José "Pepe" Mamani, Juez de las Suprema Corte Jujeña, apoyó el vaso con vino en la mesa ratona. Se tiró en sun mullido sofá y se dispuso a mirar el noticiero de la media noche en el canal local. Disfrutaba de la paz de su casa, sin mujer, hijos, nietos, mascotas. Todos habían partido a la casa de Yala para pasar el fin de semana y como él tenía asuntos bravos y pendientes, decidió quedarse en la ciudad - "capaz que vaya el domingo...en realidad no tengo ganas de aguantar a nadie..." -pensó. Sonrió y tomó un generoso trago. Hizo chasquear la lengua contra el paladar, le gustó el ruido. "Ah...no hay nada como el vino tinto... de caja". Lanzó una carcajada imaginando el gesto de desagrado de su mujer y sus eternas palabras, "...pero che... como vas a tomar vino de caja...déjate de joder..." y remataba con "qué van a decir nuestros amigos..." Ella no podría nunca entender que ese sabor lo llevaba a otra época, a otra situación, a una parte de su vida que quisieron borrar pero no pudieron. Por eso, delante de ella -gente de alta sociedad no como él que venía de abajo-de sus amigos y colegas, tomaba whisky y él...¡ODIABA el whisky! Sus íntimos sabían de su gusto por el tinto, así que siempre caían con algún Malbec de regalo, nadie se hubiera atrevido a traer una cajita de Toro, cosa que hubiese agradado al juez. La única que lo entendía y compartía ese gusto era la vieja Zulma, su cocinera de toda la vida, en realidad era la mujer que lo terminó de criar, cuando era un changuito y los patrones se lo pidieron al Tata para que sirviera en la finca como mozo de mano. Zulma era la que le limpió los mocos y secó sus lágrimas. Por eso una vez que su situación cambió la trajo a su casa y era como la abuela de sus hijos, además de cocinera, consejera y compañera incondicional de los vasos de Toro tinto. Los recuerdos se agolparon y el juez se sirvió más vino y se olvidó que quería ver el noticiero. Entregado estaba al deleite y disfrute del líquido en su boca, cuando una imagen en la pantalla lo sacudió. Buscó el control y aumentó el volumen. El locutor decía que "El exitoso hombre de leyes Luis Medina Campos, falleció victima de un ataque cardíaco..."El vaso cayó haciéndose añicos. Sonó su celular, era su esposa para avisarle que la familia regresaba "por la tremenda desgracia de Luisito"..."Tiró el celular y se sentó". "Este hijo de puta seguro que se garchó una mina por eso le dio el ataque...le dije que se cuidará, que después de...hijo de puta..."Esas otras elucubraciones lo tenían ensimismado cuando sonó el teléfono de su estudio. Se levantó pesadamente "qué raro, nadie llama al fijo" y se acordó que había tirado su celular cuando su mujer intentó consolarlo. Atendió, era un colega quien le informaba que Luisito había tenido una descompensación en el cabaret del turco Kerem, que había sido atendido casi de inmediato pero que llegó muerto al hospital. El colega le dijo que para evitar un escándalo familiar y político disfrazarían los hechos, dijo estar de acuerdo y colgó. "Qué pelotudo...bueno que se cague por boludo..." mientras pensaba las lágrimas bañaban su rostro y un profundo dolor se apoderó de su cuerpo. Un torrente de imágenes desfilaron ante sus ojos y como en una película se vio flaco y piojoso delante del "niño" Luisito, cuando su Tata lo llevó a la casa grande, allá en la finca. Quedó bien clarito que desde ese momento tenía que obedecer en todo al "niño" y que desde ese instante era su mozo de mano. Él no entendía que significaba, entonces don Luis le explicó que había tenido el "privilegio" de ser elegido como "protector" del "niño Luisito" y que debía ir con él a todos lados, entendiéndose que TODOS LADOS incluía la escuela. Desde ese día se convirtió en la sombra del "niño" Luis. Soportó sopapos, retos, gritos por complacer y tapar al "niño", quien cuando se le antojaba o estaba aburiido, le