Thomas Carlyle (Ecclefechan, Escocia, 4 de diciembre de 1795-Londres, 5 de febrero de 1881) fue un historiador, crítico social y ensayista británico.
De familia estrictamente calvinista, estudió teología en la Universidad de Edimburgo con el deseo de transformarse en pastor, pero perdió la fe en una crisis que expuso en parte en su posterior novela Sartor Resartus, y abandonó esos estudios en 1814, aunque siempre siguieron vivos en él los valores que le inculcaron. Se dedicó entonces a la enseñanza de las matemáticas durante casi cuatro años. Después viajó a Edimburgo y empezó a estudiar leyes y a escribir diversos artículos (1819-1821). Su carácter se agrió profundamente desde entonces al ser víctima de una úlcera estomacal que lo acompañaría todos los días de su vida. Además empezó a apasionarse por la lengua y la literatura alemanas, que llegó a conocer perfectamente. En particular le impresionó profundamente el idealismo alemán (Fichte); animado por sus descubrimientos empezó a divulgar la literatura alemana entre sus compatriotas traduciendo obras de Goethe, escribiendo una Vida de Schiller (1825) y publicando numerosos artículos sobre Alemania y su cultura.
Tras un viaje a París y Londres, volvió a Escocia y ayudó en la revista literaria liberal Edinburgh Review. En 1826 se casó con Jane Baillie Welsh, una escritora a la que había conocido en 1821. A partir de 1828 vivieron en Craigenputtock (Escocia), donde Carlyle compuso el poioumenon o metanovela Sartor Resartus, traducible como El sastre resastrado, publicada originalmente entre 1833 y 1834 por la Fraser's Magazine. Se trata, en general, de una sátira del utilitarismo y materialismo de los ingleses que recurre ampliamente a la ironía con un estilo retórico y académico de amplio párrafo. Para Carlyle son una falsedad las riquezas materiales porque conducen a una crisis personal de la que solo puede salvar un idealismo espiritual. Con esta obra, Carlyle se perfila además como un crítico social de mirada preocupada por las condiciones de vida de los trabajadores británicos, en la que deja ver su profundo desencanto por los estragos que ha causado la Revolución industrial. Durante sus días en Craigenputtock entabló una amistad de por vida con Ralph Waldo Emerson, el célebre ensayista estadounidense. En 1834 se trasladó a Londres, donde recibió el apodo "el Sabio de Chelsea" y formó parte de un círculo literario en el que figuraban los ensayistas Leigh Hunt y John Stuart Mill.
En Londres escribió una exitosa Historia de la Revolución francesa (1837), estudio histórico basado en la opresión de indigentes que inspiró a Charles Dickens su Historia de dos ciudades. Luego publicó conferencias entre las que destaca Los héroes (1841), donde sostiene que el avance de la civilización se debe a los hechos de individuos excepcionales y no de las masas. Este desdén por la democracia y su alabanza de la sociedad feudal se advierten en buena parte de sus escritos posteriores, especialmente en El cartismo (1839) y Pasado y presente (1843). Escribió una vez: "La democracia es la desesperación de no encontrar héroes que nos dirijan". Para entender a este autor, en una gran reflexión que Ernst Cassirerrealiza sobre el mito del héroe en su libro "El mito del Estado", nos recomienda poner atención en su devoción por Goethe y por Fichte para comprender su filosofía de la vida: "soy lo que hago". Esto eliminaría de sus interpretaciones las visiones románticas que nutrieron a los escritores filonazis, como Lemhan, que encontraba en sus textos una justificación para el caudillaje moderno. Precisamente el escritor Jorge Luis Borges en su obra Otras inquisiciones califica a Carlyle como "el primer nazi de la historia".
Su concepto de la historia queda reflejado en obras como Cartas y discursos de Oliver Cromwell (1845) e Historia de Federico II de Prusia, que consta de 10 volúmenes escritos entre 1858 y 1865. Produjo también una autobiografía titulada Recuerdos, que se publicó en 1881. Falleció en Londres el 5 de febrero de 1881. En obras de Ruskin y Dickens encontraremos gran influencia de este pensador.
El pensamiento y las obras de Carlyle renovaron la escritura anglosajona; suele señalarse entre sus méritos indudables el haber conseguido que sus compatriotas se interesasen al fin por la literatura y la filosofía alemanas, que habían denostado tanto, y perdieran parte de sus prejuicios sobre las mismas.
(fuente: Wikipedia)
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