Por Patricia Rojas
El teléfono dejó de sonar,
en el momento mismo de la vorágine de recuerdos
cayó la última hoja del invierno.
¡Ay como duele tu ausencia!
y quedó el café negro perdiendo su calor .
Me dejaste inmersa en aprendizajes,
en letras que compartimos,
y en la dulzura que hablaba tu mirada
me dijiste adiós sin lágrimas.
Te soñé en la caída de una pluma,
de esas que dejan los poetas,
los bohemios como tú
y en la simpleza de tu ser
me volví ausente del cielo por un rato,
quedando tus anteojos y papeles
sobre aquel, libro sagrado…
¡Ay como duele tu ausencia!
pero en la presencia,de tu libro
de tus palabras,de tu inteligencia,
ahí quedaste dibujado.
Cayó la última hoja del invierno,
y duermen amanecidos tus recuerdos,
y espero a la misma hora,
el sonido del teléfono.
Patricia Rojas-del libro Otoño
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