura del opresor.
Empezaba esta nota afirmando que existen acciones de lucha que hacen historia y las mismas son de diversa índole. La acción de lucha de las sufragistas en los Estados Unidos, por ejemplo, cuando un 20 de junio de 1917, aprovechando la visita de una delegación rusa a la Casa Blanca, denunciaron el carácter anti democrático del gobierno de los Estados Unidos. 200 sufragistas fueron detenidas pero esa lucha hizo que el presidente Wilson diera su brazo a torcer y les concediera el voto, consagrando el mismo en la Constitución de dicho país al año siguiente.
Otra lucha que concitó la admiración popular fue la caminata que por el lapso de 23 días hiciera Gandhi en la India. Esta caminata empezó el 12 de marzo de 1930. Sus 390 kilometros de recorrido fueron convertidos en marco de sus denuncias contra el imperio Británico. Como resultado desencadenó la primera ola de desobediencia civil a la que se unieron miles de jóvenes durante su recorrido.
Una protesta que no podemos dejar de mencionar es la de los disturbios ocurrido en Soweto, Johannesburgo, Sudáfrica. Hecho histórico ocurrido el 16 de Junio de 1976, los estudiantes del barrio negro de Soweto salieron a protestar a las calles lo que trajo como resultado la abolición del Apartheid en dicho país. El gobierno sudafricano había promulgado una ley que obligaba a que la enseñanza se realizara en la lengua afrikáans. El gobierno supremacista asesinó a cientos de jóvenes en esa contienda que significó el comienzo de la lucha organizada contra el Apartheid y finalmente su derrota. La lucha fue liderada por el "Congreso Nacional Africano", el cual estaba integrado por el Partido Comunista de Sudáfrica. El líder de esta lucha fue Nelson Mandela.
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