decía. "Uds. los indios nacieron para servirnos a los blancos, quiero bajarme del sillón -o de donde estuviera" -e inmediatamente debía onerse en cuatro patas con los brazos en el piso, a manera de escalón, para que el "niño" pisará su espalda y "bajara" de donde estuviera. Y todos reían de la ocurrencia del blanco. Una vez que terminaron la secundaria, el "niño" decidió ir a estudiar a Córdoba, obviamente que Pepe también tuvo que hacer sus maletas y también tuvo que estudiar abogacía "boludo, vos estudias con mis libros, nos recibimos y cuando volvamos a Jujuy, te busco una mina, te casás y chau esclavitud..."..."boludo querés oler mis pedos toda la vida?" esos y otros argumentos convencieron al joven Pepe y decidió estudiar mientras el "niño" se divertía a lo grande. El lo acompañaba, lo cuidaba y le hacía los trabajos para la facultad. Se recibió antes que el "niño" pero no pudo volver a la provincia hasta que el "niño" no tuvo su título bajo el brazo. Muchas veces Pepe sintió ganas de matar al "niño", pero jamás encontró fuerza ni siquiera para defenderse de todas las atrocidades de las que era objeto. Recibidos y adultos, Pepe seguía llamándolo "niño" Luis, éste seguía con su letanía "Pepe serás juez, pero uds. Los indios nacieron para servir a los blancos..." e inmediatamente el terrible e incorruptible juez José "Pepe" Mamani, se ponía de cuatro patas a los pies del "niño Luis". "Era un terrible hijo de puta...pero lo quería, lo quiero...si hasta me buscó mujer..." y las lágrimas cayeron. El juez nunca podría olvidar cuando el "niño" le dijo "escúchame Pepito -cuando usaba el diminutivo era para pedirle algo roso -llegó la hora de que asientes cabeza y te cases..." el entonces joven abogado, quedó petrificado. No estaba en sus planes casarse, no por el momento. Cuando se enteró quien era la "candidata" casi se desmaya. Era ELLA, la mujer que había amado en silencio por años, a la que le había dedicado miles de poemas, a la que más de mil veces tuvo que desvestir y acostar porque ella no podía hacerlo de la borrachera que tenía...ella. El "niño" explicó que la fulana había tenido una vida "disipada" -como si él no supiera de las andanzas de la damita y "ahora vuelve a Jujuy con el título de licenciada en artes y que...¡Bueno! estaba preñada y que el autor del hecho se había borrado, por lo tanto alguien tiene que sacar la cara por ella y...como vos estás loquito por ella...me parece que todo está bien..." Se lo dijo de un tirón y con la convicción que aceptaría. Pepe se había quedado sin saliva y estaba a punto de sufrir un ataque. Entonces el "niño" le aclaró que ella estaba de acuerdo porque "es un inteligente e instruido". Años más tarde, se enteraría que ella aconsejaba a sus alumnas del profesorado "chicas hagan como yo, reviéntense como cohete, después se casan con un originaario y ¡ya está! Y le dijeron que estallaba en carcajadas. Pepe siempre supo que ahí no encontraría amor, pero si una vida ordenada, aburrida, posición social acomodada -su suegro tuvo mucho que ver para que llegara a juez...yo lo más hermoso que Dios le concedió: cuatro hijos sanos, lindos, inteligentes, ahora profesionales. El mayor y su orgullo, abogado como él y clarito como su mamá, los otros tres contadores-morenitos como él, "a estos les gusta la plata más que comer" -pesnsó y se sirvió más vino. "Todo lo que soy se lo debo al "niño Luis", siempre él...me cacho en diez...y...¿ahora?" Volvió al living, buscó su celular y habló con su mujer. Buscó una fina copa, se sirvió vino y brindó por el amigo muerto.
Nota:
Gladys Tapia es una escritora argentina, nacida en Ledesma. Su cuento "El juez", obtuvo el primer puesto en los Juegos Federales Evita. Gladys Tapia vive en Jujuy y es integrante de "Jujeños Autores", un importante referente para las letras y artes de la Argenina.
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