Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
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jorgealiagacacho@hotmail.co.uk
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http://www.jorgealiagacacho.com/

20 de abril de 2018

Escuché a alguien...

Arturo Bolívar Barreto
Por Arturo Bolívar Barreto
Autor del libro "Gotita".
(Una pincelada de su facebook).
ESCUCHÉ A ALGUIEN contar que, estando de visita por EEUU, tuvo un problema de salud: apendicitis. Sin más remedio acudió a un establecimiento médico. Luego de la operación la factura fue de… 34 mil dólares. No sé cómo hizo, de lo contrario él pasaba a ser el criminal. Pensaba en este asalto escandaloso mientras salía de una farmacia, por la Avenida Emancipación. Yo había comprado unos medicamentos para mi madre de 97 años. Para ser un medicamento que toma por obligación diariamente, el costo de 78 soles la tableta de veinte comprimidos resulta también bastante caro. En todas partes los grandes negocios nos está cercando. Mientras caminaba por la ancha vereda vi a una delgada anciana que, sobre una banquita, vendía galletas, saladas y dulces Decidí adquirir algunos paquetes, más por comprarle que porque se me antojara. Tras consultarle el precio, me explicó que ella compraba el paquetillo a un sol para venderlo a un sol veinte. Está bien, le dije, deme tres paquetes, dos salados, un dulce. Extraje mi monedero. Seguramente porque me demoré en contar el sencillo, moneda por moneda, pero lo que le escuché decir fue increíble: “Caballero, si no le alcanza, deme nomás lo que tiene. Seguramente pasará por aquí otra vez y me dará lo que le falta. A veces no se tiene pues”. Y lo dijo alguien que carecía de todo y ganaba veinte céntimos por producto, y seguramente debía esperar allí muchas horas para llevarse algo. La pobre mujer, flaca y muy pálida, me estaba diciendo que no es imprescindible que le pague todo pues, “a veces no se tiene”. Y qué pureza para confiar en su prójimo, “cuando pase otra vez por aquí, me dará lo que falta”. No, qué ocurrencia, me apuré en contestarle sorprendido, me alcanza lo suficiente. Y es más, por ser tan amable y comprensiva quiero que se quede con el vuelto por favor. Y le alcancé un billete menor, lo que pude. Solo que ella me lo agradeció mucho. Lo que rescato es esa tremenda pureza. Quizás indefensa y quizás fruto de la extrema carencia, pero no muerta todavía. ¡Atrás vulgares ladrones amasadores de fortuna, clínicas, bancos, colegios y universidades privadas! ¡Atrás gobiernos saqueadores, lobos del negocio, hipócritas, neofascistas, guerreristas globales: no maten esa humanidad!

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